Al mismo ritmo. Hechizada
Por monelle elOct 30, 2009 | EnCONTEMOS CUENTOS 12, Hechizada
Era la despedida de soltera de su mejor amiga, prometiendo una noche de desenfreno y diversión por antonomasia. La sala estaba abarrotada. Luces, música y humo creaban un ambiente psicodélico para liberar los instintos más ancestrales. Sobre el escenario cinco chicos bailaban sensualmente combinando con algunas poses de físico-culturismo, haciéndolos muy deseables.
Las horas pasaban entre copas y espectáculo. Las mujeres eran invitadas a bailar, y entre risas, lujuria y aplausos el ambiente se caldeaba.
En un momento el más guapo quedó solo y pidió que subiera otra chica. Ella sintió que la agarraban y sin darse cuenta ya estaba en el escenario. Él comenzó a bailar a su alrededor sensualmente con una espléndida sonrisa que lo hacía más atractivo. Las luces se concentraron en ellos. Ella comenzó a moverse al ritmo de la música moviendo sus caderas voluptuosamente, cerrando lo ojos y olvidándose del mundo. Él se puso detrás de Ella, primero manteniendo cierta distancia que poco a poco iba acortando, hasta que sus cuerpos empezaron a rozarse irremediablemente. Ella echó su cabeza hacia atrás sucumbiendo al deseo. Él comenzó a acariciarla dejando las manos en sus caderas para marcar el ritmo. La imagen que daban era espectacular, digna de un posters de pin-up. Él aprovechó para besarle el cuello mientras le decía lo bien que lo estaba haciendo, y empezó a lamer su oreja haciendo que su piel se erizara. El cuerpo de Él se le acoplaba haciéndola sentir como crecía su virilidad, enloqueciéndola de placer. Él comenzó a subir su mano recorriéndole el torso, cual pirata en busca de su tesoro, la posó en su seno y comenzó a acariciárselo por encima de la blusa. Ella le tomó la mano con suavidad, apartándola y girando sensualmente para ponerse a su lado justo con el último compás de la canción, como si hubiese sido un acto ensayado, explotando el público en aplausos y vítores. Ella no quiso verle para que no percibiera su excitación, bajando a su mesa desinhibida y alegre. A Él no le quedó otra que unirse a los aplausos y retirarse rápidamente para ocultar sus atributos al máximo esplendor.
Cuando salió apenas les dio tiempo de cruzar las miradas, pues Ella se retiraba con sus amigas. Fue una mirada de deseo, de promesa, de mutuo hechizo. Ella le dejó sus datos con un mesonero. Él se sintió en la gloria presintiendo lo que vendría.
Hechizada 28/07/06
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