El primero fue en el año 1974. De Monelle
Por monelle elJun 3, 2009 | EnMonelle, CONTEMOS CUENTOS 9
Por la mañana temprano, casi a la hora de entrar en clase, coincidí con Javier.
Tropezamos al girar por la Esquina de las Perdices. Por el suelo rodó el contenido de mi mochila que, de inmediato, recogí por vergüenza de que fuera descubierta mi caja de tampones. No llevaba bien aquello de la regla. Los cambios en mi cuerpo se habían acelerado y me molestaba ser la comidilla de los niños. Me intimidaba gastar talla de sujetador.
Fue tal la rapidez con la que lo recogí todo, que casi no veo a Javier que me tendía algo que parecía había dejado olvidado.
Alargué la mano y, sin detenerme, por el rabillo del ojo creí identificar la caja de tampones.
Con un movimiento rápido la arranqué de su mano.
— ¿No vas decirme nada?
Los colores encendieron mi rostro.
— ¡Ah! Sí... ¡Gracias!
Y aceleré el paso.
— Detente niña.
Javier era tres años mayor que yo, de la cuadrilla de mi hermano, un chaval un tanto guripa.
— Parece que no recuerdas lo que acordamos.
No entendía nada. Se acercó y, tomándome de la mano, me llevó hasta un banco de la Plaza del Arco, justo enfrente de la escuela. Ya el timbre de entrada sonaba y yo no quería hacer tarde.
— ¿No recuerdas cómo habíamos quedado?
Las pocas veces que intercambiamos palabras Javier y yo, fueron en la habitación de mi hermano, cuando venía con el resto de amigotes a escuchar música y jugar a las cartas, momento que aprovechaba siempre para colarme, aunque me echaran enseguida.
— Mira lo que te he dado y lo comprenderás. Creo que me lo merezco.
El rostro se me iluminó. ¡Vaya! Lo había conseguido, al fin tenía la cinta de casete de mi grupo preferido. Era cierto, Javier era tan lolailo como yo.
No pude reprimirme y le pagué con el gran beso acordado en la mejilla, que se convirtió por su pericia en mi primer beso en la boca, tan dulce y tierno que no lo olvidaré jamás.
Salí disparada hacia la entrada del colegio, que se me antojaba como la boca de un zulo horripilante después del beso, en donde ya el conserje, mientras izaba la bandera patria que flameaba al viento al son del himno nacional, me miraba disgustado.
Monelle/CRSignes 070606
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