Recuerdos. De Locomotoro
Por monelle elEne 6, 2010 | EnLocomotoro, CONTEMOS CUENTOS 15
Recuerdo; y mira que hay cosas para recordar... pues recuerdo el colegio. Recuerdo aquellos niños de Etiopía pasando hambre, saliendo por la bombilla de un proyector para explotar en la pared desnuda de la clase. Recuerdo al padre Echave, contándonos “nosequé” de que teníamos que dar lo que teníamos... aunque fuera él el único que tenía algo de la clase. Recuerdo aquellas sonrisas gigantescas rozando con el blanco de los ojos, apenas con pellejo entre medio y recuerdo haber aprendido algo muy importante aquél día. Algo que no dijo el padre Echave. Quizás lo había olvidado o quizás no lo había aprendido. Siempre pensé que ante la mirada feliz de un niño que muere de hambre, cualquier palabra o explicación resultan estériles. Siempre pensé que la esencia se encuentra en la imagen, en el hecho... no en la palabra.
Recuerdo nuestro nervio, de hecho a veces lo echo en falta. Esa fuerza necesaria para escupir la primera palabra, el primer pensamiento por poco aséptico que fuera este, aún a riesgo de cualquier vejación. Recuerdo además haber oído que un hombre solo puede dar lo que es... y no lo que tiene. Pero no recuerdo haber visto mucho tiempo a aquél profesor, porque se fue a las misiones.
También puedo recordar una especie de complot contra todos nuestros sueños, nuestra manera de ser niños. Quizás eso nos hizo más niños. Recuerdo a propósito de eso, salir al recreo como bólidos en un desierto de cemento, bañado por la sangre de nuestras rodillas y codos, lavado por la lluvia temprana de Septiembre. Siempre podíamos mudar nuestra inocente apariencia y volar como Superman... pero eso no va contigo, porque entonces pensábamos que tu y tus amigas erais tontas, que os habían cortado el pito y por eso meabais sentadas. Saltar a la cuerda nos parecía algo absurdo. Nuestro mito era Arconada... y nada pasaba cuando cubría la portería del equipo blanquiazul.
Recuerdo haber oído también algo sobre las riquezas del Vaticano y que un hombrecito vestido de blanco, era el representante de Dios. Recuerdo haber odiado a Dios por ello.
En la penumbra de mis recuerdos, continúo viendo esos niños de ojos y dientes brillantes, con sus hinchadas tripas y esqueléticos huesos... mientras el padre Echave, sigue contándonos “nosequé” del Concilio, del Vaticano, del Santo Padre... así, sin hacer nada.
Locomotoro 28/08/2006
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