Muerte en la Iglesia Negra. De Suprunaman
Por monelle elAbr 22, 2009 | EnSuprunaman, CONTEMOS CUENTOS 8
Año 1689 Brasov, Rumania
Aquel endiablado cazador, me arrastró hasta el Templo Parroquial Protestante Luterano y aprovechándose de mi fragilidad al sol, no dudó en atarme fuertemente, me escupió a la cara con desdén y me dijo:
— Ei, calamar, ¿no te apetece chupar sangre ahora? —se encendió un puro grande y mal oliente, mi cuerpo aun estaba ardiendo, yo le miraba con mi vista nublada, pues aquel vasto lugar estaba impregnado de preces, de crucifijos e incluso de maleficios.
Había rociado el suelo con una sustancia inflamable, ya en la puerta lanzó su puro y la iglesia empezó a arder conmigo dentro.
El 1670 fue un buen año, vivía en Transilvania, en una casona envuelta de espesos bosques teñidos de verde y pardo, sobre las colinas se dibujaban formas misteriosas a la luz de la luna. Cada noche me acercaba al pueblo donde las jóvenes me halagaban ofreciéndome su grácil belleza, y yo les correspondía con un viaje de muerte que las llevaba al éxtasis.
Fue entonces que todo el mundo empezó a hablar de maldiciones, de brujas, de vampiros, se organizaron grupos de caza, Transilvania ya no era segura.
Decidí entonces visitar mi querida Rumania, y fui a Bucarest, Targoviste, al llegar a Curtea de Arges me encontraba bien y lucía mi aspecto más noble y me encapriché de una joven, la hubiera hecho inmortal, pero alguien me había seguido los pasos desde Transilvania, Christopher Belmont, bisnieto de aquel que mató al Conde, yo no pude más que huir dejando morir a aquella que hubiera sido mi compañera.
Christopher dio conmigo de nuevo aquí, en Brasov, el 7 de agosto de 1689, cuando el día es más largo, no hay duda que me quería, yo había sido para él un auténtico quebradero de cabeza, difícil de atrapar. Encontró mi escondite cerca del cementerio y como una ráfaga de viento, sin dar tiempo a que el sol se escondiera de nuevo me arrastró hasta este infierno de santos y fuego, ahora sólo me queda morir.
Suprunaman 22/05/06
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