SAROS: El primer viaje (Antinanco capítulo 4) De Espantapájaros
Por monelle elNov 10, 2013 | EnEspantapájaros, CONTEMOS CUENTOS 33
La unión de los dos medallones provoca una conjunción entre el sol y la luna. Un eclipse. Fenómeno que los antiguos sabios llamaban Saros. Esta unión desata fuertes destellos y luminiscencias dentro de la bóveda, al tiempo que una gran fuerza atrae a los niños. Unas asustadizas miradas se cruzaron al desaparecer tragados por el espejo de luz.
La oscuridad de la recamara fue abruptamente interrumpida por una serie de luces y rayos. Dos siluetas se recortan en el resplandor para segundos después sobrevenir nuevamente la oscuridad. Las siluetas eran Antinanco e Izel.
Por una pequeña puerta entra un haz de luz que ilumina unas imágenes en las paredes, Izel se aproxima y las observa.
―¡Me parecen extrañas estas escrituras! Pero creo que aun estamos en el la bóveda. Vamos es mejor que salgamos de aquí antes que llegue la pandilla de guerreros.
Tras salir de la bóveda se encuentran con una desconocida ciudad. Grandes pirámides y templos rodeados de una exuberante selva.
―Amigo, esta no es mi ciudad ―sostiene Izel mientras recorre con la vista su entorno. El momento es inesperadamente quebrado por la aparición de una joven que pasa corriendo junto a ellos.
―¡Corran que vienen los barbudos!
Sin preguntar Izel y Antinanco corren tras la muchacha internándose en la espesura.
Al llegar a orillas de un riachuelo la joven se detiene.
―¡Pero que sucede! ¿Quien eres tú? ―interroga molesto Antinanco.
―Mi nombre es Ilora, y soy una doncella del Emperador Atahualpa.
―¿En que lugar estamos? ―pregunta Izel
―Están en la afueras de la gran del imperio Incásico… ¿uds. quienes son?
―Mi nombre es Antinanco y ella es Izel. ¿Dinos…, porqué corres?
―Mi pueblo esta siendo esclavizado por unos malvados dioses, debo ir a la ciudad sagrada a ocultarme…Pero no sé el camino… ¿ustedes me ayudarían?.
Antinarco al oír esas palabras se retira a un claro y recordando las enseñanzas del viejo Kimche de su pueblo eleva sus brazos al cielo recitando unas extrañas palabras; su medallón comienza a brillar cuando en el cielo aparece un águila.
―Ella es el espíritu del sol, ella nos guiará ―señala.
Poco antes de fecundar el atardecer llegan a una enorme ciudad oculta en la montaña, allí son recibidos por el sabio. ―Bienvenidos a Machu Pichu. Alegre los saluda.
Luego de contar su odisea, el sabio reconoce los medallones.
―¡SAROS! ―exclama.
En ese instante los une provocando nuevamente la apertura del portal.
Espantapájaros 17/05/2007
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