Bloggers de La Gran Calabaza

El mayor escapista del mundo. De Monelle

  16.11.09 08:26, por , Categorías: Monelle, CONTEMOS CUENTOS 13

Momo era experto en escapismo. Nadie podía retenerlo. Aunque pocas veces hacía uso de su don, era dócil y gustaba de la compañía de todos, incluida la de los niños.
Desde la ventana observaba a los gatos callejeros, no era amigo de mezclarse con ellos. Posiblemente se creía de otra clase. Disfrutaba las mieles del descanso.
Después de que Momo satisficiera su apetito mañanero, acostumbro a salir a la calle y ofrecerle a los mininos un extra que agradecen con manifestaciones coreadas delante de mi puerta.
Si habéis tenido algún gato, sabréis que no hay dos iguales. Los hay: escapistas como él, la celeridad era la clave de su éxito; equilibristas, capaces de andar por las cornisas más estrechas y saltar ramas sin titubear; también encontraréis al gato malabarista que convierte cualquier objeto inanimado en el más divertido juguete; el típico mirón, ladronzuelo, siempre a la que salta y sin perder la memoria de los lugares en dónde le dan algo que llevarse al buche; gatas capaces de saltar a los ojos del perro más fiero para defender sus crías; y espabiladas que hacen de nodriza; conocí una que incluso robaba los gatitos de sus compañeras de callejón. Digna de ver es la coreográfica danza tipo minué, que el gato más desgarbado de la calle itera a su partenaire hasta conseguir que ella le entregue el sustento. Momo nunca perdió detalle de todo aquello.
En esta jungla callejera, tan entrañable, Momo se sentía el rey. Si bien no era amigo del contacto físico, cuando alguien osaba entrar en casa la defendía con uñas y dientes. Por que Momo era, ante todo, un gato casero. Su situación, siempre encerrado en casa, como en una celda, lo hubiera considerado cualquier otro congénere como un castigo. Si él se hubiera sentido atrapado, seguro que habría hecho uso de su habilidad.
Momo era como un cargador para mi estado de ánimo. Sabía cuando tenía que acercarse, cuando no, si necesitaba algo o si era yo la que quería algo de él.
Puede que Momo no fuera el mejor gato del mundo, pero siempre me sorprendía.
El pasado viernes realizó el mayor número de escapismo de su vida. Fue la última vez que me sorprendió. Y siempre lo echaré de menos.

Monelle/CRSignes 06/08/06

Un GodSpell por San Uriel

  15.11.09 20:12, por , Categorías: Mis textos, Fantásticos, Ciencia Ficción y Terror

Los acontecimientos habían sucedido demasiado rápido. Confiadas, acudieron a la cita discográfica que las lanzaría al estrellado. Habían pasado de la seguridad del coro GodSpel de la iglesia evangelista, a un peregrinaje por los clubes en donde poder probar fortuna como cantantes. Eran jóvenes y hermosas, en una época en la que, por su color, sólo el triunfo podría sacarlas de la miseria. Las promesas tomaron forma de grabación. Pero al llegar al estudio, las vendas que cubrían sus ojos, con ingenua ilusión, saltaron de golpe. El precio por ver cumplido su sueño —ser como Aretha, Rosetta Tharpe, Ella,…—, tornó en lujuriosos requerimientos.
Aquí sólo hay dos formas de conseguir la fama: con la cartera llena o dándome lo que os requiero —afirmó Mr. Foodward.
En el callejón resonó el impacto de la puerta al cerrarse.
A poco menos de dos cuadras, la Sagrada Familia. Con sus puertas siempre abiertas, a Coraline, se le antojaba el lugar perfecto en dónde calmar los ánimos.
¿Por qué no regresamos a casa? —dijo entre sollozos Ángela.
Coraline, atusándose la melena, no le contestó. Mientras atravesaban la basílica, tomó el pañuelo del cuello, y se lo colocó en la cabeza en señal de respeto, sus dos compañeras hicieron lo mismo.
Se recogieron ante un pequeño altar. En la imagen representada de tinturas policromas, las figuras de Adan y Eva avanzaban desconsoladas mientras el arcángel San Uriel, amenazante, conminaba a desaparecer, espada en mano, a la serpiente.
Me siento sucia. —dijo Rose.
No digas tonterías —contestó Coraline.
Deberíamos regresar con alguien. Darle su merecido… Mis hermanos…
Ángela, cuida tu lengua. Estamos en la casa de Dios.
¿Puedo ayudarlas? —el monje apareció de improviso.
Ángela y Rose, habían quedado paralizadas. Coraline, más osada, avanzó hacía el capuchino.
San Uriel tiene muchos devotos, —les dijo — en el amor a Dios encontraréis la respuesta a vuestras inquietudes. ¿Necesitáis algo?
No sería correcto. No pertenecemos a su iglesia —afirmó Ángela.
Dios es el mismo para todos.
Tras una profunda conversación, que les hizo comprender la importancia de dejar atrás el atolondramiento, las muchachas partieron hasta su casa acompañadas por el monje.
De regreso, Mr. Foodward salió al paso del capuchino. Cuidándose mucho de no rozarle, lo esquivó. La mano del religioso asió con fuerza su flamante espada, el aguijón que salvó a las muchachas de la envidia de un demonio, que no soportaba saberlas al servicio de su contrario.

CRSignes 111009

El último baile. De Pez Burbuja

  14.11.09 11:18, por , Categorías: CONTEMOS CUENTOS 13, Pez Burbuja

Había llegado el momento. Después de treinta años de bailarín, ésta iba a ser su última actuación. La noche anterior había tenido una agria discusión con el director, con lo que su forzado retiro se había adelantado. Los años habían pasado con celeridad y aunque joven, era demasiado viejo para seguir bailando. Su cuerpo era una celda de la que no podía salir.

Salió al escenario vestido de época. Su peluca blanca refulgía bajo los focos. Un minué comenzó a sonar cadenciosamente. Bailaba sin descanso, iterando sus pasos con cada bailarina en una danza exquisita. Ponía el alma en cada movimiento y el público contemplaba reverente el espectáculo. Al acabar, un aplauso unánime llenó la sala mientras daba las gracias en la reverencia final.

El camerino aguardaba silencioso. Entró despacio y se sentó frente al espejo. Mientras se desmaquillaba, contempló su mirada cansada, las bolsas bajo los ojos, el mapa de arrugas en su rostro que hablaba de tantos momentos vividos, tantas imágenes guardadas en la memoria y que no volverían a repetirse…

Abrió el cajón y sacó la pistola. Comprobó que el cargador estaba lleno. Acercó despacio el cañón hasta colocarlo suavemente sobre sus labios, en un beso mortal. Luego, lo fue introduciendo en su boca. No sentía nada, ni miedo, ni remordimientos, nada. Nadie le estaría esperando, nadie lloraría por él.

Unos golpes en la puerta le sacaron de su estado. Rápidamente guardó la pistola en el cajón y se dirigió a la puerta. Una mujer le sonreía. Cogida de su mano, una niña le miraba con los ojos incandescentes.

- Perdone, no quisiera molestarle. Mi hija quiere ser bailarina, y ha insistido tanto en venir a conocerle que he tenido que acceder. Espero no haberle interrumpido.

- No se preocupe, no estaba haciendo nada importante.

La niña soltó a su madre y agarró su mano con fuerza.

Pez Burbuja 06/08/06

Verano en Santa Cruz de la Palma. De hechizada

  12.11.09 10:46, por , Categorías: CONTEMOS CUENTOS 14, Hechizada

Estoy ansioso, desesperado por comenzar mis vacaciones en Santa Cruz de la Palma, como el verano pasado. Aun guardo en mi memoria todo lo que viví ese mes de julio, especialmente el día que la conocí. Fui con mis amigos al Recinto Central de las Fiestas Lustrales, puesto que esa noche se presentaban las dos funciones de El Minué, el cual nos decían que era una costumbre introducida desde 1945 en las celebraciones de la Bajada de la Virgen de las Nieves. Íbamos con celeridad para no quedarnos sin un buen puesto desde donde ver todo el espectáculo, en el cual se rememora todo el ambiente lujoso y de refinamiento de las grandes cortes europeas del siglo XVIII.

Antes de iniciarse la presentación, el animador explicó la historia del baile, y que las veinticuatro personas que bailarían eran jóvenes de la ciudad que habían sido elegidos por concurso, pidiéndonos nuestro mejor aplauso para que entraran en escena. En ese momento las luces del escenario se apagaron y comenzamos a ver sombras que entraban a la tarima. Algunos focos les iluminaron y allí estaban las parejas de baile. Mis ojos las recorrieron todas hasta que la vi, y desde entonces no pude apartar mi mirada de ella.

Estaba vestida con un traje rosado, con orlas blancas, con la peluca blanca a la usanza, sonreída y moviéndose con versallesca gracia. Llevaba unos guantes de encaje blanco que le cubrían los antebrazos y le hacían juego con el abanico de pequeñas celdas bordadas a mano, con el cual coqueteaba siguiendo la melodía. Al final de la presentación, al dar las gracias al público que no paraba de aplaudir, nuestras miradas se cruzaron por primera vez. Todo apasionado le mandé un beso con la mano ganándome a cambio la más bella de sus sonrisas. Decidí que ese era mi momento, así que aproveché el descanso de media hora para acercarme tras bastidores y buscarla. En ese momento poco pudimos hablar, pero me esmeré hasta convencerla de quedar al día siguiente en la Plaza de España. Ese día me concentré en quitarme esta pinta de cargador, quería gustarle, ser su amor de verano. Y lo conseguí. Fueron las vacaciones más apasionadas que recuerdo. Le prometí volver este año, me hizo iterarlo hasta el cansancio y no veo la hora de cumplir con mi palabra y tenerla nuevamente en mis brazos.

Hechizada 06/08/06

Los dinosaurios

  12.11.09 04:53, por , Categorías: Vistazos

Soñé con dinosaurios y se vinieron a vivir a mi almohada. Son un poco traviesos, y me acompañan todas las noches. Ya no les temo a la sombras ni al armario con sus ruidos, los dinosaurios me cuidan, son mis grandes amigos.

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Una historia de un Príncipe y su Princesa

  12.11.09 04:37, por , Categorías: Cuentos

Cuenta la historia que hubo una vez una princesa muy bella, fue secuestrada y encerrada por una bruja que vivía en una torre escondida en un tenebroso bosque. La princesa era hija de un rey regordete venido a menos que le debía cientos de favores a la vieja hechicera y como nunca le pagó, ésta en venganza tomó prisionera a la joven doncella. Entonces, un valeroso príncipe del reino vecino se enteró de la desgracia de la pobre princesa y le ofreció al padre rey rescatarla a cambio de su bendición para cortejarla y posiblemente casarse con ella. El rey gustoso accedió y así sucedieron los hechos.

Una tarde, el príncipe se encaminó por una siniestra senda hacia el bosque perdido. Llegó hasta la torre que estaba rodeada de una acequia que contenía monstruosas criaturas y que el mozo supo sortear con criterio y valentía.

Sorprendió a la bruja cuando ésta dormitaba y fue fácil acabarla atravesándola con su espada mágica haciéndola desaparecer para siempre.

Contento subió hasta la habitación donde se encontraba la princesa. Ahí estaba ella tendida en una cama. El príncipe se sorprendió al verla. Era un encanto sublime. La claridad de sus cabellos, sus mejillas sonrosadas y sus labios rojos, atenuaban más la hermosura de la damisela.

Se aceró despacito a la cara de la princesa con la intención de besar sus labios, pero antes de hacerlo escuchó unos extraños ruidos. Esperó unos segundos y no escuchó nada más. Al intentar de nuevo el beso, escuchó de nuevo unos ruidos, pero ahora más fuertes. No hizo caso de nuevo.

Otra vez el rijoso sonido le interrumpió, pero esta vez se dio cuenta que los ruidos salían del cuerpo de la princesa. Se acercó más a ella y reconoció ese extraño e incómodo ruido que hace el estómago cuando algo sucede ahí dentro.

Sin darle más importancia intentó por cuarta ocasión besarla. Acercó su boca a la de ella y justo al posar sus labios, la princesa entreabrió su boca y soltó un virulento eructo desde el fondo de sus entrañas que fue a dar directo a la cara del príncipe que atolondrado dio un salto hacia atrás.

-puafff- dijo el príncipe –creí entender que en esta historia no habría dragones….ufff… -


Al final discutieron y cada quien se fue por su lado.

Y Colorín Colorado, esta historia ha terminado.

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Jugando

  11.11.09 17:34, por , Categorías: Mis imágenes

La Laguna de Tu Amor (portada)

  10.11.09 18:46, por , Categorías: Sin categorí­as, Poesía
La Laguna de Tu Amor (portada)

Solicitarlo en: contactar@espiral-literaria.org
Precio: 5 €

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La Laguna de Tu Amor

  10.11.09 17:54, por , Categorías: Sin categorí­as, Poesía, Enlaces

Aquí se encuentra mi primer cuadernillo de poemas.
Toda una experiencia grata e inolvidable.
Ya tuve una hija, planté un árbol y escribí un libro, no se puede pedir más ¿o sí?

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El héroe. De Locomotoro

  10.11.09 07:14, por , Categorías: Locomotoro, CONTEMOS CUENTOS 13

Dedicado a todos aquellos hombres/mujeres, tan sencill@s, anónim@s... e insustituibles.

Al despertar, descubrí horrorizado que no podía moverme y que mis ojos no veían nada. Mi corazón y pulmones, se movían con celeridad al ritmo del pitido de alguna máquina. Entonces una mano tocó mi frente.
— Tranquilo, ya pasó todo, con unos días de descanso se recuperará de todas las lesiones.
Comencé a recordar lo que había pasado.
Iba de camino al trabajo cuando encontré en la carretera aquel Mercedes estampado contra el quitamiedos, y entonces...
Otra voz, esta vez era una niña, tomó mi mano y besándome me dijo en minué al oído: “gracias señor...” No sé de qué iba todo, no supe qué responder así que no dije nada.
En ese momento escuché otra voz masculina que decía “vamos hija, deja que descanse”.
Un aroma a jazmín y romero inundaba toda la habitación y, aparte de las enfermeras que se encargaban de que no me faltara nada, estaba solo. Si eso era un hospital, yo no podía permitírmelo. Si era una celda, lo era de lujo.
Una vez más volví a iterar en mi memoria.
No había nadie, así que frené la furgoneta y salí para ver si había alguien dentro del coche...
¿Qué pasó después?...
Al cabo de un rato apareció otra enfermera.
Señorita—, pronuncié — ¿sabe alguien que estoy aquí? Quisiera hablar con mi mujer.
No se preocupe — contestó —, en este momento está hablando con el psiquiatra, nada importante.
¿Y mi móvil?— Volví a preguntar.
Su móvil y el cargador están en el primer cajón— contestó mientras se marchaba.
A lo lejos, volví a escuchar aquella voz masculina, en tono un poco serio.
Que no le falte nada, cueste lo que cueste.
Decidí volver a mis recuerdos...
Me asomé por la ventana y vi una mujer y una niña de unos nueve años, tratando de despertar a su madre... con los nervios, arranqué la puerta, cargué a la niña al hombro y la encerré en mi furgoneta.
Ya recuerdo, sí...
Después el fuego en la parte trasera del coche y el volante que aprisionaba a la mujer. Rompí el respaldo del asiento y casi sin moverla de posición la saqué en brazos. Luego la explosión, el destello, la piel arrancada... y ahora aquí.
No lo entiende, ¿verdad?— la voz del hombre volvió a sonar atronadora. — Gracias a ese hombre, mi familia está viva.

Locomotoro 04/08/06

Rosado impredecible

  09.11.09 15:14, por , Categorías: Mis textos, Fantásticos, Ciencia Ficción y Terror

La sensación de placer y la ausencia de cansancio y de miedo, vinieron a sustituir los sobresaltos y el insomnio. Hasta ese momento cerrar los ojos había supuesto algo más terrible que el peor de los castigos. Con aquellas pequeñas píldoras rosadas, habían logrado calmar ese ser oculto en la mente de su hija, que la mantenía en el mismo estado de alteración, despertándola una vez tras otra, en un sueño que parecía no tener fin. Con gritos, llantos, empapada en sudor, y el pis impregnado en las sábanas y el colchón, que apenas si tenía tiempo de secarse, la encontraban.
Todo aquello había acabado. Los elogios comenzaron cuando las pastillas color rosa hicieron desaparecer los sueños que torturaban el descanso infantil.
Pero la tranquilidad volvió a mutar en preocupación. Cada vez las noches se hacían más largas para la pequeña, hasta el día en el que no quiso despertar. ¿Qué había sucedido? Los doctores no encontraban explicación, se comportaban con vergonzosa apatía. Mientras, en el rostro de la niña dormida se podía intuir el miedo, y en el de su madre la angustia. Temía lo peor, asumía la imposibilidad de despertarla, pero acostumbrada al contacto directo con el pánico y el miedo de su hija, se preguntaba sobre ¿dónde habían quedado los malos sueños? Y ¿quién la rescataría ahora del acecho de la bruja? La imaginó presa en la casita de chocolate. Inasible hasta el momento, pues siempre se despertaba a tiempo, ¿cómo se libraría ahora si no podía abrir los ojos?
Necesitaba saber el paradero de aquellos sueños malditos, por lo que tomó las pastillas rosadas ella también.
El camino estrecho y oscuro la guió hasta la conocida casa de dulces formas. Se sintió atraída, no creía lo que pasaba, solía ser dueña de sus sueños. La bruja asomaba el busto por la ventana. Acabó rendida ante aquella situación conocida de final impredecible, libérrima voluntad desconcertante. Temiendo el final del cuento, deseó que el sueño terminara, pero los barrotes se interpusieron en su camino. Ya no podía salir, y su hija estaba con ella. Temió el terror que se reflejaba en los ojos de la niña. Deseó con todas sus fuerzas poderla sacar de allí. Rezó.
Despertó empapada en sudor, estaban fuera, habían escapado. Cogió a la niña en brazos y siguieron el camino, aquella senda estrecha que conducía a la casita de chocolate.

CRSignes 170709

Revista Digital miNatura 98

  08.11.09 22:00, por , Categorías: Revista Digital miNatura

Aquí tenéis el dossier Post-Apocalipsis de la Revista Digital miNatura, y llega con una buena recopilación de historias con las que intentar prepararse para una futura e hipotética aniquilación del mundo, tal y como lo conocemos. Confiamos que podáis leerlo antes de que algún cataclismo interrumpa vuestra exploración del mismo, aunque sólo sea para poder sacar de él, vuestras propias conclusiones sobre el fin que más se acerca a la idea que tenéis de lo que nos aguarda si sobrevivimos. Según iréis descubriendo, esos supuestamente privilegiados, que logren superar las distintas hecatombes aquí expuestas, tendrán que lidiar con muy variadas formas de existencia alternativa.
Con esta pequeña descripción, y precedidos de la magnífica portada que nos ha cedido M. C. Carper, os invitamos a imaginar de qué va nuestro número, aunque no su contenido, que esperamos leáis. Muchos y muy variados autores, han colaborado en él, para ofrecernos su particular visión sobre el Post Apocalipsis. Un paseo por el futuro menos favorable para el ser humano, en el que, por que no, tienen cabida no sólo los menos favorables augurios, sino también las más esperanzadoras alternativas.
Gracias a todos los que habéis hecho posible este ejemplar.

Revista Digital miNatura 98. Dossier: Post-Apocalipsis

Directores: Ricardo Acevedo E. y Carmen R. Signes Urrea
Portada: “Mortal Zombie Apocalipsis” por M. C. Carper (Argentina)
Diseño de portada: Carmen R. Signes Urrea
Logo: José Castillo Arias (Colombia)

Sumario:
2/ Artículo: Maravillas de la condición humana / Juan de Madre, seud. (España)
3/ Editorial
4/ Sumario
5/ El último hombre/ Mary Shelley (Inglaterra)
6/ Maldito Hijo de perra, literalmente/ Juan Pablo N. Lamas (Cuba)
6/ Londres después/ Richard Jeffferies (Inglaterra)
6/ Sin máscara/ Juan Guinot (Argentina)
7/ Una historia de los tiempos venideros/ H. G. Welles (Inglaterra)
8/ Tío Angus/ Juan Vte. Centelles (España)
8/ Cordura/ Fritz Leiber (EE.UU.)
8/ Antes de después/ Adam Gai (Israel)
9/ Rumbo al Este/ William Tenn (Inglaterra)
9/ La Huída/ Carlos Enríquez Saldivar (Perú)
10/ Una cruz de siglos/ Henry Kuttner (EE.UU.)
11/ Soy el último hombre sobre La Tierra/ Tomás Pacheco Estrada/ Jean-Pierre-Michel (México)
11/ Cántico por Leibowitz/ Miller Jr. M. Walter (EE.UU.)
12/ Solos en América/ Mauricio Alberto Varas Velásquez (Chile)
13/ Campo de Concentración/ Thomas M. Dish (EE.UU.)
13/ Balada del sobreviviente/ Juan Ignacio M. Zapata (Colombia/ Canadá)
14/ Mundo aparte/ Joe Haldeman (EE.UU.)
15/ Post-Apocalipsis/ Ricardo L. García Fumero (EE.UU.)
16/ Trece años de deshielo/ David Brin (EE.UU.)
16/ Apocalipsis Gay/ Daniel Duque (Venezuela)
17/ Post Bombum/ Alberto Vanasco (Argentina)
18/ Mundo de Cromo/ Ricardo Juan Benítez (Argentina)
18/ Dr. Bloodmoney/ P. K. Dick (EE.UU)
19/ Legado musical/ Rubén Martín (España)
20/ A cabeza descalza/ Brian Aldiss (Inglaterra)
20/ Flores de papel/ Bruno Henríquez (Cuba)
21/ Fuga para una isla/ Cristopher Priest (Inglaterra)
21/ Ovejas o Cabritos/ Pablo Martínez Burkett (Argentina)
22/ Hardwire/ Williams Walter Jon (EE.UU.)
23/ Estación A/ Carmen Rosa Signes U. (España)
24/ Después de la guerra/ Alejandro Jodorowsky (Chile)
24/ Cataclismo tecnológico/ Amanda Rosa Pérez Morales (Cuba)
24/ Sola y su alma/ Thomas Bailey A. (EE.UU.)
24/ El Cuento/ Francisco José Segovia Ramos (España)
25/ Sólo vine a hablar por teléfono/ Gabriel García Márquez (Colombia)
25/ Déjenme dormir un poco más/ Erath Juárez Hernández (México)
26/ Vedado y Playa/ Juan Pablo Noroña L. (Cuba)
26/ Dos mujeres se desangran sobre el polvo/ Juan Pablo Noroña L. (Cuba)
27/ Post-Apocalipsis/ Ángela Ruano (España)
27/ Después/ Omar Martínez (Cuba)
28/ El último/ Francisco Enríquez Muñoz (México)
28/ Insisten los héroes y los estúpidos/ Miguel Ángel Iglesias (Cuba/ México)
29/ Insomnio/ Eva Barberá del Rosal (España)
29/ La duda/ Yuniesky Betancourt Dipotet (Cuba)
29/ La pena/ Héctor Francisco Ranea Sandoval (Argentina)
30/ Sobre el Apocalipsis/ Vitt., seud. (España)
30/ Sobre cifras y letras/ Vitt., seud. (España)
30/ The end/ Néstor Darío Figueiras (Argentina)
31/ Salida al exterior/ Juan José Tena (España)
31/ Un vaso de agua para el señor/ Margarita Carvajal Pradas (Cuba)
32/ Post-Apocalipsis/ Amanda Rosa Pérez Morales (Cuba)
32/ Conteo/ Carlos Iván Martínez Reyes (México)
32/ El Día de la Crisis/ Francisco José Segovia Ramos (España)
33/ El fin/ Rubén Gozalo Ledesma (España)
34/ El Guardián del último Sello/ Salomé Guadalupe Ingelmo (España)
34/ El perro/ Carlos Fenstein (Argentina)
35/ El último misterio/ Carlos Díez (España)
35/ Esperanza/ María José Domínguez García (España)
36/ Hambre/ María L. Castejón (España)
36/ Insectos/ J. Javier Arnau (España)
36/ La Colisión/ Pedro Arregoitía Cueto (Cuba)
37/ Niveles/ Juan Manuel Valitutti (Argentina)
38/ Pena/ Carlos Enríquez Saldivar (Perú)
40/ Comic: Tarot/ Eliete Lorenzo y Itsvan Bent
45/ El Cronista Especulativo: El Lugar menos indicado/ Alejandro Millán Pastori (Argentina)
50/ La Biblioteca del Nostromo/Con la colaboración de Ricardo Curci (Argentina)
52/ Top 10: Cine Post-Apocalíptico

Sobre las ilustraciones:
Pág. 1 Mortal Zombie Apocalipsis/ M. C. Carper (Argentina)
Pág. 6 Sin máscara/ Nicolás Massón (Argentina)
Pág. 15 Post-Apocalypsis Doll/ Carmen Rosa Signes U. (España)
Pág. 33 s/t/ Carmen Rosa Signes U. (España)
Pág. 37 s/t/ Carmen Rosa Signes U. (España)

Y para el próximo número:

DRAGONES

Colaboraciones y críticas:
minaturacu@yahoo.es

Pulsa aquí para descargar el número 98 dossier Post-Apocalipsis de la Revista Digial miNatura en .pdf

Tres hojitas ambiciosas. De Edurne

  08.11.09 10:14, por , Categorías: CONTEMOS CUENTOS 13, Edurne

En la rama más alta de un majestuoso rosal, descansaban tres hojitas hermanas, jugando a salpicarse el rocío de la madrugada, felices por enamoradas, iterando a cada movimiento el amor que profesaban a sus respectivos amantes.

La mayor, enamorada del sol, no hacía más que alabarle. Durante el día le admiraba, dejaba acariciarse por la intensidad de sus rayos y se estremecían sus espinas, ante la calidez de tan desmesurado amor. Durante la noche le guardaba en su memoria cual piedra preciosa y brillante, esperando que su amante asomara desde oriente y premiara su angustiosa espera con suaves reflejos en su cuerpo, que le daban ese color verde luminoso y era la envidia de las demás hojas.

La mediana, enamorada del mar, a quien veía desde lo alto en su ir y venir sobre la arena. Ella decía que su amante a cada instante intentaba conseguirla, sus vaivenes lo demostraban, sus olas llegaban con celeridad hasta la orilla, una y otra vez, pero ella estaba tan alta que, para el mar, llegar a ella era imposible. Cobijaba su amor en una celda plateada que guardaba en sus sueños junto con el recuerdo de la espuma que su amante, enloquecido de deseo, expulsaba en su impotencia.

La menor, enamorada del viento, no descansaba un momento balanceada por su amor, al compás de un romántico minué que danzaban los dos juntos. Él la zarandeaba en su embestida… ella se dejaba mecer, adormeciéndose relajada y pensando en él a cada brisa que soplaba, como un regalo de amor dedicado a su enamorada.

Un arbusto las miraba desde su alta atalaya, quisiera ser el cargador de las ilusiones de las hojitas, pero las veía tan ambiciosas que pensaba que él no podría complacerlas desde su sencillez y sus esperanzas menguaban.

Un buen día las hojitas decidieron ir en busca de sus amantes. Se soltaron de sus firmes pecíolos y decidieron salir a su encuentro. No escucharon los consejos del arbusto quien les explicó que sus enamorados eran demasiado poderosos para ellas, que su ambición las cegaba y que morirían en el empeño.
La mayor, se tendió al sol para saborear sus caricias, pero se secó y se tornó amarillenta. La mediana se hundió en las profundidades del mar y desapareció engullida por las aguas. La pequeña fue arrastrada por el viento y se desmenuzó en mil añicos. El arbusto lloró desconsolado su pérdida.

Edurne 04/08/06

Una vuelta al pasado. De Belfas

  06.11.09 10:21, por , Categorías: Belfas, CONTEMOS CUENTOS 13

Por fin, tras casi una hora de espera llegó el tren, ¡qué descanso! Como siempre con retraso, desde luego la celeridad no es su fuerte y mi paciencia se estaba agotando. Pedro, mi hijo, sube corriendo al vagón, es su primer viaje y tras la larga espera esta deseoso de recorrer las entrañas del tren. Los compartimentos son como celdas, puertas correderas entrelazadas a través de las cuales mi hijo empieza su aventura y me obliga a llamarle la atención. Miro al fondo y… ¡Dios, no puede ser! Es ella, esta sentada dos filas más abajo de donde tenemos nuestros asientos, sus ojos, esa mirada, como la recuerdo, no es posible que este aquí... sola.
Cuando se fue a estudiar al extranjero, siempre pensé que se habría enamorado de algún intelectual con el que compartir su vida.
Me quedé desolado y triste en ese pueblecito junto al mar; ni siquiera una carta para decirme que me echaba de menos. Todavía tengo presentes todas esas tardes juntos, paseando por aquella carretera poco transitada, revivo nuestros escarceos por la playa buscando un lugar donde sentirnos solos y seguros, ella tomándome por el cinturón y atrayéndome, yo, rodeándola con mis brazos evitando que escapase. Así brotó nuestro primer beso, el cual quedó retenido en mi memoria como un tesoro.
Repaso con agrado aquella discusión por haberle tocado un pecho, salió corriendo hasta su casa y por más que corrí tras ella no conseguí alcanzarla. Al día siguiente, tuve que iterarle no sé cuantas veces que no volvería hacerlo y la cara de bobo que se me quedó cuando, tomando con mimo mi mano, la llevo hacia su seno desprovisto de sujetador, para que pudiese sentir el fuego y el latir de su corazón a través de él, al mismo tiempo, clavaba sus ojos en los míos, intentando percibir mis sensaciones.
Ahora por mi cabeza, recorre un minué saltarín de vivencias que me acompañan, como lo que pudo ser y no fue. Seguro que ella necesitaba a alguien más que un simple cargador de muelle para una vida en familia.
En el último momento del trayecto nos miramos y le comuniqué con una sonrisa que no la había olvidado.

Belfas 04/08/06

El baile de las sombras De Suprunaman

  04.11.09 12:17, por , Categorías: Suprunaman, CONTEMOS CUENTOS 13

Caía la medianoche. Estaba de pie frente al muelle, en mi boca un pitillo que aspiraba como si quisiera arrancarme la vida. Miré hacia el Cadillac, Jessica estaba repantigada en el asiento de piel con sus jeans cortos ajustados, sus largas piernas culminaban en unos zapatos de tacón de aguja que apoyaba en el salpicadero del coche; su blusa amarilla resaltaba su tez rosada.
Maldita sea mi vida, cuanto me gustaría poder retroceder en el tiempo y cambiar lo que pasó aquella noche. No se puede apartar de la memoria. Por aquella acción tengo negado el descanso y lo asumo con tristeza.
Llevé a Jessica al lugar que ellos me habían pedido. Me habían pagado una suma de dinero que iba a ser mi cargador, mi sustento por unas semanas; aunque no me preocupé por el desenlace final.
Con gran celeridad, unas figuras aparecieron de la sombra y se abalanzaron encima de Jessica que quedó inmovilizada en aquel vehículo.
Lenny, socorro, gritaba. Aquellas sombras iteraban una y otra vez sus acciones. Finalmente Jessica sucumbió ante aquel minué de muerte.
Preso en mi celda me arrepiento de haber cambiado su vida por un simple puñado de dólares. Su sufrimiento, su angustia y su dolor ahora forman parte de una tortura que me persigue sin tregua. Maldita sea mi vida. Jessica, perdóname.

Suprunaman 02/08/06

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