Melodía de media noche. De Crayola
Por monelle elMay 20, 2012 | EnCrayola, CONTEMOS CUENTOS 28
Cuentan que hace mucho tiempo, en un lejano lugar –nadie sabe que tan lejano está- sucedió una historia que cambió para siempre las noches.
En un campo lleno de árboles, flores y un cantador río, vivía junto a una gran roca, Lucho el grillo. Pero no era un grillo cualquiera, no, que va, Lucho era un artista, tocaba la flauta con virtuosismo y cantaba, era admirado por todos los vecinos.
No lejos de ahí, entre unos girasoles vivía una familia de mariquitas. El señor Mariquito y su fina esposa eran muy respetados. Ellos tenían una linda hija que llevaba por nombre, Tita Mariquita. Se sabía bella, pero estaba llena de egoísmo y vanidad, nadie merecía siquiera otearla. Un hermoso cuerpo rojo brillante con perfectos puntos negros, un par de estables antenas que terminaban en una espiral que parecía perderse en el infinito, y un magnífico par de ojos azules enmarcados con unas largas pestañas, eran el martirio para más de un par de enamorados.
Pero nadie se le acercaba, no sólo porque el Señor Mariquito no lo permitía, sino porque ella misma no dejaba acercarse a nadie.
Una tarde, Tita mariquita se alejó de los girasoles y voló hasta el río. Ahí, una suave melodía le enterneció el corazón. Se trataba de Lucho el grillo que tocaba su flauta. Sin percatarse que alguien le observaba, siguió y siguió tocando hasta que la luna apareció. Tita Mariquita, embelesada ante majestuosa acutación, se acercó a Lucho el grillo y le hizo saber de su admiración.
Lucho el grillo dio un salto de la emoción. Tenía tiempo enamorado de Tita Mariquita, pero al saber que no tenía ninguna posibilidad, desistió de intentar llegar a ella y se conformó con inventar las más hermosas notas de amor y regalárselas al tocar su flauta.
Una historia de amor surgió, pero el desenlace fue terrible. El señor Mariquito se enteró de los amores entre Lucho el grillo y su hija, y le mandó desaparecer. Tita Mariquita, cabizbaja, regresó a encerrarse tras los girasoles, su postura fue la de nunca más salir.
Por otro lado, cuentan que desde aquel día, las noches se llenaron de melodías, dulces notas, murmullos y cantos diversos. Algunos aseguran que es Lucho el grillo que sigue vagando por los campos, tocando su flauta, repartiendo su mejor repertorio como una eterna ofrenda de amor.
Crayola 07/03/2007
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