Los ángulos. De Monelle
Por monelle elFeb 27, 2010 | EnMonelle, CONTEMOS CUENTOS 16
De tanto mirar al norte, buscándola, el musgo ha crecido ya en mi costado.
C. Sigur (Poemario imposible)
Siempre sucede al girar las esquinas. Puede que penséis que mi estado mental a dejado la lucidez y se encuentra ofuscado por la demencia. Posiblemente nunca os ha sucedido. De ser así, vale doble esta advertencia. Pero... ¿estáis seguros?
Había puesto todo mi empeño en ello. En mi vida solitaria y próxima a la extenuación en la búsqueda de alguien con quién compartirla, había llegado a rechazar que el destino me tuviera reservada una compañera. Pero como siempre la existencia quiere que las cosas no se eternicen y uno pueda tener de todo, encontré el amor una mañana. Teníamos un futuro prometedor. Pero tal como vino, se esfumó.
Cuando se pasea por la calle hay un momento, precisamente aquel en el que doblamos las esquinas, que nos cruzamos con un ángulo muerto. No es fácil percatarse de su existencia, es más, generalmente actúan de forma tan discreta que es imposible. Os diré que no son muertos por ocultar terribles circunstancias, lo son por que contienen muerte. Por su nombre se podría extrapolar que nada bueno esconden. Si una circunstancia nefasta os acosa, puede ser absorbida de inmediato. Diréis... y eso ¿qué tiene de maligno? El problema es que no hace distinción, y en un segundo, podéis ver desaparecer aquello por lo que habéis luchado toda la vida.
De la misma forma que las olas del océano desvanecen nuestros pasos sobre la arena, estos ángulos muertos borran acontecimientos.
En el devenir de nuestra vida, estamos expuestos a tropiezos casuales que, por su relevancia, marcan la senda que seguimos, pero éstos puede cambiar en un segundo.
He intentando averiguar qué los activa, y creo, aún a riesgo de equivocarme, que es el pensamiento.
En ella pensaba, en nuestros proyectos, mientras me dirigía al norte de la ciudad, lugar de nuestra cita, cuando después de virar una calle no volví a hallar rastro de mi amada, ni de nuestra relación. Como si nunca hubiera existido.
¡No estoy loco! No fue fruto de mi imaginación. ¡Ella existe!
¡Escuchadme! Tened cuidado con lo que penséis al doblar las esquinas, no sea, que desaparezca por siempre.
Monelle/CRSignes 22/09/06
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