El precio de la fama. De Aquarella
Por monelle elMar 9, 2010 | EnAquarella, CONTEMOS CUENTOS 17
Solamente los sollozos de un hombre desolado se atreven a interrumpir el silencio de la lujosa suite del hotel. A pesar de la penumbra reinante, puede apreciarse el desorden de la habitación... es obvio que ha habido una pelea. Un murmullo se apodera de la estancia
— ¿Por qué lo has hecho cabrón? ¿Por qué? ¿Cómo has podido ser tan ruin conmigo? ¡Éramos amigos, confiaba en ti! —Unos golpes en la puerta interrumpen el monólogo
— ¡Policía! ¡Abran!
— ¡Joder, qué rápido han venido! Está claro que a los ricos os cuidan mejor... habría que ver cuanto habrían tardado en llegar a mi barrio después de un único disparo —una irónica sonrisa termina la frase —seguro que ni habrían aparecido.
Alberto no tiene ninguna intención de abrir, no hasta que termine la conversación con el desgraciado que, tirado en el suelo y muerto de miedo, suplica por su vida con la mirada de un cordero degollado.
— Siempre he celebrado tus logros como si fuesen míos, compartía la alegría de tus éxitos y lo hacía de corazón... no habría confiado más en ti aunque hubiéramos sido parientes y tú ¿Cómo me lo pagas? ¡Cómo un vulgar ladrón de escalo! Amigo... tú no tienes ni idea del significado de esa palabra.
A duras penas, su interlocutor balbucea un “lo siento” que sólo consigue enfurecerle aún más
— ¿Lo sientes? ¡Ah bueno, entonces ya está todo arreglado! ¿Tú eres imbécil? Me robas mi novela, la haces pasar por tuya y yo me entero por los periódicos del éxito de la nueva obra de mi mejor amigo ¡Mi novela! ¿Qué esperabas, mi plácet para seguir con el juego?
clararé las cosas.
— ¡Claro que las aclararás capullo! Te va la vida en ello... pero lo haremos a mi manera. Ahora, cuando entren los polis, diremos que esto ha sido un lamentable accidente. ¿De acuerdo?
— De acuerdo
— Y en cuanto al pago de mi inspiración... ya lo arreglaremos. No sería rentable reconocer ahora que se trata de un plagio, perderíamos ventas, así que en cuanto te recuperes seguirás con la promoción... todos los beneficios serán para mí. ¿Está claro?
— Sí... pero deja que entren, por favor, necesito un médico.
— Por supuesto, no vamos a dejar que se muera la gallina de los huevos de oro —le guiña un ojo y adopta un gesto compungido antes de abrir la puerta.
Aquarella 26/09/06
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