TIEMPOS DE VACAS FLACAS de Espantapájaros
Por monelle elSep 10, 2013 | EnEspantapájaros, CONTEMOS CUENTOS 33
Oí a mi padre decir esa frase una tarde de primavera, ¿que significado tenía? No lo supe hasta muchos años después. En aquél entonces, no entendía el porqué ese pan que tiempo antes rebosaba sobre la mesa, hoy se nos restringía a una hogaza diaria.
El azucarero, que antaño pasaba lleno, ahora apenas alcanzaba para cambiarle un poco el sabor amargo al café de trigo. Trigo que mi viejo tostaba en una callana hasta que se quemaba, luego bastaba echar un poco a una taza, agua hervida y listo el café.
De la leche ni hablar, bueno sí, no puedo negar que no la tomaba. Para ello solo tenía que levantarme temprano. Apenas el sol asomaba con sus luminiscentes rayos, me encaminaba al fundo Carriel Sur. En ese lugar ayudaba a las tareas menores, entre ellos el arrear las vacas para la ordeña y a continuación venía el pago, una enorme jarra de espumante y tibia leche recién sacada de la ubre. En casa éramos tantos que quizás una jarra no hubiera alcanzado, (¿oh si?) Pero lo que sí alcanzaba era la mermelada de mora, solo había que dedicar una tarde a su paciente recolección para terminar la odisea con los brazos y piernas rasguñados. Luego llevarla a casa donde mi madre la preparaba y dejaba lista para untar…uhmmm…solo me basta cerrar los ojos para sentir su dulce aroma. Hoy ni la más prestigiosa marca de dulces puede fabricar una mermelada como aquella, y ¿porque? Simple, porque mi madre la hacía.
Lo que ella no hacía pero sí lograba conseguir era la miel de abeja, la que servía tanto para untar como también para endulzar un vaso de agua, porque de gaseosa ni hablar. Una simple botella individual de Coca cola era un sueño.
Tengo en mi memoria vívidas imágenes de aquel entonces; todos los hermanos como una gran pandilla reunida en torno a la mesa junto a mis padres, y sobre la mesa el tazón de café humeante, el azucarero, la media ración de pan, un posillo con dulce de mora, el otro con miel y escuchando las platicas de mis padres.
Sí, hoy entiendo a que se referían con eso de los tiempos de las vacas flacas, fueron tiempos que pasaron pero se quedaron en la memoria, tiempos que ayudaron a curtir el carácter, fecundar pujanza en el espíritu, limpiar el espejo del alma y a engrandecer el corazón.
Espantapájaros 10/05/2007
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