Las reinas. Parte 5ª La reina de corazones
A Teresa le pierde ella misma. Su vida dedicada al placer, sonaba hueca a oídos de los que la quieren y de los que nunca aceptó un consejo. Ahora se encuentra sola. Hizo siempre lo que le vino en gana. Caprichos hechos realidad y sueños rotos, siempre se quejaba de lo mismo. Vendía su cuerpo y creía ocultarlo bien, pero realmente nadie lo quería ver. Había sido hermosa, insultantemente apetecible; de haberlo querido, bien niña hubiera podido alcanzar la estabilidad, pero… ¿dónde habrían quedado sus sueños? Insaciable, no daba tiempo a que los sentimientos se acostumbraran. Cambiaba más de amor que de traje; era sencillo para ella y aún hoy sigue siéndolo, aunque mermada la belleza, resentida en su salud, la obsesión y los excesos hayan desquebrajado su mente. Se ve hermosa, se siente como antaño, pero ha perdido la discreción. Da muestras descaradas de una descuidada exhibición de si misma, “Es que no puedo salir por ahí, todo el mundo me dice lo guapa que soy, y lo bien que me encuentran”, dice mientras intenta arreglarse un cabello desordenado, o disimular su hinchado vientre o las ojeras. Cree poseer la llave del placer, y es el placer el que ha alejado sus cerrojos de ella. Se ha movido por un mundo que muchos ni tan siquiera hubieran aceptado, ha luchado por si misma con la integridad del que es consciente de lo que hace, sin dejarse amedrentar por las dificultades, tragando orgullo y rabia para poder salir adelante. Y es ahora cuando, gracias a sus esfuerzos desmedidos y efímeros, ha conseguido sacar adelante algún que otro sueño que le acercaba los pies al suelo, que su mente ha dicho basta. Tiene miedo, se asusta de la ayuda externa, pero al tiempo la busca. No sabe lo que quiere, pero lo quiere todo… El amor de unos hijos que alejó de su vida, el cariño de amantes pasajeros y amigos bien amados, el respeto y la idolatría de los que le siguen sus pasos cansados. Mientras, se tambalea de un lado a otro dejando que los demás hablen a sus espaldas, imaginando que es para bien, por sus encantos, no queriendo escuchar las burlas, ni el sarcasmo. Demasiado tiempo refugiándose en enfermedades inexistentes, intentando de ese modo atraer la atención de los que la han querido y la quieren, pero por su propia obsesión sólo consigue apartarlos cada vez más. Otra entrada en el hospital, esta vez no se sabe bien el porqué -ataque de ansiedad o de pánico-, pero ahí, está esperando el consuelo que no llega, la compasión de los que la rodean, y que ella fantasea como pleitesía y adoración. Está derrotada y triste, su vida se apaga en sus desencuentros, pero no quiere darse cuenta.
Augusta, abre los ojos y le sonríe, reconoce sus formas pero sigue durmiendo, se consuela entrelazando sus manos a las de ella, y Teresa descansa.
Mañana amanecerá, y el nuevo día las rescatará a las cuatro. Continuaran sus vidas hasta alcanzar otro alto, convencidas están; y quizás, tal vez, el destino vuelva a barajar, y junte de nuevo a estas reinas de diferente palo.
Fin
CRSignes 2007
Compañeros de viaje. De Suprunaman
Estaba en una de esas clases de mates soporífera y caí en el profundo sueño de la “última fila”, soñé con un viaje excelente al centro de la Calabaza, iba subido en una escoba aerodinámica rematada por un alerón, los algoritmos y las matrices daban forma a una ciudad de fantasía, vi a un uno que iba solo como la una, los “doses” iban a pares comentando el partido de los números primos, encontré también un viejo centenario que me habló de una montaña, donde un fotógrafo que no tenía un pelo de tonto tocaba un instrumento con el cual hipnotizaba a aquel que subía a su castillo y lo torturaba con películas de Manolo Escobar.
Yo que era valiente, pues este era mi sueño, decidí subir a dicho palacio, como Ulises quería escuchar el canto de las sirenas, fui a una frutería que había en el mercado y compré dos plátanos que me metí en las orejas y empecé el camino que llevaba al castillo del fotógrafo loco, subiendo por la senda, me tropecé con un Gringo que quiso acompañarme, pues no creía que pudiera llegar solo, -El camino es peligroso, dijo.
Al cabo de un rato de caminar se nos acercó un pequeño tren, -Locomotoro me llamo y os llevaré arriba de la montaña, también vimos a la reina de las palabras, Monelle nos dio una receta mágica con las que podríamos abrir la puerta aun sin tener las llaves, seguimos para arriba, ya divisábamos la puerta, nuestro aventura era ya algo dable.
Al llegar al portal dijimos las palabras que Monelle no había dicho “Carabirubí, carabiruba” y la puerta se abrió sin más, Horus nos esperaba armado hasta los dientes con sus soldados romanos –por la gloria de Roma, dijo y empezamos una batalla de chistes, agotados por la risa, Horus decidió unirse a nosotros para ver a Mon.
Al vernos, el fotógrafo loco tocó el instrumento mágico hasta que nos hipnotizó y enchufó la peli “El padre Manolo”, como yo llevaba los platanos en las orejas, conseguí salvar a mis compañeros de viaje.
Aquarella diosa del país, nos pintó una preciosa luna llena y un cielo estrellado, entonces sacamos el “Frangelico” y Mon se unió a la fiesta.
Mis fuertes ronquidos ya duraban tres minutos y el “profe” con su varita matemática me expulsó a la sala del director.
Suprunaman 01/05/06
Las reinas. Parte 4ª La reina de diamante
Cuando despierta sigue cantando, levanta la mirada y las luces le ciegan su vista borrosa. No comprende que la sujeten, ni el porqué del pinchazo. Relaja su rostro desdibujado y duerme.
Horas atrás desenmarañaba la peluca antes de ajustársela. Un último retoque al maquillaje que enmascara sus imperfecciones, que le devuelven la confianza; crédula ante el espejo, engañada por que quiere, deja atrás los aseos y se sumerge en el recuerdo caminando bajo el escenario. Nadie se le acerca, y desespera. ¿Dónde se guarda la dignidad perdida? Recurre a trucos baratos para llamar la atención; asoma sus pechos esperando una respuesta, pero nadie mira.
— ¡Augusta, por favor!... Que espantas a la clientela.
—Mira Roberto chico, si no lo consigo así, prometo hoy retirarme pronto.
—Retírate ya, pero definitivamente. Seguro que con los años en escena, tu pensión cubre con creces tus necesidades.
— ¿Qué sabrás tú, cabrón? Además ¿tú quién eres aquí para echarme?
—Aprovecha y disfruta esto —le da una palmada en la nalga— será lo único de provecho que conseguirás esta noche, maricón.
Le levanta el dedo y continúa esperando. Cree ver un rostro conocido en la barra, pero apenas es un espejismo. Aún así se acerca y se insinúa sin resultado.
—Tú te lo pierdes.
Demasiados días sin poder echarse una copa encima; llega la decepción. Una vez se dijo que quién no supiera apreciarla que eso se perdía, pero hace tanto que ya ni lo recuerda. Los años no han perdonado una vida díscola, errabunda. Un saludo amable le haría recuperar la sonrisa.
Camino de casa vuelve sobre sus pasos al cruzarse con alguien conocido, esta vez sí, pero la ignora. Otra puñalada a su integridad. Al menos aún puede cantar, y canta. La increpan desde las ventanas, demasiado tarde para montar jaleo. Un policía la invita a comisaría si no se calla. Retorna un poco en sí, y se dirige a su refugio; la única coherencia se encuentra allí encerrada. En el baño orina nerviosa, apenas logra sacar una gota. Toma un frasco de pastillas y se dirige al sofá. Llora alargando el brazo, intentando alcanzar el triunfo que evidencia el cartel que pende de la pared, mientras traga con amargura. El portal de su casa se convierte en escenario. Desciende la escalinata como antaño mientras entona canciones olvidadas. La expectación es evidente. Ella acoge la visita como corresponde, se debe a su público, y mientras reverencia el agradecimiento, cae en redondo presa del medicamento que la liberará.
—Tenga señor guardia. Agustín Santiago, más conocido por “Augusta”. Aquí tiene su DNI.
La ambulancia se aleja.
— ¡Augusta! Despierta. Mírame, soy Teresa.
Teresa se sienta a su lado, la acaricia con ternura y también se duerme.
(Continua...) CRSignes
La falsa agencia de viajes De Naza
Cuando la conocí pensé, nunca me podrá tocar la lotería. La suerte difícilmente llama dos veces a la misma puerta. Coincidimos en el aula de estadística, en ese momento forcé la salida de clase para coincidir con ella en el angosto pasillo. Recuerdo que ella se giro, parecía buscar a alguien entre aquella maraña de cabezas, se encontró con mi media sonrisa; ni se inmutó, me esquivó, me ignoró y yo me enamoré más de lo que lo había estado nunca.
¿Cómo hacer para acercarme a ella? Los estudios no parecían importarle en demasía, sus notas la delataban. Era una de esas chicas a las que no le haría falta estudiar, contaba con lo indispensable para triunfar en esta vida; su belleza. La imaginaba en un futuro del brazo de un hombre que le permitiera mirar el mundo con desdén. Debía conseguir ser ese hombre. De momento esa opción no era dable para alguien como yo.
Mi aspecto vulgar tenía una ventaja; el poder estar cerca de todo sin levantar sospechas. Entonces supe de sus fiestas, supe de su amor por los coches deportivos de grandes alerones, y por todo lo que le hiciera sentir esa sensación; el pasar de cero a cien en tan sólo ocho segundos.
Cuando te planteas decisiones en la vida, debes asumir los riesgos que conlleva, y sopesar si el triunfo de lo que busca prevalece por encima de las, llamémosle, incomodidades.
La primera vez que le propuse viajar ella me miró sorprendida. Sólo aquel instrumento me podría acercar a ella. Judith, la chica de grandes ojos negros y piel sensible le pareció mi propuesta una idea excelente; siempre estaba a expensas de que los demás le ofrecieran su dosis de vida.
Me entregué a ella, me dejé sumergir en ese infierno cálido; no necesitaba nada más. La fantasía que rondaba en mi mente desde que la vi se hizo realidad en aquel sótano al que llamamos el algoritmo, un juego de palabras; un local cedido por la rectora de la universidad en su deseo de que sirviera de punto de encuentro entre estudiantes, y que se convirtió en un tugurio clandestino de disfrute de todo lo prohibido.
Desde entonces me convertí en su mecenas y ella en mi protegida, cuando todos me dieron la espalda los dos nos convertimos en esclavos de esa falsa agencia de viajes que se llama heroína.
Naza 01/05/06
Las reinas. Parte 3ª La reina de trébol.
Alza la voz, pero no se entiende nada y la cortina torna a su posición.
¿Quién diría ahora que es una mujer afortunada? Desearía poder dar cuenta de su vida plena, de sus logros. Las palabras están ahí, preparadas para salir, las conoce, pero no tiene control sobre ellas. Apenas unos balbuceos enrevesados. Se da cuenta de la situación, y llora. Las lágrimas caen por su rostro, pero no las siente… ¿también ha perdido el llanto? Al revuelo de su entrada en urgencias, después de que una de sus vecinas la encontrara tirada en la puerta de su casa, ha devenido una calma prolongada. Cree que se han olvidado de ella. Se evade de la falta de compañía, de la búsqueda de rostros conocidos, con los recuerdos. Retrocede buscando las causas.
Aquella mañana tenía muchas cosas que hacer. Su hija le había pedido pasar por el ayuntamiento para gestionarle unas cuestiones sobre recaudación, después tendría, con los papeles en mano, que llevárselos, no sin antes recoger a los nietos en la escuela, y prepararles la comida. Le hubiera dicho que no, pero temía que prescindieran de ella, tenía la imperiosa necesidad de sentirse útil, controlar sus vidas pues en el fondo creía que le pertenecían. Perdido el momento justo de su derrumbe, seguía esperando verlos aparecer en cualquier momento.
—Antonia, hola preciosa. Mira, este señor es el neurólogo, ha venido para ver cómo te encuentras, te va a hacer unas preguntas y unas pruebas. Intenta contestar lo mejor que puedas.
Se da cuenta de sus limitaciones. ¿Dónde está todo el mundo? Le duele más la ausencia que la derrota de su cuerpo. Intenta salir del desánimo.
— ¿Mamá? Al fin me dejaron entrar. Disculpa la tardanza. Hablamos con el médico. No te preocupes de nada, ya llegamos a ti.
Puede que sus sentidos la engañen, pero su corazón no falla. No le han arrebatado la fortuna.
Alguien está cantando, lo ve pasar jugando con las cortinas. Pero pronto calla.
(Continua…) CRSignes
Virulongo y Virusillo
Ya había languidecido la tarde y el sol aun vigente, con bostezos se despedía del día. Dentro de la casa de la familia Cornejo Conejo, el pequeño Nando también bostezaba y se rendía sin remedio a un extraño sopor que se apoderaba de su cuerpo.
-Parece tener fiebre. –dijo mamá coneja. –Habrá que llamar al galeno. ¡Pronto a por él! –Indicó a papá conejo que apresurado dejó la casa para ir en busca del médico.
Al poco rato llamaron a la puerta. Un extraño personaje esperaba en el umbral. Una rana enana color verde olivo, con batín blanco y lentes que se sostenía quien sabe como de su cabeza ya que no presentaba ni orejas, ni nariz.
-Soy el doctor Saltón Tom, he venido a reconocer al enfermo.
-Pase, doctor, al final del salón.
El galeno llegó de tres saltos hasta la cama donde yacía Nando el conejito, con la cara roja y los ojos llorosos, y de inmediato comenzó con su examinación.
Con sutileza, tocaba a Nando midiendo con un raro artilugio quien sabe cuántas cosas. Y se asombraba de pronto con los resultados, y sus ojos se abrían como platos.
-Tss, Tss. Esto no está nada bien. –Repetía después de un par de chasquidos con la lengua. –Creo saber que es lo que tiene el pequeño.
-¿Qué es lo que le pasa?- Dijeron al unísono mamá coneja y papá que recién llegaba.
-Los síntomas son inequívocos de que ha sido afectado por un par de virus. Los llaman Virulongo y Virusillo. Van por ahí infectando niños con sus malvadas mañas. Lo hacen para robarles su energía que después ellos comercian en lúgubres mercados negros de otras tierras.
¡Canallas! ¡Cobardes! -Gritaban los padres conejos. -¿Qué podemos hacer?- Dijo mamá con preocupación.
-Tengo el remedio aquí mismo. – Diciendo esto, sacó de su maleta varios frascos de cristal de colores vistosos. Le dio al conejito Nando una dosis de un líquido rojo, otra de un líquido azul, y una pastillita de sueños. - Mañana estará mejor.- Concluyó.
Siguieron al doctor Saltón Tom hasta la entrada, que antes de irse, les recomendó cerrar bien puertas y ventanas y no exponer a conejito. Los granujas virus todavía andan por ahí sin recibir su merecido.
Le pagaron con dos terroncitos de azúcar y se alejó dando saltitos.
Detrás de unos árboles torcidos, Virulongo y Virusillo, miraban perplejos como se les escapaba de las manos otro chiquillo.
Las reinas. Parte 2ª La reina de picas
De poder elegir, hubiera preferido ser reina de corazones, pero en su vida sólo había espacio para conquistar, mandar y exigir, con el consabido respaldo de su natural disciplina, obras conclusas, y miles de proyectos, siempre ajenos, que la llenaban de orgullo. Todo a vueltas con el trabajo. En su casa: la anarquía total. ¿Cómo si no hubiera podido aguantar un ritmo tan deshumanizado?
Pero ella no lo veía así, permanecía ciega a los sentimientos protegiéndose, según se vanagloriaba, del desengaño. Aplicada hasta la médula, en su compromiso laboral, el tiempo que realmente dedicaba para satisfacer los pocos placeres que ocultaba al mundo no era suficiente como para dejarla complacida. Estaba sola. No comprendía que la avariciosa forma de tratarse pudiera pasarle factura. Se sentía sola.
Pero no siempre fue así, apenas si recordaba el momento preciso del cambio. El día en el que se abandonó para dedicarse a aquello que la rescataría del tedio. Dos hijos y un esposo abnegado, que no pudieron negarle el capricho. En un principio la aceptación fue total; los ingresos vinieron a suplir la falta de cariño. Cuando quisieron darse cuenta del error se negó a escucharles, y la abandonaron. “Menudo alivio”, exclamó ella, no podía seguir perdiéndose en monsergas. Tan hondo había caído el aprecio que ya nadie lo podía encontrar.
Ese día, volvió a sentir un estremecimiento en su maltrecho corazón, pero lo intuyó apenas como un dejà-vú de su existencia. Al despertar se asustó. Sintió pánico. Agarró sus pertenencias: un bolso cargado de pastillas y la cartera, e intentó salir de allí; al sentirse atrapada quiso comprar la libertad. Tuvieron que hacerle comprender que era afortunada, no había sido más que un susto; que si se relajaba, pronto regresaría a casa. Observó a su alrededor con autosuficiencia, una fachada que ennegrecía su carácter. Con morbosa curiosidad cruzó la mirada al otro lado de la cortina, pero no logra atraer la complicidad de unos ojos perdidos en un espacio inexistente, en el abismo del olvido. Ojos que no saben ver como los de un bebé, pero con la amargura de años en sus pupilas abiertas.
No se queda el suficiente tiempo como para escuchar la pregunta que se pierde entre el murmullo dominante. Sigue sola su camino.
(Continua...)CRSignes
El día del Astro. De Suprunaman
Mil doscientos islotes de coral esparcidos por el Océano Índico, un entorno natural, playas interminables y un clima excelente; esto son las Islas Malvinas.
Durante la Gran Guerra, este paraíso de fantasía se convirtió en zona estratégica para los ingleses quienes modernizaron su base de Gan y el aeródromo militar de Huele terminada ya la Guerra.
Una revuelta dirigida a los cabecillas y a la aristocracia que apoyaban la soberanía inglesa, propició la muerte de muchos argentinos que allí vivían.
El 22 de junio de 1986 es un día que los argentinos no podrán olvidar, Argentina e Inglaterra se veía las caras en la final del mundial y aunque los jugadores dijeron que el partido no tenía nada que ver con la revancha de la perdida de las Maldivas, podía ser un buen instrumento para humillarlos.
Él sería el ejecutor, fuerte y astuto, como si de un semidios se tratara maquinó sobre el césped una perfecta obra de arte, “diez segundos, diez toques, un héroe con el número diez”, Enrique jugó en corto para Diego que estaba cubierto por dos, sus pies se balanceaban adelante y atrás como lo hace el viento con el alerón de un avión, eran unos movimientos precisos, como un algoritmo, al ver que Reed corría y no podía alcanzarlo, a Diego le entraron unas ganas muy grandes de correr, ya solo delante del portero su gesta se convertía en dable ante la mirada atónita del público, la paró con la derecha y el portero se lanzó vencido fue entonces que cambió el balón de pierna y chutó un zurdazo que casi rompe la red. Fue el gol de su vida, era de esos goles que uno desea marcar jugando con los amigos, en cambio él había conseguido marcarlo en un mundial y por ello le daba las gracias a Dios.
El segundo gol fue de pase a la cabeza, pero iba tan lanzado que no pudo evitar ponerse la mano detrás de la cabeza y meterlo con el puño, los ingleses protestaban enérgicamente, no era posible que le hubiera quitado de las manos el balón al guardameta, y Diego no pudo evitar alzar el puño hacia el cielo, ahora podía decir que el gol había sido con la mano de Dios, mientras Valdano le decía Ssssshhhh con el dedo en la boca.
¿Qué más agregar? Sólo las palabras del mismo Maradona: “Yo soy Diego”.
Suprunaman 28/04/06
Las reinas. Barajando.
Separadas por biombos, descansan en la sala de urgencias del mismo hospital. No hacía tanto que compartían mercado, calle, ciudad. Cruzando vidas, como quién atraviesa la calle mirando sólo para adelante, fueron tejiéndose el destino que las unió unos instantes.
Aún restriega sus ojos espantando legañas. Teresa alarga la noche siempre que puede, para atiborrarse de pastillas cuando el sueño se atrasa. Se desnuda frente al espejo, y contempla la hermosura que aún ve. Cuenta con su mente distorsionada, que le ayuda a configurar sus excelencias; y un séquito de chupones que la acompañan por un dinero, que ella malgasta en potingues. La reina de corazones, a veces grita auxilio.
De tanto preocuparse por los suyos, la reina de tréboles perdió su propia perspectiva, se abandonó por complacer los deseos de los que deambulaban por la casa. No hay nada que no pudiera conseguir. Ahora mira a su alrededor, busca, pero no ve a nadie; el nido vacío, la corte alejada, y sus sentimientos rotos pero satisfechos. Se reconforta, cada cual esta en lo suyo, y ella ya ha sido suficiente carga. Languidece en lágrimas recordando cariños de antaño, mientras una sonrisa intenta salir de su rostro paralizado.
¿Cómo llegó hasta allí? Ha deambulado exigiendo. Mira acá y allá, levanta la mano esperando tratos de favor, es la reina de picas. Cuando comprende que no hay nada que hacer, tira mano de VISA, pero alguien la arroja a su bolso y a ella la devuelve a la cama. Respira angustiada. En su vida, no hay tiempo que perder. La opresión en el pecho, es una señal de sus prioridades. Languidece con el corazón en un puño; puño que la golpeó para recuperar el ritmo que se desvanece.
Las enfermeras lavan su rostro impregnado de lentejuelas y colores brillantes. Introducen en una bolsa el traje plateado, la peluca, y los zapatos de tacón de aguja. La bata blanca la sienten húmeda y se la cambian. La fiebre da paso a las alucinaciones, que convierte las luces del techo, en los reflectores de un escenario. ¡Canta! No hay forma de que pare. Un tranquilizante por vena, y la reina de diamantes duerme arropada por sus sueños de éxitos y pleitesía. Revuelven su lecho, para recoger el vómito de su renuncia. Esta vez saldrá.
En ocasiones, las figuras se juntan como cartas de una baraja.
(Continua...) CRSignes
Revista Digital miNatura 93
Revista Digital miNatura 93. Dossier: Fantasmas y Lugares Encantados
Directores: Ricardo Acevedo E. y Carmen R. Signes Urrea
Portada: Swam Cementery por M. C. Carper (Argentina)
Diseño portada: CRSignes
Colaboración y Críticas: minaturacu@yahoo.es
Descargar los números atrasados en:
http://www.servercronos.net/bloglgc/index.php/minatura/
Para este dossier hemos contado con la colaboración de muy buenos y variados escritores y la inestimable aportación, para nuestra portada, de una ilustración de M.C.Carper, al que agradecemos nuevamente el favor. Un número cargado de misterios que esperamos sea de vuestro agrado.
Sumario:
4/ Carta de Plinio El Joven a su amigo Sura/ Plinio (Italia)
6/ Yo soy un fantasma/ Paco Segovia (España)
6/ Don Juan Tenorio/ José Zorrilla (España)
7/ Una eterna relación con lo intangible/ Mª Eugenia Pereyra (Colombia)
8/ Mostellaría/ Plauto (Italia)
9/ Transparente/ Roberto A. Aguilar (México)
10/ Cuentista o El descreído/ Luciano de Samósata (Siria)
10/ Sueño 48/ Pablo Martínez (Argentina)
11/ Melmoth: El Errabundo/ Charles Robert Maturin (Irlanda)
11/ Steven/ Mª L. Castejón (España)
12/ La historia de Landolfo de Ferrara/ Jan Potocki (Polonia)
13/ Salir a escena/ Juan M. Valitutti (Argentina)
13/ El Castillo de Otranto/ Orase Walpole (Inglaterra)
14/ No debo tener miedo/ Adriana A. de Zadra (Perú)
15/ El Monje/ Matthhew G. Lewis (Inglaterra)/
15/ El fantasma más viejo/ Daniel
Frini (Argentina)
15/ La pata de mono/ William W. Jacobs (Inglaterra)
17/ Los espíritus de los sueños/ Rubén Martín (España)
17/ El Beso/ Gustavo A. Bécquer (España)
18/ La Tecleos/ Juan Guinot (Argentina)
18/ El Doctor Saúl Ascher/ Heinrich Heine (Alemania)
19/ Habitación 287/ Rubén G. Ledesma (España)
20/ El ojo sin parpado/ Víctor Philarete Charles (Francia)
20/ La Villa/ Liliana M. Savoía (Argentina)
21/ La Ciudad de Arcilla/ Jacques Finne (Francia)
21/ Hotel “Las Cumbres”/ Mercedes Pajarón (España)
22/ Bosque Mitago/ Robert Holdstock (Inglaterra)
22/ Finitos/ Ibeth Arceo (México)
23/ Macbeth/ William Shakespeare ((Inglaterra.)
23/ Feliz para siempre/ Alberto Velásquez (Chile)
24/ El Fantasma de Canterville/ Oscar Wilde (Irlanda.)
25/ El último mar/ Carla Palacios (México)
25/ Escalofriante/ Thomas Bailey (EE.UU)
25/ Desnudo, desciendo/ Francisco Javier Pérez (España)
25/ Cordella/ Francisco Tario (México)
25/ De persecución y raíces/ María I. Rodríguez Ballestero (España)
26/ Despertar/ Nicio de Lumbini (?)
26/ Atención, viajero/ Olga A. de Linares (Argentina)
26/ Final para un cuento fantástico/ I. A. Ireland (Inglaterra)
26/ Aparecidos/ Álvaro Ruiz (Argentina)
27/ Un huevo/ anónimo japonés
27/ Cadena áurea/ Juan de Madre (España)
28/ Fantasma sensible/ Lieu Yi-King (China)
28/ Amor eterno/ José Carlos Canalda (España)
29/ ¿Seria fantasma?/ George Loring (Inglaterra)
29/ Amor en penumbra/ CRSignes (España)
30/ Pregunta/ James Joyce (Inglaterra)
30/ Amor eterno/ Guillermo E. Tibaldo (Argentina)
30/ En forma de canasta/ John Aubrey (Inglaterra)
30/ Aburrimiento mortal/ Déborah F. Muñoz (España)
30/ El negador de milagros/ anónimo chino
31/ Veintitresavo anuncio/ Rodrigo S. Verdugo (Chile)
32/ Kaidan Chibusa Enoki/ leyenda japonesa
33/ Artículo: Miedos muy domésticos/ Milo J. Krompotic (España)
38/ Artículo: Fantasmas/ Oscar Verchili (España)
43/ Glosario del Buen Cazafantasma
En breve publicaremos las bases del VII certamen de minicuento fantástico miNatura 2009, estar pendientes de las actualizaciones de este sitio.
Y para el próximo número:
TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN
Esperamos vuestras colaboraciones.
Pulsa aquí para descargar el número 93 de la revista en .pdf