REMINISCENCIAS. De Espantapájaros
Por monelle elNov 20, 2013 | EnEspantapájaros, CONTEMOS CUENTOS 33
Una fina llovizna se deja caer copiosamente en la ciudad. La tarde está fría y gris, dándole a las últimas horas del día un aspecto aletargado y sombrío. Lentamente me dispongo a salir de la oficina. Una gabardina negra y un paraguas me protegerán en mi acostumbrado viaje a pie hasta el departamento. Cierro la oficina y me despido con un hasta el lunes del personal que aún permanece; de seguro terminando trabajos atrasados.
Las calles están húmeda y solitarias, solo el sonido de mis zapatos contra la acera o el paso fugaz de algún vehículo quiebra el silencio. Recorrer a pie las cuatro cuadras que me separan de mi departamento en un día de lluvia lo considero un placer; estos paseos me hacen olvidar todo el ajetreo de la oficina. La melancolía de la lluvia siempre ha sido un estimulante contra el estrés y una forma de escape.
A medida que me acerco a mi destino contraigo mis pasos, casi rehusándome a llegar... ¿para que? –me pregunto. Si como todos los días no tendré a nadie que me reciba.
Mis pensamientos me hacen retroceder en el tiempo, hasta los días cuando al llegar a casa era como llegar a mi refugio, allí me esperaba mi hija para fecundar con dulces sonrisas mi vida, y mi señora que después del tierno beso me indicaba que la mesa estaba dispuesta para cenar.... –¿donde habrán quedado esos momento?…A veces los añoro.
Un chillido me sustrae de mis odiseas y divagaciones indicándome que el ascensor ha llegado al piso solicitado. Saco la llave del bolsillo y la introduzco en la cerradura.
Adentro, como si se tratara del espejo de mi alma, todo igual…ya no hay sonrisas esperándome, ni menos la calidez de un lejano hogar. Todo lo contrario, la soledad se ha detenido a vivir en mi cuarto y el polvo de la tristeza se acumula en cortinas y mesas vacías.
Tendido en mi cama y aun vestido, observo una pandilla de gotas de lluvia deslizarse lentamente por el cristal, afuera hace frío y el viento ha desnudado los naranjos. La luminiscencia de un rayo por segundos ilumina mi cuarto. Pero aquí dentro, en mi pecho, todo está oscuro; el tiempo ha congelado mi corazón. A veces me pregunto si aquella decisión fue correcta, quizás fue mi soberbia o estupidez la que hizo perder lo mas preciado que tenía...una familia.
Espantapájaros 18/05/2007
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