Bloggers de La Gran Calabaza

Foradada

  05.04.09 19:37, por , Categorías: fotografía, destinos

Un pequeño espacio dentro de un blog pequeño para mostrar un lugar encantado, si cabe, mínimo pero enorme en cuanto a dimensiones mágicas se refiere. Un día en Columbretes no te deja impasivo, más bien te acompañara su recuerdo en el quehacer del presente.


© Ramón J. Usó 2008

Seguimos jugando 2. Ricardo Acevedo y CRSignes

  05.04.09 12:09, por , Categorías: Poemas, Cosas que contarle a... Monelle

Una eterna Venecia con callejones misteriosos
donde se esconde el más tierno de los besos,
fragmentos de libros escritos en clave,
el último tango en Valencia
tocado por una banda con los ojos tapados,
rozar el cielo raso con el último beso de la semana,
alcanzar el orgasmo en el medio de un tren del metro
ante los embrutecidos pasajeros,
horas de caminata lunar con Martinis y aceituna,
la gran marea de refrescos burbujeantes
que asola nuestra costa privada,
vampiros de Armani que nos protegen
contra comandos de paparatzi,
la banda sonora de Sergio Leone en cada uno de duelos.

©Ricardo Acevedo Esplugas 2005

En un espacio callado y quieto,
después del sonido vibrante del silbido
de “la muerte tenía un precio”,
momento preciso de sincronizarme
con tus pulmones en el aire tibio
de una noche de verano en los fiordos,
o respirando el último aliento de oxígeno
tras una despresurización espacial,
aguantaríamos tan solo por mirarnos a los ojos
plenos del reflejo de las estrellas,
y pasarnos el uno al otro con la mirada,
con las manos, el ansioso contacto,
el apasionamiento y caprichoso deseo,
del primer helado,
de la primera golosina dulce y fresca
en la boca de algún niño en el Coppelia.
Todo y más nos perderíamos
en el interior de un mundo constantemente bombardeado
por deseos, palabras del pasado, del futuro,
que hablaran de hipotéticos encuentros
rodeados de cine de terror,
del mejor que conocemos,
nos atraparía la tela de la araña del menguante,
jugando con flores al lado de un ser nacido del trueno,
vigilaríamos a los misteriosos vecinos,
esquivaríamos desagradables
vómitos y escupos de algún endemoniado.
Todo y más en la noche,
con la brisa del malecón rozando nuestro cuello,
cerrándonos el uno al otro sin retenernos.

©CRSignes2005

El Soldado. De Locomotoro

  05.04.09 11:23, por , Categorías: Locomotoro, CONTEMOS CUENTOS 7

Serían como las 12 de la noche, una noche jodidamente cerrada. La lluvia caía sin cesar, como un castigo divino, aunque no más castigo que esa maldita guerra. En la trinchera, se pueden ver muchas cosas, pero lo más latente es el miedo. El miedo que te rodea, que se respira, sobre todo cuando pasa mucho tiempo sin el sonido de una bala. Eso significa solo una cosa, que dentro de poco tocarían el toque de “bayoneta”.
Por espacio de media hora, la gente fue recogiendo sus efectos personales, guardándolos en bolsillos, cascos y botas. Al mismo tiempo que sacaban sus capillas personales, las fotos de sus amantes, de sus madres, sus relicarios y amuletos, y cada uno comenzamos a rezar en silencio.
Pero yo ya no creía en nada. Hacía tiempo que los colores de la bandera por la que luchábamos se habían desteñido. Ahora solo era una cuestión de vida o muerte. De nada serviría sentirse mohíno. Era necesario sacudir con fuerza el prepucio de la ira hasta hacerle escupir con furia contenida toda la rabia.
Sonó la corneta y se hizo un silencio que duró unas décimas de segundo. Tiempo más que suficiente para despedirnos con la mirada. Ya no nos decíamos adiós, sino más bien hasta luego, porque después de tantos meses si había algo que habíamos aprendido era que la muerte aguarda detrás de cada línea, en el espacio que queda entre un fusil y un cuerpo.
El espíritu homicida de cada uno apareció de pronto y nos lanzamos como bestias desbocadas al incierto destino.
Llegué hasta la esquina de lo que quedaba de la iglesia, miré hacia atrás, y los vi menguar en la lejanía, ante el sonido de una ametralladora. Giré y entré corriendo por la nave principal, frente al altar. Despejado, allí no había nadie, me encontraba solo. Algo blanco hizo que girara la cabeza y entonces me sentí muerto. Era un pedazo de guata, un pedazo de guata que cubría la cabeza de Ángel, mi compañero de escuela, ahora... mi asesino. En un acto instintivo, cargué el fusil y vi con horror que no tenía munición. Pero él no se inmutó, continuaba allí, apuntándome sin prisa. Era un blanco perfecto. Solté un taco al saberme muerto y al mirarlo vi que él estaba sonriendo.
¿Como va, amigo? No te preocupes... no te quiero mat...—Un sonido seco hizo que no pudiera terminar la frase. Me miró con la muerte en los ojos, y allí se quedó dormido, entre mis brazos, empapado por unas lágrimas que en ese momento no pude soltar. La historia de una guerra puede ser muy larga... pero se puede explicar de una manera muy corta.

Locomotoro 12/05/06

Cornell Capa

  04.04.09 19:34, por , Categorías: fotógrafos

(Budapest, 10 de abril de 1918[1] - 23 de mayo de 2008) fue un fotógrafo estadounidense de procedencia húngara, miembro de la Agencia Magnum y hermano del también fotógrafo Robert Capa.

Nacido en Budapest, Hungría, Capa se trasladó a París cuando tenía dieciocho años para trabajar con su hermano, Robert Capa. En 1937 se marchó a Nueva York donde se incorporó al equipo de trabajo de laboratorio fotográfico de la Revista Life. Tras servir en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, se convirtió en fotógrafo de Life en 1946. Entre los muchos trabajos que sirvieron de portada a la revista destacan los retratos de personalidades como Jack Paar, el pintor Grandma Moses y Clark Gable.

Cuando en 1954 su hermano Robert murió a causa de una mina mientras cubría los inicios de la Guerra de Vietnam, Cornell se integró en la Agencia Magnum de la que su hermano había sido cofundador. Desde Magnum destacaron sus trabajos en destinos tan dispares como la Unión Soviética o la Guerra de los Seis Días como fotógrafo de guerra.

Al inicio de 1967, Cornell montó una serie de trabajos junto a un libro titulado The Concerned Photographer (El fotógrafo inquieto), que tuvo muy buena acogida y fue su primera exposición pública. Del resto de su obra destaca la serie JFK for President que tomó para la revista Life en la campaña de John Fitzgerald Kennedy a la Presidencia de los Estados Unidos en 1960. Sobre la misma temática publicó, junto a otros autores de la Agencia Magnum como Henri Cartier-Bresson y Elliott Erwitt, un libro sobre los primeros 100 días del Presidente Kennedy. Fue director del Centro Internacional de Fotografía de Nueva York.

Al mismo tiempo, ha dedicado una parte importante de su trabajo a difundir la obra de su hermano Robert Capa, en especial frente a las acusaciones sobre montajes o falsificaciones en imágenes como la del miliciano que cae abatido durante la Guerra Civil Española y sobre la que Cornell demostró, con datos, que se trataba de una imagen legítima, ofreciendo el nombre del soldado y la fecha de la muerte.

Capa falleció el 23 de mayo de 2008, a los 90 años de edad.

Serie "Primavera" nº 16

  03.04.09 17:52, por , Categorías: Mis imágenes

La mirada. De Monelle

  03.04.09 11:21, por , Categorías: Monelle, CONTEMOS CUENTOS 7

Su cabello se alborotaba revolucionado por el rápido caminar. Ese rojo hiriente, impreciso y alegre que lo iluminaba, desprendía reflejos hipnóticos que, en ocasiones, semejaban el fuego que consumía mi corazón, para menguar, otras, al candor de las hojas caídas de los árboles en otoño.
Aún repito una vez y otra... ¿Por qué miras para atrás a cada paso? Sigue flotando en mi interior esa pregunta.
Caminabas con inquietud como si temieras por algo. Si hubiera sabido lo que te abrumaba tal vez todo hubiera sido distinto. Mantenías esa tensa y fugaz mirada al pasado de tu recorrido, escrutando cada rincón medio oculto, moviéndote tan ligera que apenas si reparabas en lo que te rodeaba.
¡La suerte me acompañó aquel día! El azar quiso que te pararas justo enfrente de mí. La tardanza en descargar el carbón para las calderas, quiso que durante al menos dos minutos te quedaras inmóvil, momento que aproveché para perderme en tu rostro. Te diste cuenta de que no te quitaba los ojos de encima, mientras limpiaba guata en mano los coches de caballos estacionados en la calle.
Por un segundo tu mirada se cruzó con la mía. Mi mohíno rostro se transformó, y me sonreíste.
¡Qué rápido sucedió todo! Algo se interpuso en el espacio que compartimos por un instante. Otra mirada, otro reflejo, otra expresión, algunos gritos, tacos malsonantes y amenazas, un zarandeo violento de imprevisibles consecuencias..., y tus ojos implorando clemencia. La mano homicida se introdujo en la carne rompiendo la vida.
Escudriñé el rostro de aquel hombre. Le empujé, pero el daño ya estaba hecho.
Creí ver en sus ojos la mirada perdida que provoca la sangre recorriendo desde el prepucio hasta la nuca, la fijeza del orgasmo, la de la entrega cuando se consiguen conquistar los sentidos, antes de caer a sus pies. Creí ver en mis manos, impregnadas en rojo, el color de tus cabellos. ¡Sonreí!
Mi propia sangre me confundió, pero tu mirada no me la inventé. Aún la siento. Mientras te alejabas de la mano de mi asesino, tus ojos repletos de lágrimas me llenaron de amor.

CRSignes/Monelle 12/05/06

“Jlysty” *

  02.04.09 11:58, por , Categorías: Mis textos

A Manel Aljama

“El mayor placer de Dios es perdonar a los más grandes pecadores.”
Grijorij Efimovich, Rasputín.

¿Ni en la muerte me vas a abandonar? Siempre supe que nos encontraríamos de nuevo. No sé si estoy preparado.
Retornar al día aquel de diciembre se hace menos duro ahora que nuestros destinos parecen juntarse. Dijeron que tuviste conocimiento del peligro que corrías a mi lado, y aún así te fiaste de la invitación.
Cada trago resbalando por tu esófago, portaba el escozor amargo del veneno de la rabia; cada bocado disfrazado en el dulce envoltorio del azúcar, acompañaba el miedo a tu poderosa influencia. Mientras tanto, mis risas de satisfacción se juntaban con las tuyas en el goce del momento. Luego las mías se tornaron secas al ver la resistencia de tu cuerpo… inmortal. Y disparé. Una única bala que atravesó tu corazón. Caíste de bruces. ¿Cómo pudiste volverte a levantar? Tenía que huir, dejar que otros se enfrentaran a mi miedo.
Dejaron que calmaran las aguas que bajaba con fuerza, pero no resurgiste. Las gélidas aguas del Neva te engulleron, lavaron el rostro de nuestro imperio que apenas si sobrevivió unos meses más. Fuiste culpable de la depravación que encendió a las masas. Bestia demoníaca que escudaba en Dios la depravación y el libertinaje que te dio el nombre. Vergüenza inconmensurable para los temerosos del altísimo. Corrompiste, a unos y a otros: a los primeros infectándolos en el temor a lo divino; frente a los otros, lo lograste dejándonos en evidencia, sacando a la luz nuestras debilidades. ¿Acaso, a sabiendas o no, fuiste tú el artífice, la clave de los revolucionarios, lo que los bolcheviques necesitaban para justificar su barbarie? Lo corrompiste todo. Las mujeres se mostraban livianas de ropa en tu presencia, dejando mancillar sus cuerpos y trincar sus mentes. Y tú te vanagloriabas de ello. Eras el sabio, el gran adivino, el profeta que iba a salvar nuestra estirpe. Ninguna superchería salida de tu boca ha tenido eco. Tu muerte sorprendió a muchos, escandalizó a unos pocos, y satisfizo a la mayoría. Dijeron que no era cierto, que sin el cuerpo… Que tú retornarías. Pero ese ilusorio pensamiento duró bien poco, y terminó por desvanecerse con el tiempo.
Maldigo al ser mil veces maldito que representas y lo hago desde el placer que me provoca haber sido el artífice de tu muerte, por que sé, que ese Dios en el que justificabas tu obsceno proceder, me perdonará.

CRSignes 290309

* “Jlysty" convencido, es decir: alguien dispuesto a cometer los mayores pecados.

Serie "Primavera" nº 15

  01.04.09 11:06, por , Categorías: Mis imágenes

La morada. De Naza

  01.04.09 08:07, por , Categorías: Naza, CONTEMOS CUENTOS 7

Ahí estaba; majestuosa, solitaria, defensora de su espacio, capaz de aliarse con los dioses para preservar su virginidad terrenal. Le pertenecía a Ellos.
Algunas noches veía como figuras luminosas que terminaban en prepucios incandescentes penetraban en ella de forma repetida y placentera. Sólo a Zeus le estaba permitido tocarla, y Él lo sabía. Receloso de su más postrero y preciado tesoro quería defenderla de infidelidades oníricas. Capaz de protegerla de seres indeseables como yo, haría todo lo posible para que fracasara en mi intento de, simplemente mirarla.
Una bruma permanente sobre su cara me recordaba a la hurí de mis sueños. Buscar su imagen en mi mente significaba un cambio de mi estado de ánimo, entonces la jornada más aciaga, de rostros huraños y gestos mohínos se difuminaban en esbozos de sonrisas, miradas de complacencia y deleite de los sentidos.
La espiritualidad de mi amor por ella fue menguando a la par que crecía mi deseo de poseerla. La obsesión se apoderó de mi razón. La mesura dejó paso a una esquizofrenia homicida. O era mía o moriría en el intento de hacerle llegar mi mensaje de amor carnal.
La obcecación me llevó a abandonar el mundo. Estudié cada uno de sus pliegues, de sus curvas. Se convirtió en mi más deseada meretriz de aquel burdel prohibido. Mis amigos me tildaron de excéntrico, los que no me conocían; de desequilibrado. Pero no me importaba, cuando lucho por algo no hay nada más satisfactorio que darlo todo por conseguir lo que deseo.
Ahora que he regresado todos se quieren fotografiar conmigo. Cuando llegué a la cumbre vi un mundo distinto. Allí sobre una poltrona estaba Él. No me dijo nada, sólo tomó con sus manos una porción de nubes y la aguató a modo de cojín.

-Siéntate aquí. Tenías que venir, ¿verdad? Ya no respetáis ni mi última morada. ¿Qué debo hacer contigo, despeñarte? Eso sólo conseguiría atraer a otros fanáticos como tú.

Acaba de nacer una leyenda. No, no eres tú, te anticipo que tu gesta será efímera, por encima de todo prevalecerá la leyenda de todo aquel que suba a esta montaña perderá la lucidez y vivirá ausente viendo mi rostro de por vida.
La ausencia de oxigeno perturbo mi mente. Ese fue el veredicto final. ¡Nadie creyó mi historia!
Hoy he arrancado otra hoja del calendario de taco, de nuevo su rostro aparece en el nuevo día; imperturbable.

Naza 12/05/06

Casual

  31.03.09 20:24, por , Categorías: Mis textos

Era la vez número doscientos setenta que en el laboratorio Sven, empleado desde hacía veinte años en la empresa, con un método desarrollado por él mismo, un hilo había sido introducido por el ojo de una aguja. A cientos de kilómetros, Karina, madurita empleada en confeccionar los ovillos manualmente en una empresa de lana, de un solo tiro, como un dardo, encestaba la totalidad de su producción diaria. Sus compañeros jugaban con ella cambiándole la posición y la distancia del recipiente, sin conseguir nunca que fallara ni una sola vez. Este hecho sin importancia, tenía poco de casual y mucho de habilidad innata. Sin cuento alardeaba de un antepasado suyo que llegó a ser un reconocido golfista, y de un pívot en la N.B.A. que era su primo.
A puntito de alcanzar los quinientos enhebramientos consecutivos en el laboratorio, la maquina falló, pero Sven no desesperó, tenía confianza en sí mismo. Además era verano, y tanto Karina como él decidieron ir de vacaciones. Así sucedió que coincidieron en un mismo vuelo rumbo al Caribe.
El azar los sentó en asientos correlativos, en el mismo hotel y con las mismas excursiones. No tardaron en saber de sus empleos relacionados, de sus gustos compartidos, de sus éxitos y de sus fracasos, forjándose una amistad y confianza, que sorprendió a todos los compañeros de viaje. Muchos fueron los que se estrujaron el coco sobre que tanta coincidencia no podía ser casual; se llegó a comentar, que entre ellos hacía mucho que debía haber algún rollo, tal era el grado de afinidad entre ambos.
Fuera como fuese, tanto a Sven como a Karina les resultó gracioso aquel juego de insinuaciones, pero los constantes cuchicheos de aquellos cotillas acabaron por sobrepasarles. No les gustaba ser mártires de nada.
El viajé llegó a su fin, se acercaba el momento de la despedida. Hacía casi dos días que no se hablaban, incluso llegaron a cambiar los asientos del avión. Sin sutilezas, todos pendientes, estaban convencidos de que alguno de los dos haría lo impensable para despedirse efusivamente. Pero no sucedió nada. Al menos nada que pudieran ver. De ello fue responsable la habilidad de Karina. Había escrito sus datos en un papel que lanzó directamente al bolsillo de la chaqueta de Sven.
A la mañana siguiente, Karina recibió el primer mensaje de texto en su móvil. Un SMS de amor tardío que decía: TE QUIERO.

CRSignes 150708

"Un Escritor Vencido" (micro)

  31.03.09 17:14, por , Categorías: Narrativa



Hay un hombre cuyo propósito inmediato es subir una escalera. Sube al primero, se rompe. Intenta subir a gatas poniendo los pies en el segundo y las manos en el quinto; donde habitan los pies, aguanta pero el siguiente apoyo se rompe.
Hay un hombre con una intención inminente: abandonar.



Chajaira

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Carta a Java el Brut. De Suprunaman

  30.03.09 12:18, por , Categorías: Suprunaman, CONTEMOS CUENTOS 7

9 de Mayo de 2006

Luc CagantBroses
Planeta Naboo
CP. 1001
Ciudad: Kaguera

A la Atención del señor Java el Brut

Muy Señor mío:

Hace varias lunas mientras mis amigos celebraban un guateque espacial, les atacaron sus soldados, que como homicidas, violaron a nuestros droides y tocaron las tetas a todas nuestras amigas con la excusa de una inspección rutinaria.
Estoy un tanto mohíno también con usted señor Brut, pues me han llegado noticias de que a mi amigo Solo, la madre de vuecencia, le ha pegado un taco y le ha cortado el prepucio, no es que me sepa mal, pero al menos podrían haberle puesto Mercromina para curarle, digo yo.
Por otro lado, todos sabemos que a mi hermana Ralla (Snif) CagantBroses, le gusta mucho la fiesta y que sus soldados la encontraron con una guata húmeda en la frente, pasando la resaca en el puticlub “Cuarto menguante”, a mi y a la resistencia nos gustaría que nos la devolviera, pues no sabemos de donde sacar la coca.
Del mismo modo, espero me devuelva los droids violados, pues próximamente tenemos una “rave” gay y una de las principales atracciones es el sexo droid.
Sin otro particular y esperando no tener que penetrar en sus dominios por la FUERZA se despide afectuosamente.

El Julay Luc CagantBroses

Suprunaman 10/05/06

Serie "Primavera" nº 14

  30.03.09 09:05, por , Categorías: Mis imágenes

Maloras

  30.03.09 03:44, por , Categorías: Cuentos


Terminó la hora de la comida. El último comensal ayuda a levantar los platos y llevarlos al fregadero donde la nana ya los espera para dejarlos relucientes.

Con natural desenfado, los “grandes” empiezan con una tanda de bostezos y lagrimeos por el sueño que se siente después de un buen almuerzo. Despistadamente cada uno se retira a sus habitaciones a tomar una siestecita; unos minutitos dicen para hacer mejor la digestión.

El ruido del chorro del agua cesa, lo cual indica que nana es la siguiente en ir a dormir. La casa se viste de quietud y como actores de película muda, los chiquillos salen sigilosos hasta el patio.

Es pleno meridiano. Hace tremendo calor y el sol se ha ocultado tras las nubes que anuncian la borrasca. Clima ideal para juegos y andanzas de niños.

Una pelota panzona aparece en escena y empieza dar botes y rebotes por los adoquines del traspatio. Risas y algarabías van desplazando al silencio. Un cometa se alza sobre el cielo ayudado por el viento y acaba en agonía enredado en un cable de electricidad. Otra vez la pelotota rebota contra bardas tumbando macetas y alguno que otro ladrillo suelto.

Las miradas de complicidad y temor se acompañan con un silente momento. Los chicos retienen la respiración esperando ver aparecer en cualquier instante a alguno de los “grandes” para reprenderlos por lo sucedido y por el ruido que hacen. Nadie aparece. Con un suspiro de alivio reanudan la diversión.

Pero un minuto después, escuchan un grito:
- ¡Maloras! Siempre tienen que andar con sus travesuras a deshoras. ¿Que no pueden dormir un rato?

Todos los pequeños corren disparados a diferentes lugares de la casa. Entre risas cortadas por la falta de aliento comentan:
- ¡Nos pilló la nana otra vez!
- Hay que tener mas cuidado.
- Tú tiraste las plantas.
- Pero tu gritabas más fuerte…..

Así se va otra tarde dando paso a una negra noche. Ya las malas horas pasaron y los “maloras” reposan tranquilos esperando el regalo de un nuevo día.

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El Mundo de Chajaira. Presentación.

  29.03.09 21:53, por , Categorías: Presentación





El Mundo de Chajaira, no es más que un mundo particular como el de otra persona cualquiera.

Chajaira nació como seudónimo literario y virtual. Para mí tiene un significado especial, algo que engloba mi personalidad y mi raíz. Está formado por dos vocablos, un canarismo: “Cha” que significa señora, doña y otro bereber o amazig: “Jaira” que significa cabra.

¿Por qué una cabra? pues por varias causas: porque es un animal que siempre me atrajo, no como símbolo satánico ni mucho menos, sino como animal de compañía. Es noble, hermoso, ágil y solitario aunque busca el resto del rebaño.
Y porque es un animal básico en mi cultura, símbolo social y uno de los animales principales en la alimentación y vestimenta aborigen de mi tierra: Chinet (Tenerife).

Mi escritura es el pergamino auténtico de mi existencia, en ellos brindo mis sentimientos más víscerales y en todo hay símbolos de mi cultura y mi terruño. No me siento habitante del mundo, aún no creyendo en las fronteras, sí creo que cada quien pertenece al lugar donde se cría, esa es la diversidad del mundo, es más, así creo que debe de ser. Cada espacio es auténtico (aunque adaptable en tiempo) como lo es cada persona.

Se dice de mí que poseo una lírica profunda, otros una jocosa forma de interpretar la cotidianidad, otros una sensualidad nata… en realidad he llegado a creerme que lo que escribo es una unión de las tres, todos tenemos ciertas particularidades inevitables y todo ello se refleja en la escritura.

La poesía es mi género rey, el gran incomprendido pero el imprescindible donde haya un sentimiento profundo. Todo lo que contemplo tiene un prisma poético, porque no soy capaz de llegar a la simpleza de la lógica, aún conociéndola y sabiendo que es el camino más fácil. Pero no, no soy cabra mansa que del corral al prado o al pienso y viceversa; soy mujer y soy cabra que otea el inmenso mar que me rodea desde la loma más solitaria.

Carmen Expósito (solsticio de invierno de 1965).

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