La Insensibilidad. De Marola

Bill Brandt (3 de mayo de 1904 - 20 de diciembre de 1983)

Se empezaba a caldear el ambiente, eran las seis de la tarde y algunos de los presentes no aguantaban el sentir de una buena conversación, eran personas superficiales a las que solo les gustaba hablar de si mismos, de temas banales y que solo ellos creían que sabían conversar. Cuando la conversación hacía referencia a algo que ellos no entendían, empezaba a desnudarse el verdadero carácter y la pompa de su sentido, de su personalidad. Empezaban a hibernar como los osos hacen en invierno, pero estos no lo hacían por su supervivencia, lo hacían simplemente porque no quería entrar en aquel mundo de poetisas, de personas que durante unas horas cambiaban las vicisitudes que soportaban durante toda la semana por compartir esas palabras, por desnudar su corazón, por compartir las emociones, para muchos estupideces sin ningún sentido, que sentían al escribir, al relatar las experiencias de la vida, los sueños, las ilusiones. Por que sin aquellas pequeñas reuniones no había nada, el mundo era como un desierto inmenso en el que no ves el final, no sientes el horizonte, pierdes la fe en la vida, porque sabes que si no encuentras agua vas a morir.
Pero ellos, eran o se creían especiales, únicos, los más inteligentes, era tan grande la insensibilidad que sentían que llegaban a flotar en el ambiente unos estímulos de vanagloria y fanfarronería que al final, los delataba a todos como las personas más infelices de la tierra.

Marola 30/01/2007

Pensando sin ti. De Crayola

Lovers in Bistro Brassaï (pseudonym of Gyula Halász) (9 September 1899–8 July 1984)

Te vi un día construyendo sueños azules. A partir de aquel momento, no hubo un solo día en el que un te amo no saliera de tu boca, no había conocido un solo instante en que tus labios no me regalaran el mejor de tus besos, no sabía lo que era pasar unas horas sin sentir que me pensabas. Pero un día decidiste que habías tenido suficiente de mí. Te conocí el corazón y cada pensamiento que guardabas en él, hoy apenas encuentro un latido que sea mío. Te veo ahora tratando de salvar lo que queda de ti mismo, las vicisitudes en nuestro camino pesan mucho. No te culpo por alejarte así, por querer recuperar lo que tú llamas cordura y razón; es tan solo que te extraño tanto! Me acostumbraste a ti, al intercambio de palabras, a nuestras historias y aventuras; a aquellas frases que caldeaban los ánimos hasta quedar con la sangre hirviente de deseo; llenaste mi vida con un aroma que inventé para ti, aroma a verde y viento. No se que contarle a la luna por las noches. Si le pregunto por ti, oculta su rostro de plata y me deja ahí en la ventana con el alma desnuda. Ya no entro en el disfraz aquel de poetisa; ¿recuerdas cuando te escribía versos? El amor puede ser tan frágil, tan volátil…como esas pompas de jabón que te hacen sonreír cuando las sientes posarse en la punta de tu nariz, y al segundo, revientan frente a ti dejando solo el rastro de lo que fue. Te pregunté si te habías cansado de sentir, solo dijiste que tu corazón se ha ido a hibernar en lo profundo de tu ser, que no quiere sentir mas. Saber tu decisión me estremeció, tuve miedo de sentir aquella soledad una vez mas, tengo miedo de saber que estas allá, pero ya no pensando en mi. Tengo temor de saber que los sueños que inventamos se están deshaciendo lento. ¿Tu crees que nos quede alguno? ¿Tu crees que podremos sentarnos juntos a tejer otros? A veces imagino que son como trozos de algodón que puedes hacer jirones y después juntar otra vez…a veces pienso que solo te he imaginado.

Crayola 30/01/2007

Palabras para el "contemos cuentos 26"

Las palabras que se ha recolectaron para el juego esa quincena fueron las siguientes:

CALDEAR

DESNUDAR

HIBERNAR

POETISA

POMPA

VICISITUD

Los elementales. Capítulo treinta y siete: Algo se mueve. De Monelle

A Anna le asustó la actitud de Joan, parecía loco. Les expliqué lo que sabía.
Debemos obrar con precaución –dijo Julien.
Cualquier ruido sobresaltaba a Joan haciéndole gritar, temblaba como el pabilo de una vela, sentí pena por él. Anna había visto a los niños alterados con tanto alarido. Decidimos que lo mejor sería adelantarles el fin de semana en casa de los abuelos. No pasaría nada si perdían un día de clase, y nosotros estaríamos más tranquilos. El viejo había insistido en que no podíamos tomar a la ligera este tema.
Joan abrió aquella puerta, es el único que puede verlos, pero están ahí. Los presiento. Ahora debemos averiguar sus peculiaridades, quienes son, y qué buscan para descubrir el método que nos librará de ellos.
Un escalofrío erizó todo mi cuerpo.
Tened cuidado. Enseguida regreso –dijo Anna antes de salir de casa con los niños.
¡Joan! –El viejo se acercó hasta él –¡Míreme por favor!
Ahí están. ¡Quieren llevarnos con ellos!
No Joan. Tranquilícese. Nosotros somos los que vamos a devolverlos al lugar de dónde salieron.
Pero ¿cómo? ¿Es que no los han visto? Son demasiados... Están aguardando el momento... ¡Ya vienen! –Volvió a gritar.
Está muy afectado y me pone nervioso –dije. –No me atrevo a girarme.
No vaya a ponerse histérico. Le necesito con toda su entereza. Tengo una vaga idea de quienes pueden ser y de qué hacer para enviarlos al infierno de dónde salieron.
Al momento Julien regresaba con un cargamento de velas.
Ricard intente tranquilizarle, le necesitamos también. Quiero confirmar que no me equivoco.
Confiaba en Julien, no era ni tendencioso ni ningún ñiquiñaque, pero todo esto levantaba nuevamente las dudas sobre el verdadero riesgo y las consecuencias de tan osado atrevimiento. ¿Quienes éramos nosotros para pretender dominar las fuerzas naturales?
Joan, ¿cómo son?
¿Qué no les ves? Haz que se vayan. Son amorfos hasta que se transforman en seres tenebrosos, les precede una niebla oscura. ¡Me están mirando! ¡Ayúdame! –Se tapó la cara aterrorizado.
Son larvas. –Julien afirmó. –Ya Wamba, rey de los gnomos, y Metmitz las mencionaron.
¿Qué? –se despertó mi morbosidad.
Estas entidades sin alma buscan dónde alojarse e impiden que se pueda circular en el intermundo. Debemos echarlas antes de que nos dañen.

Monelle/CRSignes 25/01/07

Ensayo sobre el pábilo. De Chajaira

Miradas ©CRSignes2004

Seguro que conocéis a este tipo de hombrecillo impertinente, sí, el pábilo o pabilo, aquel que necesita ser el centro, el que necesita estar rodeado de su propio combustible para atraer a los demás e invitarles, por no decir, obligarles a encender su mecha.
Aunque no puedo decir que sea mala persona, si me ha resultado ser un total ñiquiñaque, ya que, reconozco, haber sido presa de sus artimañas, de esa peculiar forma de ser de niño bueno embaucándote en sus tendenciosas conductas que tratan de absorberte.
Este personaje no nos deja tranquilos en ningún momento: nos escribe cartas halagadoras, nos llama constantemente para saber de nuestra salud, nos comenta todos sus proyectos, está constantemente lamentándose de lo torpe que es… Pero, cuando ya te tiene como un amigo protector, es como si una espesa niebla lo borrara todo de repente y ¡zaz! cuando le necesitas te saca su ego de mecha inflamable (ya te has esmerado en inflar a ese ególatra intentando calmar su quejumbre constante), dándote con la puerta en las narices.
Y por más que conoces a este ser molestoso y chupóptero cual insecto parasitario, un extraño morbo nos atrapa, haciendo de uno y de otro, una especie de simbiosis –aunque está claro, quien se beneficia- de la que no podemos sucumbir.
Así, que si podéis, que ya sé que no pueden, intenten huir del pabilo (ya a estas alturas de confianza le podemos quitar el acento), porque una vez conocido, no podréis libraros de él.

Chajaira 19/01/2007

Los elementales. Capítulo treinta y cuatro: Traicionados. De Monelle

Era la tercera vez que Joan se acercaba a mi despacho.

-Al final nos llamarán la atención.
-No seas ñiquiñaque. Aquí tienes las fotocopias del texto ya descifrado.
-Mira Joan, ahora no podemos comentarlo. Ten cuidado, debemos impedir que esta historia llegue a otras manos. Al salir hablamos.

Mientras tanto, en casa, dedicaron la mañana para despejar el sótano. Según me contó Anna cuando la llamé, habían encontrado varias cosas útiles: un viejo tonel de roble que parecía que habían construido dentro por lo grande que era; las peculiares mesas de las antiguas matanza; e incluso la caldera de la primitiva calefacción podía servir.
Al terminar la jornada, Joan no quiso acompañarme. Se disculpó diciendo que aún le quedaba bastante por descifrar y que lo haría en su casa. Por lo que quedamos en vernos por la mañana en el despacho.
El día lo terminamos los tres realizando una lista de aquellas cosas que, a juicio del viejo, eran prioritarias, la buena disposición de los presentes entre ellas.
De regreso al trabajo, me sorprendió no recibir ninguna morbosa visita de Joan. Cuando salí a preguntar por él me dijeron que había llamado diciendo que se sentía indispuesto. En varias ocasiones le llamé sin obtener respuesta.
Por segundo día consecutivo, aquel tendencioso no acudió al trabajo, ya era para preocuparse ¿qué estaría tramando? Julien y Anna habían hecho acopio de lo que faltaba y si todo iba bien el fin semana podríamos realizar el primero de los conjuros.
Estábamos tan nerviosos que cuando sonó el teléfono pasada la media noche casi me caigo de la cama. Era Joan que reclamaba nuestra presencia.
Visiblemente asustado nos abrió la puerta.

-¿Qué sucede? ¿Qué te pasa?
-¿Y Anna?
-Está con los niños.

El estruendo de una puerta nos sorprendió. De un salto Joan se colocó de cuclillas en un rincón de la entrada y un ligero temblor se dejó sentir bajo nuestros pies.

-¿Qué es esto? ¿Qué has estado haciendo?

No era capaz de hablar. El viejo adelantó sus pasos, Joan intentó detenerle. Abrimos la puerta y una niebla espesa impedía ver. Esparcidos por la estancia algunos pabilos aún humeantes y en el centro de la habitación el suelo elevado por una grieta cerrada. Algo grande había ocurrido y Joan nos debía una explicación.

Monelle/CRSignes 17/01/07

Palabras para el "Contemos cuentos 25"

Las palabras de esa semana fueron:

MORBO

NIEBLA

ÑIQUIÑAQUE

PÁBILO

PECULIAR

TENDENCIOSO

De nuevo. De Aquarella

¿Qué es la esperanza? Nada, salvo el colorete en el rostro de la existencia.

Deprimente, sí, pero que razón tenía Lord Byron... y eso que a él no le tocó vivir en la sociedad del desencanto. Me gustaría ver como se apañaría en el papel de Dulcinea del siglo XXI, intentando sobrevivir en esta época en la que ya no quedan Quijotes.

La conversación de Adriana consigo misma, mejor dicho con la imagen del espejo, se desarrolla en el cuarto de baño. Se maquilla para la fiesta de nochevieja que celebra su empresa, una cita ineludible a la que no puede faltar a pesar de las pocas ganas. Más de veinte años trabajando juntos, compartiendo el día a día con la misma gente, pero en realidad sólo son desconocidos de los que no espera gran cosa, desde luego nada fuera del ámbito laboral.

Hoy ha cambiado el habitual traje de chaqueta y pantalón por un vestido largo con escote de vértigo del tipo “quiero pasar desapercibida” lo que ha provocado que su entrada resulte espectacular

¿Habéis visto a la directora comercial? Viene totalmente despechugada — Ante tal comentario todas las miradas se centran en Adriana, las masculinas para admirarla, las de sus compañeras buscando algún defecto para poder criticar.

Ejerce a la perfección la labor de relaciones públicas que exige su cargo y observa los gestos de las personas reunidas allí. Veinte años escuchando los deseos de buena suerte y prosperidad exactamente a la misma hora. Sonríen, alzan las copas y brindan con entusiasmo por el recién llegado, como si fuese a traer bajo el brazo la panacea para resolver todos los problemas. Alguien le besa al grito de ¡Feliz Año! Pero el nacimiento de este nuevo año no le provoca alegría, al contrario, la decepción anidó hace algún tiempo en su alma. La idea de que pasen otros doces meses sin luchar por sus sueños consigue estremecerla.

No, ya no más... se acabó lo de vivir por costumbre, de este año no pasa — se dice a sí misma mientras acepta la invitación de un compañero para bailar.

¿Qué tal Adriana, preparando la lista de buenos propósitos para este año?

¿Y quién ha dicho que tengan que ser buenos? ¡Ay! Si yo te contara lo que estoy pensando... —Ambos se echan a reír mientras sus pies se deslizan por el suelo de mármol.

Aquarella 12/01/07

Los elementales. Capítulo treinta y tres: Triángulo de confianza. De Monelle

Joan se despidió al llegar prometiendo regresar al día siguiente después del trabajo.

Allí nos veremos Ricard, cualquier novedad me avisas.
Cuenta con ello.

Sobre el mármol de la mesa Anna había colocado algunos platos. Nos dispusimos a cenar.

Tengo mayor confianza con ustedes que con Joan. En fin, amigos, debí ser más sincero, temo haberles decepcionado. Nunca hice referencia a mis sentimientos. No les culpo si dudaron. Parece ser que la vida de la gente como yo ha llegado distorsionada, envuelta en una confusa neblina en la que la sociedad ha querido despechugarnos como manipuladores, cuando simplemente éramos curiosos del entorno, inconformes con la autoridad eclesiástica que obligaba a aceptar las cosas por que sí, adelantados a nuestra época. Ya les hablé de que intenté no llamar la atención y que sólo al final, cuando el destino quiso regalarme los conjuros, me envolví en la ambición más deleznable. Mis deseos de prosperidad eran egoístas. Eso es lo que ahora me está pasando factura. Tengo un hondo pesar que estremece mi conciencia. Desde el primer contacto con los silfos me mantuve soberbio pese al miedo irracional por lo incontrolable. Sí, buscaba y ambicionaba la fama, las riquezas, perpetuarme pero sin sufrir ninguna merma. ¿Acaso piensan que entre las nacientes nubes caprichosas, o atrapado en los reinos subterráneos junto a diminutos seres, encerrado en aquella burbuja inmersa en la acuosa y oscura profundidad, o envuelto entre el calor extremo de los llameantes paisajes infernales, no tuve miedo? Me sentía solo, pero así lo deseaba. Me creía especial y capaz de conseguir el supremo poder. Al aceptarme alimentaron mi ego. Ahora creo que esa era su intención. Conocen demasiado bien al hombre, nuestros defectos y debilidades, entre sus manos son su mejor arma. Si me hubiera dado cuenta, tal vez, sabiéndome poseedor de la llave que tanto anhelaban, hubiera dirigido el proceso. Espero que ahora entre todos podamos hacerlo.
Julien sabemos de su inquietud hacia los elementales, que es la nuestra también. Pero y usted... ¿qué espera nuevamente conseguir de ellos?
Pensé que lo sabían.
Disculpe pero usted nunca nos lo dijo.
No es lo que quiero de ellos es lo que deseo recuperar: mi vida.

Aunque nos pareció lógica su respuesta, una pregunta comenzó a flotar en el aire ¿se puede renunciar a la inmortalidad cuando se conoce el destino que nos aguarda?

Monelle/CRSignes 11/01/07

Los Elementales. Capítulo Treinta Y Uno: La Decisión. De Monelle

Joan no perdía detalle, Anna se estremecía ante las imágenes que acudían a su mente y yo, expectante, sentía la trascendencia del momento. Al fin conoceríamos la verdad de tanto misterioso conjuro y las intenciones reales de tan fantástica narración.
Julien, de pronto, enmudeció.

¿Le pasa algo? –Anna se acercó a él.
Discúlpenme pero no voy a narrarles este último conjuro.
¿Qué? –El rostro de Joan endureció como el mármol –Me debe eso y más, ¡carcamal¡¡Hable!

En la mirada de Anna la decepción se hacía evidente. Así me hubiera sentido yo de no ser por el recelo sobre Julien que se despertó ante aquella reacción tan incomprensible. La historia de Joan adquiría otra perspectiva. Quedaba en evidencia.

Julien, aclárenos este cambio de intenciones.
Déjame Ricard, no puedes seguir siendo condescendiente. ¿Aún necesitas más pruebas de su engaño? Cuando termine de despechugar a este impostor... –Julien retrocedió.
No tema. Comprenda que esto no es a lo que se comprometió. ¿Qué pretende?
Quiero que lo vean con sus propios ojos.

Días atrás, hubiera estado encantado, pero ahora no comprendía nada. La perspectiva de realizar aquel conjuro sin conocer su magnitud se presentaba llena de incógnitas. No sabíamos nada del mismo. Bueno sí, conocíamos que le concedieron el privilegio de poder elegir su futuro y la prosperidad de todos nosotros, eso nos había dicho, pero ¿qué había de cierto? ¿Qué era lo que los elementales habían conseguido con ello? Podían ser los responsables de todos los males padecidos por la sociedad desde ese mismo instante. Las desgracias naturales, a saber: terremotos, incendios, tormentas, temperaturas extremas... comenzaron a adquirir importancia en mis cavilaciones. Si algo en común habían tenido todos los encuentros, era el resentimiento que hacia el hombre había nacido en cada uno de sus razas. Todas nos veían como los responsables del aislamiento y su consiguiente pérdida de poder. ¿Habría sido Julien un pelele entre sus manos? ¿Quién aseguraba la nobleza de sus intenciones, relegados como estaban al mundo de las sombras? Juntos parecían ser invencibles. Pese a todo, la ilusión, la magia, ese sentimiento puro que crece cuando estamos aún carentes de maledicencia en la infancia, cuando la ingenuidad nos hace sabios faltos de maldad, precisamente cuando creemos en ellos, me hacía recular.

Creo en usted. —Afirmé.

Monelle/CRSignes 070107

Un Amor De Doble Dirección. De Belfas

Hacia ya tres meses que Firulín había partido de su jaula. Si bien durante su periplo por un mundo desconocido disfrutó de diferentes aventuras, un aire nostálgico anidó entre sus amarillas plumas con la llegada de la primavera, añorando la sociedad de su amiga Mariví.
Una tarde, después de que un gavilán estuviese a punto de dar buena cuenta de él, cargó su mochila bohemia y emprendió el rumbo hacia sus orígenes.
Tardó tres largas jornadas hasta llegar a la proximidad de su antiguo hogar. Cuanto más se acercaba, más se aceleraba su corazón y una sensación extraña de resentimiento le hacía estremecer.
La duda le asaltaba pensando que Mariví ya le habría remplazado por otro canario, y que este gozaba de los mimos y halagos de su amada. Ese pensamiento le puso pálido como el mármol y comenzó a reinar la decepción en los aledaños de su ánimo.
Decidió que era mejor verla por la mañana, esa noche durmió en el viejo roble que se encontraba frente a la casa de Mariví.
Posado en el árbol rebobinaba todos los momentos vividos en aquel cobijo junto a Mariví, los susurros matinales, sus caricias con el dedo índice mientras se desperezaba, la delicadeza y el derroche de cariño provocaban que entonase su canto con ímpetu y agrado.
Mariví se asomó a la ventana saludando al nuevo día, su ligero camisón de seda ondeaba al aire y su despechugado cuerpo se endurecía con la brisa del alba, en sus ojos denotaban un aire de profunda tristeza. Ella ojeaba el cielo buscando con su mirada a su amado canario.
Firulín elevó su vuelo por encima del viejo roble y se lanzó en picado buscando el hombro de Mariví donde se posó, una enorme sonrisa brotó del rostro de su antigua compañera y alzando su mano sobre la cabeza de Firulín, acarició con ternura sus plumas dando muestra de su alegría. Él tomó aire, insufló su pecho y comenzó un trino cálido y prolongado que descubrió las delicias de su amiga. Un halo de prosperidad inundó los corazones de ambos.
El hechizo que vino con la Navidad de poder entenderse todavía perduraba y así pasaron horas y horas charlando animadamente. De la tertulia surgió el nacimiento de un trato mutuo, la jaula de Firulín permanecería siempre abierta para poder campar a sus anchas, y él cantaría todas las mañanas para saludar el nuevo día junto a Mariví.

Belfas 06/01/07

Sacrificio Humano. De Suprunaman

Se alistó en el séptimo de caballería creyendo que algún día vería en el nuevo mundo una sociedad próspera, hermanada con los nativos de la zona, laborando por el bien común.
Jonh formaba parte del tercer regimiento del ejército americano, estaban en alerta máxima. Se dirigían al Fuerte de San Jorge, los indios Shoshones habían atacado con insistencia este punto y debilitado a los soldados portugueses.
Al llegar al fuerte, Jonh se estremeció al ver una alfombra de cadáveres portugueses. Sus compañeros se despechugaban enterrando a sus compatriotas que yacían fríos como mármol.
Con el nacimiento del nuevo día el Fuerte de San Jorge fue presa de otro ataque indio, las flechas de fuego llegaron al polvorín y una nube de humo cubrió el cielo. Empezaron a saltar la baliza. Una vez dentro del fuerte, los indios pintados como si fueran demonios, empezaron a cortar las cabelleras de los vencidos. Aquellos salvajes disfrutaban con su acto y la decepción llenó el alma de Jonh al ver que los Shoshones eran unos meros salvajes que debían ser exterminados.
Al caer la noche, Jonh despertó atado a un gran tótem en forma de águila. Los indios bailaban alrededor de una gran fogata y cantaban, el sacrificio al gran dios águila les proporcionaría la victoria del invasor.

Suprunaman 05/01/07

Firulín. De Edurne

Fuente de imagen Internet

Por fin se desentumeció la Navidad, tantos días adormecida, aleteó sus campanillas doradas y estremeció con su cálido aliento las moradas de aquellos que la esperaban, para inundarles de amor y prosperidad.

Mariví le dedicaría más tiempo a Firulín, su adorado canario. Él la complacía cada mañana con su dulce canto y su feliz despertar le alegraba el resto de la jornada. Deseaba verle entreabrir su piquito y liberar esa maravillosa melodía que llenaba de placidez su corazón.
Cada mañana, una vez desperezada, colgaba a Firulín en ese recodo de la pared donde siempre calentaba el sol. Ella quería lo mejor para él, le observaba con cariño y una sonrisa se dibujaba en sus labios cuando Firulín retomaba su cantar, parecían cómplices en una conversación de miradas. Sus manos de blanco mármol se acercaban a los barrotes y alargaba un dedo hacia el interior para darle los buenos días.
Más que jaula era un palacio, el mejor pienso y el agua limpia y cristalina como los claros ojos de Mariví, se acercaba a él y así se hablaba con amor :

¡Ay, mi lindo Firulín, que bien estás! No puedes quejarte de tu suerte ni puedes decir que no te adore. A cada nacimiento del día, aún en ayunas, ya estoy pendiente de ti; te mimo y te quiero tanto que desearía poder comprender lo que tu cabecita y tu corazoncito sienten.

El mágico jadeo de la Navidad le concedió su deseo y, de pronto, se asombró al oír que su despechugado canario le replicaba :
Mi querida Mariví, esta sociedad que te une a mí es puro egoísmo. El cuidarme y mimarme no tiene otro propósito que oírme cantar día a día y alegrar tu soledad. Si tanto me amas, dame pruebas, déjame revolotear sobre parques y campiñas, permíteme emprender el vuelo libre hacia donde se me antoje, no me encierres como a un esclavo de tu amor, que me sienta amado en la distancia con mis alas abiertas al cielo. Dame la libertad y sabré de tu querer.

La decepción anidó de pronto en el corazón de Mariví, se sintió cruel y egoísta, su corazón se inundó de comprensión y, mirando fijamente a Firulín descubrió dos perlitas brillantes que asomaban en sus ojillos. Respiró hondo y, abriendo la reja de su jaula, le susurró:
Vete … deseo que comprendas lo mucho que te quiero.

Edurne 02/01/07

Mañana del 2007 sentadas en la acera de una parada de taxi. De Chajaira

Otto Dix (Gera, Alemania, 2 de diciembre de 1891 – Singen (Hohentwiel), id, 25 de julio de 1969)

¡Qué decepción, tía! tremendo asco de año este. No tiene nada de original, los mismos plastas echándote el cava entre las tetas, el culo más sobado que el mármol de los lavabos del Corte-Inglés, la bebida sabe Dios qué era y ahora el “resacón” del siglo, que esa es otra, ya han pasado siete años y ni me enterado.
No sé de qué te quejas, ya sabes lo que hay y aún así te despechugas hasta el ombligo con la intención de hacer estremecer a la ebriedad masculina y hablando de ebriedad, tu ingesta de pastillas y alcohol son como para decorar de úlceras cualquier estómago y cerebro que se precie y encima pretendes ir de princesita… como que no.
¡Bah! ¡Qué tu nacimiento no fue ayer, angelito! no me des la charla. Esta sociedad es lo que es, un asco y con ella yo, y tú, y el simpático que no me supo satisfacer. Pero lo más que fastidia es el vocerío en pro de la prosperidad ¿alguien me puede explicar qué es eso?
Tú misma. Anda, ahí llega el taxi, ponte los zapatos, que el martes cuando salgas del curro te vienes a mi casa, alquilamos “Shrek” y ya verás como te sientes una reina.

Chajaira 01/01/07

Palabras para el "contemos cuentos 24"

Se escogieron las siguientes palabras:

ESTREMECER

DECEPCIÓN

DESPECHUGAR

MÁRMOL

NACIMIENTO

PROSPERIDAD

SOCIEDAD

Los temas propuestos fueron:

Amor/desamor
Acción
Erótico
Fantástico
Costumbrista

El tema que se seleccionó para la segunda semana de la quincena fue con 3 votos de seis: COSTUMBRISTA.