Jugando a la Mamá y el Papá. De Crayola
Por monelle elAbr 3, 2011 | EnCrayola, CONTEMOS CUENTOS 26
La niña se pone el vestido con flores de mamá, usa sus tacones rojos y su collar de perlas. El niño se cuelga al cuello la corbata a rayas de su padre y se dibuja un gran bigote bajo su nariz. Con gran pompa desfilan frente a sus padres pretendiendo ser una pareja; esposo y esposa. Todos festejan la ocurrencia de los pequeños. Después el juego termina y se olvidan de él. El niño regresa con sus padres a casa y la niña se queda en la suya siguiendo con su ficticio juego de ser mamá. Ahora cambia pañales y da biberón a su muñeca Lola. La arrulla entre sus brazos y le promete cuidarla toda la vida.
Un día la niña crece. Su cuerpo se va transformando dando paso a una joven hermosa. La niña quedó hibernando allá en una esquina del olvido. Ahora la quinceañera pinta sus labios con carmín. Sus mejillas se arrebolan y sus cabellos negros ondulan con el viento. Y su olor a hembra nueva inunda su espacio.
Una tarde en la escuela se reencuentra con aquel pequeño que solía ser su compañero de juego. Las nuevas miradas provocan sensaciones desconocidas. Las hormonas empiezan una fiesta sorpresa para los dos. Surgen de sus corazones las nunca dichas frases de amor. Un poeta y su musa. Una poetisa y su amante.
Se han infectado con el virus del amor. ¡El amor lo justifica todo! Los besos y las caricias recién estrenadas caldean sus cuerpos. Sin conciencia se entregan al abismal deseo que les consume su desnudez. Felices retozan horas, y después cada día, y luego quieren mas.
Otro día la joven despierta asustada. Su período despareció de pronto. Su cuerpo le envía señales de que algo está pasando. Algo que nadie espera que pase. Eso le pasa a otros, no a ella.
Dos meses pasan y la joven ahora sabe que está embarazada. El perfecto amante se ha ido. No sabe explicar donde quedó aquella maravillosa fantasía que vivía. La realidad es tan cruel. Enfrentar a sus padres. La escuela sin terminar. Un hijo en su vientre. Sola. El miedo durmiendo cada noche con ella.
Parió la joven. Una hermosa niña de cabellos azabache. Ahora sus noches son cortas. Desvelos entre llanto, pañales y biberones de verdad. Una vicisitud tras otra para una adolescente pretendiendo crecer a prisa, antes de que su pequeña hija le de alcance.
Crayola 07/02/2007
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