Tinta para morir. De Aquarella
Por monelle elMay 12, 2009 | EnAquarella, CONTEMOS CUENTOS 8
¿Libertad? ¡Menuda falacia! Un lujo que los que vivimos en esta parte de la ciudad no nos podemos permitir. Mi barrio está marcado por un maleficio que divide a sus habitantes en dos bandos - los matones y los fiambres - aunque lo habitual es que pases del primero al segundo tras una ráfaga de disparos. El destino se encarga de ponerte en uno o en otro, decide por ti sin que puedas decir nada.
Voy a presentarme: Me llamo Enzo, pero sé que cuando no estoy delante todos me llaman “El calamar” desde que a una puta barata que pretendía halagarme se le ocurrió dirigirse a mí como “mi dulce calamarcito”... unos cuantos puñetazos acabaron con las risas que inundaban el local y algunos dientes por el suelo, pero no he podido quitarme el mote.
Las malas lenguas hablarán de mi carácter endiablado, de las muertes que llevo a mis espaldas — muchas — de mi desdén por la vida ajena. No tenéis derecho a juzgarme, es... era mi trabajo. Es fácil opinar desde fuera. ¡Aquí os quería ver yo! Os estaréis preguntado por qué os cuento todo esto… ya no puedo moverme, pero la última frase que he oído, que oiré en mi vida, lo ha dejado claro
— ¡Mira! Al calamar se le escapa su tinta roja — y las carcajadas se han ido perdiendo en la distancia.
Encima los cabrones me dejan frente a un enorme anuncio de congelados. Me estoy desangrando... el bando de los fiambres me espera y no tardaré en llegar. No recuerdo las preces necesarias para que Dios me saque de ésta, aunque si no me ha hecho ni puto caso en cuarenta años no creo que me lo hiciera ahora. No, no recuerdo como se reza, pero me asusta morir solo, me arrepiento de todo lo que he hecho. Eso sí, como me entere de que alguien se atreve a llamarme calamar vuelvo y me lo cargo ¿Está claro? Un respeto a los muertos.
Aquarella 31/05/06
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