En un ranchito alejado del pueblo, y situado detrás de un hermoso y verde valle, vive un personaje especial. Se trata de una vaca, Clarisa. Una vaca totalmente color blanco. Y eso la tenía tan deprimida que ni leche podía dar. Pero, le sucedió algo que le cambió la vida para siempre.
Un día, después de una mañana esplendorosa, unos nubarrones empezaron a cubrir el cielo del valle. El ranchero preocupado por sus animales de la granja, dejó el apero tirado y despavorido corrió a meter al granero a sus tres cerditos, seis gallinas, un burro, dos caballos y a su vaca blanca.
Llovía y llovía sin parar. Los truenos y relámpagos tenían asustados a todos los animales, menos a uno, a la vaquita. Clarisa se sentía de lo más contenta con el aguacero, tanto que decidió salir y mojarse en la lluvia.
Caminaba calmosa por el arrecife cerca del río, donde ya se sentía un lodazal. Se entretuvo mordisqueando una planta de laurel cuando de pronto una enorme luz cayó dentro del río.
Extrañada, se acercó y observó. Del agua, emergía un extraño ser color verde. Envuelto en un resplandor se acercó a Clarisa y le habló:
-Hola vaca, veo que no me temes. Soy habitante del Asteroide Castalia, y he venido a buscar un cometa que se desprendió de mi hogar. ¿Me podrías ayudar?
Clarisa pestañeaba incrédula, sin prejuicios, recordó donde había visto un cometa. Llevó al extraño hasta un monte alto y le señaló el lugar. En una cerca de alambre, un cometa colgaba atrapado. El ser verde, flotó hasta el cometa, lo liberó, y lo vio alejarse entre la lluvia más allá de las nubes. El cometa emitía cientos de colores mientras subía.
El hombrecillo agradecido, le otorgó un regalo a Clarisa y desapareció. Desde aquella tarde de lluvia, Clarisa pasea feliz por el campo mostrando a todos sus grandes manchas color negro. Ahora, es una vaca pinta como todas las demás vacas de la región. Y es la mejor produciendo leche.
Lo curioso de este caso, es que la vaca, sigue siendo color blanco. El hombrecillo verde le regaló tres mágicas palabras: “confía en ti”.
Clarisa sabe que es blanca, pero ahora ella comprende que ser diferente no es malo, y que puede ser igual o mejor que cualquiera. Ahora ella sabe, que los demás verán de ti, lo que tú quieres que vean.
Clarisa, la vaca blanca.
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