Las monedas. De Crayola
Por monelle elFeb 13, 2011 | EnCrayola, CONTEMOS CUENTOS 26
Hace tiempo, sentada en la cocina de casa, con una humeante taza de café con leche, con deliciosa espuma en el borde que me dejaba unos dulces bigotes, escuchaba atenta las historias que me contaba mi Nana mientras ella amasaba la mezcla de harina y agua para hacer tortillas tratando de eliminar todas las pompas de aire. Contaba que un día cuando tenía unos doce años, trabajaba en casa de una señorona ricachona del pueblo vecino al de ella. Por ahí pasaba todas las tardes para ayudarle con el quehacer y recibía a cambio un par de monedas. Me dijo que un día tuvo que quedarse a escribir una decena de versos en la escuela, su maestra se empeñaba en convertirla en poetisa. Nunca entendió porque tanto aferramiento con esa idea, el caso es que ese día de tarea extra, llegó tarde a su trabajo. La señora un tanto enfadada, con los ánimos caldeados, le ordenó limpiar la parte trasera de la casa. Había un gran patio lleno de maleza que se apresuró a desnudar con un rastrillo. Al tiempo de estar escarbando entre las hierbas, topó con una bolsita que estaba enterrada. Se hincó y la desenterró con sus manos. Al liberar el paquete de su centenario hibernar, lo abrió. Para su sorpresa, encontró que estaba lleno de monedas doradas. Mi Nana en su inocencia de niña, corrió a avisarle a su patrona del hallazgo. La mujer revisó el contenido de la talega que le entregaba la pequeña. Observó y catalogó las monedas y atinó a decir después de un rato que no tenían ningún valor, no servirían para nada. La hizo regresar a su faena sin más explicación y se quedó con el pequeño tesoro. Y si que lo fue. La mujer a los días había vendido las monedas y triplicado su fortuna. Nunca le dio algún reconocimiento a mi Nana, por lo contrario, la despidió. Argumenté a mi Nana que porqué no hizo algo, decirle a todos, ella sonrió y me dijo que se trataba solo de algo material. Al tiempo, por vicisitudes de la vida, aquella mujer murió sola con todo su dinero, en cambio ella, había encontrado el amor y tuvo una gran familia que la hacía feliz. —Eso es lo más valioso en la vida mijita— agregó. Y siguió en lo suyo. Ese día aprendí una gran lección.
Crayola 01/02/2007
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