Compañeros de viaje. De Suprunaman
Por monelle elMar 19, 2009 | EnSuprunaman, CONTEMOS CUENTOS 6
Estaba en una de esas clases de mates soporífera y caí en el profundo sueño de la “última fila”, soñé con un viaje excelente al centro de la Calabaza, iba subido en una escoba aerodinámica rematada por un alerón, los algoritmos y las matrices daban forma a una ciudad de fantasía, vi a un uno que iba solo como la una, los “doses” iban a pares comentando el partido de los números primos, encontré también un viejo centenario que me habló de una montaña, donde un fotógrafo que no tenía un pelo de tonto tocaba un instrumento con el cual hipnotizaba a aquel que subía a su castillo y lo torturaba con películas de Manolo Escobar.
Yo que era valiente, pues este era mi sueño, decidí subir a dicho palacio, como Ulises quería escuchar el canto de las sirenas, fui a una frutería que había en el mercado y compré dos plátanos que me metí en las orejas y empecé el camino que llevaba al castillo del fotógrafo loco, subiendo por la senda, me tropecé con un Gringo que quiso acompañarme, pues no creía que pudiera llegar solo, -El camino es peligroso, dijo.
Al cabo de un rato de caminar se nos acercó un pequeño tren, -Locomotoro me llamo y os llevaré arriba de la montaña, también vimos a la reina de las palabras, Monelle nos dio una receta mágica con las que podríamos abrir la puerta aun sin tener las llaves, seguimos para arriba, ya divisábamos la puerta, nuestro aventura era ya algo dable.
Al llegar al portal dijimos las palabras que Monelle no había dicho “Carabirubí, carabiruba” y la puerta se abrió sin más, Horus nos esperaba armado hasta los dientes con sus soldados romanos –por la gloria de Roma, dijo y empezamos una batalla de chistes, agotados por la risa, Horus decidió unirse a nosotros para ver a Mon.
Al vernos, el fotógrafo loco tocó el instrumento mágico hasta que nos hipnotizó y enchufó la peli “El padre Manolo”, como yo llevaba los platanos en las orejas, conseguí salvar a mis compañeros de viaje.
Aquarella diosa del país, nos pintó una preciosa luna llena y un cielo estrellado, entonces sacamos el “Frangelico” y Mon se unió a la fiesta.
Mis fuertes ronquidos ya duraban tres minutos y el “profe” con su varita matemática me expulsó a la sala del director.
Suprunaman 01/05/06
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