Ensayo sobre el pábilo. De Chajaira
Por monelle elEne 2, 2011 | EnChajaira, CONTEMOS CUENTOS 25
Seguro que conocéis a este tipo de hombrecillo impertinente, sí, el pábilo o pabilo, aquel que necesita ser el centro, el que necesita estar rodeado de su propio combustible para atraer a los demás e invitarles, por no decir, obligarles a encender su mecha.
Aunque no puedo decir que sea mala persona, si me ha resultado ser un total ñiquiñaque, ya que, reconozco, haber sido presa de sus artimañas, de esa peculiar forma de ser de niño bueno embaucándote en sus tendenciosas conductas que tratan de absorberte.
Este personaje no nos deja tranquilos en ningún momento: nos escribe cartas halagadoras, nos llama constantemente para saber de nuestra salud, nos comenta todos sus proyectos, está constantemente lamentándose de lo torpe que es… Pero, cuando ya te tiene como un amigo protector, es como si una espesa niebla lo borrara todo de repente y ¡zaz! cuando le necesitas te saca su ego de mecha inflamable (ya te has esmerado en inflar a ese ególatra intentando calmar su quejumbre constante), dándote con la puerta en las narices.
Y por más que conoces a este ser molestoso y chupóptero cual insecto parasitario, un extraño morbo nos atrapa, haciendo de uno y de otro, una especie de simbiosis –aunque está claro, quien se beneficia- de la que no podemos sucumbir.
Así, que si podéis, que ya sé que no pueden, intenten huir del pabilo (ya a estas alturas de confianza le podemos quitar el acento), porque una vez conocido, no podréis libraros de él.
Chajaira 19/01/2007
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