Una vuelta al pasado. De Belfas
Por monelle elNov 6, 2009 | EnBelfas, CONTEMOS CUENTOS 13
Por fin, tras casi una hora de espera llegó el tren, ¡qué descanso! Como siempre con retraso, desde luego la celeridad no es su fuerte y mi paciencia se estaba agotando. Pedro, mi hijo, sube corriendo al vagón, es su primer viaje y tras la larga espera esta deseoso de recorrer las entrañas del tren. Los compartimentos son como celdas, puertas correderas entrelazadas a través de las cuales mi hijo empieza su aventura y me obliga a llamarle la atención. Miro al fondo y… ¡Dios, no puede ser! Es ella, esta sentada dos filas más abajo de donde tenemos nuestros asientos, sus ojos, esa mirada, como la recuerdo, no es posible que este aquí... sola.
Cuando se fue a estudiar al extranjero, siempre pensé que se habría enamorado de algún intelectual con el que compartir su vida.
Me quedé desolado y triste en ese pueblecito junto al mar; ni siquiera una carta para decirme que me echaba de menos. Todavía tengo presentes todas esas tardes juntos, paseando por aquella carretera poco transitada, revivo nuestros escarceos por la playa buscando un lugar donde sentirnos solos y seguros, ella tomándome por el cinturón y atrayéndome, yo, rodeándola con mis brazos evitando que escapase. Así brotó nuestro primer beso, el cual quedó retenido en mi memoria como un tesoro.
Repaso con agrado aquella discusión por haberle tocado un pecho, salió corriendo hasta su casa y por más que corrí tras ella no conseguí alcanzarla. Al día siguiente, tuve que iterarle no sé cuantas veces que no volvería hacerlo y la cara de bobo que se me quedó cuando, tomando con mimo mi mano, la llevo hacia su seno desprovisto de sujetador, para que pudiese sentir el fuego y el latir de su corazón a través de él, al mismo tiempo, clavaba sus ojos en los míos, intentando percibir mis sensaciones.
Ahora por mi cabeza, recorre un minué saltarín de vivencias que me acompañan, como lo que pudo ser y no fue. Seguro que ella necesitaba a alguien más que un simple cargador de muelle para una vida en familia.
En el último momento del trayecto nos miramos y le comuniqué con una sonrisa que no la había olvidado.
Belfas 04/08/06
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