El niño que quería ser azul
Contaré la historia de un niño especial. Chembo lo llamaban. Nadie sabía de donde había venido. No se conocían familiares, ni hogar, ni nada sobre este original chiquillo. Chembo era un pequeño esmirriado y medio feúcho. Flaco como espagueti. De ojos grandes y juguetones color negro azabache. No tenía pelo, o más bien dicho, parecía no tenerlo porque apenas y se le notaba. Los que le conocieron, tenían que acercarse mucho a él para lograr distinguir unas mechas casi transparentes que cubrían su cabeza. Relatan que su piel era de un blanco enfermizo, casi cenizo. Le veían venir y le gritaban: -Ahí viene el niño descolorido. Y todos reían. Se mofaban del pequeño que entristecía con desespero cada vez que escuchaba esas palabras. Mi abuelo me contó que un día, que pasó frente a su casa. Tocó a la puerta y mendingó un pedazo de pan. El abuelo le hizo pasar y le dio de comer. Mientras Chembo comía, le contó al abuelo sobre el viaje que acababa de emprender. Dijo que una tarde, había arribado un circo cerca del pueblito de San Román. Grandes tiendas a rayas, payasos, animales, música y muchos globos de diferentes colores. El no tenía dinero para ir al circo, así que se conformaba viendo de lejos la alegría y alboroto de la gente. Inesperadamente, un globo color azul se escapó del circo y fue a parar a sus manos. El azul era intenso, brillante. Chembo nunca había visto un color así y fue tanta su admiración por el color, que decidió que él también quería ser azul. Le dijo al abuelo que llevaba días buscando ese color; en la floresta, en el río, bajo las piedras, pero que no había encontrado nada. Alguien le dijo que buscara el mar, que no había nada en el mundo más azul que el mar. El pueblo del abuelo estaba justo frente al mar. Chembo se despidió agradecido del viejo y se alejó.
Cuentan que Chembo cuando vio el inmenso océano, saltó de alegría y corrió hasta la orilla. Las olas lo mojaron con su continuo vaivén. El pequeño maravillado vio como su piel se fue tiñendo de un magnífico azul hasta cubrirlo por completo. Chembo se sumergió en el agua salada y desapareció. Algunos dicen que se ahogó, pero el abuelo cuenta que Chembo tan solo se transformó en un extraordinario pez con escamas brillantes de color azul.
Palabras para el "contemos cuentos 12"
Nuestro grupo iba creciendo y se modificaba a cada paso que dábamos. Es por eso que la variedad de palabras ayudaban a que la gente, aunque fuera por curiosidad (preguntándose eso de si iban a ser capaces de escribir un relato con ellas), se acercaran, probaran y en su mayorías se quedaran. Así habíamos llegado al juego número 12 y la familia seguía creciendo.
Las palabras que nos ayudarían en la creación o, como en algunos casos, nos complicarían la existencia fueron:
ALEGRÍA
ANCESTRAL
ANTONOMASIA
PIN-UP
PIRATA
SUCUMBIR
Estrenamos también la posibilidad que tienen de encuesta los post de la Gran Calabaza, para encuestar sobre qué tema quería la gente mayoritariamente para escribir durante la segunda semana, sin dejar de ofertar la posibilidad de no seguirlo (escribir libre). Las opciones fueron:
Amor
Deporte
Aventura
Erótico
Intriga/misterio
Y con 6 votos ganó ERÓTICO.
Cosas que pasan. De Suprunaman
Solía pasear por los parques, se sentaba en un banco y veía como paseaban las abuelitas.
Una viejecita se sentó a su lado, a echarle de comer a las palomas. La anciana miró a Mariano. De la comisura de los labios le resbalaba la baba, algo empezaba a repuntarle en la bragueta del pantalón.
—¡Agüelasta! Gritó la vieja, y después de propinarle varios golpes con el bolso se marcho.
El tema era que Mariano se ponía cachondo al mirar a las abuelitas y verles la combinación, que siempre asomaba por debajo de la falda.
Cuando Mariano veía a una ancianita, entraba en un trance, una especie de sueño sexual que no podía controlar, por ello decidió acudir a un psicoanalista.
El doctor le miró a la cara después de haber examinado a Mariano.
—Es usted un guarro insaciable —dijo el psicoanalista —es un “agüelasta”, son diez mil —agregó seguidamente.
—¿Que puedo hacer doctor? -Preguntó Mariano
—Marcharse inmediatamente, “agüelasta”, y córtesela.
Desconsolado, triste y desesperanzado, Mariano fue al parque a llorar su desgracia,
—¿Dios, por qué me has abandonado? —Dijo.
Entonces se abrieron los cielos, una luz cegadora le dañaba los ojos.
—Hola joven, me llamo Engracia, soy una abuelita muy “guarrindonga”.
Mariano se levantó del banco, miró a los cielos y dio gracias a Dios, después agarró a la viejecita y le dio un beso de tornillo.
Ambos marcharon del parque, cogidos de la mano, y fueron felices una temporada; hasta que se enteró el hijo de doña Engracia que era el psicoanalista.
Suprunaman 15/07/06
Uno de los tipos malos
"El individuo es reportado a la base como ROB-X3. Tiene como objetivo aniquilar a los humanos. Se recomienda un estado de alerta 5". Cambio.
Impregnación
Aturdido, despertó en medio de la espesa bruma nocturna. Anduvo con cautela. Por doquier encontraba obstáculos que le hacían perder el equilibrio.
Vagamente recordaba lo sucedido. Al mirar su atuendo recordó; regresó sobre sus pasos y volvió a descansar donde su cuerpo reposaba.
………………………………
—¿Lo has visto? –preguntó.
—¿El qué? Vida mía —contestó ella.
—El espectro del único superviviente de la batalla que aconteció aquí. Dicen que falleció al ser consciente de lo que había sucedido.
—No mi vida, no. ¿Acaso tú sí?
De nuevo la bruma lo ocultó todo y el rumor de los pasos silenció la respuesta.
CRSignes 2003
Salvar el pellejo. De Edurne
Eran tiempos durillos, las relaciones entre los animales y el hombre estaban cada vez más tirantes. Mientras los primeros se refugiaban en los bosques, haciendo suyos y dominando los valles y las zonas rurales, los segundos se atrincheraban en las ciudades, vigilantes ante cualquier invasión de sus contrarios. Un insaciable deseo de venganza dominaba ambos bandos. En esa combinación de odio y malestar vivían en alerta constante.
Una incursión a la ciudad, aprovechando un banco de niebla, tuvo un fracaso estrepitoso y los animales tuvieron que retirarse; el mono, debido a la neblina existente, se quedó rezagado y quedó solo ante el peligro. De improviso, repuntó un garrote ante sus narices y se vio atrapado. Se defendió así:
—¿ Desde cuándo se me considera una bestia? ¿Quién puede afirmar tal cosa? Soy un hombre como vosotros, sólo que no voy vestido, no me afeito por pereza y no me relaciono con nadie para no meterme en líos.
Por la comisura de su boca asomaba la saliva de tan asustado que estaba y tan deprisa como intentaba defenderse.
—¿Yo una bestia?... Esto es ofenderme, ni lo soy ni lo quiero ser; las bestias, si yo pudiera, las eliminaría de la faz de la tierra para poder vivir en paz.
Ante tales razonamientos, le dejaron partir. Nervioso y atemorizado, pero con la tranquilidad de haber salvado el pellejo, se dirigió hacia la alameda, donde se escondían los suyos.
Al verle llegar, le dieron el alto desde la cima de un árbol y se vio de nuevo amenazado de muerte, pues creyeron que era un humano. De nuevo se armó de valor y embistió su defensa:
—¿Es que sois cegatos o qué? ¿Desde cuándo se me considera un hombre? ¡Vaya ignorancia la vuestra!... Soy una bestia como vosotros, podéis reconocerlo por el vello de mi cuerpo, además, ando a cuatro patas como vosotros, ¿veis? Sólo que me he erguido un momento para saber donde estaba. ¿Un hombre yo? Ni lo soy ni quiero serlo. Esto es ofenderme, mi sueño sería acabar con todos ellos para vivir con tranquilidad.
De nuevo el mono salvó el pellejo. De algo le sirvió encontrarse a medio camino de la evolución. Cuando de salvar el pellejo se trata, hay que aguzar el ingenio.
Edurne 14/07/06
La oportunidad de su vida. De Hechizada
Hoy era el día que había marcado como el más importante en su calendario. Llegó mucho antes de lo previsto para prever cualquier percance que lo alejara de conseguir su sueño. La emoción y los nervios le delataban con sólo ver el tono rojizo en que se había convertido su blanquísima tez.
Lo primero que vio fue la decoración: una mesa blanca con toldo incorporado de franjas de colores. En ella había unas gafas de sol y una crema bronceadora. Completaban el amueblado una silla plegable y un banco pequeño. Cerca estaba —colgado en una percha— el vestuario que debía usar. Al verlo, vociferó al responsable con mueca de espanto:
— ¡Yo no me pondré eso! ¡Qué combinación más espantosa! ¡Me dirán hortera!
— Pues si no quieres, hay muchos que se sentirían afortunados y pagarían por ponérselo…
El nivel de la discusión repuntaba pero fue interrumpida por un alboroto entre quienes estaban arreglando los últimos detalles, pues hacían entrada cinco espectaculares modelos, ataviadas con minúsculos biquinis. Ante la admiración y embeleso masculino, la temperatura del ambiente se disparó… Fue entonces cuando se sintió bienaventurado por haber sido el elegido entre centenares de candidatos, todos llenos de la insaciable sed de la fama. Con una sonrisa de deleite, se dirigió inmediatamente al lugar destinado para cambiarse de ropa y prepararse para personificar el papel que lo catapultaría al estrellato a nivel nacional. Una vez vestido y maquillado, se situó entre el decorado y tomó la decisión de prolongar la situación todo lo que se pudiera para disfrutar de la compañía de esas sirenas...
Todo estaba a punto: él sentado, relajado y con una tenue sonrisa de satisfacción que torcía un poco la comisura del labio. Ellas a su alrededor, cantando y bailando alegres y sonrientes.
Y se oyó una voz:
— ¡Acción!
— “Hay que ver los guiris que tengan cuidao,
tienen el pellejo blanco y delicao,
con el guiri, guiri, que está quemao
y que nadie entiende lo que ha preguntao.
Hay que ver los guiris que parecen gambas,
coloraos están de tomar el sol,
con el guiri, guiri, que está quemao
y que nadie entiende lo que ha preguntao…”
Y una voz en off que dice:
‘Si tienes la ilusión de hacerte millonario: o compras el cupón de la ONCE o haces la canción del verano.
Sorteo extraordinario del verano de la ONCE: ¡14 millones de euros!’.
Hechizada 13/07/06
El vendedor de mazorcas a perra la cuarta. De Mon
Oigan, esta es la historia de Mariano Mazón, vendedor de mazorcas a cuarta, media y kilo. Mariano heredó el puesto que su madre a su vez dispuso cuando falleció su madre, abuela de nuestro personaje. “¡Bragas de encaje oigan! gritaba su madre, con doble de ruso y talco pa’l chirli, guarde bien su comisura, ricuraaaa, jajajaja!” Claro eran otras épocas, ahora ya no se llevan estas cosas y cual joven emprendedor Mariano decidió cerrar la parada de venta de paños menores.
“¡Matilde, es usted insaciable! exclamó el mazorquero, lleva usted unos días que ya quisieran algunos: paragüé pa la lluvia, mistos* pa la chimenea y maní pa’l cuerpo, luego no se queje si su marido la regaña, es usted insaciable… Son cuatro perras, pague, pague.... “
Mariano montaba siempre junto al mismo banco una pequeña caseta donde guardaba el carbón, era a este lugar donde acudía llave en mano para arrebatar del fondo los últimos tacos del día. Sabía que al repuntar la tarde comenzaba a bullir gente por todas partes y las brasas debían estar en su punto, era pleno invierno.
— Mira, Pedralbes (el vendedor de diarios) mira qué extraña pareja, menuda combinación, ella es organista en la parroquia y él es demonio de correfocs*, no se gastan ni un duro así los maten.
— ¿Sabes? —Pregunta el quiosquero— ¿Sabes que me piden los diarios atrasados de hace una semana para ponerse al día?
— No, no… A mi no me han comprado nunca una maldita mazorca.
— Se lo llevarán todo a la tumba, ¡vaya vida!
— Po zi. Dicen que pegaban los sellos con chicles del suelo para no gastar saliva, jajajajaja. Bien, Pedralbes, por hoy es suficiente ya va siendo hora de retirarse a freír espárragos que tengo mucho sueño y no me quedan mazorcas.
Oigan, mañana maaásssss
Mon 12/07/06
*Mistos: Cerillas
*Correfocs: Corre fuegos
El monstruo y la princesita. De Chajaira
Érase que se era, en un país muy lejano, vivía una princesita llamada Jodidilla. Siempre fue una niña muy suya, con un talante peculiar. A sus recién cumplidos ocho años, pidió como regalo una mosca en un tarro de cristal cuyo orificio fue tapado con una fina maya para que respirara.
Su divertimento, llenar al pobre y negro insecto de polvos de talco para que no pudiera volar y tenerla como mascota encima de su mesa, así se sentía aún más princesa y poderosa.
Un día su papá fue en busca de uno de sus nuevos caprichos para su hija, esta vez quería al Monstruo Mocoso habitante de las cuevas del sur. Repuntando el alba partió y al señor monstruito encontró, descansado sobre un gran banco natural de enormes piedras.
Mocoso era una bola cubierta de enormes vellos pelirrojos apelmazados por el constante fluir de viscosa pringue de su nariz, con un pene rechoncho también redondito que sobresalía de su vestimenta, una combinación rosa fucsia de fino encaje.
Como Rey que era, saludó cortésmente a este personaje y utilizó su diplomacia (que no bastó), lloros y súplicas para que se dejara entregar a su linda niña, famosa en el Reino por su temperamento caprichoso y cruel.
Este aceptó, pero antes le hizo prometer que tendría que dejarse chupar el dedo gordo de los pies cada noche antes de irse al baño. Cerró el trato no sin antes sentir el mayor de los ascos posibles poniendo en sus sueños aquella imagen.
Al llegar a Palacio Monstruo Mocoso fue entregado a la Princesa Jodidilla, que entusiasmada por su obsequio, maquinó rápidamente cual sería su tortura. Le puso una cadena en un pie y lo amarró al dintel de la chimenea.
— Mi estimada princesita, aquí me tenéis esclavo, cuál es su capricho.
— Que me des tus trapitos.
— ¿Mis trapitos?
— Sí, tu linda combinación.
— No, eso es humillación
— Si no me la das me enfadaré.
— Y yo el culo te enseñaré.
— Eres mocoso y feo.
— Y tú una pioja pendejo.
— No me hace gracia.
— Tócame la comisura de las nalgas.
— Se lo diré a mi papá.
— Que miedo, me voy a cagar.
Tanto fue lo que el Monstruo la enfadó, que la princesita explotó en mil pedazos y colorín colorado, como me quedo sin palabras, este cuento se ha terminado.
Chajaira 11/07/06
Realmente no hay lugar como el hogar
“Carretera en obras” Así rezaba el cartel colgado de una cadena en la entrada de la senda.
— Y ahora ¿por dónde voy?
Recién llegado a Munchkinland, lo primero que hizo fue posicionarse al principio del camino y esperar a que pasara alguien.
Un grupo de munchkins asomó por la cuneta, caminaban en fila de a dos con sus gorros calados hasta las cejas. Decidió mirarlos pero sin decirles nada. Cuando llegaron a su altura detuvieron el paso. El que abría la fila dijo.
— ¿Me puedes decir si llegas a tiempo o estás haciendo tarde?
— ¿Cómo?
— ¿Acabas de marchar? —Le parecieron groseras aquellas preguntas.
— Si te refieres a si acabo de llegar, así es. Me manda Dorothy.
— Pues entonces tendrás que seguir el camino.
— ¡No se puede! Está cerrado.
— ¡Uy! Pensando así llegarás cerca. —Parece regañarle— Lo que no se termina no se puede comenzar —Y se alejaron.
Aquella conversación le había servido para decidirse. Apartó la cadena y comenzó a caminar sobre aquellas baldosas que en el acto se tornaron amarillas. Al instante un flujo constante de criaturas, surgidas de todos los rincones, poblaron la senda. Durante todo el recorrido anheló no encontrarse con ninguno de los personajes conocidos, aunque no los necesitara. Podía prescindir de guía. Pero algo le desconcertaba ¿sería capaz de llegar sin unas zapatillas rojas como las de Dorothy?
En el cielo, cuando ya el horizonte marcaba el final de la ruta y la ciudad Esmeralda dibujaba su forma resplandeciente, vislumbró la figura atroz de la bruja que descendía. Sus pies, calzados con sendas zapatillas de rubí bañaron con su color el campo y sus cultivos; el cielo, las espesas nubes, y pájaros; y el bosque cruzado por un río ahora rojo que lindaba con la senda que seguía, también mutó de color.
— No me temas. Me necesitas.
— Nadie sabe que he venido, salvo Dorothy.
— Y tú. No olvides quién eres, tú eres quién está aquí. Póntelos. —La bruja le entregó sus zapatos, y él al calzárselos recordó su origen. Entonces golpeó tres veces aquellos talones.
— Bienvenido a casa Mago.
Oz regresa a su estado. Ya no hay color en su senda, todo vuelve como al principio, la obra comenzada termina ya, el camino torna a cerrarse esperando que alguien llegue o se marche de nuevo. Y un cartel colgado de una cadena en la entrada de la senda anuncia: “Carretera en obras”.
CRSignes 270409
La balada de Carmen. De Locomotoro
— Venga.... tienes que venir.
— Que no... no me apetece gracias, de verdad.
— Si no vienes me enfadaré.
— Está bien.... iré, sí... y no olvidaré la guitarra.
Esta conversación era típica entre Jaime y yo. Jaime, todo él tan amigo de sus amigos, hasta el punto que desde que lo conocí en la mili no había conseguido despegármelo.
Había montado una fiesta en aquel chamizo que tenía en mitad de la sierra. Y necesitaban alguna víctima que amenizara la fiesta. Si sabías contar chistes, dibujar o recitar poesía, o tocar algo... estabas jodido. Era mejor ser tonto. Pero... “por un día no pasa nada”, pensé para mi.
Llegó el día del evento y me presenté con mi guitarra, amplificador, y todos mis chismes. Acomodé mis trastos en un banco apartado y casi sin prestar atención a nadie, me dispuse a montar los aparatos.
Algo hizo sombra sobre mi cabeza y al alzar la mirada me encontré a Carmen, la hija mayor de Jaime, que algo bueno tenía que tener. Aunque... demasiado joven para mi.
— Hola Javier —saludó. — ¿Afinando el instrumento?— Tenía el sarcasmo adolescente en la mirada.
— Guitarra, niña... se llama guitarra —contesté.
— No me refería a ese instrumento —y comenzó a deslizar la mano por mi rodilla.
Me quedé sin palabras... hasta de que, de pronto, un acorde raro sonó en los amplificadores.
Un niño nos miraba con aire inquisitivo con sus deditos en el mástil.
— Quiero tocar, chillaba.
La mano de la chica en mi bragueta que de pronto dejó de repuntar, la combinación de su falda arremangada en sus bragas, y a lo lejos gritando mi nombre todo contento y babeando cerveza por la comisura de sus labios; Jaime.
Ajena a todo ello, la mano de Carmen continuaba insaciable, pero todo era inútil. A los gritos del chiquillo y de Jaime, cada vez más cerca, se unió uno nuevo de Carmen.
— ¡Por qué no se levanta!
Con toda aquella sinfonía de sonidos, comencé a sentir sueño. A lo lejos, otra víctima recitaba poesías, pero hubo un momento de silencio, Jaime quedó frente a mí, con los ojos como platos.
— ¡Chaval, cuánto tiempo! —Exclamó.
— ¡Pero cómo! —Repliqué — ¿Y mi cerveza?
— Primero tócanos algo, o mejor aún... que toque Carmen.
Tapé las piernas de la muchacha con la guitarra y me perdí entre la multitud. Joder que bien tocaba.
Locomotoro 10/07/06
Revista Digital miNatura 96
Revista Digital miNatura 96. Dossier: Brujas, Hechizos y Magia
Aquí tenéis el número 96 de la Revista Digital miNatura, dossier: Brujas, Hechizos y Magia, correspondiente a los meses de septiembre y octubre de 2009. Desde la portada que contiene una ilustración del joven artista David Díez García , hasta la última página, encontraréis un gran abanico de historias de autores clásicos y noveles, jóvenes valores de la literatura fantástica, que esperamos enriquezcan los conocimientos que teníais sobre el tema y amplien los horizontes de vuestra imaginación. Entre sus páginas podréis encontrar ilustraciones de Pedro Belushi, Nicolas Massoni y Duchi Man. Incluimos una primera entrega de Tarot, cómic cubano escrito por Eliete Lorenzo e ilustrado por Istvan Bent. La ya imprescindible Biblioteca del Nostromo, nos trae nuevas sugerencias de mano de Ricardo Curcí, y una nueva sección aparece llamada El Cronista Especulativo del también argentino Alejandro Millán Pastori.
Sumario:
2/ Artículo: Del efecto placebo y otros hechizos/ Juan de Madre, seud. (España)
3/ Editorial
3/ Sumario
5/ Sufrah, geomántico/ Marcel Schwob (Francia)
6/ Brujas/ Bruno Henríquez (Cuba)
7/ Séptima, encantadora/ Marcel Schwob (Francia)
7/ El Tatuaje/ José Córdova (Panamá)
8/ A Circe/ Julio Torri (México)
8/ La Doncella de Hierro/ Harry Rainmaker, seud. (Argentina)
9/ La rata transformada en niña/ Anónimo
10/ Invocación/ Carlos Enrique Saldivar (Perú)
11/ Philosophumena/ Hipólito de Roma (Italia)
11/ La máscara ladeada/ Juan Manuel Valitutti (Argentina)
12/ El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha/ Miguel de Cervantes Saavedra (España)
12/ De Magos y Conejos/ José Luís Zarate (México)
13/ La Secta del Loto Blanco/ Richard Wilhelm (EE.UU)
13/ Claros y Oscuros/ Alvit Oillart, seud. (Argentina)
14/ La bruja y el hermano Sol/ Cuento Ruso
15/ Cambios Odiosos/ Olga Appiani de Linares (Argentina)
15/ Un encuentro con las brujas/ Samuel Feijóo (Cuba)
16/ De una bruja castellana y de cómo descubrió el Axe/ Sonia Bartol (España)
16/ Atrapando brujas en Baracoa/ Samuel Feijóo (Cuba)
17/ El Golem del Guadalquivir/ Carlos Díez (España)
18/ Yo me vi hechizado por las brujas/ Samuel Feijóo (Cuba)
18/ Nuevos tiempos, nuevos nombres para la magia/ María L. Castejón (España)
19/ La bruja que se equivoco/ Samuel Feijóo (Cuba)
19/ Hechizo de hierba musical/ Daniel A. Duque Gil (Venezuela)
19/ La Odisea/ Homero (Grecia)
20/ Brota de Mis dedos el Fuego Purificador/ Salomé Guadalupe Ingelmo (España)
21/ Medea/ Eurípides (Grecia)
21/ Augurios/ J. Javier Arnau (España)
22/ Macbeth/ William Shakespeare (Inglaterra)
22/ Atalanta/ María José Domínguez García (España)
23/ Dipsas, la meretriz/ Ovidio (Italia)
23/ Las causas ocultas/ Daniel Frini (Argentina)
24/ Los sueños de la casa de la bruja/ H. P. Lovecraft (EE.UU)
25/ Cuentos misóginos con moraleja. Hoy: Hansel y Gretel/ Daniel Frini (Argentina)
25/ Para Hacerse invisible por medio de un anillo/ Alberto El Grande (Alemania)
26/ Jugando al escondite/ Joaquín Valls Arnau (España)
26/ Para ser bruja/ Alberto El Grande (Alemania)
27/ La luz que oscurece el mundo/ Sergio Macías García (España)
28/ Las bujas nunca mueren/ Eva Barberá del Rosal (España)
28/ Los Espíritus De Los Sueños / Rubén Martín (España)
29/ Mi primera vez/ Mercedes Pajarón Pajarón (España)
29/ Neobestiario/ Olga Appiani De Linares (Argentina)
29/ No creo en las brujas, pero que existen, existen/ Mauricio Varas Velásquez (Chile)
30/ Noche de brujas/ Deborah Fernández Muñoz (España)
31/ Personas ocultas/ Carlos Iván Martínez Reyes (México)
31/ Noche mágica/ Francisco José Segovia Ramos (España)
32/ Pescado fresco/ Manel Aljama (España)
32/ Por no saber tener las manos quietas/ Ana Morán (España)
33/ Quod Erat Demostrandum/ Ricardo L. García Fumero (EE.UU.)
34/ Receta/ Amanda Rosa Pérez Morales (Cuba)
34/ Sintético/ Marcelo Mangiante (Argentina)
34/ Estereotipos/ Amanda Rosa Pérez Morales (Cuba)
34/ Trova de bruja/ Julieta Ibeth Arceo Díaz (México)
35/ Trozo de carne /Juan Guinot (Argentina)
36/ Un zarabanda para Don Mariano/ Margarita Carvajal (Cuba)
36/ Witchat/ Juan Pablo Noroña Lamas (Cuba)
37/ Conjuro/ Carmen R. Signes Urrea (España)
38/ La Llave /Milenko Županović (Montenegro)
39/ Comic: Tarot/ Eliete Lorenzo y Istvan Bent (Cuba)
44/ El Cronista Especulativo: La Casa de La Bestia/ Alejandro Millán Pastori (Argentina)
48/ La Biblioteca del Nostromo
50/ Abecedario del Taumaturgo/ Juan Ignacio Muñoz Zapata (Colombia)
Sobre las Ilustraciones:
Pág. 1 Portada: Bruja/ David Díez García (España)
Pág. 5 Sufrah, geomántico/ Pedro Belushi (España)
Pág. 24 Sueño en la casa de la bruja/ Pedro Belushi (España)
Pág. 35 Trozo de carne/ Nicolás Masson (Argentina)
Pág. 37 El Despojo/ Duchy Man (Cuba)
Y para el próximo número:
Post Apocalipsis
Podéis enviarnos vuestras colaboraciones hasta el 20 de octubre a:
Os recordamos que el próximo 30 de septiembre se dará a conocer el fallo del jurado del VII Concurso Internacional de Microcuento Fantástico miNatura 2009. El acta del jurado será remitida a todos los participantes vía correo electrónico y publicada en este blog y en otros lugares afines. Así mismo en días posteriores a dicho fallo se editará el especial con la obra ganadora y la de los finalistas del mismo.
Pulsa aquí para descargar el número 96 de la Revista Digital miNatura en .pdf
Un domingo cualquiera. De Suprunaman
Cada domingo Pedro y Marc se reunían en casa de Marc para ver el partido. A Pedro no le gustaba el fútbol, no era forofo de ningún club; no obstante, defendía los colores del equipo que no le gustaba a Marc. Era la manera en la que Pedro se sentía a gusto.
El partido estaba a punto de empezar, Pedro y Marc sentados en el sofá, los pies sobre un banco, con la cerveza y las papas.
Era un partido complicado Recreativo—Mallorca, si ganaba el “Recre”, el Barça era campeón, en caso de perder el Real Madrid alzaría el trofeo de liga.
El partido era de infarto, ambos equipos intentaban adelantarse en el marcador, indudablemente habían maletines de por medio. En una combinación entre los delanteros el Mallorca metió gol y Pedro se levanto a festejarlo:
— ¡Goooolllllllllll, gol, gol, gol, gol…!
“Maldito hijo de puta, pensó Marc, este gordo cabrón, insaciable de papas, viene a mi casa y me jode la tarde”.
Ya repuntaban los últimos minutos de la primera parte cuando el Mallorca metió otro gol y Pedro volviéndose a levantar grito:
— ¡Goooolllllllllll, gol, gol, gol, gol,…! Era asqueroso ver aquella masa mollosa, botando, de la comisura de los labios le resbalaba la baba mezclada con las grasientas papas. El sueño de la liga del Barça empezaba a desvanecerse.
Marc fue a la cocina para intentar calmarse, pero desde allí seguía escuchando los gritos de gilipollas de Pedro. Marc cogió una barra de pan duro que había en la mesa, se dirigió a Pedro y le metió con la barra en la cabeza.
— ¿Pero qué haces? —Dijo Pedro
Marc le arreó otro golpetazo.
— ¡Venga di gol ahora!
Y le pegó otro golpe, y otro y otro. Cogió las papas ahora y con ellas intentó cortarle el cuello y las venas. Un charco de sangre empapaba la alfombra. Por fin Marc se sentó de nuevo en el sofá. Empezaba la segunda parte, en media hora el “Recre” remontó el partido y acabó ganando. "Final del partido el Barça campeón de liga", dijo el comentarista.
Marc se levanto y haciéndole un corte de manga a Pedro le dijo:
— Ahora te jodes.
Suprunaman 10/07/06