SAROS: EL LLANTO DE LOLO. De Crayola
Por monelle elFeb 10, 2014 | EnCrayola, CONTEMOS CUENTOS 34
La primavera se alejaba nostálgica de las grandes praderas de Alberta, Canadá, dando paso a un radiante y tibio verano. Izel y Anti salieron del portal de SAROS justo al iniciar el solsticio. Extasiados con la majestuosidad de verdes forestas y embriagados con un nuevo aire, caminaban por un camino paralelo al Lago Claire, donde salmones rosados navegaban río arriba.
Izel aún sentía su corazón angustiado. Escuchaba el continuo llanto de un ser que la llamaba con un desesperado clamor. Guiada por su mente, se dirigía hacia el lugar exacto de donde provenía el llamado. Anti la seguía atento sin perder detalle del entorno, vigilante y cuidadoso.
De improvisto, Izel dio un giro alejándose del cauce del río. Se internaron poco a poco en la espesura de un inmenso bosque de coníferas; grandes abetos negros y blancos, pinos, abedules, sauces temblorosos y alerces, todo un colorido de verde, amarillo y ocre.
Anti divisó a lo lejos un promontorio oscuro, parecía un animal.
—¡Es ella! La encontramos —dijo Izel, corriendo a toda prisa hacia el hallazgo, seguida muy de cerca por Anti.
Al llegar al lugar, descubrieron a un pequeño osezno llorando triste y asustado junto a su madre. Una osa negra tendida en una mullida cama de musgo, estaba herida.
—Soy Lolo. Gemía el osito. Mi madre y yo apenas terminamos de hibernar. Nos dirigíamos hacia el lago para que mi mamá me enseñara sobre la tierra y la naturaleza. Anti e Izel miraban con ternura al pequeño.
—¡Pero mi madre cayó en unas garras de metal! Lolo señaló hacia su madre. Miren, le está destrozando su pata, nunca podrá escapar.
Izel que había visto y escuchado en sus visiones lo que pasaba con Lolo y su mamá, estaba lista para ayudar.
—No te preocupes amigo, dijo Anti, nosotros les ayudaremos. Con mucho esfuerzo, hizo una palanca con su lanza que permitió abrir la trampa de hierro apenas lo suficiente para que mamá osa liberara su pata.
Izel colocó un emplaste azabache, que había preparado con hierbas y polvos que extrajo de su morral, sobre la herida y esta sanó casi de inmediato.
Mamá Osa agradeció la ayuda y Lolo se despidió con un gran abrazo de sus originales amigos. Anti les advirtió que se marcharan antes de que volvieran los cazadores humanos.
Satisfechos, Izel y Anti se tomaron de las manos y caminaron hacia un nuevo portal.
Crayola 30/05/2007
No hay opiniones, todavía
« LA PATADA Y LOS JUBILADOS. De Marta | LAS TABLAS DE MULTIPLICAR. De Crayola » |