Recuerdos de una infancia. De Extasiada
Por monelle elOct 30, 2008 | EnExtasiada, CONTEMOS CUENTOS 1
—Mamá, ¿qué haces?
—Lavar la ropa, vete a jugar.
— ¿Y por que la frotas tanto? Se va a romper.
—Si no la froto, no se van las manchas.
—Ahhhh, pero ¿por qué las metes tanto en agua? El agua clara no quita las manchas.
—Claro que no, el agua es para quitar el jabón de la ropa.
—Ahhhh ¿y eso azul que tienes en ese barreño? Como no tengas cuidado te va a manchar la ropa.
Mi madre suelta una desganada carcajada, se seca las manos en su empapado delantal y mirándome.
—No cariño, eso no mancha, eso es añil, y se usa para que la ropa blanca no se ponga amarilla, pues con esa tonalidad no parece recién lavada, y tome un color azulado haciendo que la prenda, luzca más bella.
Cada vez que hecho mano de mis recuerdos, soy incapaz de disociar a mi madre de aquella pila de lavar que se encontraba en el pasillo cubierto de la vivienda, y por el que pasaba una corriente de aire, que haría tiritar a un oso polar, pero allí estaba ella, lavando hasta ya anochecido, y con el barreño a la cadera, iba hasta la era a tender lo lavado, algunas veces ir a tender lo hacía en varios viajes, por el excesivo peso de la ropa mojada.
Nunca la vi enferma, y sufría todos estos avatares con verdadera alegría, oírla cantar era algo que me embelesaba, y gracias a esta encantadora idiosincrasia, recuerdo mi infancia, llena de alegría aunque las penas eran casi siempre mayores.
Aquella tarde, algo quebró su canto, en sus temblorosas manos se hallaba un papel verjurado, que no cesaba de leer, a pesar de la cortina que cegaba su lagrimal y que en su desbordamiento, iban depositándose en aquel papel, que nunca llegué a saber que mensaje contenía pues las lágrimas emborronaron la tinta, solo sé que desde entonces, la ropa de mi madre, tan oscura como la noche, no necesitó más añil, haciendo juego con sus amoratadas ojeras, nunca más hubo cantos.
A veces sus ojeras se acentúan y mirado el retrato en el que sonrientes, con el traje de los domingos, y muy abrazados, se encuentran dos amorosos adolescentes, sus ojos brillas y sus emociones estallan en incansable llanto.
Esa foto es el único recuerdo que tengo de mi padre.
Extasiada 22/02/2006
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