La habitación de los clavos. De Fledermaus
Por monelle elMar 3, 2010 | EnFledermaus, CONTEMOS CUENTOS 16
Notaba las sacudidas del corazón en el pecho y en la garganta. Como oleadas de un océano enfurecido. Y la boca seca, y una necesidad de ir al baño que podía devenir en vital. Eran las doce del mediodía. Estaba en la que fue mi casa. En la que fue mi habitación. Algo había arrancado el papel de la pared, en una esquina, abajo, a la izquierda de la ventana. Alguien había estado clavando clavos en esa esquina hasta la extenuación. Clavos. Viejos, oxidados, casi negros. Clavados en la pared, en la esquina. Decenas. Centenares, puede que mil. Estaba lúcido, no soñaba, y oía el murmullo de la calle.
¿Qué ser ofuscado podía haber hecho aquello? Ni rastro de puertas o ventanas forzadas. Sólo la llamada hacía unos días de una vecina. “Se oyen ruidos en su casa”. Ruidos. Esperaba encontrar polvo, moho, hasta musgo. Había esperado encontrar una estantería caída, una mesa rota por el peso de artilugios abandonados encima, y encontré clavos clavados en una esquina de mi habitación.
Y ante los clavos, en el suelo de la que fue mi habitación, una silueta. Humana. No era algo pintado, era rugoso, algo pegajoso que se había quedado seco.
Intentaba evitar extrapolar una hipótesis, porque la idea que acudía a mi mente era que alguien había sido quemado allí.
Fledermaus 22/09/06
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