Rebelde. De Monelle
Por monelle elFeb 1, 2010 | EnMonelle, CONTEMOS CUENTOS 15
Tardé en encontrarlo. Demasiado rápido se movía de un pueblo a otro. La cantidad de crímenes se hacía insostenible, y yo tenía la obligación de prenderle. Me había comprometido.
Como un bólido, alcancé mi destino. El lugar se insinuaba perfecto para la captura.
Tenía la oportunidad y los medios. Fue sencillo, demasiado quizás.
Era sólo un muchacho, un adolescente.
Lo interrogué en el mismo lugar de la captura y, de su declaración, aún recelo.
“Lo que había tardado en decidirme, y ahora que ya estaba del todo convencido para mudar y emprender una nueva vida, me salía con éstas: los padres…¡Qué no harán ellos para retenernos a su lado! ¿Tan difícil es admitir que uno ha crecido y puede defenderse y salir adelante sin su ayuda? Me costó situarme, no me habían explicado nada y era necesario hacer las cosas bien, de lo contrario, duraría poco en aquel sitio. De hecho así ha sido. “ Pero hijo... ¿qué vas a hacer? —Preguntó mamá. — Mira que a nosotros nos sacan de la rutina, y nos sentimos perdidos... Además está el asunto ese que te hemos comentado. No creo que hagas bien marchándote. Pero está claro que al final harás lo que te venga en gana… No comprendía el propósito de por qué mamá me hacía tan ingenuo. Esos cuentos funcionaban cuando niño, pero ahora... ¿Cómo creerme semejante cosa? Se cuestionaban, como en un complot, mi capacidad para salir adelante. Tampoco viene mal del todo agudizar el ingenio e intentar subsanar esta pequeña dificultad. Si es que existía. Y ahora me dice usted que ¿era cierto?
Mamá se había empeñado en no perderme de vista. ¡Ojala le hubiera hecho caso! Se le había metido en la cabeza, que si intentaba salir de casa, era por que tal vez estuviera sufriendo algún cambio importante. Era cierto. Las madres, siempre tan suspicaces...”
Después de los nervios al enfrentarme al mito, sólo me hubiera faltado tener que soltarlo. Lo que algunos son capaces de decir para intentar librarse.
Me admitió que como en casa no se está en ningún sitio.
Los licántropos, en los tiempos que corren, se han acostumbrado demasiado a la alimentación un poco más aséptica. Tanto derramamiento de sangre no nos gusta.
Monelle/CRSignes 11/09/2006
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