Antonio García Sánchez, muerto. De Fledermaus
Por monelle elDic 8, 2009 | EnCONTEMOS CUENTOS 14, Fledermaus
Bu bostezó con la libertad que se hace a los cinco años. La tía Lola le pellizcó en el hombro.
- ¡Ay!
- A callar.
El colectivo de negras figuras reunidas alrededor del féretro de Antonio, despertó de su murmullo aletargado con el grito del chico. Lo miraron sintiendo verdadera pena por el ahora huérfano. Era la segunda vez en la vida que a Bu, como le llamaban los familiares, le tocaba madrugar. La primera vez ocurrió cuando su madre se fue hacía abajo. Ahora era el padre quien había reunido en el zaguán de la destartalada casa, a los vecinos y familiares. ¡Y qué extraño era verle con el traje! Le vistieron con el único que tenía, el de la boda. Y era la segunda ocasión que se lo ponía.
Los vecinos allí reunidos daban a la familia el pésame de rigor:
- No somos nada.
- Tal como llegamos, nos vamos…
- No era malo del todo, la vida que le trató mal.
- En el fondo tenía su corazoncito.
¡Chorradas! ¡Palabrería hipócrita de rigor!
Antonio había sido un mal hermano, un peor hijo, un marido terrible y un desastre de padre. Nadie se alegraba de su fallecimiento, no abiertamente.
Cuando Eva falleció, Antonio pareció recuperar la razón durante unos días. Fue durante aquella semana que no piso un bar. Darle la culpa al alcohol sería una excusa falsa. El alcohol está por todas partes sí, pero él bien que se lo bebía.
Empezó cuando del malandrín de barrio, chulillo y metido en líos, se transformó en un tipo peligroso al que acudían los líos primero y la policía después.
Pasó por prisión en varias ocasiones. Altercados pequeños. Acudía a casa con el mono del taller ensangrentado del cuello, y con las mangas en jirones. Un ojo morado y un par de dedos rotos. El otro solía quedar peor. Quebró el taller y la tienda de reparaciones. Antonio era un agujero negro de problemas: Eva ya no podía darle dinero; sus hermanos no le hablaban, y la madre… siempre se ha dicho que la vieja Lola murió de pena.
Y Eva… bueno, nadie podía afirmar exactamente de qué murió, lo cual, ya daba pie a muchas especulaciones.
El sentir de la familia se resume en el epitafio que su hermana Lola designó para la tumba:
Antonio García Sánchez, muerto.
Fledermaus 18/08/06
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