El legado. De Monelle
Por monelle elOct 26, 2008 | EnMonelle, CONTEMOS CUENTOS 1
Sus manos te tomaban por sorpresa y te alaban hasta el infinito mientras girábamos antes de ir a parar de nuevo al suelo, momento que aprovechaba para besarnos.
Una vez al año, nos trasladábamos hasta el pueblo de los abuelos.
— ¡Niños! —Papá, nos habló. Debía ser algo importante pues, “¡cuándo papá está al volante nadie debe molestarlo!”, nos advertían al subir al coche.
—El abuelo os va a enseñar algo importante. Dice que ya tenéis la edad suficiente, así que atentos.
El viaje adquiría mayor interés. ¿Tendría que ver con el hecho de que tanto el abuelo como la abuela siempre tenían las manos azules y nunca nos habían querido decir el porqué?
Llegamos a medio día y allí estaban, sonrientes y con las manos azuladas.
Ya en el interior de la casa, en la que según nos iba contando el abuelo habían nacido más generaciones nuestras que años sumábamos entre mi hermano y yo, nos sorprendió con una pregunta directa que hacía relación al color tintado de su piel.
—Desde niños habéis querido saber el porqué de esto. —Nos dijo mostrándonos sus manos. — ¿Queréis saber el porqué de esta idiosincrasia?
Pasamos por un pequeño escritorio y de entre las envejecidas hojas de un libro, raído por el tiempo y los insectos, sacó un pequeño papel que me entregó diciéndome:
—Ten cumplida cuenta de esta receta y no la pierdas. Memorízala antes de pasársela a tu hermano. En ella está el negocio que durante siglos nos ha mantenido, aunque últimamente parece que va a menos. Puede que ya no os enriquezcáis gracias a él, pero al menos no se perderá.
Mis manos temblaban. Aquel pequeño pedazo de amarillento papel verjurado cuya cuadrícula era de un azul casi inapreciable, contenía las proporciones, la fórmula en sí, para la fabricación del añil.
—Debéis prometerme una cosa. Lo mismo que es imposible, una vez terminado el proceso, disociar el resultado, vosotros nunca os separaréis de este legado.
Y así ha sido. Mis nietos son ahora los que guardan le herencia, mientras yo aún no he podido hacer desaparecer el hermoso tono azulado de mis manos.
Monelle/CRSignes 14/02/2006
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