La misión de Aleezah. De Crayola
Por monelle elEne 20, 2013 | EnCrayola, CONTEMOS CUENTOS 31
Aleezah se levantó con el alba. Después de rezar salió de la pieza donde dormían aún sus cuatro hijos y su esposo Alí y se dirigió a la otra habitación de su pequeña casa para preparar el desayuno. Encendió con cuidado el fogón y puso a calentar agua para el té. Mientras amasaba con harina de trigo y miel los panes que calmarían el hambre de su familia. Con amor y esmero arreglaba la desvencijada mesa de madera. Un raquítico ramo de flores recién cortadas a la orilla del camino llenaba de un fragante aroma la estancia. Al poco rato, uno a uno iban apareciendo los chiquillos dispuesto a devorar de inmediato su comida. Tal vez la única que tendrían durante todo el día. Seis panes y un poco de té era el alimento diario por semanas. A pesar de las limitaciones y la pobreza, Aleezah se sentía feliz de tener una familia unida y amorosa. Pero se sentía dichosa porque había llegado el gran día para todos. Su familia se llenaría de honor y tendrían dinero para no pasar más penurias.
A media mañana, Alí se despidió de su mujer con un beso en la frente y le repitió lo orgulloso que se sentía de ella. Aleezah, besó a cada uno de sus hijos y los vio marcharse por el inhóspito sendero hacia el poblado vecino en busca de trabajo.
Aleezah regresó a su casa. Cambió el cariz del lugar. Dejó su humilde hogar radiante y fresco y se sentó en medio de la estancia a rezar. Rodeada de varitas aromáticas, alejaba de su mente y cuerpo cualquier resto pecaminoso que tuviera.
Una hora después caminaba sin prisa hasta la gran ciudad de Bagdad. Como uno más de tantos caminantes errantes, pasó sin ser advertida por la seguridad de un custodiado edificio federal en el centro de la capital.
Minutos más tarde, Aleezah sentía el sabor de la pólvora en sus labios por tan solo unos segundos. Su cuerpo volaba en mil pedazos entre el humo y el fuego.
La muerte de Aleezah fue condenada por el mundo. Una suicida más. ¡Una terrorista! Esa noche, Alí y sus hijos cenaban cordero, pan, leche endulzada con azúcar y recibían las ofrendas de amigos y familiares por el honor recibido por la misión de Aleezah.
Crayola 13/04/2007
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