Bloggers de La Gran Calabaza

La inspiración del artista De Monelle

  13.03.09 10:14, por , Categorías: Monelle, CONTEMOS CUENTOS 6

¡Ahora si! ¡Excelente!

Contemplaba su obra con el valor añadido del trabajo bien hecho.
Meses atrás, cuando aquello era tan sólo una fantasía ambiciosa, había caído en una profunda depresión de la que no hubiera salido de no ser por su esposa.
Terminada su carrera, su nombre había sonado con fuerza gracias al proyecto con el que la culminó. La obra, en sí, no era gran cosa, pero por su originalidad fue considerada, por la crítica, como el hecho artístico más destacado del año.

¡Lo que hace el marketing!

Afirmó para sí, después de que una cadena local de supermercados comprara aquella escultura para la entrada de uno de sus establecimientos en expansión.
De aquello había pasado cinco años. Durante ese tiempo, Jorge se dedicó a la búsqueda de concursos con los que consolidar su denodada fama. Había restringido su trabajo, el algoritmo de posibilidades era nulo, hasta el punto de que, ante su negativa para preparar exposiciones, los galeristas se olvidaron de su nombre. Por ello fue que se ofuscó.
Horas de insomnio dando vueltas a un papel en blanco, recorriendo el espacio de su estudio: apilando fango, que endurecía al aire en espera de la idea que lo modelara; sufriendo lo indecible y haciendo sufrir a Clara que veía en aquello la gota que colmaría el vaso de su relación.
Convencerle, mejor aún, hacerle comprender lo dable del proyecto se convirtió en la misión más importante.
La convivencia no había sido un camino de rosas, es más, el matrimonio se sostenía gracias al trabajo remunerado de ella, pero si esto seguía así acabaría abandonándolo. Verdaderamente le quería. Por nada del mundo deseaba hacerle daño.
Una noche, después de observar a Jorge en su estudio, desde el alerón del porche, entró decidida para ofrecerle cualquier cosa con tal de verle satisfecho.

- ¡Es magnífica Jorge! Innovadora. Diría que extraña. Un día de estos tienes que explicarnos de qué material está hecha. Sinceramente te felicitamos. Ha valido la pena la espera, sólo deseamos que no demores tanto tu próximo proyecto.

Regresó a casa satisfecho. Nada podía ofuscar su triunfo.
Cerró la puerta de su dormitorio y se recostó. Miró a su lado lamentando la ausencia de Clara.
Convencido de haber obrado conforme a sus deseos cerró los ojos para descansar. A fin de cuentas, de ella surgió la idea de servir de instrumento para su triunfo.

Monelle/CRSignes 270406

"La Loli"

  13.03.09 07:49, por , Categorías: Mis textos

Estaba harto. En más de una ocasión había logrado bloquear su paso, devolverle el importe de la entrada y conminarla a no regresar jamás bajo la amenaza de denunciarla, pero siempre se me escabullía. Suponía que aprovechaba las aglomeraciones para colarse por alguna esquina confundida con el resto de espectadores.
Recuerdo el día en el que llegó la nueva acomodadora, debió pensar que era un áspero de mal genio. Primero no iba a dejar que se apropiara de mis clientes más adinerados, aquellos que soltaban siempre un duro de propina por un buen servicio; y segundo era mujer, ¿dónde se había visto una mujer acomodando? Creí que se llevaría más de un pellizco en el culo. Seguro que le provoqué algún quebranto con mis contestaciones.

¿Ha habido muchas acomodadoras en la ciudad? —preguntó.
No, eres la primera y no es mentira. —Le contestó mi compañero.

Pero ese era el menor de mis males. Era domingo, la película de tensión e intriga, llena de estampidos y muertos, no era tolerada y habíamos llenado. Cada media hora nos turnábamos para controlar, linterna en mano, que todo el mundo se comportara correctamente. Sabedores de nuestro poder nos divertía ver cómo se le atragantaban la pipas a más de uno.
En la primera ronda encontré alguna parejita haciendo lo propio en “la fila de los mancos”, pero no siempre los ponía en vereda. Eso sí, era divertido ver cómo al paso de la linterna se quedaban quietos, inmóviles.
La tercera ronda le tocó a la nueva, aguardé que saliera para supervisar su trabajo, no me fiaba mucho.

¿Algo extraño? —le pregunté.
No… Bueno sí. Algunos espectadores se quejaban de una musiquilla extraña, como un tintineo…

Entré despacio para ver si pescaba a Loli de una vez.
“La Loli”, así era conocida, había sido una mujer hermosa como pocas que encaminó mal su vida. Cayó en la prostitución y la calle y el alcohol hicieron el resto. A sus cuarenta y cuatro años aparentaba tener más de cincuenta. Las cuatro perras que sacaba las ganaba en los cines ejerciendo de “pajillera”, embadurnando sus manos con la simiente de algún que otro desesperado, al no encontrar otra ocupación con la que ganar los cuartos para poder comer.
Y ahí estaba yo intentando frustrar sus esfuerzos. Ante todo estaba mi empleo, aunque no negaré que de vez en cuando hacía la vista gorda.

CRSignes 100309

Serie "Primavera" nº 3

  12.03.09 09:13, por , Categorías: Mis imágenes

Superviviente

  11.03.09 19:28, por , Categorías: Mis textos, Micro cuentos

Para Ricardo por toda su ayuda y amor

Por un instante pudo ser testigo de algo insólito. Un hecho que le desconcertó tanto, que le obligó a retirarse a su aposento. Era como si los seres que le acompañaban en la larga travesía se hubieran paralizado, como si todas aquellas vidas se hubieran detenido.
Se acostó para olvidar lo sucedido, y se durmió sin poder borrar de su mente aquella extraña visión.
Al despertar se encontró solo en el único bote salvavidas.

CRSignes 2003

La navaja. De Locomotoro

  11.03.09 13:57, por , Categorías: Locomotoro, CONTEMOS CUENTOS 6

Es otoño, esa extraña estación que marca el paso entre la vida y la muerte. En el bosque, todo se ha vuelto color marrón, un marrón intenso como el sonido de las hojas secas bajo mis pies desnudos. Más allá del bosque, en el claro puedo ver la cabaña donde vivo.
Rebusco entre la hojarasca del suelo y recojo un pedazo de rama medio seca, ideal para ser tallada, mientras me dirijo a la cabaña... esa es mi vida, sencilla y ajena a complicaciones.
Llego y me siento en una vieja mecedora que tengo asentada bajo el alerón de chapa que me hace de porche mientras contemplo ante mí el excelente paisaje que me brinda el bosque. Trato de conciliar el sueño mientras sobeteo el pedacillo de rama de roble que he encontrado, acariciando cada forma, soñando mil fantasías.
Finalmente, y tras un pequeño descanso, decido una forma, la forma de una mujer que de vez en cuando me visita. No sé aún como se llama, ni sé a qué se dedica, simplemente me observa con ojos tristes, callada... luego desaparece.
Mi cabeza trata de formular cada algoritmo que me permitirá sacar todas las curvas de la figura.... pero solo consigo recordar sus ojos. Al final saco la navaja de mi bolsillo... esa navaja que utilizo como único instrumento para todo.
Soy viejo y estoy cansado, pero cada vez que veo a esa mujer me siento joven, más vivo. Mis manos van tallando con destreza esa forma que recuerda mi mente, y poco a poco va apareciendo una figura que se le asemeja bastante.
La he terminado, y ahora contemplo la silueta del pequeño pedazo de madera al sol del ocaso. Pero no es su silueta solamente lo que veo, detrás del oscuro perfil aparece ella, ella que me está mirando con sus ojos tristes. De pronto sonríe y su expresión se vuelve amable. Quiero hablar con ella, acercarme, tocar su piel, conocer su olor... así que rebusco en mis bolsillos algo, un objeto bello, algo dable. Pero no lo encuentro... y mis dedos solo tropiezan con mi gastada navaja. Quiero levantarme, pero a pesar de que me siento joven mi cuerpo me resulta pesado y es ella quién se acerca a mí.
Sus labios tropiezan con los míos mientras su mano me coge y me lleva, lejos de la cabaña, lejos del otoño.
Es otoño, esa extraña estación que marca el paso entre la vida y la muerte.
Más allá del bosque, en el claro puedo ver la cabaña donde vivo, pero ya no hace falta que vaya. En el suelo del porche, bajo el alero, he dejado mi navaja.

Locomotoro 260406

Imagen: Árbol de la muerte. ©Verónica Guzmán (México, 1970) extraída de: http://www.veronicaguzman.com/

Serie "Primavera" nº 2

  10.03.09 17:58, por , Categorías: Mis imágenes

¿Me acercas al baile?

  09.03.09 19:12, por , Categorías: Mis textos, Fantásticos, Ciencia Ficción y Terror

Es su primer baile, quizás encuentre el príncipe azul. Sigue soñando despierta, nunca se le ha presentado nada fácil. Incluso los estudios los ha tenido que hacer casi por libre cuidando a unos y a otros, es su obligación. El baile es la única oportunidad que le queda para conocer gente. Tiene miedo. Nunca se le ha dado bien relacionarse, demasiadas preguntas acerca de su no asistencia. Con fuerza, su mano sujeta el bolso prestado. Se atusa el vestido intentando devolverle un aspecto vaporoso perdido por el tiempo y la contaminación, y se mira en el espejo, indecisa y emocionada.
En la entrada ya su primo aguarda. La mira con indiferencia, resignado tal vez, obligado seguramente.

Estás linda. —No hay sinceridad en sus palabras.

Sabe que su aspecto no dista mucho del de los otros días, aunque haya puesto en marcha unos trucos con los que aparentar mucho más sofisticada. Con el movimiento circular de sus dedos sobre las mejillas, dibuja el colorete; de igual forma sus labios mordidos enrojecen y se acentúan con el brillo que le presta la saliva; ¿quién le hubiera dicho que el hollín, aportaría a su mirada profundidad? Y quién si no, podría dudar del perfume engañosamente fresco, de los ácidos dulzones y frutales de la piel de una mandarina.
Lo había imaginado de otra forma, pero las circunstancias obligan. Siempre que veía la oportunidad, su dilema pasaba por acercarse con el mejor aspecto posible para intentar llevar a cabo su propósito. Y sabía que era efectivo. Lo único que le molestaba de toda aquella historia, era tener que depender siempre de su primo, pero así había comenzado todo, y así debía continuar. La armonía familiar no puede romperse, le habían dicho.

¿Estás lista?
Claro primo, este es siempre mi momento favorito.
Pues aquí te quedas.

A pocos kilómetros del club de golf, su partenaire se desvanece. Alguien para, y la recoge. Ella sonríe.

Habéis hecho bien en deteneros. No es bueno correr tanto en este tramo. Por más prisa que tengáis vale la pena llegar. Miradme a mí, nunca llegué y dudo que pueda lograrlo.

CRSignes 100607

Una transmisión veraz. De Mon

  09.03.09 13:21, por , Categorías: Mon, CONTEMOS CUENTOS 6

Encanados como locos, gesticulando como posesos, como si quisieran quitarse cientos de avispas de la cara, ¿contradictorio quizás? O ¿ese es el comportamiento de un grupo de misteriosa procedencia, llenos de locura, tal vez embriagados de fantasía?
El entorno resultaba excelente para clavar las tres patas del teodolito, alto, despejado y de aspecto firme. Solo era necesario orientar bien el instrumento y esperar la caída de la noche.

25 de Septiembre de 1967
Colina de Masada (Desierto de Judea, cerca del Mar Muerto) Jerusalén.

Algunos escritores citaban entre líneas este lugar de extraña composición morfológica, seguramente en los libros de batallas que narraban las épicas aventuras de los Sarracenos por estas tierras. Pero no es esto lo que nos trae aquí, hemos venido precisamente por lo contrario, hemos detectado en el centro de radares del Monte Palomar un extraño y débil rebote de onda corta que precisamente tiene uno de sus principales valles justo en el centro de este enorme y plano montículo de 440 metros de altura. Las señales han podido ser descifradas por agentes de la KGB y vaticinan un contacto del exterior de nuestro planeta, casi seguramente en son de paz.

Resulta dable la conjunción de coordenadas halladas por nuestros mejores científicos, es justo aquí el lugar preciso de máxima recepción, unos 120 milivoltios es incluso una cifra nada despreciable para venir del espacio.

Las lecturas son directamente perforadas en papel continuo, a simple vista logramos adivinar ciertos algoritmos matemáticos y series de números en combinaciones binarias.

El último mensaje ha sido aterrador. “Vais a morir en el verano de vuestro año 2006”

Entre risas y algarabía por parte de los científicos escépticos pero con cierta preocupación por parte de los fenomenólogos, acaba una dura jornada de recogida de datos en lo alto del gigante de piedra.

Ya en el hotel algunos comenzaron a contar los años que faltaban para la fecha señalada, 38 años.

-Jajaja, ¡cuanto tiempo, nunca llegaremos a verlo probablemente nuestros hijos sí…!

Hoy tengo miedo, soy el único de la expedición que queda en vida y estos datos se mantenían en riguroso secreto.

24 de Abril de 2006
En algún lugar de España

Solo puedo enviar este correo electrónico y avisaros que faltan 45 días y que el mensaje no se ha interrumpido, aportando nuevos datos, en todos estos años. Yo no estaré el día señalado ya no puedo sostenerme sobre el alerón.

Mon 250406

Clarisa, la vaca blanca.

  08.03.09 20:15, por , Categorías: Cuentos

En un ranchito alejado del pueblo, y situado detrás de un hermoso y verde valle, vive un personaje especial. Se trata de una vaca, Clarisa. Una vaca totalmente color blanco. Y eso la tenía tan deprimida que ni leche podía dar. Pero, le sucedió algo que le cambió la vida para siempre.

Un día, después de una mañana esplendorosa, unos nubarrones empezaron a cubrir el cielo del valle. El ranchero preocupado por sus animales de la granja, dejó el apero tirado y despavorido corrió a meter al granero a sus tres cerditos, seis gallinas, un burro, dos caballos y a su vaca blanca.

Llovía y llovía sin parar. Los truenos y relámpagos tenían asustados a todos los animales, menos a uno, a la vaquita. Clarisa se sentía de lo más contenta con el aguacero, tanto que decidió salir y mojarse en la lluvia.

Caminaba calmosa por el arrecife cerca del río, donde ya se sentía un lodazal. Se entretuvo mordisqueando una planta de laurel cuando de pronto una enorme luz cayó dentro del río.

Extrañada, se acercó y observó. Del agua, emergía un extraño ser color verde. Envuelto en un resplandor se acercó a Clarisa y le habló:
-Hola vaca, veo que no me temes. Soy habitante del Asteroide Castalia, y he venido a buscar un cometa que se desprendió de mi hogar. ¿Me podrías ayudar?

Clarisa pestañeaba incrédula, sin prejuicios, recordó donde había visto un cometa. Llevó al extraño hasta un monte alto y le señaló el lugar. En una cerca de alambre, un cometa colgaba atrapado. El ser verde, flotó hasta el cometa, lo liberó, y lo vio alejarse entre la lluvia más allá de las nubes. El cometa emitía cientos de colores mientras subía.

El hombrecillo agradecido, le otorgó un regalo a Clarisa y desapareció. Desde aquella tarde de lluvia, Clarisa pasea feliz por el campo mostrando a todos sus grandes manchas color negro. Ahora, es una vaca pinta como todas las demás vacas de la región. Y es la mejor produciendo leche.

Lo curioso de este caso, es que la vaca, sigue siendo color blanco. El hombrecillo verde le regaló tres mágicas palabras: “confía en ti”.

Clarisa sabe que es blanca, pero ahora ella comprende que ser diferente no es malo, y que puede ser igual o mejor que cualquiera. Ahora ella sabe, que los demás verán de ti, lo que tú quieres que vean.

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Serie "Primavera" nº1

  08.03.09 19:42, por , Categorías: Mis imágenes

Cuando no estas

  08.03.09 06:25, por , Categorías: Palabras jugando a ser versos

Tu camita se quedó sola,
la almohada reclama y se queja
buscando tus mejillas de sol
Pero no te siente, solloza y llora

Tus cochecitos no ronronean
Callaron los motores invisibles
Porque ya no hay nadie
Con quien jugar carreras, ya no roncan

El oso de peluche mira el vacío
Sus ojos negros no brillan
Tu abrazo está lejos, no existe
Y tan solo lo abraza el hastío

Y en medio de tu habitación
Espero ansiosa tu regreso
Añorando entre lagrimas
Tu sonrisa alegre
Tus ojos bellos como estrellas
Tus manitas suaves como nubes
Y tus palabras que como gotitas
Inundan mi corazón:
Mami te quiero

Cuando tu no estas
Siento que no tengo un cielo

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Entierro prematuro. De Suprunaman

  07.03.09 09:35, por , Categorías: Suprunaman, CONTEMOS CUENTOS 6

Constantino Castellano era el menor de tres hermanos, sus padres siguieron el negocio familiar, el tráfico de alcohol. Constantino no llegó a terminar octavo curso, los algoritmos no eran lo suyo y empezó a integrarse en la familia.
No era un gran asesino, era más bien un negociador aunque no renegaba de las pistolas.
En poco tiempo la vida de Constantino se volvió excelente, su fama aumentaba y sus propuestas dables, cada vez gustaban más a los miembros de la familia, que veían aumentar sus cajas de caudales.
Vivía en una mansión enorme, fue entonces cuando Constantino conoció a Linn, una joven a la que contrató como asistenta. Pronto surgió entre ellos algo especial, a Constantino le parecía estar viviendo un cuento de fantasía.
Eran tan felices que hasta decidieron casarse, Linn empezó a preparar todas las cosas de la boda, en unos cuantos meses estaría todo preparado.
Pero los negocios de Constantino dieron un giro, todos sus envíos eran incautados por el FBI, empezó a perder puntos entre la familia, no acababa de entender que es lo que ocurría, probablemente había un chivato entre ellos.
Era el día de la boda, Linn estaba preciosa, vestida de novia, Constantino paseaba nervioso por toda la casa, al llegar a la cocina escucho unos pequeños zumbidos, la cocina era el lugar donde realizaba gran parte de sus negocios, y movido por un impulso miró bajo la mesa descubriendo un micrófono escondido, fue a la habitación de Linn y le preguntó:

-¿Qué es esto Linn? ¿De dónde ha salido?
-No lo se Constantino.
-¿Quien ha estado aquí? Dímelo. -dijo con un tono de voz alterado
-Vino un hombre, -dijo ella llorando
-Dios mío, ¿el FBI?
-Me dijeron que sabían de tus negocios y que te encerrarían a menos que tuvieran información de tus compradores.
-Dios Linn, te han utilizado como un instrumento en mi contra y ahora ya no hay solución.

Constantino hizo una llamada y aparecieron dos tipos en un coche familiar beige, rematado por un alerón.

- Vamos Linn -dijo Constantino
-¿Dónde?¿Dónde? -dijo llorando, su tez blanca tenía ahora unos chorreras negras que le resbalaban por la cara. Constantino le tapó los ojos con una venda y le dio un beso.

Estaba oscuro allí dentro, olía a tierra húmeda, estaba metida en una caja aterciopelada, por más que gritara, Linn ya estaba muerta.

Suprunaman 24/04/06

Deconstruyendo a Caperucita

  06.03.09 13:21, por , Categorías: Mis textos, Fantásticos, Ciencia Ficción y Terror

Las hojas de prensa dibujan el sendero recorrido con pasos ligeros, mientras canturrea una inocente tonadilla. Esquivando charcos, pinta en sus bordes las huellas que le acercan a su destino. El tropiezo casual, bella y bestia cara a cara, no lo hubiera sido tanto, si retrocediendo en el tiempo, se hubieran percatado de un primer encuentro fortuito, e inoportuno.

— ¡Ridículo!
— ¿Me habla a mi?
—No preciosa, sigue tu camino y no molestes. —Le dice mientras guarda el móvil en su bolsillo.

Los nudillos desnudos han golpeado mil veces la puerta que no se abre.
Nuestra Caperucita, menos inocente que la del cuento, insinúa una sonrisa al avispado lobo que aguarda la llegada de la ingenua. El temporizador se para, la luz pronto se apagará.
El teléfono suena:

— ¿Aló!... Otra vez tú. Que me dejes te he dicho.

Apenas si susurra en la escalera, parece que no quiere que le oigan.

—Me necesitas.
—Es pronto aún, márchate. —Le contesta, pero él no reacciona ante la adversa respuesta. En cambio, la niña curiosa no aguanta más, y estirándole de la chaqueta le interroga:

— ¿Viene a ver a mi abuela?
—Ella no quiere verme. Puede que tú tengas más suerte. Toma, dale esto. —Contesta sereno.

Introduce un objeto por el lateral del canastillo.

— ¿Puede golpear la puerta por mi? Usted es más fuerte.

La luz se apaga al tiempo que suenan los primeros golpes.

—Abuela, soy yo. Ábreme.

La luminosidad que se cuela por la rendija de la puerta deja ver la cesta que la niña le entrega.

—No puedo dejarte pasar pequeña. —Dice mientras se inyecta.

La asistenta aprieta el botón. Antes de retirar el cubo y la fregona, se percata de los rastros que ensucian su trabajo, una hora de faena desperdiciada por la ennegrecida huella de los pasos ocultos. Retorna a humedecer el suelo embaldosado, dibujando nuevamente la senda de prensa escrita. El temporizador de la luz comienza la cuenta atrás, pero ese ir y venir durará poco. Posiblemente hasta que Caperucita se encuentre con el lobo, o el lobo invada la casa de su abuelita.

CRSignes 141208

Fuente imagen: Caperucita roja. Acrílico 2006 ©Marcelo Bordese (Argentina) Extraído de: http://www.artebus.com.ar/bordese/

Palabras para el "Contemos cuentos 6"

  06.03.09 09:17, por , Categorías: CONTEMOS CUENTOS 6

Las palabras propuestas y sugeridas para esta quincena fueron las siguientes.

ALERON

ALGORITMO

DABLE

EXCELENTE

FANTASÍA

INSTRUMENTO

Para la segunda semana se sugirió la creación de relatos de viajes que podían ser: en cualquier persona verbal; a modo de carta, crónica o diario; o simplemente un relato que tratara sobre ese particular.

Chiquitín

  05.03.09 19:46, por , Categorías: Cuentos


Cinco amigos se creían olvidados por el tiempo, pero un día, los descubrieron y pasaron de ser cacharros empolvados, a las más vistosas, deslumbrantes y coloridas aeronaves que jamás hayan volado.

Cinco hermanos, heredaron de su abuelo un almacén donde éste guardaba desde hacía años, cinco modelos de aeroplanos. Los jóvenes quedaron encantados con el hallazgo y se dieron a la tarea de remodelarlos.

Una mañana, el sol se despertó con el rugir de los motores de las avionetas. Una a una, surcaban el cielo rasgando las nubes con sus grandes alas. Rojo, batía sus alerones brillantes, seguido por Azul dando volteretas y mostrando orgulloso sus dos franjas color blanco. Amarillo, volaba junto a Cometa, ligeros se dejaban acurrucar entre el viento. Por último, se elevaba Chiquitín, el avión mas pequeño de los cinco. A este le costaba mas trabajo mantenerse en el aire, así que su piloto, solo lo subía por unos minutos y después lo aterrizaba con cuidado.

Chiquitín, sentía tristeza porque sus amigos eran grandes y poderosos, mientras que el a pesar de haber sido reparado, todavía tenía secuelas de aquella terrible guerra donde apenas se salvó. Para colmo, era objeto de las burlas de Rojo que se sabía el mejor de todos.

Después que fueron regresados a su andén, Rojo no paraba de hablar de lo maravilloso que era volar mas allá de las nubes, algo que solo el podía hacer y miraba con lástima al pequeño avioncito que en un rincón se despachurraba con su pena.

La noche llegó silenciosa, todos dormían placidamente. Todos menos uno. Chiquitín salió sin hacer ruido. Se acurrucó entre la hierba y miró al cielo. Sumido en su tristeza, miró de pronto cientos de destellos que se aproximaban. Eran perseidas casi transparentes que revoloteaban a su alrededor. Con sus ojos suplicantes, pidió un deseo.

Al siguiente día, Chiquitín recordaba su deseo; pensó que había sido un sueño. Pero aún así, sentía unas inmensas ganas de salir y volar.

No esperó a su piloto, abrió el portón y corrió hasta elevarse. Poco a poco empezó a deslizarse por el azulado infinito. Fue inevitable sonreír y suspirar al sentir el aire acariciando su fuselaje. Chiquitín nunca se sintió más feliz. Ese día se convenció de que los sueños no son efímeros, que siempre se pueden hacer realidad si se desean con todo el corazón.

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