Bloggers de La Gran Calabaza

Feliz Navidad

  24.12.08 18:06, por , Categorías: fotografía

Toda la familia os deseamos feliz Navidad de todo corazón.

"ROTOS"

  23.12.08 22:32, por , Categorías: Poesía


Escuchando una canción que un amigo mío suele dedicar: O TÚ O YO, de José José, me ha salido este poema que me recuerda que no debemos dejar ponernos cadenas ni pestillos cuando el corazón se enloquece de amor.

ROTOS


Hoy puedo romper los cristales
de nuestra ventana en tu frente.
Pudiera sentir la sangre
correr ligera por mis manos,
pero sólo hay escarcha de vidrios rotos.

Ya no hay paredes traslúcidas,
entre tú y yo, solos tú y yo.
desnudos los cuerpos y las palabras.

Hoy puedo suturar cada herida,
las que me hiciste con lápices de colores,
las trazaste cirujana-mente intencionadas.
Acobardada la ira, no hay despecho,
sólo tiempo perdido, amor y almas rotas.

Ya no existen velos difusos,
entre tú y yo, solos tú y yo,
de frente las bocas y las palabras.

Hoy puedo decir que hay dos Todos
y nunca más dos mitades enlazadas,
las falsedades cayeron mustias,
la fuerza del pasado camina reposada,
y tu frente abierta sigue en–callada-

Ya no existen las cadenas que doblegan,
ya no hay albas y noches inventadas,
solos tú y yo haciendo crecer otra ventana.

Chajaira, La Laguna 23 de diciembre de 2008


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Estrenamos invierno

  23.12.08 18:28, por , Categorías: Mis imágenes

Esta mañana ha sido la más gélida desde que llegó el frío. No sé si el recién estrenado invierno nos volverá a dejar estampas tan heladas y hermosas como las que hemos vivido esta mañana aquí en San Juan de Moró, pero estaré pendiente de ello, pues imágenes como éstas vale la pena inmortalizarlas.

Palabras para el "Contemos cuentos 4"

  23.12.08 11:00, por , Categorías: CONTEMOS CUENTOS, CONTEMOS CUENTOS 4

ALMA

ASEXUADO-A

BALLESTA

CÁNDIDO

MIRADOR-RA

SECRETER

Comenzábamos el cuarto a finales de marzo de 2006, y puesto que las dos semanas de duración de cada uno de los juegos daba para más, al finalizar la primera semana, se propuso añadir a las normas ya conocidas y las palabras, un elemento cambiante que en esta primera ocasión consistió en realizar los textos a modo de carta. En total se realizaron 21 relatos con la magia de las anteriores ocasiones y la firma de los ya aparecidos hasta ahora, y alguna nueva incorporación.

Una noche casi sin estrellas

  22.12.08 22:54, por , Categorías: Cuentos

Casi dan las seis de la tarde y Tito corre de un lado para otro como potrillo desbocado buscando su zapato izquierdo. Refunfuñando con su mujer, busca aquí y busca allá. Buscó bajo la sopa, no está. Buscó detrás del armario, tampoco está. Se le hace tarde para trabajar. Su trabajo es muy importante. Es “estrellero”. Estrellero es el que se encarga de salir cada noche a eso de las siete a poner las estrellas en el cielo. No es un trabajo fácil, solo unos cuantos pueden hacerlo. Tito es uno de ellos. Es un duende que vive en una montaña con su esposa duende. Lleva más de cien años cumpliendo con esta misión. Su padre lo hizo antes que él, y el abuelo antes que este, y así sucesivamente hasta perderse en una cuenta infinita. Es un oficio monopolizado por la familia de Tito. Todos los hombres de su estirpe, han sido y serán estrelleros. No ha pasado que una noche se quede sin estrellas y él no será el primero en que le suceda. Al no encontrar su zapato, decide ponerse los tacones de su esposa Tita. Esta se ríe a carcajadas del pobre Tito, que trastabillando camina hacia la puerta. Se coloca su chaqueta, su sombrero, y toma la pequeña escalera y la mete en su bolsillo. Abre la puerta y para su mala suerte, ha empezado a llover. Pero esto no impedirá que lleve acabo su tarea. Se encamina entre lodazales hasta la punta de la montaña, sube a una roca y saca la escalera de su bolsa. Una vez en posición, mágicamente la escalera crece y crece formando espirales y perdiéndose en el cielo. Tito tiene que subir a un peldaño y subirá en un instante. Pero los tacones no le permiten mantener el equilibrio y cae de la escalera, después de la roca y rueda montaña abajo. Tito gritaba y gritaba por sus estrellas que se salían de su bolsillo mientras caía. No le importaba su vida, él solo quería poner las estrellas en el cielo. Tita que había seguido a su esposo para llevarle su par de zapatos, lo rescató antes de que cayera demasiado lejos. Le ayudó a recuperar las estrellas, y juntos subieron hasta donde estaba la escalera. Esa noche, no solo hubo un estrellero colgando estrellas, también por primera vez en la historia, una mujer también colgaba estrellas al lado de su amado. Esa noche, los luceros brillaron como nunca.

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Continuación de un juego

  22.12.08 19:28, por , Categorías: Cosas que contarle a... Monelle, Poemas

No me canso de comentaros que la separación, que ahora ya sentimos bien lejana e irreal -el tiempo cierto es que borra la angustia, reflotando las cosas buenas de los malos tiempos-, favoreció el intercambio creativo; era una forma de sustituir los roces físicos tan necesarios en la pareja. Cerrar los ojos y dejarse llevar por la imaginación, era como si, al hacerlo, la otra persona estuviera enfrente vaciando todo lo bueno que lleva dentro para compartirlo contigo. Quizás os suene extraño, tal vez haya que vivirlo para saber de lo que os estoy hablando, aunque haceros un favor, y si podéis evitar este mal trago, no os apartéis nunca del ser amado; y si no tenéis más remedio, que este tiempo sea lo más corto posible.

Cuando Ricardo y yo escribimos ésto (el enviaba su texto y yo contestaba enseguida intentando mantener el hilo de sus versos), aún estábamos a un año de nuestro reencuentro (realmente desconocíamos cuánto más se iba a prolongar esta tortura), encima acabábamos de separanos, después del viaje de una semana, única escapatoria que nos quedaba para estar juntos (los viajes a Cuba no son precisamente baratos), y la angustia de la cercanía rota de nuevo, hacía fluir estos versos.

DEL OTRO EXTREMO DE LA MESA DEL MUNDO, VIDA, CAMA, PÁGINA,…

Estás tú
imperceptible en el tiempo
de risa y furia... fácil
rodeada de esa magia
que ya no se encuentra
ni entre los papiros u otrora poderosos talismanes
como principio y fin de todo.
En un diván (no trono)... estás tú
dispuesta siempre a la fantasía (sexual)
a cumplimentar mis palabras
a ser mi brazo derecho (cuando mi espada descansa)
a rescatar mis pergaminos del fuego
a ser yo... si fuera necesario.

Ricardo Acevedo La Habana 10/08/05

Porque la fantasía contigo no es posible:
¡Eres real!
Me dejo arrastrar por esos sueños que nos unen.

Porque desde mi asiento:
trono, diván, tierra o nube
la tranquilidad desea ser rota por tu presencia.
Es algo que ya hiciste.
¡Repítelo pues, una y otra vez!

Porque una vez despertaste la ira de mis sentimientos,
alimentaste mi alma, conseguiste abrir en mi el camino del amor,
atrapaste el deseo y dominaste mi entrega,
¡Te amo incondicionalmente!

Los gigantes que nos oprimen
no podrán separarnos, ni acallarnos, ni demolernos,
son insignificantes comparados con el tamaño de nuestra pasión.
Dices que soy el pergamino, el amuleto...
¡Tú el único que puedes hacerlo funcionar!
¡Eres el mago que mueve los hilos!
¿Seré como los elementos y tú tendrás la magia?

CRSignes 240805

Hasta aquí pudimos llegar

  21.12.08 12:07, por , Categorías: Mis imágenes

Hasta ahí pudimos llegar, no nos dejaron avanzar más. Eso impidió que disfrutáramos de uno de los lugares más emblemáticos y hermosos de L'Illa Grossa en las Columbretes. Estaban en obras y para evitar riesgos nos tuvimos que contentar con esta vista tan parcial y lejana de la edificación. Una pena.

Neobautismo. De Aleisterdeleden

  21.12.08 11:48, por , Categorías: Aleisterdeleden, CONTEMOS CUENTOS 3

“El cielo es el yin y el yang, lo frío y lo caliente,
El orden en el que se suceden las estaciones.
El ir a su favor o en su contra, de ello depende
La victoria militar.”
(SUN TZU)

Al lo veía como si aconteciera en ese mismo instante, él sostenía por el pezón un higo mientras la muchacha, jadeante por los escarceos amatorios, intentaba morderlo. Abrió la puerta de la tienda y ocurrió: Algo sin estructura aparente, de forma esférica y brillo fosfórico se coló allí, deteniéndose sobre las otras dos ocupantes. Buscó la cámara fotográfica mientras le ordenaba que cerrara la tienda, intentando atrapar aquel ser que, alargándose, salió sin que nada ni nadie pudieran impedirlo. No tuvieron tiempo para el desánimo, pues inmediatamente comenzaron a ver unas imágenes que de no haber comentado en vivo no hubieran creído. Al supo de su pronta muerte y ella de su responsabilidad en la misma, pese a todo se hundieron en un sueño polivalente no exento de visiones repletas de sensualidad, debían descansar ya que temprano saldrían buscando agua y no en el pilón de la fuente.
Amanecieron caminando por un seco cauce que no gustaría a una japuta, por un camino de horas. Él buscaba una estrategia, no le apetecía morir. Ya sin ideas, la naturaleza le brindó la salida, allí estaba, en medio de aquel desierto, un vergel de aguas diamantinas. Pese al cansancio, los cuatro corrieron hacia el lugar, el agua brotaba de la nada formando unas pozas, de singular hermosura, en las que su compañera de sueños fue a caer…
Solución: se mojaba, rescataba a la dama y salía con ella y rebautizado como Alter: su yo más instintivo, poderoso e incontrolado. No iba a durar mucho, esta parte moriría y su desaparición le iba a dejar sin fuerzas mágicas, pero sobreviviría su yo intelectivo.
La repentina liberación de Alter provocó de todo: lluvia, truenos, granizo, viento, una tormenta que les ayudó a conocer mejor el pueblo. A la luz de relámpagos vieron las extrañas formas y figuras pintadas sobre las paredes en un tono casi sangrante. Avivó fenómenos inauditos en el interior de una casa tapiada, en la que comenzaron a escucharse golpes sobre el embaldosado mientras leían un pentáculo imposible dibujado en la pared. Y acabó provocando su marcha precipitada ante las fantasmales voces que les invitaban a salir de allí… hacia la noche.

Aleister del eden 24/03/06

¡Diablo de crío!

  19.12.08 18:02, por , Categorías: Mis textos, Fantásticos, Ciencia Ficción y Terror

El detenido ingresó en prisión, pasadas las cuatro de la madrugada. Realizó una confesión completa en presencia de su abogado. Durante su declaración (llena de incongruencias, afectado, sin duda, por algún tipo de shock), no cesó de jurar, que había quemado no sé qué manuscrito, legajo que según él, sobrevivía a todos los intentos de destrucción y que había encontrado en el callejón de acceso a su casa.
Venga García, el tiempo es oro. Déme un culpable. Demuestre que no es tan lerdo como dicen.

El prestigio del teniente García estaba en juego, presentaba su caso ante el imponente comisario Gómez, un tipo de trato difícil. Estaba nervioso.

La autoría de los crímenes, la muerte de los cinco inquilinos del número 9 de la calle Perales, a excepción de su hijo que no sufrió ni una magulladura, cometidos la madrugada del pasado martes 3 de junio, la corroboró al indicarnos la localización exacta del arma homicida, un cuchillo de cocina de veinticinco centímetros de hoja, que ya obra en poder de la policía científica. En su narración que, si me lo permite, calificaría de irracional e incoherente, parecía que desvivía lo vivido. Paso a leerle, textualmente, un fragmento de la misma: —el teniente tragó saliva antes de de continuar — “…Un poder irracional se apoderó de mí al recoger el manuscrito. Recuerdo haberlo quemado, ser testigo de cómo las llamas verde-azules de su alquimia maldita lo consumían. Pero al instante, encontré a mi hijo jugando con él, gesticulando de una forma demoníaca. Reconocí el rictus de su mirada, pues lo había visto en mí al recoger aquel manuscrito. Se lo arrebaté de las manos y lloró como si le hubiese robado la vida. Recuerdo haber hecho el amor con mi esposa… ¿dónde está? Y al despertar allí estaban ustedes, apuntándome con un arma. Sé que he hecho algo terrible, pero por el amor de Dios quítenle ese maldito papel a mi hijo.” Una cosa más señor. El acusado intentó convencerme de que su hijo, acabaría haciendo lo mismo que él. ¿Se lo imagina? ¡Un bebé de tres años!
Gracias García. Vaya a hacer compañía a ese niño, no tardarán en llegar los servicios sociales. Por cierto, no intente quitarle el rollito de papel que lleva en la mano, llora mucho. ¡Diablo de crío!

CRSignes 310708

Una cena más. De Monelle

  18.12.08 14:31, por , Categorías: Monelle, CONTEMOS CUENTOS 3

Arrancó la manzana por el pezón y comenzó a devorarla.
Paseaba todos los días siguiendo la misma ruta. Después de las tareas domésticas, se regalaba unas largas caminatas que le ayudaban a salir del tedio diario.
Se había casado joven. Cuando niña sus padres no lo habían tenido nada fácil. El cambio constante de ciudad, de colegio, de hogar,... forjó un desencanto, en las relaciones familiares, que dieron al traste con todas las ilusiones y sueños.
Y ahora era ella la que se enfrentaba a una crisis. El día se convertía en una amarga sucesión de horas solitarias en las que no encontraba descanso y, la noche, quedaba para el reposo sin aportar ninguna cosa más.
Aquella manzana, representaba de alguna forma su vida. Por fuera, de cara al exterior, la dulzura se dejaba intuir, ningún golpe era visible, estaba intacta; parecía que guardaba aún toda la frescura del fruto recién cogido del árbol; pero por dentro escondía tal vez algún elemento que podía dañarla. Sabía que si algo funcionaba mal se gestaría en el interior de su estructura. Es por ello que, en aquel momento, cuando sus manos aún sostenían el corazón de aquella fruta, la apretó fuertemente con la mano, y se dijo para sí que lo protegería. Las buenas simientes —continuó— se encuentran dentro, y de ellos dependía que germinaran o no.
Regresó a casa con el convencimiento de que gracias al pensamiento polivalente que le proporcionaron sus experiencias ya vividas, sería capaz de atajar los problemas actuales.
Aquella misma noche lo hablaría con su esposo durante la cena.
Fue al mercado, y en la pescadería consiguió un hermoso ejemplar de japuta con el que confeccionar el plato principal de un menú expresamente ideado para complacerse, para regalarse un tiempo precioso, justamente de aquellos que casi nunca sabían aprovechar y que comprendió era de vital importancia para una mejor convivencia.
Con ajo, perejil, un poco de pan frito, unas almendras, pimentón dulce y vino blanco, preparó en el pilón una majada con la que enriquecer el ya de por sí gustoso manjar.
Cuando por la noche sintió las llaves en la puerta se abalanzó hasta ella, y sin dar tregua a su enamorado, le besó.
Aquella noche, el embaldosado suelo del salón les sirvió de improvisado lecho.

Monelle/CRSignes 23/03/06

Los sabores de la luna

  18.12.08 02:25, por , Categorías: Palabras jugando a ser versos

Una vez me dijeron que la luna era de queso, con hoyos por dondequiera y que corren ratones através de ella.

Después me dijeron que la luna era de pan, que estaba rellena de miguitas que la hacían esponjada y blandita.

Pero también me dijo alguien más que la luna es de vainilla; que corren ríos de leche amarilla, dejando un aroma dulce alrededor de su redonda figura.

Yo creo que puede ser de queso, de pan y de vainilla, o tal vez no tenga ningún sabor, pero lo que es totalmente cierto, es que es hermosamente enorme y es nuestro nocturno farol.

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Y el hielo se vuelve agua

  17.12.08 14:39, por , Categorías: Mis imágenes

El diario

  16.12.08 13:27, por , Categorías: Mis textos, Fantásticos, Ciencia Ficción y Terror

Mi vida está unida al mar. A última hora de la tarde salí a pasear hasta la playa, aunque una helada brisa obligaba al retiro. Sentía un inmenso pesar; mi árida existencia, creía, había llegado a su último capítulo. Al sentarme sobre las rocas, observé en la orilla un libro apunto de ser arrastrado por las olas. Lo recogí antes de que se perdiera entre la arena y el agua. El líquido parecía haber empapado nada más que la gruesa cubierta; pero al abrirlo comprobé que la humedad dañaba también sus hojas. Decidí regresar a la fonda en dónde trabajaba; el calor del hogar podía salvarlo. Hasta aquella playa, llegaban los objetos perdidos de los barcos que se hundían. Quise descubrir su origen, parecía un diario, pero el cansancio propio del día que terminaba me obligó a retirarme, dejando el libro entreabierto apoyado frente al fuego.
Al día siguiente, emprendí las obligaciones que el trabajo me exigía, y fue casi a media mañana que recordé mi hallazgo; un brillo extraño parecía envolverlo, por un momento pensé que alguna brasa había tocado sus páginas ya secas y próximo estaba a sucumbir entre las llamas. Al girarlo, me sorprendió contemplar cómo sus letras desaparecían al tiempo que la humedad se elevaba en forma de vapor. Por una extraña cualidad, aquella tinta etérea se volatilizaba como las ganas de vivir se diluían en mi mente. La tristeza dejó paso a la angustia; un extraño fuego quemaba mis entrañas acelerando la desaparición del texto, y sólo el azar, fue responsable de que me diera cuenta de todo. Mi vida pasada, los acontecimientos recientes, incluso el paseo y el encuentro fortuito del día anterior, se hallaban allí escritos. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Debía decidir si dejar que se extinguiese el texto junto con mi vida, o devolverlo al mar confiando en que éste volviera a engullirlo, para soltarlo únicamente cuando mi tiempo llegue a su verdadero fin. Ya en la playa lancé el diario bien lejos. Nada más podía hacer.
A la mañana siguiente, el trabajo se amontonaba en la fonda, como los mendrugos de pan sobre la mesa, y yo tenía que seguir viviendo. Ahora sabía que si el mar devolvía nuevamente aquel diario, mi vida estaría próxima a terminar. Solo esperaba estar conforme con ello si volvía a ser testigo del mismo hecho.

CRSignes 281207

Un hogar dónde siempre encontré paz. De Belfas

  16.12.08 10:23, por , Categorías: Belfas, CONTEMOS CUENTOS 3

Como cada mañana Carmelo se dispone a realizar su tarea, encender la lumbre para que cuando Isabel se levante encuentre la habitación cálida. Una casa con una estructura ancestral que cobija cientos de recuerdos (ocho hijos viviendo entre esas paredes dan para mucho).
El tiempo ha dejado que sus menesteres sean simples y sencillos, aun así, Carmelo se siente útil y realizado. Un hombre campechano y polivalente que a lo largo de su vida, siempre estuvo bien considerado por su intachable trayectoria.
Después se dirige presto al corral, se encuentra con sus gallinas y conejos, cuando advierten su presencia, se arrojan a sus pies para que les mime y les alimente. Les rellena el pilón de agua y tras coquetear con ellos, se marcha en busca de blanquita, una joven cabra traviesa que solamente a él obedece. Toma la vasija de barro y se dispone a ordeñarla, humedece sus pezones con suavidad y, con habilidad dirige el chorro de la leche al fondo del cuenco.
Isabel esta en plena faena, esta preparando el puchero, hoy comerán potaje. Patatas, judías, un chorizo y una morcilla caseros son los ingredientes.
Isabel sobre el suelo embaldosado coloca en riguroso orden todos los componentes esperando el momento apropiado.
Carmelo regresa con el recipiente de la leche, la hierve y prepara el desayuno. Coquetean, sonríen y charlan mientras desayunan.
El ruido de la puerta de la calle les anuncia que alguien viene, se levantan, conocen esa forma de llamar, sus viejos corazones se aceleran de felicidad. Abren la puerta y sonriente les aguarda su nieto favorito. La agitación les embarga, un cálido abrazo provoca en los azules ojos de la sensible Isabel lágrimas de emoción.
Pasan al interior de la casa y se encuentran que, blanquita se esta comiendo las patatas.
Carmelo le grita ¡valiente japuta! Y emprende una carrera tras ella sin conseguir alcanzarla, ríen los tres juntos, mas tarde se sientan alrededor de la lumbre y emprenden una agradable conversación que dura hasta la hora de comer. Carmelo Narra incansable historia tras historia mientras su nieto e Isabel permanecen atentos al desenlace. La paz se hace un hueco en tan humilde hogar.

Belfas 21/03/06

En este frío otoño

  15.12.08 21:23, por , Categorías: Mis imágenes

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