El Doctor Flúor y su mascota Caries. De Mon
Por monelle elMar 25, 2012 | EnMon, CONTEMOS CUENTOS 28
Eran las tres de la mañana, la tormenta nuclear había cesado, hoy día de San Ignacio del año 2107 se conmemoraba el centenario del descubrimiento del inhibidor de partículas gamma. El Doctor Rampa, como siempre desvelado y cabizbajo, aprovechaba las últimas y más débiles reminiscencias de radiación para desarrollar un nuevo dentífrico.
El egoísmo de la sociedad no dejaba ver más allá de sus propias narices, era muy alto el coste de vidas humanas que se tuvo que pagar para desarrollar semejante pasta de dientes. Pero todo valía en una sociedad en la que lo más importante era una sonrisa clara, limpia y blanca, a ser posible de brillo cegador.
Rampa siempre había estado interesado por los derivados del Uranio para uso blanqueante, no obstante desenlazar los átomos para conseguir una fórmula estable no era tarea fácil. La solución la encontró en una prueba nuclear que hicieron unos Boy-Scouts en las orillas del Río Mare, allí, después del invierno nuclear, quedaron intactos los pañuelos verdes que portaban en el cuello, todo lo demás resultó arrasado. Pues bien, el material del que estaba confeccionada la tela resultó ser una seda de un gusano ibérico que habitaba en Corea del Norte. El doctor consiguió en pocas semanas aislar la molécula que inhibía las emisiones alfa, beta y gamma, con lo cual pudo desarrollar la confección de unos delantales que protegían a los seres humanos.
Todo esto por una sonrisa, una Tierra sembrada de explosiones nucleares con el único fin de extraer más y más radiación para alimentar los gusanos y así producir cantidades ingentes de fibra protectora a la par que se daban los últimos toques al detergente bucal.
El resultado llegó, resultaba casi imposible otear el horizonte, era tan grande el brillo de los dientes que se confundía con las detonaciones.
Hoy día de San Ignacio la humanidad ha vencido, podemos sonreír…somos mejores.
Mon 27/02/2007
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