Historias del pollo pelado. De Suprunaman
Por monelle elFeb 22, 2009 | EnSuprunaman, CONTEMOS CUENTOS 5
Y se hizo la luz y todos pudieron verse las caras, los tomates estaban metidos en una bolsa, la lechuga empezaba a arrugarse, había un brik de leche abierto, fue entonces cuando llegaron nuevos vecinos, un pollo pelado y unas enteritas. Se cerró nuevamente la puerta del frigorífico.
—Menudo frío hace aquí, —dijo la enterita, —yo pensaba que el agua del mar en otoño era gélida.
—Pues yo estoy como el hielo, —dijo el pollo pelado, —yo vengo de Ávila, y no estoy acostumbrado a esta temperatura. ¡¡¡¡Ay!!!!, —dijo luego, — ¿Cómo me gustaría volver a estar en mi antiguo trabajo?
— ¿Y dónde trabajabas? —dijo el brik.
—Pues trabajaba en un “puticlub”.
—Venga pollo, eso no te lo crees ni tú, que va a hacer un pollo pelado en un “puticlu”.— Dijeron los tomates al unísono.
—Me gusta que me hagáis esa pregunta, yo nací en un corralillo hecho de mortero y paja cerca de Ávila, no había ponedoras, así que se dispuso un orinal donde las pollas pudieran poner sus huevos y…
—Corta el rollo y ves al grano que como nos tengas que contar toda tu vida te van a dar las uvas, —dijo la enterita.
—Esta bien, lo cierto es que yo era muy mimoso y un poco viciosillo, devoto del sexo y buscaba siempre algún rincón para pasármelo bien, un día, vino la regenta del “Puti The Palmeiros” a comprar huevos y al ver lo que estaba haciendo, pensó que sería bueno incorporar a su espectáculo de muchachas un elemento zoofílico y así he estado durante seis meses ganándome el pienso.
— ¿Entonces eres un “puto” pollo pelado? —Dijo la lechuga pocha sacando pecho
—No, no, yo soy un showman, yo lo que hacía era contar chistes verdes mientras las chicas se desnudaban y bailaban.
—Venga pues, anímanos un poco la velada, que dentro de poco pasaremos a ser devorados y ya está… —dijo la enterita.
—Venga, sólo os contaré uno, es mi chiste estrella, ahí va: “—¡Caperucita! ¡Te voy a comer algo que no te ha comido nadie!
- ¡Qué pardillo eres lobo! Como no sea la cesta.”
Todos empezaron a reír. En ese instante se abrió la puerta del frigorífico y cogieron al pollo pelado, seguro que habría pollo horneado para cenar y las tinieblas volvieron a invadir el pequeño frigorífico.
Suprunaman 17/04/06
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