Ante el espejo. De Fledermaus
Por monelle elEne 16, 2010 | EnCONTEMOS CUENTOS 15, Fledermaus
Estoy meditando seriamente la posibilidad de mudar de cuerpo. Y no me apetece esperar a morir y reencarnarme. ¿No son parte de un complot los que creen en tales cosas? ¿No son tan creyentes en su fe como aquellos de los paraísos y los infiernos?
¿No son los dioses soluciones fáciles a cuestiones complejas?
Fundaré mi propia fe. Escribiré con mi puño y letra el mito de un héroe, que con el propósito de escapar a sus temores, cambió de cuerpo. ¿Cambiaré yo, si cambio de cuerpo? o ¿uno es siempre el mismo tenga el cuerpo que tenga? ¿Trasladar el alma a otro cuerpo modifica el alma?
En mi ilusión, quiero creer que sí, ¿acaso no influye la carcasa en la velocidad de un bólido?
Dejaré de ser yo, pero seguiré siéndolo.
Siendo un saco de nervios me adentraré en un quirófano con profesionales asépticos y modificaré mí forma de ser. Seré el vivo ejemplo de una moda muerta. He pedido ya un nuevo cerebro, uno que no me haga pensar en estas cosas, y pueda obsesionarme por las banalidades de la vida, y así disgustarme de nuevo con mi cuerpo, y acceder a venderlo, para obtener otro más acorde con los cánones del instante. Y olvidarme de vivir y malgastar mi única existencia en una espiral de obsesión por la apariencia.
Todo sería más fácil si Dios tuviera un cuerpo, un molde físico al que copiar, y no tuviéramos que divinizar dioses con cuerpo y sin alma a los que admirar, mientras la realidad se desmorona ante el silencio y la indiferencia de esa Fuerza, que en teoría lo iluminó todo.
Fledermaus 01/09/2006
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