Categoría: "CONTEMOS CUENTOS 1"
El principio del fin. De Aleisterdeleden
Por monelle elNov 3, 2008 | EnAleisterdeleden, CONTEMOS CUENTOS 1 | Enviar opinión »
El sol entraba tímidamente por el ventanuco, la noche había concluido. El verano finalizaba y el paisaje mostraba los estragos que el astro rey, inmisericorde, había realizado sobre la vegetación del valle. Apartó las retortas en las que trabajó toda la noche en su labor alquímica, disociando los componentes de aquella extraña materia: debía separar los elementos adheridos durante la lucha a esa sustancia sobrenatural. Se trataba de un extraño metal el de aquella punta de daga, realmente lo había demostrado durante la lucha: tan pronto era más fuerte que el acero, como parecía tomar la elasticidad propia del caucho y todo ello a voluntad de quien la manejaba. Le atacó por sorpresa cuando se disponía a enterrar sus artes y su personalidad mágicas, entre ellas su "Malleus", su vieja espada con la que tuvo que repeler el ataque.
Tras tomar fotografías del fragmento realizó un croquis del tamaño y forma del objeto sobre papel verjurado, anotando, de paso, las observaciones sobre el vaciado en escayola de la impronta que quedó en el suelo del bosque cuando, perdida momentáneamente de la mano de su propietario, el arma se partió bajo el golpe, cansado ya, de Malleus. En ese instante desapareció todo, incluido su portador, excepto ese pequeño fragmento. Parecía oro, pero comprobó que su peso molecular no correspondía, resultando mucho mayor que éste. Con la piedra de toque pudo determinar una pureza superior a la del preciado metal y algo más le inquietaba: el extraño brillo añil que producía cuando se aproximaba a cualquier tipo de objeto religioso, gracias a ello había detectado a tiempo a su atacante. Se puso a estudiar los símbolos que quedaron grabados en la tierra, de los que había extraído muestras tratando de determinar la idiosincrasia de los que le habían atacado, pues, estaba seguro que había un grupo organizado detrás de todo aquello. Sabía también que lo de la simbología era más cosa de Diego: Había llegado el momento de reunir de nuevo a las Brigadas Paranormales.
Aleisterdeleden 26/02/2006
Recuerdos de una infancia. De Extasiada
Por monelle elOct 30, 2008 | EnExtasiada, CONTEMOS CUENTOS 1 | Enviar opinión »
—Mamá, ¿qué haces?
—Lavar la ropa, vete a jugar.
— ¿Y por que la frotas tanto? Se va a romper.
—Si no la froto, no se van las manchas.
—Ahhhh, pero ¿por qué las metes tanto en agua? El agua clara no quita las manchas.
—Claro que no, el agua es para quitar el jabón de la ropa.
—Ahhhh ¿y eso azul que tienes en ese barreño? Como no tengas cuidado te va a manchar la ropa.
Mi madre suelta una desganada carcajada, se seca las manos en su empapado delantal y mirándome.
—No cariño, eso no mancha, eso es añil, y se usa para que la ropa blanca no se ponga amarilla, pues con esa tonalidad no parece recién lavada, y tome un color azulado haciendo que la prenda, luzca más bella.
Cada vez que hecho mano de mis recuerdos, soy incapaz de disociar a mi madre de aquella pila de lavar que se encontraba en el pasillo cubierto de la vivienda, y por el que pasaba una corriente de aire, que haría tiritar a un oso polar, pero allí estaba ella, lavando hasta ya anochecido, y con el barreño a la cadera, iba hasta la era a tender lo lavado, algunas veces ir a tender lo hacía en varios viajes, por el excesivo peso de la ropa mojada.
Nunca la vi enferma, y sufría todos estos avatares con verdadera alegría, oírla cantar era algo que me embelesaba, y gracias a esta encantadora idiosincrasia, recuerdo mi infancia, llena de alegría aunque las penas eran casi siempre mayores.
Aquella tarde, algo quebró su canto, en sus temblorosas manos se hallaba un papel verjurado, que no cesaba de leer, a pesar de la cortina que cegaba su lagrimal y que en su desbordamiento, iban depositándose en aquel papel, que nunca llegué a saber que mensaje contenía pues las lágrimas emborronaron la tinta, solo sé que desde entonces, la ropa de mi madre, tan oscura como la noche, no necesitó más añil, haciendo juego con sus amoratadas ojeras, nunca más hubo cantos.
A veces sus ojeras se acentúan y mirado el retrato en el que sonrientes, con el traje de los domingos, y muy abrazados, se encuentran dos amorosos adolescentes, sus ojos brillas y sus emociones estallan en incansable llanto.
Esa foto es el único recuerdo que tengo de mi padre.
Extasiada 22/02/2006
El indio Pero-tet. De elgringo
Por monelle elOct 28, 2008 | Enelgringo, CONTEMOS CUENTOS 1 | Enviar opinión »
Era temprano, y como casi siempre, en primavera amanecía radiante, y el campo se llenaba de vida, las aves revoloteaban como locas y por todas partes se veían animales de un lado a otro, llamaba la atención la cantidad de mariposas que habían esa mañana, muy cerca corría un manantial, el agua era tan limpia y pura que parecía que el reflejo de los árboles formasen parte de ella y fuese imposible disociarlos.
Haciendo un balance de su vida, el indio Pero-tet se enfadaba consigo mismo por haber llegado a este extremo; tenía todo lo que un joven indio podía soñar a su edad, su padre –agachatyplega- estaba orgulloso por haber superado la prueba y haberse convertido en guerrero, era popular en el poblado y se había ganado el respeto de los ancianos al haber dado muerte al oso que les tenía atemorizados, su madre –arasiaraoiga- le daba todo su amor, todo parecía perfecto, su pueblo, su familia, la tierra en la que vivía, pero no era plenamente feliz, había algo que le embargaba el corazón, se había enamorado de la mujer blanca que vivía en la colina, justo detrás del manantial donde se encontraba esta mañana, como todas la mañanas.
Todas las mañanas, la mujer blanca iba al manantial a lavar la ropa, solía soltarse el pelo y el indio Pero-tet se emocionaba, jamás había visto una cabellera rubia, sabía que si lo descubrían lo iba a pasar mal debido a la idiosincrasia de su gente, pero valía la pena, ataviado con su pantalón de piel de puma y con una cinta añil sujetándole el cabello se acercó todo lo que pudo, la mujer estaba sentada apoyada en un árbol y movía las manos de una forma extraña, de pronto, a lo lejos se escuchó el galopar de un caballo, y la mujer blanca se levantó deprisa y se marchó, fue entonces cuando el indio Pero-tet se dio cuenta de que la mujer blanca se había dejado algo en el árbol, salió corriendo de su escondite y se apresuró a recogerlo, era un trozo de papel verjurado, y en el había un dibujo, el dibujo de un bebé , levantó la mirada hacia el cielo y comprendió que su tótem le había dado una lección, no se podía tener todo aquello que se deseaba, y que debía conformarse con lo que su pueblo le daba, ahora si era feliz.
Elgringo 15/02/2006
El legado. De Monelle
Por monelle elOct 26, 2008 | EnMonelle, CONTEMOS CUENTOS 1 | Enviar opinión »
Sus manos te tomaban por sorpresa y te alaban hasta el infinito mientras girábamos antes de ir a parar de nuevo al suelo, momento que aprovechaba para besarnos.
Una vez al año, nos trasladábamos hasta el pueblo de los abuelos.
— ¡Niños! —Papá, nos habló. Debía ser algo importante pues, “¡cuándo papá está al volante nadie debe molestarlo!”, nos advertían al subir al coche.
—El abuelo os va a enseñar algo importante. Dice que ya tenéis la edad suficiente, así que atentos.
El viaje adquiría mayor interés. ¿Tendría que ver con el hecho de que tanto el abuelo como la abuela siempre tenían las manos azules y nunca nos habían querido decir el porqué?
Llegamos a medio día y allí estaban, sonrientes y con las manos azuladas.
Ya en el interior de la casa, en la que según nos iba contando el abuelo habían nacido más generaciones nuestras que años sumábamos entre mi hermano y yo, nos sorprendió con una pregunta directa que hacía relación al color tintado de su piel.
—Desde niños habéis querido saber el porqué de esto. —Nos dijo mostrándonos sus manos. — ¿Queréis saber el porqué de esta idiosincrasia?
Pasamos por un pequeño escritorio y de entre las envejecidas hojas de un libro, raído por el tiempo y los insectos, sacó un pequeño papel que me entregó diciéndome:
—Ten cumplida cuenta de esta receta y no la pierdas. Memorízala antes de pasársela a tu hermano. En ella está el negocio que durante siglos nos ha mantenido, aunque últimamente parece que va a menos. Puede que ya no os enriquezcáis gracias a él, pero al menos no se perderá.
Mis manos temblaban. Aquel pequeño pedazo de amarillento papel verjurado cuya cuadrícula era de un azul casi inapreciable, contenía las proporciones, la fórmula en sí, para la fabricación del añil.
—Debéis prometerme una cosa. Lo mismo que es imposible, una vez terminado el proceso, disociar el resultado, vosotros nunca os separaréis de este legado.
Y así ha sido. Mis nietos son ahora los que guardan le herencia, mientras yo aún no he podido hacer desaparecer el hermoso tono azulado de mis manos.
Monelle/CRSignes 14/02/2006
Repentina locura. De Mon
Por monelle elOct 24, 2008 | EnMon, CONTEMOS CUENTOS 1 | Enviar opinión »
Dedicado con mucho cariño a Signatus en un día de San Valentín cualquiera
Anduvo cabizbajo golpeándose contra las paredes del viejo hospital, solo se guiaba por la línea añil que encauzaba a los visitantes hacia su lugar de destino.
Estaba confuso, aturdido, le costaba disociar la realidad de lo imaginario, creía estar en un espacio delimitado por su repentina locura.
El reloj diapasón que reposaba sobre la pequeña coqueta del vestíbulo sonaba cada vez más cercano, más notable e incluso palpable, señal inequívoca que estábamos llegando a la sala donde se reúnen los médicos antes de pasar consulta.
Allí nos esperaba la recepcionista quien sin apenas inmutarse deslizó la cuartilla de papel verjurado que el medico de cabecera adjuntó, como recomendación, al volante de ingreso. Ya solo restaba reposar en la habitación, teníamos los pies cansados.
Permaneció impertérrito aunque no ausente, yo le tenia asido de la mano para transmitirle calor, beneplácito, en esos momentos en que la fría soledad cabalga a tu lado, es esas horas donde cúmulos de ideas machacan tu idiosincrasia.
Soy yo que acabo de despertar, ha sido una pesadilla horrible, nunca jamás dejaré mis apuntes en blanco antes de acostarme, ya nadie los rellenará por mi.
Mon 14/02/2006
La fecha. De Extasiada
Por monelle elOct 23, 2008 | EnExtasiada, CONTEMOS CUENTOS 1 | Enviar opinión »
Intento disociar mi antes y mi después, pero apenas creo conseguirlo, me hundo en un amasijo de recuerdos, de planteamientos incoherentes e incompletos que me llevan a ninguna parte. Revuelvo la maraña de papeles que inundan mi mesa intentando encontrar algún dato, alguna fecha, mi desesperación va en aumento, el suelo se va convirtiendo poco a poco en una alfombra multicolor donde imágenes se entremezclan con las más variopintas escrituras que se funden en mis ojos, como chocolate en agua hirviendo.
Cierro los ojos, mis pies descalzos, se van posando despacio en el alfombrado suelo intentando al tacto buscar algo que me es negado.
Solo pido una data, me apoyo en la mesa cada vez más despejada, reclino la cabeza hacia atrás, mientras mis ojos se van posando en el techo, mis manos, se van desplazando lentamente por la mesa, mi idiosincrasia serena, está llegando a su fin, noto como un nudo en la garganta que pugna por aflorar, solo el leve ruido de las hojas al caer, hace que mi cabeza deje su posición y que mis cansados ojos, vayan bajando por la pared, haciendo un pequeño inventario de los cuadros que reposan en polvo de años, pero ¿ que años?
Algo llama mi atención, es la esquina de un marco, que sobresale tímidamente por detrás de las hojas de la planta de interior que arrinconada en la estancia, fue creciendo sin que su presencia aportase nada a mi vida.
Me dirijo hacia ella como atraída por un fuerte imán y a la vez, repelida por un fuerte huracán, según me acercaba, unas líneas color añil, se dejaban entrever entre el brillante verdor del tronco de brasil, mis manos apartan con cuidado de no quebrarla las hojas y tras el cristal un pergamino verjurado y con una bellísima escritura artística lucía aquello que tanto buscaba.
CUATRO DE ABRIL DE MIL NOVECIENTOS OCHENTA Y OCHO
Diploma a la alumna más aplicada
Sí, ya puedo poner en mis memorias sin temor a equivocarme que a los 22 años, besé por primera vez a un chico.
Extasiada 14/02/2006
El pianista. De elgringo
Por monelle elOct 21, 2008 | Enelgringo, CONTEMOS CUENTOS 1 | Enviar opinión »
Mis manos no podían dejar de moverse, parecía que tenían vida propia
de izquierda a derecha y de derecha a izquierda como si de un baile se tratara. Mientras tanto el salón de invitados empezaba a llenarse, y yo ensimismado en mis quehaceres no me daba cuenta de lo que ocurría a mi alrededor.
Cuando me contrataron, pensé , - otra noche aguantando a los pijos de siempre -, la verdad es que siempre era lo mismo, los típicos “nuevos ricos” que querían codearse con la “buena gente” y montaban fiestas a las cuales iba yo con mi piano de cola a deleitarles con buena música, aunque creo que eso a ellos era lo que menos les importaba, simplemente quedaba muy chulo tener a un músico dándole a un piano de 20.000 euros en el salón de su casa, pero yo era todo un profesional y mi idiosincrasia hacía que me adaptase a cualquier situación.
Fue entonces cuando sucedió, eran casi la una de la madrugada, las notas de música se habían mezclado tanto con las conversaciones de los invitados, que hubiese sido imposible disociarlas, pero aun así noté algo diferente, levanté la cabeza y entonces fue cuando la vi, de pie con un vestido añil y su mirada fija en mi. Era tan penetrante su fijación en mi que sentí un escalofrío y una torpe nota salió del piano estropeando la melodía, pero nadie se dio cuenta y en ese momento ni siquiera a mi me importó, era tal la belleza de la mujer que tenía enfrente que por un instante mi mente se ausentó del salón y me imaginé sentado con ella a la orilla de un río escribiendo lo que sería mi próxima composición, cuando volví a la realidad ella estaba más cerca de mi, entonces, cerré los ojos embriagándome con su aroma, no podía evitar que mi respiración se acelerara y que los poros de mi piel se abriesen nerviosamente, el flechazo había sido instantáneo, cuando abrí los ojos ella había desaparecido y encima del piano había un papel verjurado en el que parecía que había algo escrito, acorté todo lo que pude la canción, y me dispuse a leer la nota.
“Soy la camarera de la Pizzería Pinocho, me mandan tus amigos para decirte que la cena de este mes será el jueves y no el miércoles como de costumbre. Que lo pases bien.
Isabel”
elgringo 13/02/2006
Palabras para el "Contemos cuentos 1"
Por monelle elOct 21, 2008 | EnCONTEMOS CUENTOS, CONTEMOS CUENTOS 1 | Enviar opinión »
Para esta primera ocasión se seleccionaron las siguientes palabras:
AÑIL
DISOCIAR
IDIOSINCRASIA
VERJURADO
Era la primera vez que el juego se realizaba y tímidamente dejamos que fluyera con mayor facilidad, así pues comenzamos con relatos que podían tener de entre 100 y 400 palabras. El resultado en los post siguientes.