Bloggers de La Gran Calabaza

Decisión

  19.06.09 12:00, por , Categorías: Mis textos, Micro cuentos

Se levantó con la intención de probar algo nuevo y le gustó. Lucifer, el Ángel Caído, ya nunca volvió a errar.

CRSignes 2003

La cabina de Panchamon. De Suprunaman

  19.06.09 09:09, por , Categorías: Suprunaman, CONTEMOS CUENTOS 9

Panchamon era un país muy amplio, kilómetros y kilómetros de extensión, pero tenía el problema que era muy estrecho, tanto, que las vacas, por poner un ejemplo, se mantenían con dos patas, o bien las derechas o bien las izquierdas.
Los panchamones, que así se llamaban los pobladores de este país, habitaban en una extensión de tierra que formaba un arco. Allí, el concejal de urbanismo consideró que debía colocar la cabina telefónica y alrededor todos los edificios de organismos públicos. Primeramente ubicaron la cabina y al ir a construir el resto de edificios se dieron cuenta que no cabían, así que se fueron a vivir todos en la diminuta cabina.
Mil panchamones en la cabina, se organizaban estratégicamente para no molestarse los unos a los otros.
El sr. Hole, fue el primero que entró en la cabina en sus tiempos de mozo, era un guripa. 90 años después, se encontraba refunfuñando en el fondo de aquel lugar que se le antojaba un zulo.
Llegaron las fiestas nacionales y los jóvenes decidieron montar un partido de fútbol, y a todos les pareció buena idea. La cuadrilla de futbolistas se encasquetó el equipaje de la selección, pantalones de boca de campana y camisetas con volantes, parecían unos lolailos.
El arbitro silbo el inicio del partido, a los dos minutos pitó falta, - si no lo he “tocao”, decía el jugador mientras era amonestado.
El alcalde estaba nervioso por la actuación del colegiado, - ¡ponte gafas!, le gritaba chupando su puro. La vieja doña Engracia que estaba sentada a su lado daba cabezadas, el alcalde en un momento de arrebato se acercó efusivamente a la vieja, y con el puro flameó el plateado cabello de doña Engracia.
Todo el mundo empezó a abuchear al árbitro, y el señor Hole, como pudo se metió la mano en el bolsillo y sacó un encendedor, - ¡ahora verás!, y lanzó el encendedor hacia el colegiado. Éste que estaba ojo avizor hizo un quiebro y lo esquivó. El objeto fue a impactar en el cristal de la cabina que se hizo añicos. El aire entro en el recinto; con la presión la cabina se fue al suelo, y se tuvo que suspender el partido.
Fue entonces que el concejal de urbanismo le dijo al alcalde: - Creo que deberíamos hacer la cabina más grande.

Suprunaman 13/06/06

Serie "Primavera" nº 46

  17.06.09 09:36, por , Categorías: Mis imágenes

Fiesta de cumpleaños. De Suprunaman

  16.06.09 13:03, por , Categorías: Suprunaman, CONTEMOS CUENTOS 9

Me aburren los cumpleaños, siempre son iguales, besos y más besos, buena cara y pastelitos de fresa para toda la cuadrilla.
Este año iba a ser un año especial, la mayoría de edad estaba a la vuelta de la esquina y para celebrarlo papá me había preparado una fiesta por todo lo alto.
Vinieron mis tíos sicilianos, mis primos y algún amigo más, prácticamente la mafia de todo el mundo se encontraba allí, en mi casa.
A mi primo Beni le gustaba dar la nota, este año cantó el feliz cumpleaños vestido de lolailo mientras la tarta se flameaba, lo cierto es que más bien parecía “el coloso en llamas”. La gente estaba feliz, cantaban y aplaudían.
Antoine era el más refinado de mis primos, había estudiado en Oxford, era todo un atleta, campeón de arco en la universidad, esta cualidad le serviría para mucho en el futuro, indudablemente.
Mis primos favoritos, Beni y Antoine. Este año habían sido muy guripas y en secreto habían preparado el mejor regalo que yo podía imaginar.
Estaban todos bailando canciones de la Década Prodigiosa, fue el momento que ellos escogieron para darme su regalo.
Recorrimos prácticamente toda la casa, como si fuera un gincama. Al llegar al sótano me mostraron una puerta, y cual fue mi sorpresa que al abrirla, en aquel zulo encontré a Mateo Garramiola, el chico más guapo del instituto, atado y amordazado y sería mío para siempre. Gracias primos.
Mi nombre es Mafalda Aquarela, acabo de cumplir 18 años, hoy es mi cumpleaños y soy la chica mafiosa más feliz del mundo.

Suprunaman 12/06/06

Missing time

  15.06.09 19:36, por , Categorías: Mis textos, Fantásticos, Ciencia Ficción y Terror

¡No, estúpida es M U R C I É L A G O! Lo ves Marco. ¡Ojala pudiera llamar!

Pero Marco ni veía ni tan siquiera podía escucharla, yacía conectado a los aparatos que sustentaban su vida artificialmente.

¡A-7! —gritó. — ¡Pero qué tontos! Imagina que en lo que llevamos de mañana ya habría ganado 12.000 euros —suspiró.

La tele seguía entreteniendo las horas de encierro y la inquietud de una madre que aguardaba un milagro.

Hablar ayuda a las personas como tú. Veamos, lamento no poder decirte cómo tu padre entró en mi vida, si era un desastre o iba como un cromo, más bien, ni me di cuenta. Hasta tu llegada, no reparé en la posibilidad de aquel encuentro. Te lo puedes creer, algo tan importante y no lo puedo recordar.

Cuatro hombres con escafandras entraron obligando a salir a María. Mientras, unos operarios desconectaron durante unos minutos a Marco buscando alguna reacción, un movimiento involuntario o reflejo en su cuerpo.

¿Qué le hacen animales? No han tenido suficiente. Por su culpa se encuentra así —dijo mientras la entraban de nuevo.
Nada señor. Ella es muy suspicaz y no coopera, y el chi…co… Él…Él, sigue sin reaccionar.
Si no sabe cómo denominarlo, llámelo por su nombre. ¿Probaron la desconexión?
Así es señor, pero o es muy listo o las lesiones de los primeros exámenes se escaparon de nuestras manos, y los daños son irreversibles.

María se tiró las manos a la cabeza y miró a su hijo, pero no dejaron que se acercara a él. Tan sólo la soltaron al abandonar la celda en la que se encontraban.

No los pierdan de vista. Tarde o temprano nos puede sorprender, no es el primero que nos engaña. Todas estas criaturas tienen mayor aguante.

María tomó la mano grisácea de su hijo y la besó con ternura.

Lamento Marco que el encuentro con tu padre fuera tan efímero. No haberlo conocido conscientemente. Las aducciones no deberían existir. Tú eres hermoso hijo mío. No sé por qué tu padre tenía que ocultarse de mis recuerdos. Cuando todo esto termine, cuando estas bestias nos suelten, buscaremos a papá y nos iremos con él. Así debía haber sido desde el principio. Te lo prometo.

La cadencia del pulmón artificial era un fondo acústico demasiado duro para María, y la televisión vino nuevamente a enmascarar su angustia.

CRSignes 121008

Una ciutat a l'ombra de la natura

  15.06.09 19:33, por , Categorías: fotografía

© Ramón J. Usó 2009

Sierra de Espadán,
Hay momentos en que llegas a odiar la vinculación con la informática, esa ciencia casi obligada del siglo XX. Salir a dar un paseo con la mochila cargada de objetivos y superar la decena de kilómetros puede ser y de hecho es reconfortante. Paro unos instantes frente a cualquier campo corrompido por la vorágine inmobiliaria y siento una mezcla extraña de placer y nostalgia. Las nubes están allí, las montañas se perfilan inconfundibles, interminables y desde allí se pueden adivinar hilos de agua que inundan la costa de vegetación de ribera.
Vuelvo a esconder la cámara y sigo caminando bajo el sol en dirección a esa ciudad que me vió nacer y que permanece "inmóvil" a los pies de la sierra de Espadán y el Desierto de las Palmas.

Serie "Primavera" nº 45

  14.06.09 11:11, por , Categorías: Mis imágenes

¿Diferente? De Chajaira

  14.06.09 11:04, por , Categorías: Chajaira, CONTEMOS CUENTOS 9

Mi amiga Bárbara era algo loquita, no porque fuera una lolailo disparatada a la que le encanta bailar en el comedor de la facultad con su mp3 colgado al cuello siempre, aunque ahora parece estar más tranquila desde que ha descubierto la música “chill-out” . Todos la suelen mirar como un bicho raro. Lo de siempre, cuando alguien tiene la suficiente personalidad como para ser diferente es rechazada. Incluso yo misma me he ocultado de ella cuando estoy hablando con algún chico que me parece interesante, como verán, yo tampoco tengo personalidad.

Me extrañó que ayer no apareciera a las clases, la busqué en el zulo que utiliza para “desmemoriarse” –eso dice- limpiar su mente de impurezas saboreando su plátano flameado con el mejor coñac de su padre, pero no la encontré. También la busqué en la Atalaya, pregunté a la cuadrilla de jinetes si la habían visto con su caballo y nada. Empecé a preocuparme.

A media tarde ya me había olvidado de ella, me puse el chándal y me fui al gimnasio del campus como todos los viernes, me sorprendió ver aquel gentío y el resplandor de las sirenas de ambulancias y coches policías. Cuando logré hacerme paso entre la gente, estaba allí, colgada del arco de la puerta principal, con los auriculares puestos y la sonrisa amplia y un folio blanco colgado en el pecho que decía: “No soy tan original he acabado como los grandes”

Mirando su cara amoratada por la asfixia no me vino otra cosa a la cabeza más que lo que me solía decir cuando la veía sola y me acercaba a darle una bolita del chocolate que solía comprar en el descanso – Guripa, eres mi trocito de golosina más preciada.

Está claro, no tengo personalidad.

Chajaira 09/06/06

GATO

  12.06.09 19:53, por , Categorías: Vistazos

¡Gané!

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El mar haría el resto

  11.06.09 13:16, por , Categorías: Mis textos

Las primeras llaman los sabios artes adivinatoria,
y de éstas aún hay dos maneras… porque una de
ellas (las supersticiones), son para hacer pacto o
concierto con el diablo…
(Capítulo III de la “Reprobación de las supersticiones
y hechicerías” P. Sánchez Ciruelo)

Sor Doña Inés de la Estrada y Suárez de Hinojosa, junto a Doña Manuela debían apurar el embarque. Partían rumbo a España. El calor asfixiante de final del verano apenas si era aliviado por la brisa, que desde el mar calmo del amanecer, arribaba. A Sor Doña Inés las fuerzas le fallaron, un pequeño vahído le hizo perder el equilibrio. Dos hombres de la tripulación evitaron que cayera al agua. Sus pies hinchados y henchidos, aquel calzado le oprimía, habían tenido parte de culpa; aunque el ceñidor ajustado al pecho y el verdugado, también fueron responsables. Ya en el camarote, Doña Manuela asistió a su señora aligerándole las ropas, y dejando al descubierto el motivo de su marcha.

Soltaron cabos, levaron ancla e izaron velas. Pronto añorarían la bahía de La Habana, las costas de Cuba que simulando una línea coloreada a estribor, durante horas serviría de guía de navegación antes de adentrarse en el océano. A las ocho en punto, comenzó la misa.

Doña Manuela, esperamos que Sor Inés se encuentre mejor.
Gracias Vuecencia. Ruego disculpe a mi señora, no deseaba perderse el oficio, pero está indispuesta.
Descuide, más tarde yo mismo pasaré para ofrecerle los sacramentos. Debo velar por el alma de ustedes.
Nos complació saber que Su Excelencia viajaba también. Una dama sola, entre tanto hombre, y durante un largo viaje…, existiendo la posibilidad de cruzarnos con malandrines, piratas…
Ni lo penséis. Yo velaré por su fe, dignidad y honra.

Doña Manuela informó a su señora de las intenciones del Obispo. Ambas se afanaron por ocultar la verdad.
Doña Sor Inés, recién había cumplido veinte años, doce de los cuales los había pasado recluida, su severo padre así lo quiso, en la orden de las Betlehemitas en La Habana. Su avanzado estado de gestación, no podía ser descubierto. Su honra se vería dañada, y posiblemente debería cambiar el rumbo, huir hacia otro lugar. Aún teniendo motivos con los que justificar su estado, una dama de su posición ingresada además en una orden, sería pasto de la inquisición en el peor de los casos, y más teniendo en cuenta las circunstancias que las había relacionado directamente con otro tipo de rumores, que hacían referencia a ritos muy alejados de la fe cristiana.
Lo tenían todo calculado. El parto, debía ocurrir a mitad de travesía, y cualquier indisposición la achararían a los mareos propios del viaje. En cuanto al bebé… el mar haría el resto.

Eminencia, ¿qué motivo os retorna a la añorada España?
No se asusten señoras, pero es el Diablo. Corren rumores de que la situación se ha vuelto insostenible. Una peste de supercherías: adivinos, magos, astrólogos, y algunas prácticas irrespetuosas en congregaciones y órdenes, están asolando la fe. Por toda España, se pronuncian bulas, se realizan juicios, y se condena a todo aquel que osa adorar a Satanás. Y vos hermana, ¿por qué regresáis?
La grave enfermedad de un familiar me obliga. Me va a disculpar, vuelvo a sentirme indispuesta. —A punto estuvo de sucumbir a la tensión del interrogatorio.

Pero aquel avispado representante de Cristo desconfió de Sor Doña Inés y su dueña. Sin mayor referencia que el instinto de la elite inquisitorial, repasó los informes que portaba en diligencia al rey. No tardó en encontrar los datos que las relacionaban con la congregación, y el apremio de su partida. Es por ello que las espió y mandó vigilar. Misteriosas luces y extraños rezos, alertaron a los encargados de la misma. Pese a las evidencias, el Obispo decidió aguardar.

“… Los gritos cruzaban la nave de punta a punta. El cielo se nubló totalmente. El oleaje nos zarandeaba de una forma demoníaca, como si el mismísimo Lucifer, jugara con nosotros. De entre los goznes y rendijas de la puerta del camarote de Doña Sor Inés y Doña Manuela, pudimos observar movimientos poco habituales. Ocultos, aguardamos lo peor. Pasada la medianoche, cuando la tormenta descargaba su furia sobre nosotros, salieron ambas visiblemente afectadas. Doña Manuela se dirigió con un bulto entre las manos hasta cubierta. Allí, entre lágrimas y risas, pronunciaron conjuros diabólicos. Ellas misma confesaron inmediatamente después que se trataba de un niño. Los hombres lanzaron redes, pero no pudieron rescatarlo. Fue entonces que todo se descontroló. Enfurecidos, aquellos marineros lanzaron una tras otra al agua a ambas mujeres. No puedo justificar ninguno de estos hechos, sé que su Majestad sabrá confiar en mi palabra. Aquí tiene esta carta con todo lo acontecido. Disponga de mi cargo como crea conveniente. Pero confío en que permita a este su humilde representante, continuar con la labor que le ha encomendado.
Suyo servidor por la Gloria de Jesucristo…”

CRSignes 070609

SILVIO RENATO Y LAS OVEJAS VOLADORAS

  11.06.09 02:45, por , Categorías: Cuentos


Una noche oscura llena de estrellas adorna el firmamento. La luna con la cara recién lavada y sonriente, toma su lugar entre los luceros y se prepara para velar el sueño de millones de pequeños que se acomodan en sus camitas dispuestos a soñar con fantásticos personajes.

Los niñitos arropados hasta sus barbillas, cierran sus ojitos mientras papá y mamá cantan canciones de cuna, y otros cuentan historias de caballeros y dragones, de princesas y castillos donde hay hermosos panoramas de bosques encantados.

Pero hay un pequeñín de solo unas cuantas semanas de nacido, de rostros candoroso y mirada brillante que se niega a dormir cuando oscurece. Silvio Renato lleva por nombre. Silvio Renato pasa el día durmiendo y comiendo. Las noches son sus preferidas, no hay ese pandemónium que crean los grandes. Le encanta ver aparecer la gran lunota en su ventana. Cuando nadie los mira, ésta juguetona se acerca al niño y le besa las mejillas.

Las sombras de la habitación no le asustan, por el contrario, juega y se divierte con ellas, y las sombras bailan al compás de la risa de Silvio Renato. A él le inquieta una sola cosa: sobre su cama, allá lejos, alto, hay unas nubecitas suspendidas en el aire.

Su abuelita le dijo que son unos animalitos llamados ovejas que ayudan a los niños a descansar mejor. Le inquieta no poder alcanzarlas. Cuando es la hora de dormitar, abuelita da un par de reveses a una llave y las ovejas empiezan a volar. Dan vuelta y vueltas al ritmo de una canción.

Esas ovejas se han convertido en una manía para Silvio Renato. Les habla con sus palabras inventadas, pero no le contestan. Les grita desesperado pataleando, pero no le contestan. Solo están ahí, volando y volando. Hay noches que logran que Silvio Renato, cansado de verlas girar, caiga rendido ante el sueño. Por la mañana al despertar, lo primero que ve son a esas ovejas volantes, pero ahora están quietas.

Ha soñado que la toca. Las siente suaves, esponjosas, y las muerde. Las ovejas ríen a carcajadas por las cosquillas que les produce el jugueteo de Silvio Renato. Sueña que él vuela montado sobre una de esas ovejas y canta y se siente feliz. Le han traído un sin fin de regalos, otros juguetes, ositos cafés de grandes ojos y pelotitas de colores, pero no hay nada para Silvio Renato que sustituya sus ovejas voladoras.

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*Mi Tribu*

  10.06.09 20:13, por , Categorías: Sin categorí­as, Poesía

null

Soy de la tribu de la luz, de los colores que se me mezclan para ser blancos, de
miradas sutiles para traspasar cristales. Esa tribu que juega a ser arco iris en la frente de los ancianos y estrellas dorados en las palmas de los niños y a mí, que estoy a medio camino, anillos plateados que dan fuerza a mi lengua. Esta tribu, mi tribu, no encadena palabras, las enlaza para iluminar los caminos.

Mi tribu se ve bajo una luminaria, bajo una bombilla de bocas sinceras. Mi tribu se ve bajo los vidrios que traslucen el polvo de alas de mariposas.

La tribu que me espera no tiene aires de grandeza, tiene los ojos cansados, los pómulos sobresalientes y la frente corta de amplios pensamientos. Esa tribu de limpias manos y mirada tranquila me abre la puerta al mundo que habita en el manto de nubes.
Me dejaré caer a sus algodonosos hospedajes que guardan un corazón inmenso de ternura.



Hoy me he dado cuenta que pertenezco a una gran tribu, porque me siento pequeñita, un mínimo puntito como las estrellas en el espacio. En mi tribu hay hombres con mirada blanca y mujeres con manos fuertes, en mi tribu hay un inmenso mundo que compartir de diminutas cosas que lo hacen enorme.

Gracias tribu por poner flores en el ojal de mi solapa triste y hacer de mi sonrisa un jardín improvisado.



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Sombra. De Crayola

  10.06.09 09:57, por , Categorías: Crayola, CONTEMOS CUENTOS 9

Ahí debe estar. En el callejón. Cubierta de penumbra, cubierta de polvo cansado. Ahí tras la figura poderosa de ese caballo, que resignado espera paciente a su amo mientras imagina que se aleja de ese zulo y trota libre por las praderas. En esa pequeña calle vagaba sin rumbos. Topándose con esos muros desquebrajados por el tiempo. Ahí perdí mi sombra, entre tantas otras sombras. Ahí se colgó un día de ese balcón, cuando era mi cómplice, cuando juntas esperábamos la cuadrilla de lolailos y nos escapábamos para ir detrás de amoríos efímeros. En ese pasadizo se me fue la vida esperando aquel guripa que me robó la razón. Mis sentidos flamearon y ese episodio dio paso a la locura. Soy un alma sin sombra. Sigo buscando en cada ladrillo un rastro mío. En ese paso estrecho donde las paredes parecen caerme encima y aplastarme, desaparecerme en la oscuridad de sus ruinas. Tal vez sería lo mejor, desaparecer como el sol al caer la noche. Dejarse caer como esas tejas viejas que se sujetan tímidamente de los techos sombríos. Aquí quisiera dejar de existir. En este sitio donde perdí mi sombra. Sin ella, no puedo seguir. Bajo el arco de la desesperanza solo morir. Mi añorada calle recordará mis pasos, mi andar.

Crayola 09/06/06

Serie "Primavera" nº 44

  10.06.09 09:20, por , Categorías: Mis imágenes

VEN LLUVIA

  09.06.09 20:33, por , Categorías: Palabras jugando a ser versos


Estás allá arriba
atrapada en esas nubes gordas
esperando a que el viento llegue
y las exprima
para que te libere de tu prisión, lluvia

pero anda, baja ya
que mi barco de papel aguarda
con un lápiz como mástil
desespera por navegar
en los charcos y corrientes que en la calle
has de formar

y también mis pies descalzos
mi pelo, mi cara y mis manos
impacientes están
de sentirte resbalar por la piel
cosquilleando con tu deslizar

¡vamos, ven ya! ven lluvia
que la tierra y las flores
esperan con júbilo tu humedad

ya verás que serás dichosa
cuando cada gota de tu ser
llegue hasta el infinito mar

ven lluvia, ¡vamos, ven ya!

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