Categoría: "Chajaira"
Ensayo sobre el pábilo. De Chajaira
Por monelle elEne 2, 2011 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 25 | Enviar opinión »
Seguro que conocéis a este tipo de hombrecillo impertinente, sí, el pábilo o pabilo, aquel que necesita ser el centro, el que necesita estar rodeado de su propio combustible para atraer a los demás e invitarles, por no decir, obligarles a encender su mecha.
Aunque no puedo decir que sea mala persona, si me ha resultado ser un total ñiquiñaque, ya que, reconozco, haber sido presa de sus artimañas, de esa peculiar forma de ser de niño bueno embaucándote en sus tendenciosas conductas que tratan de absorberte.
Este personaje no nos deja tranquilos en ningún momento: nos escribe cartas halagadoras, nos llama constantemente para saber de nuestra salud, nos comenta todos sus proyectos, está constantemente lamentándose de lo torpe que es… Pero, cuando ya te tiene como un amigo protector, es como si una espesa niebla lo borrara todo de repente y ¡zaz! cuando le necesitas te saca su ego de mecha inflamable (ya te has esmerado en inflar a ese ególatra intentando calmar su quejumbre constante), dándote con la puerta en las narices.
Y por más que conoces a este ser molestoso y chupóptero cual insecto parasitario, un extraño morbo nos atrapa, haciendo de uno y de otro, una especie de simbiosis –aunque está claro, quien se beneficia- de la que no podemos sucumbir.
Así, que si podéis, que ya sé que no pueden, intenten huir del pabilo (ya a estas alturas de confianza le podemos quitar el acento), porque una vez conocido, no podréis libraros de él.
Chajaira 19/01/2007
Mañana del 2007 sentadas en la acera de una parada de taxi. De Chajaira
Por monelle elAgo 27, 2010 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 24 | Enviar opinión »
—¡Qué decepción, tía! tremendo asco de año este. No tiene nada de original, los mismos plastas echándote el cava entre las tetas, el culo más sobado que el mármol de los lavabos del Corte-Inglés, la bebida sabe Dios qué era y ahora el “resacón” del siglo, que esa es otra, ya han pasado siete años y ni me enterado.
—No sé de qué te quejas, ya sabes lo que hay y aún así te despechugas hasta el ombligo con la intención de hacer estremecer a la ebriedad masculina y hablando de ebriedad, tu ingesta de pastillas y alcohol son como para decorar de úlceras cualquier estómago y cerebro que se precie y encima pretendes ir de princesita… como que no.
—¡Bah! ¡Qué tu nacimiento no fue ayer, angelito! no me des la charla. Esta sociedad es lo que es, un asco y con ella yo, y tú, y el simpático que no me supo satisfacer. Pero lo más que fastidia es el vocerío en pro de la prosperidad ¿alguien me puede explicar qué es eso?
—Tú misma. Anda, ahí llega el taxi, ponte los zapatos, que el martes cuando salgas del curro te vienes a mi casa, alquilamos “Shrek” y ya verás como te sientes una reina.
Chajaira 01/01/07
Punto de mira. De Chajaira
Por monelle elAbr 26, 2010 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 19 | Enviar opinión »
A veces, sin saber bien el porqué, acechamos a alguien cotidiano de nuestro rededor y lo atacamos vilmente día tras día, sin tregua, sin compasión, con desgarro y toda la intencionalidad.
Yo trabajo en una compañía de seguros, soy Agente de Ventas concretamente, por la mañana antes de iniciar las visitas a mi cartera de clientes, cuando aún los rayos iridiscentes del amanecer caen sobre las calles húmedas de la madrugada, nos reunimos todos en la oficina. Somos doce compañeros en total y, es después del olor del primer café de máquina, cuando parece producirse una hecatombe, aunque en realidad sólo hay una única víctima y estoy seguro que ella así lo siente.
Luisa es una chica normal, administrativa, no dice nada, ni es guapa ni fea, pero no levanta la mirada lo suficiente, gesto que la condena a recibir todo tipo de hostilidades.
De manera sutil, intenta camuflarse entre sus compañeros, buscando alguna excusa para no sentirse ajada después de las constantes burlas; bien por su torpeza o por las calumnias transmitidas al Jefe de Personal para que recaigan sobre ella los errores de otros. Siempre intentando flanquear sus puntos débiles, pero sin éxito.
Lo peor de todos es que, sin mi pesar, somos realmente conscientes de que nuestra actitud es repulsiva e intolerante, no hacemos nada por mejorar lo que para Luisa es una tortura diaria. La utilizamos para vaciar en ella lo miserable que somos, pues realmente cuando salimos de allí, nuestras vulgares y monótonas vidas, no valen nada, mientras ella, sonríe ante la libertad de saber que fuera de allí, le espera un chico guapo de enormes y tiernos ojos con una niña aferrada a su mano para ir juntos hasta el hogar que comparten. Nos corroe el verla feliz. El lunes nos encargaremos de borrarle tan cruel gesto.
Chajaira 23/10/06
El atleta. De Chajaira
Por monelle elMar 13, 2010 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 17 | Enviar opinión »
El corazón le suena en los oídos, le palpitan las yugulares mientras el pecho se le oprime y se seca, ya el aire no parece ni entrar ni salir de sus pulmones, ni siquiera el diafragma parece encontrar los movimientos que le ayuden a dar un paso más.
Juan es un hombre sencillo, dedicado a la dura tarea del escalo en la superación física y personal, sin más aliciente que el ruin sacrificio que le dejan los días de esfuerzo y fuerte entrenamiento. Aún así, su constancia es admirable. Cada día recorre veinte kilómetros de parajes desolados, sin más escucha ni ritmo que su corazón fondista.
Su secreto está en la inspiración que busca, para hacerle a Flor, su esposa, poemas que alimenten su fragilidad, ella lo es todo, la que condena en silencio y por la que sufre al entender que no habrá más logro en cada meta, que ser el primero. Cuando llega a casa busca su merecido plácet a cambio de unos versos, como si con ello pudiera aplacar el sufrimiento de una soledad que nada tiene que ver con los momentos dedicados al deporte.
El oxígeno se resiste en bombeos forzados, su visión es cada vez más tenue, a unos cincuenta metros adivina el fin, unos metros para acabar con su pobre vida y enmarcarla bajo una copa de alpaca que mostrará a algún pariente, ganará esta carrera pero en casa, Flor perece marchita.
Chajaira 27/09/06
El pequeño poeta. De Chajaira
Por monelle elFeb 3, 2010 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 16 | Enviar opinión »
Sus ojos verdosos, se escondían tras unos lentes que no dejaban de mirar el acantilado. Cada tarde, antes de que el ocaso fraguara su ruta, se sentaba con su libreta y bolígrafo “bic” en una gran roca gris, en cuyas faldas se asentaba el musgo depositado por el devenir de las olas, en sus salpicaduras húmedas y saladas. Allí versaba sus poemas, la única manera de mantenerse lúcido en un mundo de prisas y lógicas aplastantes.
Alv no es un chico igual que los demás, no lo es por la sencilla razón de que siempre busca algo más detrás de las palabras, de los sucesos, de las formas y hasta del silencio. Tiene el tesón de llevar sus sentidos hasta el punto de ofuscarse y extenuar su ya delgado pero atlético cuerpo.
Sólo la inmensidad del gran océano y sus pensamientos envueltos de poesía consiguen extrapolar el mejunje de imágenes inquietas que pasean por su mente.
Esas aguas profundas le llaman cada día, le hablan desde abajo, el abismo que permanece entre ellos se cruza con miradas cómplices de hadas muertas que sólo él sabe que existen, esperándole, con cantos rimados, espumas sazonadas y amores eternos; al pequeño poeta le espera la magia del verbo.
Chajaira 11/09/06
Eres mi toco. De Chajaira
Por monelle elEne 14, 2010 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 15 | Enviar opinión »
Créame, no es fácil ser editora. Últimamente parece haber un complot contra mí. Los autores parecen creer que realmente hay un desprecio por sus obras, sin tener en cuenta que el propósito no es otro que dar a la luz sus creaciones.
Hay como un mito creado alrededor de este gremio, usted lo sabe, mi querido escritor y, por favor, permítame la confianza para demostrarle que no soy una analista aséptica de lo que llega a mi despacho para ser valorado, corregido, estudiado.
Acaban de mudar a mi mesa todos los registros de entrada de obras, de hoy, ve usted esa pila de sobres, son todos los archivos y lo que es peor aún, textos mecanografiados, de un solo día.
Hay que tener un nervio especial para intentar tratar con el mimo y el cuidado que se merece cada uno de ellos. ¿Le gustaría que el suyo fuera leído por encima y pasado con la rapidez de un bólido por nuestros controles y críticos? No, claro que no.
Cuando creamos, pensamos que nuestra obra es lo mejor y como nuestro, lo más preciado, nos parece que nadie le da el valor que nosotros creemos que se merece. Quédese tranquilo, pero ha de tener paciencia, un libro no se puede hacer de la noche al día, como tampoco lo hizo usted, es un estudio de muchas cosas, incluso de algo indiscutible que no le voy a negar, nosotros vivimos de su venta, usted también pretende hacerlo y si su trabajo, por muy bueno que sea, no tiene mercado, no hay nada que hacer.
Valentín apretó la mano que se le extendía, dejó su sobre con los disquetes de su novela dentro. Lo miró pensando que podría ser la última vez para bien o para mal, pero no se quedaría allí, tocaría otras puertas, acudiría a todos los medios posibles, él estaba seguro de que su historia no pasaría al anonimato, era la mejor obra escrita por nadie, era magnífica, era la suya.
Chajaira 29/08/06
Afán de aventura. De Chajaira
Por monelle elDic 24, 2009 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 14 | Enviar opinión »
Nunca fui amante de la aventura, pero Joan insistió en hacer un viaje especial para estas vacaciones. “Tiene que ser algo realmente inolvidable”, dijo. Por una vez quise complacerle y no sentirme como un malandrín, a regañadientes acepté y así me vi casi de madrugada con mochila en la espalda por las Gargantas de Todra.
Nos separamos del colectivo que organizaba el itinerario, hacía más de cuarenta grados mientras caminábamos por las orillas de aquel impresionante desfiladero, fue entonces cuando se me nubló la vista, sólo escuché gritar mi nombre a lo lejos cuando mi cuerpo volaba al abismo, me llamaba el crujir del río que entre ellas se mecía bajando, el estómago pareció subirse, creí estar en una película de ficción, no podría ser, me iba a matar por esos desfiladeros ¿habéis sentido la horrible sensación de caer, de no hallar suelo bajo los pies? Mi tumba carecería de epitafio.
Sentí el golpetazo del agua en mi espalda al chocar con la misma, mi dorsal se quebró pero el pánico rompió el dolor, solo dejó otro jirón para el terror de verme morir. Nunca abro los ojos bajo el agua, pero lo hice, tenía que hacerlo, el inmenso peso del agua aplastaba mi pecho, mis fosas nasales, tragaba agua a medida que gritaba inútilmente en ella, todo era de un azul-gris turbio, necesitaba respirar, no podía ser, quería vivir, quería mi pequeña casa, discutir con Joan, tomar café después de comer, envenenarme con mis cigarrillos.
No, no, no, no, no, no podía ser…
- ¡Carmen! ¿Estás bien?
Estaba echada en el suelo bajo la sombra de un zaguán, empapada por un jarro de agua fría que me habían agraciado para reanimarme de una lipotimia por las altas temperaturas. Aquello pudo haber sido una pesadilla, pero yo cogería el avión de vuelta a casa.
Chajaira 23/08/06
Un día cualquiera. De Chajaira
Por monelle elOct 11, 2009 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 12 | Enviar opinión »
Julia, tiene uno de esos días comunes para cualquier mujer trabajadora, un día agotador, es el prototipo de mujer múltiple por antonomasia .No podía pensar en otra cosa mas que lanzar los zapatos, así hizo nada más cerrar la puerta de su casa tras de sí.
Al alzar la vista, la alegría momentánea de sus pies libres, se fue al traste, estaba todo el salón patas arriba. Ropas, restos de comida de la noche anterior habían sido dejadas a diestra y siniestra por su esposo e hijos.
Mejor darse una ducha de agua hirviendo. Entró en el baño y fue dejando su falda de gasa, su blusa haciendo juego, luego sus braguitas y sujetador muy discretos de encaje color visón, todo ello iba cayendo como hojas de otoño sobre el suelo.
Acarició la desnudez de sus muslos, se dijo que no era ninguna pin-up, sus ancestros no le habían dejado en herencia un cuerpo arrebatador, pero aún podía hacer voltear alguna cabeza.
Penetró en la ducha que ya humeaba, primero la cabeza y luego el resto del cuerpo, la delicia de los chorros de agua cayendo sobre toda su esbeltez, la inundaron, se dejaba sucumbir por el calor relajante, dejando navegar sus manos por toda su anatomía cual pirata buscando tesoros, el de ella iba poco a poco concentrándose en el placer del gel resbaladizo al contacto. No quedaba lugar donde masajear suavemente, sin salir en ningún momento del agua: la redondez de sus hombros, el recorrido blando de sus senos. Jugó con su abdomen hasta llegar a su pubis de vellos abundantes y tersos; invitación a levantar una de sus piernas y apoyarla en la tina, ahora tenía el espacio para adentrar sus jabonosos dedos en la oquedad de su punto de placer, esperando ser acariciado y así lo hizo depositándolo entre sus dedos, índice y corazón, arrullándolo circularmente. Abrió los ojos por un momento para buscar algo más, necesitaba sentirse llena, no tenía nada más a mano que el cabezal de la ducha, tenía la forma perfecta para sentirse penetrada y abarcada. Cerró el agua por un momento y lo introdujo despacio mientras seguía danzando con los dedos, era perfecto, estaba a punto de irse en el mayor de los placeres y abrió el agua fría para finalizar en éxtasis… en ese momento escuchó:
—Mi vida, ¿dónde estás? ¿Ya está la cena? Me muero de hambre.
Chajaira 26/07/06
El monstruo y la princesita. De Chajaira
Por monelle elSep 11, 2009 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 11 | Enviar opinión »
Érase que se era, en un país muy lejano, vivía una princesita llamada Jodidilla. Siempre fue una niña muy suya, con un talante peculiar. A sus recién cumplidos ocho años, pidió como regalo una mosca en un tarro de cristal cuyo orificio fue tapado con una fina maya para que respirara.
Su divertimento, llenar al pobre y negro insecto de polvos de talco para que no pudiera volar y tenerla como mascota encima de su mesa, así se sentía aún más princesa y poderosa.
Un día su papá fue en busca de uno de sus nuevos caprichos para su hija, esta vez quería al Monstruo Mocoso habitante de las cuevas del sur. Repuntando el alba partió y al señor monstruito encontró, descansado sobre un gran banco natural de enormes piedras.
Mocoso era una bola cubierta de enormes vellos pelirrojos apelmazados por el constante fluir de viscosa pringue de su nariz, con un pene rechoncho también redondito que sobresalía de su vestimenta, una combinación rosa fucsia de fino encaje.
Como Rey que era, saludó cortésmente a este personaje y utilizó su diplomacia (que no bastó), lloros y súplicas para que se dejara entregar a su linda niña, famosa en el Reino por su temperamento caprichoso y cruel.
Este aceptó, pero antes le hizo prometer que tendría que dejarse chupar el dedo gordo de los pies cada noche antes de irse al baño. Cerró el trato no sin antes sentir el mayor de los ascos posibles poniendo en sus sueños aquella imagen.
Al llegar a Palacio Monstruo Mocoso fue entregado a la Princesa Jodidilla, que entusiasmada por su obsequio, maquinó rápidamente cual sería su tortura. Le puso una cadena en un pie y lo amarró al dintel de la chimenea.
— Mi estimada princesita, aquí me tenéis esclavo, cuál es su capricho.
— Que me des tus trapitos.
— ¿Mis trapitos?
— Sí, tu linda combinación.
— No, eso es humillación
— Si no me la das me enfadaré.
— Y yo el culo te enseñaré.
— Eres mocoso y feo.
— Y tú una pioja pendejo.
— No me hace gracia.
— Tócame la comisura de las nalgas.
— Se lo diré a mi papá.
— Que miedo, me voy a cagar.
Tanto fue lo que el Monstruo la enfadó, que la princesita explotó en mil pedazos y colorín colorado, como me quedo sin palabras, este cuento se ha terminado.
Chajaira 11/07/06
La quiosquera. De Chajaira
Por monelle elJul 16, 2009 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 10 | Enviar opinión »
Quiero dedicarlo a los Castelloneses que me abrieron esta puerta aunque el pago fuera un barril de cerveza bien fría
Ramón, partía por primera vez a Escocia. Quería salir de la ciudad después de la diatriba a la que fue expuesto durante años tanto por su entorno familiar como por sus compañeros de trabajo.
Sólo le quedaba una joven amiga, una quiosquera de su manzana donde compraba el diario, siempre le sonreía cada mañana y le regalaba un caramelo mentolado. –Para refrescar su mañana- le decía, con ese característico acento británico.
Estaba dispuesto acabar con todo, desaparecería de allí aunque no sabía donde. Era su último periódico y seguramente la última vez que vería a Victoria. Casi como un impulso le preguntó –Disculpe, ¿su acento es inglés? —No, respondió ella, escocés.
— Creo que me marcharé a su país señorita— su mundo iba a cambiar.
Ella sacó algo que tenía dentro de su sujetador introduciendo su mano por la blusa. Era un alfiler plateado con la cabeza de un caballo celta, "le dará suerte", pronunció esta frase sin quitarle la mirada.
Agradeció el detalle con un beso en su mejilla y partió.
Aquel pequeño hotelito sobrio, de madera y decoración cutre con olor a humedad, estaba anclado en una nava, junto a un lago de agua dulce que parecía un gran estanque rellenado por los arroyuelos que bajaban por las colinas.
Una tarde, después de repasar sin éxito los anuncios de ofertas de trabajo, decidió dar un paseo por el lugar, un tanto irresistible y tenebroso a la vez, pero sin duda, hermoso. Un lugar de olores a musgo y sonido de ranas.
Se sorprendió y medio se asustó cuando al intentar sobrepasar por encima de los pedregales un pequeño riachuelo, salió de los helechos una hermosa mujer de cabellera inmensa y blanca, cubierta por un manto de seda verde que cubría sus pies y ocultaba su silueta. Lo sedujo sólo con la mirada, palpando su rostro. Y sin apenas darse cuenta estaba bailando con ella sobre las aguas.
Ramón pasó así a la vida eterna, tras el beso de una diosa de las aguas, La Glaistig, vampira con cuerpo de cabra, que acecha en las orillas en busca de su sustento. Pero antes de desfallecer recordó el alfiler que introdujo a través de aquellos vaporosos ropajes, comprendió entonces que su lugar estaba tras un montón de periódicos en la Plaza María Agustina de Castellón.
Chajaira 23/06/06
¿Diferente? De Chajaira
Por monelle elJun 14, 2009 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 9 | Enviar opinión »
Mi amiga Bárbara era algo loquita, no porque fuera una lolailo disparatada a la que le encanta bailar en el comedor de la facultad con su mp3 colgado al cuello siempre, aunque ahora parece estar más tranquila desde que ha descubierto la música “chill-out” . Todos la suelen mirar como un bicho raro. Lo de siempre, cuando alguien tiene la suficiente personalidad como para ser diferente es rechazada. Incluso yo misma me he ocultado de ella cuando estoy hablando con algún chico que me parece interesante, como verán, yo tampoco tengo personalidad.
Me extrañó que ayer no apareciera a las clases, la busqué en el zulo que utiliza para “desmemoriarse” –eso dice- limpiar su mente de impurezas saboreando su plátano flameado con el mejor coñac de su padre, pero no la encontré. También la busqué en la Atalaya, pregunté a la cuadrilla de jinetes si la habían visto con su caballo y nada. Empecé a preocuparme.
A media tarde ya me había olvidado de ella, me puse el chándal y me fui al gimnasio del campus como todos los viernes, me sorprendió ver aquel gentío y el resplandor de las sirenas de ambulancias y coches policías. Cuando logré hacerme paso entre la gente, estaba allí, colgada del arco de la puerta principal, con los auriculares puestos y la sonrisa amplia y un folio blanco colgado en el pecho que decía: “No soy tan original he acabado como los grandes”
Mirando su cara amoratada por la asfixia no me vino otra cosa a la cabeza más que lo que me solía decir cuando la veía sola y me acercaba a darle una bolita del chocolate que solía comprar en el descanso – Guripa, eres mi trocito de golosina más preciada.
Está claro, no tengo personalidad.
Chajaira 09/06/06
Tú, yo y… De Chajaira
Por monelle elAbr 20, 2009 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 8 | Enviar opinión »
— Llevo todos los sábados desde que nos casamos preparándote estos condenados calamares, año tras año ¿te has dado cuenta? Durante veintisiete años que estamos conviviendo y Tú nada, me sigues tratando con el mismo desdén…Pero no digas nada, no, ¿para qué? Tú tienes tus malditos bichos rellenos, tu sopeteo de pan en la salsa, regocijándote como un cerdo, parece que no tienes más ilusión en esta jodida vida que tu plato favorito cada sábado…Aunque lo que realmente me pone endiablada es el que no tengas ni un pequeño halago para mí… pero mírame al menos, por tus muertos, cuando te hablo. Ya no sé que pensar, pareciera que alguna de esas brujas de tu trabajo te hubiera hecho un maleficio y no se encuentren preces ni conjuros que te saquen de tu atontamiento… Traga, traga… así te asfixies condenado… eso límpiate los bigotes, ¡anda! Toma una servilleta… ¡Por Dios y el Santísimo Cristo! Dame las gracias por lo menos… Siempre lo mismo, una ráfaga constante de palabras para llamar tu atención y nada…Pues… ¿sabes lo qué te digo? ¡Qué te den!, que no más, que ahí te quedas, tú y esos moluscos que aborrezco…Me largo.
— ¡Nooo! Por Dios, por tu madre, por nuestros hijos, por tu vida, lo que quieras… pero por favor no dejes de mandar los calamarcitos en un taper.
Chajaira 22/05/06
Toda una aventura. De Chajaira
Por monelle elMar 28, 2009 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 7 | Enviar opinión »
La vergüenza le prohibía mirarla directamente a los ojos, ni levantar la cabeza podía. Su prepucio sangraba después de una alocada noche de pasión.
Se conocieron, en realidad lo que es conocerse no se conocen. Coincidieron en una fiesta organizada a través de un chat en una página de contactos a la que eran asiduos.
Era la primera locura que se atrevía a hacer en toda su vida, pero la conflictiva separación con Carla había menguado tanto su personalidad, que llegó a sentirse tan mohíno y vacío como la misma vida que llegaron a compartir.
Era el momento de hacer algo realmente especial, ¿por qué no?, ¿qué tendría que perder?
Cuando llegó a la casa citada, la puerta estaba abierta, se escuchaba música alta, aunque no ensordecedora, alguien le besó nada más llegar y le preguntó el nombre. —Alberto –dijo, el alguien llevaba un trocito de cartulina con un imperdible que ponía “Luisa”, he hizo lo mismo con él, rotuló otro pedacito con su nombre y se lo trabó por fuera del bolsillo de su camisa.
—Las bebidas están en la cocina, la encontrarás fácilmente, preséntate tu mismo.
Todo el espacio permanecía con la tenue neblina de los fumadores. Se escuchaba Eagles y tarareando Hotel California se dirigió a lo que supuso la cocina. Hola…hola…, de momento nada parecía salir de eso.
Sobre la encimera había varias botellas de diversos licores, se decidió por una de Whisky no demasiado malo, abrió el congelador para servirse hielo.
Se quedó más frío que la escarcha que ahora estaba sobre sus dedos cuando una mano se introdujo por la abertura de su camisa.
No dijo nada, siguió sumiso aquella mano femenina. Era el momento de atreverse a una gran aventura, la adrenalina corría, sólo se dejaba guiar por el sonido de sus tacos al caminar.
Ella encendió la luz de la que parecía una despensa muy amplia donde había un arcón, estanterías con loza y varios electrodomésticos. No dejaba de mirarle directamente a los ojos, se puso de rodillas ante él y bajó su cremallera. De repente todo se le nubló, el pudor lo atrapó si compasión. Dio un fatídico tirón para cerrar su bragueta con la consecuencia de quedarse parte de su piel trillada.
Ahora estaba sentado en un WC, con los pantalones por la rodilla y una hermosa dama con un trozo de guata sanando su herida. Sí, toda una aventura.
Chajaira 09/05/06
Juego sucio. De Chajaira
Por monelle elMar 21, 2009 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 6 | Enviar opinión »
Tenía que llegar a la estación principal como fuera.
—Axel, por favor, es que no puedes ir más rápido.
—No señor, el alerón trasero se ha desprendido y si voy más deprisa podríamos perderlo.
—Está bien, está bien… intente otra ruta más despejada.
Necesitaba llegar a tiempo, era el elegido para ser uno de los tres cerebros que irían conectados a la central de información de genios, la capacidad para llegar a los algoritmos era fundamental, necesitaba ser el mejor y estaba en excelente forma neurótica.
—Por fin, faltan diez minutos para el comienzo.
—Suerte, señor.
—Gracias amiga, arréglalo lo antes posible, es dable que para el viernes haya acabado.
Me dirigí rápidamente a la Fase II, allí estaban mis contrincantes con los elementos de transferencia puesto, quería tenerlo todo controlado. El instrumento regulador de fantasía ya estaba a punto en el bolsillo de mi gabán.
—Señor Helseys, por favor, acomódese.
Todo empezaba como se esperaba, las secuencias invadían mi cerebro y todo aquello imaginario o sin lógica aparente era desviado al regulador de bolsillo, no podía fallar de ninguna manera, sería el cerebro más concreto del Consejo del Gobierno Nacional. Estaba concentrado al máximo. El jurado rondaba a mi rededor, pero no se darían cuenta, no detectarían ni una sola señal.
Pero no fui perfecto, el detonador de mi instrumento empezó a pitar.
—Por favor señor, vacíe todo lo que tenga en los bolsillos.
Fue así como descubrieron mi as en la manga, no solamente fui expulsado del C.G.N. sino que acabé en el mayor suburbio de los barrios bajos, trabajando para los casinos de la objetividad.
Chajaira 02/05/06
Páginas de un diario. De Chajaira
Por monelle elFeb 6, 2009 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 5 | Enviar opinión »
Tarde del 23 de marzo de 1972
Un poquito de cariño, unas piedrecillas de sensatez y unos dientes de fe, son los ingredientes principales que machaco en el mortero de mis días.
Días simples sin más intención que ser la hija perfecta, sacrificada como siempre a la educación de una familia devota y mira dónde me han dejado.
Tengo cuarenta y cinco años, pasada por una vida rutinaria dedicada a ser lo que se espera de mí, mujer que oculta su escote ya flojo, caído a la esperanza pero que deseo con culpa y pudor, ser amada, deseada, arrastrada a los instintos más paganos por un hombre.
Ese mi hombre especial que miro tras la cortinilla cada tarde. El Mimo del semáforo. Sus ojos delineados en negro resaltan en su cara blanquecina, siempre gesticulando la sonrisa. No puedo evitar querer sacar de su disfraz, su pantomima; estoy segura de ello, su risa dibujada es una mentira, como mis años de sacrificio a la nada, al delantal, la cacerola y la fregona.
Sé que él y yo somos como el elemento que dejó caer Dios en un momento de pereza. Abandonados a nuestros pensamientos, olvidados, ocultos en las tinieblas de las tardes frescas. Mi mimo escondido en su maquillaje y mi poca alegría tras una ventana.
Quiero tirar al orinal, como mi último despojo, mi cobardía. Necesito traspasar mi faja, mi combinación de encaje roído, mis bragas pulcras y beatas.
Chajaira 10/04/06