Amores clandestinos. De Hechizada
Por monelle elSep 3, 2009 | EnCONTEMOS CUENTOS 11, Hechizada
Le llamé a las 19:25 para saber si tardaría mucho en la oficina. Me dijo que ya estaba por salir. Le dije que se viniera directo al hotel, que le estaba esperando con una sorpresa.
Estábamos en Lisboa. Le habían asignado una inspección en una de las sucursales de su banco y decidimos que sería una muy buena ocasión para volver a coincidir. Él viajaría desde Coruña y yo desde Madrid. Hacía apenas unos tres meses que nos conocíamos, habíamos estado juntos un par de veces en sus viajes a Madrid, y nos hacía mucha ilusión ir a algún lugar donde nadie nos conociera, donde pudiéramos disfrutar libremente de este amor oculto, apasionado, insaciable.
Esa mañana yo había ido al Museu das Marionetas, me apetecía disfrutar de su espectacular colección de muñecos y máscaras portuguesas y de otros países, una magistral combinación de fantasía, colorido, niñez y creatividad. Salí de allí llena de vitalidad con ganas de disfrutar al máximo de cada segundo, con ese ímpetu que nos caracterizaba cuando somos jóvenes. Fui directo al Amoreiras Shopping Center, quería comprar algunas cosas, aprovechar para almorzar algo ligero, así luego tener tiempo de prepararme para él. Sería nuestra última noche después de 4 días maravillosos y quería que fuese realmente inolvidable, pues no sabía cuándo podríamos volver a estar juntos. Me compré un vestido negro, su color favorito, ceñido, por encima de las rodillas, anudado al cuello y con la espalda descubierta; un conjunto de brassiere y bikini negro, y unas sandalias a juego. También compré unas velas aromáticas y pétalos de rosa para esparcirlos en la cama. Al llegar al hotel encargué una botella de champagne y que nos subieran distintos platos fríos y frutas. Luego me sumergí en la bañera y comencé a disponerme para él.
Sentí cuando abrió la puerta y sus exclamaciones de maravilla. Yo le esperaba apoyada en la puerta que da a la terraza y sin dejar de mirarle fijamente, me fui acercando, le quité su maletín y le di un beso en la comisura de sus labios, un beso de ternura entremezclada con apetito. Fue la luz verde para una noche de pasión y lujuria, inolvidable tal y como yo quería regalarle, como ambos deseábamos. Al repuntar el alba teníamos que marchar a nuestras ciudades y cotidianeidad, con las ansias locas de volver a hacer realidad este sueño clandestino.
Hechizada 10/07/06
No hay opiniones, todavía
« A mi nono. De Lirio | El arcano número VIII, La Justicia. De Monelle » |