La revelación. De Naza
Por monelle elMar 4, 2009 | EnNaza, CONTEMOS CUENTOS 5
—Mamá, no quiero dormir en esa habitación, déjame dormir aquí contigo.
—No hijo. —La madre no quería concesiones.
—Por favor. —Repetía entre mimos y pucheros
—No seas bebé. Vete a dormir a tu cuarto.
—Ese no es mi cuarto, -protestó
—Quiero hacer pis. —El niño buscó una nueva estrategia.
—Ahí tienes el orinal. Y deja de molestar. Vas a despertar a todos.
—Mami, es que tengo miedo.
— ¿Miedo, a qué tienes miedo?
—A los hombres del cuadro.
—Pero...Si es Jesús y los apóstoles en la última cena. Jesús te protegerá siempre, no debes tener miedo.
—Pero le brillan los ojos en la tiniebla.
— ¿En la tiniebla? ¿Quién te ha enseñado a ti esa palabra? ¿Lo ves? Eres un fantasioso y sólo tienes cincos años. Vaya elemento estás hecho.
—Mañana quitamos el cuadro y ya me voy a dormir. ¿Vale? —El pequeño jugaba sus últimas bazas.
—Sabes que no podemos quitar ese cuadro, tu abuela es muy devota de la Santa Cena, y estamos en su casa, se molestaría si hiciéramos eso. Estás temblando hijo, vete a dormir, estás acabando con mi paciencia.
—No puedo mamá, además de brillarles los ojos todos me miran. —Aducía entre sollozos.
—No insistas niño, te he dicho que hoy no dormirás en mi cama. Y deja de inventarte historias. Hoy no cederé.
—Mamá, —el niño compungido llamó a la madre— es que además de mirarme, me hablan.
— ¿Te hablan? ¿Y que te dicen? —La mujer se sorprendía de la capacidad por inventar de su hijo.
—Hay uno de los que no tiene barba, ese hombre llora y me dice; ¡no he sido yo! tienes que saberlo antes de que te engañen.
Esa frase confundió a la mujer. ¿Cómo podía tener su hijo tanta inventiva?
— ¿Y dices que te habla uno de los del cuadro? ¿Si vamos a tu habitación me dirás quién es?
—Si, pero no es mi habitación. —respondió el niño.
Sobre una pared hecha a base de mortero, encalada hasta el suelo, un cuadro se sostenía gracias a una alcayata también blanqueada.
Cuando la madre pellizco el interruptor los ojos dejaron de brillar.
—Señálame quién es el que te habla.
—Éste mamá. —Con su pequeño dedo índice el niño señaló a Judas.
— ¡Jesús! —dijo la madre sobresaltada.
Un niño dormía feliz, tenía su pequeño brazo echado sobre el vientre de su madre y sonreía.
Naza 22/04/06
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