Archivos para: "Mayo 2009"

Inesperado. De Suprunaman

Había cagado en un tiesto, tan guripa como era; únicamente esto había encontrado en aquel zulo al que llamaba casa. Era un zurullo grande y hermoso, sin pensárselo metió las manos en el tiesto y empezó a amasar aquella boñiga. Primero hizo una pelotita… Leer más... »

La casa de las imágenes. De Crayola

Paredes viejas y cansadas. Ladrillos guardando en su polvoriento rojo grandes secretos. Grietas ocultando voces insospechadas. Todo el lugar encierra el misterio del tiempo sobre el tiempo. El marco ideal para un nuevo refugio que sirve de escape a una c… Leer más... »

Palabras para el "Contemos cuentos 9"

En el plazo de quince días que duró este número 9, hicimos uso obligatorio en nuestras historias de las siguientes palabras: ARCO CUADRILLA FLAMEAR GURIPA LOLAILO ZULO Para la segunda semana de la quincena, la propuesta consisti… Leer más... »

El gran golpe. De Naza

—Los calamares son "preces". —El Bolo no daba más de sí. Entrecerró los ojos y entreabrió la boca, ese rictus lo tenía desde hacía quince años y así se quedó. —No digas tonterías, los calamares son cetáceos que viven en el mar de Abisinia. Le resp… Leer más... »

Mediometro (2ª Parte Un cambio de hábitos). De Locomotoro

Después de aquello, decidí un cambio de aires. El marrón no me sentaba bien, así que me dirigí al pueblo de mi ex, que en paz descanse. Pocos me conocían allí, aunque yo conocía a todos. Me presenté a Papi, que era como llamábamos al padrino. Se alegró… Leer más... »

Ese pequeño diablillo. De Marola

Ese endiablado crió de tan solo tres años nos llevaba de cabeza, sus ráfagas de rabia, mala leche y su maléfico pensamiento nos hacia ir a todos de boli detrás de esa especie de calamar que se escurría, resbalaba y alcanzaba con sus pequeños tentáculos t… Leer más... »

Cambio de hábitos. De Locomotoro

Veinte años de oficio y diez en la trena son más que suficientes para que cualquiera cambie de hábitos, sobre todo cuando el fiscal hace un trato para que “largues” y te quiten esos cincuenta que pretendían colgarte de la condena. Así que cayó todo Dio… Leer más... »

Chasquidos. De Locomotoro

Un chasquido fue lo último que pudo oír. Hay muchos tipos de chasquidos, pero en un barrio en el que el hombre más adinerado no pasa de ser un capataz, es prácticamente imposible escuchar el chasquido de unos zapatos de claque, o el suave chasquido del b… Leer más... »

Saliendo del infierno. De Marola

Una gran ráfaga de aire rozó aquella noche mi piel, había salido de aquella habitación temblando, con los nervios de punta por ver aquel maléfico cuerpo tirado entre las sabanas, sin rostro, sin expresión, sin alma. Aquella endiablada noche me había tr… Leer más... »

Tinta para morir. De Aquarella

¿Libertad? ¡Menuda falacia! Un lujo que los que vivimos en esta parte de la ciudad no nos podemos permitir. Mi barrio está marcado por un maleficio que divide a sus habitantes en dos bandos - los matones y los fiambres - aunque lo habitual es que pases d… Leer más... »

Media hora. De Locomotoro

Miró el reloj por encima de sus gafas con cierto desdén. Eran las tres y tres minutos de la tarde. Eso le daría media hora aproximadamente para terminar lo que aún no había comenzado, mejor dicho lo que estaba haciendo en esos momentos. Tiró a la basur… Leer más... »

¡Qué puedo perder! De Monelle

Llevaba un mes sin descansar. El trabajo se acumulaba, y pese a ser asuntos de poca monta, la dejadez en mi labor podía significar una larga temporada sin un mal bourbon que echar a la boca. Aparqué el coche y entré en casa. Vi salir por detrás del s… Leer más... »

En busca de mi destino. De Suprunaman

Se mueve como una endiablada sombra en la penumbra, sube a su chopper y aprieta el botón, aquella casa salta por los aires. Me llamo Dennis Hopper y busco mi destino, roooommm, roommm, (suena la música de los Rolling Stones) A to be waaaaayyy. Circulan… Leer más... »

El Casino de Suprunaman. De Mon

El Endiablado Calamar, así llamaban a José Luís “El Hampón” entre su grupo de amigos de la infancia. De pequeño, El Hampón, coleccionaba películas de súper 8 que guardaba celosamente entre bolas de naftalina y latas de galletas Marías. En sus mágicos c… Leer más... »

La película. De Naza

— Hola, perdona el retraso. — No te preocupes — ¿Hace viento ahora? — Uf a ráfagas, es un día raro. — ¿Y el niño? — Se ha quedado con tu madre. — Estás guapa hoy. — Gracias es un halago, más viniendo de ti, no te prodigas en piropos últimam… Leer más... »