Inspiración. De Locomotoro
Por monelle elSep 25, 2009 | EnCONTEMOS CUENTOS 12
Algunos piensan que desapareció con la helada del 53. Que se desvaneció una noche helada en la que ni tu ni yo habíamos aun nacido. Que se la llevó la desgracia de muchos junto con su esperanza. Los más viejos aseguran que fue antes, cuando comenzó la guerra, aquella guerra que como cualquier otra guerra nos enseñó los dientes de nuestra propia vergüenza.
Sin embargo, algunos afirman que ha acariciado sus dedos en un momento de despiste, o que se les ha aparecido en un sueño. Todos sabemos que aquella mujer ancestra mordió las manos de los hombres que dejaron todo para teñirse en sangre, que gritó con furia en sus sueños, pero que estaban tan ocupados en sus miserias que no fueron capaces de percibirla.
También sabemos que necesitamos darle una forma, y una manera de hacerlo es bañándonos en su alegría. A veces, aun húmedos de esa alegría, nos seca como una madre con su manto y nos besa la cara hasta que acabamos por sucumbir a sus encantos.
Otras veces, parece surgir de entre la niebla como un pirata para abordarnos con sus sentidos y robarnos la cordura, la razón, el entendimiento.
Es la pin-up de las modelos, la amante perfecta, la magia por antonomasia. Vaguea por callejones oscuros, se desliza entre el sudor de los dedos de los borrachos al roce de la botella. Vive en los sueños de grandeza de los más cobardes y muere con los gestos de cobardía de los valientes. Y no siempre que aparece, sabemos reconocerla, aunque sepamos que existe.
Si eres capaz de escuchar tus latidos, de oír la furia del mar, de saborear los perfumes del viento, dejar que una ola atraviese tu cuerpo y sentirte parte de las estrellas, es porque está junto a ti.
Entonces, quizás te haga un guiño travieso, quizás hagas una locura, un asalto a la decencia, a los principios, a los rubores y nazca el arte; fruto inequívoco del amor entre la musa y tu.
Locomotoro 18/07/06
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