Categoría: "CONTEMOS CUENTOS 4"

Malditos paparazzis. De Naza

A veces mi amor, las cosas no son lo que parece, por mucho que las pruebas así lo evidencien. Intentaré en esta carta explicar lo que ocurrió, tan lejos y distinto a lo que te mostraron. Sé que es la última oportunidad que tengo para llegar hasta ti, así que deseo me des la posibilidad de explicarme y que tu corazón me sepa comprender.

Como te dije en su momento la finalización del proyecto me llevaría trabajar hasta tarde en la oficina. Hay un trabajo de documentación que cumplir, y nadie mejor que Cristina, mi secretaria para que lo ejecutara.

La jornada avanzó hasta llegar la noche, le pregunté a mi secretaria si deseaba continuar o prefería seguir al día siguiente. Ella me dijo que haría lo que yo decidiera. Lo menos que pude hacer era invitarla a cenar.

En el restaurante del Mirador siempre tienen una mesa reservada para los compromisos, por eso decidí acudir a ese lugar.

El proyecto es de vital importancia para nosotros, una estrategia empresarial consiste en agasajar a la mujer del alcalde, su ayuda nos podría beneficiar. Le enseñaba a Cristina la pulsera de diamantes y quería ver como quedaba en la muñeca de una mujer. Esa foto no corresponde a una realidad, es mal intencionada y dañina, carente de veracidad. Mi candidez no me llevó a pensar que un fotógrafo mercenario, carente de alma presentara esa foto como un flirteo con mi secretaria.

De vuelta al despacho y en un momento determinado sentí un golpe seco; Cristina se había desmayado. No sabía donde acudir; ¡estábamos solos! Nunca hice cursos de primeros auxilios, así que la llevé hasta el sofá, del secreter saqué un abanico para ver si así recuperaba la conciencia. Como no dejaba de sudar le desabroché la blusa. Cristina seguía aletargada. Entonces pensé en el boca a boca que tanto éxito tiene en las películas. Lo que tampoco podía imaginar, era que el mismo fotógrafo, con su ballesta en la mano clavara sus flechas en forma de fotos en una imagen que para nada corresponde a la realidad. A mí mi amor que como sabes soy totalmente asexuado.

Eso fue lo que sucedió. Créeme por favor. Yo me pongo en tu lugar, pero esas fotos no se corresponden a la realidad, de verdad. Todo es un manipulación de la prensa.

Naza 09/04/06

La cruzada de los niños. De Naza

-¡Esto es una barbaridad!¿Nos hemos vuelto todos locos?¡Mira hija!

Desde el mirador de palacio, un padre contemplaba junto a su hija como una fila interminable de desarrapados avanzaban camino del poblado.

-¿Dónde van esos niños, padre?
-¿Ves a ese hombre que camina de un lado para otro y no deja de mover los brazos? Pues ese individuo cree que la pureza de esas almas cándidas le abrirá las puertas de Jerusalén. Está convencido que llegará a la ciudad santa y le pedirá a los sarracenos que le entreguen el Santo Sepulcro porque ha tenido una visión.
-¿Y qué les sucederá a esos niños?
-No les ocurrirá nada, alguien convencerá a ese iluminado de que su proyecto carece de lógica. Ojalá Urbano consiga hacerle cambiar de idea. Ahora lo importante es suministrar a esos infelices alimentos y abrirles las caballerizas para que pasen allí la noche. ¿Me ayudas Silvana?

La niña retiró de su secreter una medalla y acompañó a su padre.
Al atardecer el Conde Giaccomo Nacino y su hija Silvana, escoltados por soldados armados con ballestas se adentraron en los establos. Decenas de personas; niños y ancianos en su mayoría, ocupaban un suelo cubierto de paja sobre el que extendieron esteras de esparto. La miseria parecía ajena a ellos. Sus cánticos y loas a Dios resonaban en el recinto.

-Vigila a mi hija. -Un soldado acompañaba a la niña, que se mezcló con el resto de niños. Su ropa le delataba.

Silvana observaba con ojos extraños todo aquello que le rodeaba. Los otros niños detenían sus juegos y sus risas al paso de la niña. Todos la miraban pero sólo uno se atrevió a hablarle.

-Cuando lleguemos a la tierra de los sarracenos, no te separes de mí, yo te salvaré.
-¿Tú, pero si eres un niño. Con qué armas me defenderás de los infieles?
-Pedro el Ermitaño dice, que entraremos en Jerusalén gracias a nuestros cantos. Y que un ejercito de ángeles velará por nosotros.
-Entonces no me salvarás, lo harán los ángeles. -La niña sonreía.

Al niño no le quedó otro argumento que sacar la lengua en tono burlón.

-¿Cómo te llamas, soldado? -Preguntó Silvana.
-Luigi, contestó el niño.
-Toma Luigi, si alguna vez decides volver a estas tierras, muestra esta medalla, es un salvoconducto.

A la mañana siguiente, un ejercito de harapientos guiados por un hombre asexuado caminaban hacia un fatal destino.

Naza 09/04/06

La Inopia, día indeterminado, momento inadecuado. De Aleisterdeleden

Apreciados calabaceros:

Acabo de asomarme maravillado a este mirador virtual que tenemos en la Calabaza y me percato, no sin vergüenza, que he olvidado en el secreter de mi alcoba los apuntes que llevaba para poder redactar la carta, por lo que tendré que improvisar, cosa bastante habitual en mí (el despiste, no la improvisación). Está claro: nunca dejaré de ser un alma de cántaro.
Desde La Primera Palabra, repleta de profundidad y sentimiento he podido ver que los textos estarán Unidos Para Siempre aunque sean amorosamente tiernos y tristes. Al fin y al cabo así es la vida, como un cándido Cupido disparando su ballesta sin mirar dónde va a dar.
Podríamos estar hablando, mucho y bien, del Sexo de los Ángeles, con todo su sentimiento y gracia, como así lo hizo de manera épica La Duquesa de la Muerte, planteando la verdad que vivimos los guerreros (así es la guerra), sin premios que justifiquen los esfuerzos. Conocedores, como Enoch, de dónde está El Tesoro de la Ciudad Prohibida, repleto de vislumbres de una realidad prohibida que aparece de nuevo, con toda su poesía y color a través de las Metamorfosis que experimentamos (como vívida y real experiencia) buscando una Supervivencia imposible desde este Destino de Clon al que nos vemos indefectiblemente abocados todos cuantos…
¿De qué os estaba hablando?
Ya os lo decía yo, todos escribiendo unas cartas maravillosas… ¡Y yo en La Inopia!
Abrazos.

AleisterdelEdén 07/04/06

La herencia. De Monelle

Querida hermana:

Te escribo para contarte los pormenores que han rodeado el entierro de papá.
El viaje, se hizo pesado. Demasiada distancia para recorrer a solas.
Cuando llegué estaban esperándome. Quedé sorprendida ante la cándida bienvenida. En cuanto puedas haces el equipaje y te vienes para acá. ¡Sí, has leído bien!
Como habrás podido intuir no tengo intención de regresar a casa. No, no te asustes.
Debes saber que nuestra posición y responsabilidad, para con esta comunidad, es tan importante, que me veo en la obligación de rogarte que no retrases tu partida.
Patricia, no puedo entrar en detalles por escrito. Lo que he de contarte es de tal relevancia, que te lo tengo que decir en persona.
Tan sólo te comentaré que, como sospechábamos, las circunstancias que rodearon la vida y también la muerte de nuestro padre, están íntimamente relacionadas con nuestra enfermedad.
¿Te puedes creer que me emocioné en su entierro? Puedo afirmar que realmente la sangre tira.
Al concluir nos trasladamos hasta la casa. ¡Es enorme! Me dijeron que esa era nuestra herencia, que nadie más tenía derecho a disfrutarla, pero con una condición... ¡No podemos salir de allí!
Te va ha parecer terrible visto desde la perspectiva en la que te encuentras ahora, pero no lo es. Y en cuanto te ponga en antecedentes lo comprenderás. Papá lo dejó todo escrito. Cuando hallaron su cuerpo sin vida aparente, sentado frente al secreter con los brazos caídos y la cabeza ladeada, acababa de dejar escritas sus últimas voluntades. En ellas daba cuenta de nuestra existencia, y pedía que se nos avisara para tomar el relevo de sus responsabilidades. Me dijeron que hasta ese momento, todos lo habían visto como un ser asexuado, incapaz de procrear.
Había planeado su muerte. Al tirar de una cuerda, accionó una ballesta cargada con una estaca que al atravesarle el corazón le produjo la muerte inmediata.
Las vistas desde el mirador de su despacho a la luz de la luna son impresionantes.
Podemos consolarnos ante la seguridad de que su alma inmortal, descansa al fin del suplicio de esta muerte en vida.
Por cierto, no temas el viaje, se hace de noche, y además los vagones poseen unos amplios cortinajes que aíslan de la luz. Y recuerda no pasar delante de ningún espejo, no sea que te descubran.

Amanda

Monelle/CRSignes 060406

El sendero de la mano izquierda. De Aleisterdeleden

Lo extraordinario y lo ortodoxo se rodean y se dan mutuamente nacimiento.
Puesto que un círculo no tiene principio. ¿Quién es capaz de agotarlo?

SUN TZU

Desde el mirador natural que configuraba el recodo del camino apenas si tuvieron tiempo de entrever el pueblo abandonado antes de que la noche cayera sobre ellos. La dureza del camino fue incrementada por la suspensión de ballestas del viejo "JEEP", la falta de luz y referencias claras hicieron que Al, al poco de emprender la huída, reconociera en la primera encrucijada que se habían perdido. Hubiera resultado cándido por su parte el no hacerlo, pues ya en la ida, en pleno día, les había ocurrido. En ese mismo instante un búho se colocó en medio de uno de los dos senderos e instintivamente decidieron que ese era el camino a seguir. El animal continuó haciendo su labor de guía, volando frente el vehículo y deteniéndose en todos y cada uno de los posibles desvíos marcando un camino que nadie dudó, ni por un instante, que fuera el correcto. Hasta que Al, contemplando los restos de un caserío abandonado, afirmó:
- Ya sé dónde estamos. Si seguimos a la izquierda llegaremos pronto a la carretera.
Fue entonces cuando el animal voló sobre ellos describiendo un círculo, como despidiéndose, se unió a su pareja y desapareció en la noche.
No tardaron en abandonar la senda forestal para llegar a una carretera asfaltada y señalizada. Ya más tranquilos, ignorando que las consecuencias de aquella senda iban a ser fatales para uno de ellos, se dispusieron a escuchar la grabación causante de su precipitada marcha. En ella se había registrado una única parafonía que, al sonar, hizo estremecerse a los cuatro.
- ¡Fuera!- gritaba una voz metálica, profunda y asexuada, proviniete de Dios sabe dónde.
Ya en su casa, mientras guardaba la cinta en su secreter, Al se dispuso a tener una charla con Alter; al fin y al cabo compartían un mismo cuerpo y una porción de su alma.

Aleisterdeleden 05/04/06

Carta a una amiga. De Belfas

Mi querida amiga.

Hoy voy a intentar con un sencillo idioma que es tan dulce como mezquino, tan interesante como prohibido, que a veces ni siquiera puede expresar lo que ven mis ojos. Puede la poesía descubrir que dos almas se amen y comprendan.
Recuerdas cuando estábamos en aquel mirador contemplando la hermosura del paisaje y te dije aun sabiendo que no le darías importancia que, cuando un poeta te embriague con sus versos, debes cerrarle la puerta a tu aturdido corazón, pero que cuando utilice un lenguaje coloquial, tembloroso, cándido, sugestivo, misterioso... creas.
Pues ya no sé si realmente es así, hoy mi espíritu no vislumbra el misterio que envuelve al poeta, te expresaré que le noto distinto y que tiene una forma asexuada de creer.
Ahora mismo desde la distancia que nos separa y el corazón afligido me pregunto. ¿Qué es el amor? No es el amor un sentimiento por el que todo se mueve, un eje misterioso que acciona todos los mecanismos humanos para se amen y entiendan. Si así fuere,¿ no es la poesía un elemento mas que nutre y acompaña a esa pasión tan noble? La poesía, flechas de suspiros y anhelos lanzados por ballestas al viento a la búsqueda del ser amado. La poesía, palabras conjugadas que parten de un recóndito lugar inexpugnable hacia la aventura y donde la sensibilidad tiene su estancia. Amor y poesía, un binomio perfecto para realzar la belleza de las pasiones ilustres.
Desde el aledaño de mi alma me confieso con la esperanza que guardes este escrito en tu secreter, para que lo releas en los momentos que te envuelva la nostalgia de mi ausencia de poeta.

Belfas 04/04/06

La palabra escrita permanece. De Aquarella

3 de abril de 1662
Greenleaf Hall
Dorsetshire

Estimado Señor,

No nos conocemos, la gravedad de las circunstancias me empuja a dejar a un lado las normas de cortesía. Confío en que sabrá perdonar la impertinencia de una dama escribiendo a un desconocido. El amor por los libros, sentimiento que creo compartimos y verdadero alimento del alma, justifican mi proceder. Si esta carta llega finalmente a sus manos será porque Dios y el destino así lo han querido.

Mentes ignorantes y supersticiosas han ordenado la quema de todos los libros considerados sacrílegos ¡Cómo si el saber pudiera calificarse así! Mi deber de hija me obliga a salvar el legado de mi padre, una magnífica biblioteca que contiene valiosos ejemplares, auténticas joyas que no deben caer en poder de esos bárbaros. Este triste asunto es de naturaleza acuciante, me veo obligada a abandonar mis propiedades que han sido embargadas, pero antes de partir he conseguido esconder la mayoría de los libros en una parte del sótano a la que sólo se tiene acceso a través de una puerta camuflada. Del uso que haga usted de esta información depende que esa sabiduría no caiga en malas manos.

En el ala norte hay una habitación pintada de azul y en una de sus paredes un enorme tapiz. En él, un cazador porta una gran ballesta que dispara tres flechas a la vez; éste es el ex libris de mi padre, está grabado en todos los ejemplares de su propiedad sobre la frase “La palabra escrita permanece”. Junto al mirador, disimulado bajo unas viejas sábanas, encontrará un secreter y en el quinto cajón de la derecha está la llave que le dará acceso a su colección. La puerta está oculta detrás del tapiz. Una angosta escalera y un largo pasillo le llevarán directamente al refugio donde he tenido que amontonarlos.

Espero sepa comprender la importancia de mi petición, no se deje llevar por la desconfianza que pueda provocarle una mujer. Sí así lo prefiere, le ruego considere esta carta como un mensaje asexuado, sin tener en cuenta el remitente. No se trata de un capricho femenino, ni debe juzgar mi actitud como demasiado cándida. ¡Lo único importante es salvar los libros! La suerte está echada, no me queda más que confiar en su buena fe y dejarle en la seguridad de que mi gratitud me convertirá en su más fiel servidora.

Alethea Cromwell

Aquarella 03/04/06

Carta de una madre a otra. De Locomotoro

Sra. Carmen:
Soy Pilar, la madre del soldado Manuel, que como su hijo y otros tantos como él, fue destinado a Kósobo y fue amigo íntimo de su hijo. Lamento mucho la pérdida de este. Mi hijo se recupera lentamente de las heridas de metralla que quedaron en su pecho, y hace pocos días salió del coma del que parecía no querer salir.
Abrió los ojos, y mirando hacia ambos lados, preguntó nervioso por Antonio; su hijo. Enloqueció al ver que este no estaba, y sus lágrimas empañaron su rostro, lleno de dolor.
Fue entonces cuando comprendí la historia que me había contado aquél oficial vestido de blanco, sobre otro soldado a quién no conocía, y fue en ese momento cuando decidí escribirle esta carta. Tuve un momento para pensar en todo lo que estaba pasando y una flecha atravesó mi alma en un segundo y me sentí muerta, acosada por todas las respuestas estériles del mundo que apuntaban como ballestas hacia mi sencillo y humilde porqué.
Ahora, sentada junto a mi hijo, trato de encontrar la manera de hacer que vuelva del todo a la vida, ya que la ilusión por esta, se fue con el suyo. Sobetea distraídamente las cartas que asoman por el borde del secreter, mientras contempla distraído unos niños jugando en el parque que se ve a través de las ventanas del mirador. Sus figuras asexuadas por la lejanía, proyectan colores pastel sobre los ojos de Manuel que no parpadea, y de vez en cuando, plantea también al infinito su propio porqué, esperando encontrar de nuevo a Antonio, lejos de esa guerra, en otro lugar.
A veces, entre la bruma de mis sueños, los veo jugando como esos niños en el parque, ajenos a las miradas de odio, ajenos al mundo, con el semblante inocente, cándido y distraido que tiene todo aquél que se sabe querido.
Sepa que tiene aquí una amiga que nunca la olvidará.

Pilar

Locomotoro 03/04/06

Querida María Amparo. De Mon

Querida María Amparo:

No puedo esperar más, me hallo ante el portal de tu morada, cándida luz que me cobija. Agazapado sobre el poyo mantengo firme mi pluma que intenta apagar con tinta las trabas de la distancia. Hace un año que partiste cruzando mi alma con una amarga flecha de ballesta, todavía recuerdo tus lágrimas desde el mirador, lágrimas que guardé en mi liviano secreter. Pude contener la emoción que hoy me ahoga, reprimir mi cuerpo asexuado que reposa en el olvido, encerrar esa sonrisa que me hizo amarte.
Se que algún día volverás y aunque pasen 100 años te estaré esperando, paciente, fiel, enamorado, paseando cada tarde por tu calle, buscando aromas perdidos en el viento de tu perfume favorito.
Solo, ante la única mirada del frío espejo repaso cada noche tus últimos versos, tiemblo aun de emoción cuando leo tus poemas, aquellas palabras tan tiernas que conquistaron mi corazón. ¿Dónde estarás ahora? ¿Bajo que cielo cerraras tus ojos al anochecer? Y sin mi, y sin ti, sin nuestro árbol que guardaba nuestros encuentros, sin los pájaros que atestiguaban nuestro amor.
Sellaré esta carta con la ilusión de verte pronto a mi lado, que te hayas recuperado de tu enfermedad, mientras, permaneceré aquí sentado viendo pasar el tiempo en el portal de tu morada.

Rowan con amor.

Mon 04/04/2006

Desde la trinchera. De Locomotoro

Amada mía:

Te escribo desde la última línea de fuego donde me han enviado. Frente a mi encuentro infinidad de cosas que harían desear a cualquiera estar muerto, o simplemente no estar.
Es algo extraño esto de la guerra. Miro frente a mi los hombres con los que acabo y en ocasiones encuentro mi cara reflejada en sus ojos. Entonces miro de frente mis recuerdos que en parte también son los suyos, y pienso en sus familias, en sus madres, en alguien de quién pudieran estar enamorados... y de pronto te veo a ti, y lloro, y deseo no estar vivo, no me encuentro y aún no sé que hago ni porqué estoy aquí.
Solamente tu recuerdo hace que siga vivo, que halle esperanza entre el barro y la sangre que cubren mi cuerpo. El alma se recupera de esta forma, se fortalece y es en esos momentos entre los silencios de los proyectiles donde te recuerdo y me siento vivo.
Amor mío has de saber, que aunque a veces flaquean mis fuerzas, llevo todo mi ser en este pedazo de papel que guardarás junto con miles de recuerdos compartidos en el rincón más seguro del secreter.
Dentro de pocas horas darán el toque de a degüello, y tendremos que salir avanzando hacia el enemigo, que nos espera con alma cándida, seguros, desde el otro lado de la trinchera.
Los sonidos asexuados de los fusiles no callarán tu recuerdo, y presto como una la flecha de una ballesta, volveré a besar tus labios en el rincón claro del mirador donde una vez me enamoré. Una vez más, volveré.

Tuyo que te ama:

Andreíto

Locomotoro 03/04/06

Destino de clon. De Suprunaman

… el principio ético que debe regir frente a la biotecnología es la protección de la dignidad y la singularidad de la vida humana.

Hace 3 años estas palabras fueron profesadas por el doctor Dexter antes del suceso fatal, la ballesta del coche en el que viajaba el pequeño Dexter se rompió lo que provocó un aparatoso accidente, Junior era un cándido niño de nueve años que se debatía entre la vida y la muerte, la única solución era un transplante tan complicado que la única forma de realizarlo era ayudándose de un clon, un niño con idénticas condiciones sanguíneas y físicas con las cuales poder recomponer el maltrecho cuerpo.

De camino al mirador, donde estaba ubicado el laboratorio de Dexter, este reflexionaba sobre el triste destino de aquellos embriones que cultivaba violando el código ético que años antes había defendido tan fervientemente.

La visión era espeluznante, un embrión asexuado manipulado genéticamente, probablemente ni tuviera alma todavía, lo mismo daba, pues su existencia en este mundo no iba a ser más que la medicina que salvaría la vida de Junior, aquel engendro nunca tendría la oportunidad de ser un adulto, ni siquiera de ser un niño. Su código genético reposaría para siempre en un DVD en un cajón del secreter cerrado con llave, por si acaso lo volvía a necesitar.

Suprunaman 02/04/06

Supervivencia. De Monelle

Agazapada junto a la entrada, le vio doblar la esquina de su casa. Pasaba de la media noche y la lluvia mojaba a intervalos su cuerpo. Confiaba en su buena voluntad.
Sintió cómo sus manos cálidas la ayudaban a alzarse y cómo le enjugaban el rostro.
Con un tono cándido y dulce, la invitó a entrar.
Debía seguir con la pantomima, simular su indefensión para conseguir lo que buscaba.
La calidez de la manta con la que abrigó su cuerpo contrastaba con su piel habitualmente fría. Se recogió en un sillón mientras él le hablaba, la interrogaba.
Sin contestar, ella le miraba de soslayo con la tristeza permanente en su rostro para conseguir el ansiado acercamiento.
La inocencia de sus actos contrastaba con una idea preconcebida sobre él. Se lo había imaginado como a la mayoría de los hombres: lascivo, aprovechado e incluso cruel. Pero no era así.
Sintió por vez primera la compasión. Le hubiera gustado equivocarse, pero ahora ya no podía retroceder. Debía concluir su trabajo.
Se levantó del asiento en dirección al secreter situado cerca de la puerta. Lo abrió con toda confianza y después de realizar unos dibujos extraños sobre un papel, comenzó a escribir junto a ellos en un idioma desconocido, que impregnaban sus actos de un mayor misterio.

¿Quién eres? Y ¿qué buscas de mí? —Todos aquellos enigmas hacían que le titubeara la voz. Una lágrima recorrió su rostro desencajado.

Las palabras escritas se convirtieron en una invocación por la que logró la aparición brumosa de una pequeña ballesta que de inmediato asió entre sus manos.
Ahora era él quien se acurrucaba.
Se despojó de su abrigo dejando al descubierto un cuerpo tan gélido como etéreo. La temperatura bajaba con cada uno de sus pasos.
Sintió cómo sus manos frías lo elevaban y cómo el congelado tacto le rozaba el rostro.
La voz susurrante sonó asexuada. Ambigua.

- No es mi intención hacerte daño, pero no puedo detenerme. Discúlpame.

Lo atrapó fuertemente del brazo.
El miedo arrebató su vida.
Con certera destreza logró atrapar el alma huidiza con un único disparo.

Desde el mirador parecía que la calle se hallaba tranquila, la lluvia había cesado ya, y la luna asomaba por entre las nubes que cortaban a su paso la visión de un cielo centelleante y claro, acompañando el momento en el que devoraba a su presa.

Monelle/CRSignes 30/03/06

Metamorfosis de una amiga. De Belfas

Pasó la melancólica tarde otoñal, y dio paso a una noche estrella, donde cientos de estrellas y luceros competían por radiar su luz inagotable. Un viento frió del mar, intermitente y cortante como dagas afiladas, trazaba líneas invisibles sobre el rostro de la menuda y cándida Xaloc. Desde su mirador, de pie frente a la orilla del Mar, lo que consideraba su alcázar inexpugnable, impregnada con un olor a temor y ansiedad, contemplaba con entusiasmo, pequeños barcos de pescadores, buques de guerra provistos de pequeñas ballestas en busca de batallas inciertas, faroles intentando herir a la oscuridad de la noche, llenaban el insólito paisaje.
Pasaron horas y... de pronto se rompió el hechizo de la noche, el espíritu cambio de nombre y el alma de Xaloc pasó fugaz a transformarse en la sirena Crysstal hada del viento y sirena del mar, como si Cupido en un alarde de fantasía y destreza hubiese clavado en el corazón asexuado la flecha de la transformación.
El horizonte se tornó rojo, miles de rayos dorados hicieron su aparición, salidas del secreter del sol flechas doradas de fuego que venían a ganar la gran batalla al mundo, iluminándolo de colorido. Absorta Crysstal su frágil rostro iluminado, el mar agitaba sus alas blancas, levantó las manos para recibir al día, sus manos se tornaron blancas cuando un haz de esperanza se adueño de ellas, en ese momento se dio cuenta que su vida había cambiado. Amanecía...

Belfas 29/03/06

El tesoro de la ciudad prohibida. De Suprunaman

Justo en el centro del cielo hay una Constelación de color púrpura que nunca se mueve, allí es donde habita el Emperador Celestial.
En la Tierra, inaccesible a sus súbditos, se encuentra el hogar del hijo del cielo, en su ciudad, “La Ciudad Prohibida”, guarda grandes riquezas y preciosos tesoros.
Vigilada está la entrada por dos colosos asexuados, nacidos de la roca viva de un volcán, no tienen alma pues el fuego les quemó las entrañas, su sino es custodiar el erario, el equilibrio del mundo depende de ello.
Cuando llegues al mirador, corre cuanto puedas pues la candida imagen es engañosa, de las verdes espesuras de los valles y de los violáceos cielos mil arqueros con sus ballestas dispararán una lluvia de flechas, sus puntas son de diamante y esto es lo más cerca que podrás estar del preciado tesoro.
A lo lejos está el luminoso palacio cuyas paredes retienen los elementos, una sala atesora el brío de los mares, otra el intenso sol, una tercera censura los vientos, otra administra la paz y el amor.
Eddy abrió el cajón del secreter y sacó una moneda tan dorada como un rayo de luz, indudablemente pertenecía al tesoro del emperador Kao-Tsung, alguien había conseguido salir vivo de la Ciudad Prohibida llevándose el oro y dejando a su libre albedrío la naturaleza desenfrenada, nuestro mundo se tambaleaba, la capa de ozono se desintegraba, los casquetes polares se derretían y el desierto infernal avanzaba con paso firme, este era el principio del fin.

Suprunaman 29/03/06

La Duquesa de la Muerte. De Mon

En realidad no dejo de pensar en ella, los hierros aprietan mis carnes cansadas, las vetas de mis músculos exhuman ácido láctico, me siento asexuado, sin libido, machacado por la última batalla.
Éramos cuatro vigías de la guardia real, los hombres mejor preparados, doctos en el arte de la guerra y cultos caballeros de noble ascendencia. Mi padre fue comandante del primer regimiento de curaissiers de Avignon, un hombre muy respetado, hoy ya sin alma, esparcida ésta por los jardines de Montpellier.
Hoy retorno a mi oscura habitación alumbrada tan solo por la tenue luz de una vela. Las paredes conservan el tacto y el granate de la tela florentina, iluminada por primera vez desde que marché. Mi viejo secreter se muestra ante mi ansioso, desesperado. Cierro los ojos y me adelanto al aroma que percibiré cuando abra la consola, sus cajoncitos de marquetería, las plumas dormidas en el tiempo.
“Querida duquesa, han pasado 6 años desde que usted pronunció desde su mirador en el palacio de Blassem las claves que me otorgaron los máximos privilegios en la misión. Solo le escribo para agradecer el soporte que recibí desde Paris y ofrecerle la honra de mis honorables caballeros que lucharon hasta morir.
Sin otro menester, quedo a sus pies y reverencio su persona excelentísima”

En mi quedarán clavados como flechas disparadas por ballestas los recuerdos de una causa, el dolor de la ausencia, el suplicio de la muerte horrible y cándida en sus estertores. El horror y el bramar de una batalla que nunca debió existir…

Vuelven los soldados exhaustos, con las cabezas bajas, los mosquetones y las picas sobre el hombro, aun con la victoria final.

Mon 28/03/06

El sexo de los ángeles. De Aquarella

En el mirador, abstraída, la vista se explaya en un horizonte que apenas percibo, mis ojos siguen atrapados en el vacío. Buceo en la memoria buscando una explicación. ¿Cómo pudo ocurrir? Empezó por casualidad, si es que la casualidad existe; tal vez se tratara de una broma del destino. Una página de poesía, una forma de escribir especial que me atrajo desde el principio, y el inicio de una amistad literaria que, poco a poco, se fue convirtiendo en algo más.

Era fascinante sentir un alma gemela, un corazón sensible tan cándido como el mío; la complicidad surgió de forma espontánea. Los comentarios poéticos dieron paso a las confidencias, una confianza difícil de explicar fue instalándose entre dos personas que, por unanimidad, acordaron que la suya sería una relación “epistolar”. Nada de teléfonos, nada de fotos, nada de citas, nada que no fuera palabras en la pantalla. Pero esas letras negras sobre blanco fueron cobrando vida, las emociones las empapaban. Adquirieron cualidad de tacto y el aspecto literario fue quedando en un segundo plano. La unanimidad del pacto empezó a resquebrajarse.

Un viaje de trabajo a mi ciudad fue la excusa perfecta, la curiosidad pudo más que la prudencia y me deje convencer para que nos conociéramos. Sentada en la cafetería esperaba impaciente su llegada. La única seña de identidad era un libro que habíamos acordado llevar ambos “El Misterio de las Coincidencias”, desde la ventana estudiaba a cualquier hombre que llevara un libro. Distraída como estaba me sobresaltó una voz femenina - ¿Amelia? – Miraba a la mujer que me hablaba intentado recordar de qué la conocía, no me sonaba su cara… hasta que mis ojos se detuvieron en el libro que, con la portada bien a la vista, llevaba en la mano.

No daba crédito a lo que estaba pasando, estaba confusa… aún lo sigo estando. La flecha de una ballesta lanzada al corazón no me hubiera hecho tanto daño. ¿Una mujer? ¡Me había enamorado de una mujer! Ni se me había ocurrido pensarlo, la magia que nos unía se evaporaba… me sentí engañada. De la larga conversación que mantuvimos sólo recuerdo una frase “No seas tan cuadriculada, el amor es asexuado” eso… y sus lágrimas.

El sonido del teléfono me devuelve a la realidad, es mi marido. Antes de salir cierro el secreter, como si se pudiera guardar bajo llave la confusión, junto a poemas, cartas y sentimientos.

Aquarella 28/03/06

Musa. De Locomotoro

Tras unos minutos, levantó el lápiz del papel y descubrió el miedo de saber que ahí no había aún nada. Tembloroso ante la escasez de ideas, abrió uno de los cajones del secreter y sacó una caja de madera en la que guardaba su vieja pipa junto a una petaca de cuero que contenía el tabaco.
Fue después al mueble bar y volvió con una botella de cognac de doce años. Con todos estos artilugios abrió la pesada cortina del mirador, se acomodó en una de las butacas de la pequeña estancia y limpió lenta, tranquilamente el alquitrán reseco de la pipa. Entonces, mirando hacia el exterior, encendió la pipa y una bocanada de humo bañó el espacio alrededor suyo.
El alma cándida, asexuada del aroma de este hizo que su espíritu se apaciguara. Encontró lentamente en el espacio todos y cada uno de los elementos que componían la obra. Ahora solo le quedaba representarla. Disfrutó por unos instantes de la mezcla de aromas, del sabor del licor en la boca, mientras ella, aunque aparentemente ausente, llenaba su cabeza de besos y acariciaba sus latidos.
Se levantó de su lado y le llevó de la mano hacia la mesa de estudio donde hizo que tomara de nuevo el lápiz. No lo abandonó, se quedó ahí con él para contemplar como todas las ideas se disparaban sobre el papel al ritmo frenético de una ballesta.
Cada trazo quedó en su sitio, cada idea, cada sueño que encontró su lugar. Entonces miró a su lado y absorto, vio que allí no había nadie, aunque ella.... jamás lo había abandonado.

Locomotoro 28/03/06

Unidos para siempre. De Extasiada

Un año más, la tarta en la nevera, la cena preparada y una inmensa soledad que inunda todos los poros de mi cuerpo.
Rebusco en el fondo de mi alma un recuerdo que dibuje en mi rostro un atisbo de felicidad, pero una vez más, los recuerdos se cierran ante mí como una dolorosa ballesta, y como cada año empiezan a aflorar los sentimientos vertiendo hasta la ultima gota que ya creí exudada el año anterior, pero que año tras año se renuevan con mayor intensidad.
¿Dónde está aquel cándido pensamiento que un día escribí con toda la ilusión de la que una persona es capaz? Miro en mi secreter, busco en los cajoncitos más pequeños, y entre los papeles olvidados de años atrás.

Lo encontré, en el reverso de la postal del mirador donde nos conocimos, allí, un corazón pleno de alegría escribió unas palabras que nunca olvidaría y que apenas recuerdo con exactitud, no sé si darle la vuelta, lentamente voy volteando la tarjeta deseosa y temerosa de no poder soportar el recuerdo de lo sentido y olvidado, en cada esquina dos corazones se entrelazan encerrando en el centro un mensaje.
Mis ojos recorren las letras emborronadas por las lágrimas que no cesan.

UNIDOS PARA SIEMPRE, HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE

Apenas dos años transcurrió hasta nuestra separación, desde entonces sigo celebrando ese día, no como el último de nuestras vidas, sino como el primero de nuestro compromiso, ¿creías que me iba a olvidar de ti? Eso sería imposible, un frío mármol no es suficiente para congelar nuestro amor, solo espero que llegue pronto el día en que me llegue la hora de estar a tu lado y poder así con un abrazo de nuestras almas, poder vivir eternamente juntos hasta que la vida nos vuelva a dar unos cuerpos con los que podernos amar.

Extasiada 27/03/06

La primera palabra. De Locomotoro

Y entonces.... como casi olvidado, surgió de la nada. Antes de iniciar un paso, miró de reojo al infinito y este le dedicó un guiño desde todas las entrañas del destiempo, para tatuar la primera letra en su alma. Agachó la cabeza y se detuvo un instante para pensar, cavilar esa primera frase y atreverse a mirar a los ojos a sus semejantes.
Amortiguó sus sentidos en una ballesta de absurdas ideas y entonces, cándido, tranquilo levantó suavemente la tapa del secreter.
Sintió en sus dedos la caricia del polvo que posaba desde hacía tiempo sobre el taco de papeles escritos, sus ojos se deslizaron hacia la primera hoja y descubrió con cierta sorpresa que las palabras, ya estaban escritas.
Con cierto desconcierto, dirigió sus pasos lentamente hacia la cristalera del mirador, donde los rayos de luz daban color y vida a cualquier naturaleza.
Entonces, armándose de coraje, interpuso la primera hoja entre él y sus semejantes. Afinó la vista con desprecio, de una manera indefinida, asexuada, hacia una letra grande, mayúscula. Carraspeó por un segundo y comenzó a leer en voz alta -Érase una vez...-. Y en aquella obscura sala, donde vivía mucha gente sola, todos se detuvieron para hacer algo juntos (escuchar). Y... que yo recuerde; fué aquella... la mejor vez de todas.

Locomotoro. 27/03/06

Palabras para el "Contemos cuentos 4"

ALMA

ASEXUADO-A

BALLESTA

CÁNDIDO

MIRADOR-RA

SECRETER

Comenzábamos el cuarto a finales de marzo de 2006, y puesto que las dos semanas de duración de cada uno de los juegos daba para más, al finalizar la primera semana, se propuso añadir a las normas ya conocidas y las palabras, un elemento cambiante que en esta primera ocasión consistió en realizar los textos a modo de carta. En total se realizaron 21 relatos con la magia de las anteriores ocasiones y la firma de los ya aparecidos hasta ahora, y alguna nueva incorporación.