Dinero sucio. De Suprunaman
Por monelle elNov 30, 2008 | EnSuprunaman, CONTEMOS CUENTOS 3
El muy cabrón era un bestia, le había atado al pilón y le golpeaba sin tregua como si de un saco de boxeo se tratara, esto sólo era el aperitivo pues todavía no le había preguntado por el dinero y su rostro ya parecía una hamburguesa.
En la penumbra de la habitación estaba el jefe, observando en silencio con su cara de japuta.
Aitor Alobasto, este era el nombre del matón, por lo que había oído era un carnicero.
Aitor: — ¿Es cierto que eres un tipo duro? —Dijo, y sacando su navaja del bolsillo le dice —Te lo preguntaré una vez, luego te cortaré un pezón, voy en serio, ¿dónde esta el dinero que robaste?
Es duro, así que le esputa su saliva sangrienta en la cara, aprieta los dientes, ya sabe que va ahora, siente como la navaja penetra en su muslo derecho, de donde empieza a resbalar el fluido carmesí.
Aitor: — ¿Valiente o inconsciente? —Le pellizca el pezón y se dispone a cortar.
Mariconi: — ¡Para Aitor! No queremos matarlo, aún no.
Aitor se limpia con una toalla que pringa de sangre, mientras el Sr. Mariconi se acerca a Joan.
— ¿Qué tengo que hacer contigo? Sabes que en una estructura como la nuestra no podemos permitir este tipo de actuaciones, pondría en entredicho mi autoridad; —aburre con su monólogo —me enorgullecía tenerte conmigo, eras polivalente, mi hombre más completo. —El embaldosado está rojo, la sangre lo recubre, se le cierran los ojos y se desmaya.
Siente frescor en la cara, despacio abre los ojos, está tumbado en el suelo, le duele todo el cuerpo, no es de extrañar después de la ensalada de ostias que le han caído; está en una habitación oscura, la única luz que distingue es la que pasa por la rendija inferior de la puerta, fuera escucha voces, sin lugar a duda está en la masía de Mariconi.
—Venga Joan ánimo, todavía no estas muerto, se dice, quieren el dinero.
Su vista ya se ha acostumbrado a la escasa luz, los muy idiotas ni siquiera se han molestado en atarlo, creen que ya se ha derrumbado y que pronto cantará. Joan da dos golpes en la puerta, el guarda abre a ver que ocurre y se encuentra con un puño en la nariz, lo empuja hacia dentro, fuera la ametralladora, “piernas no me falléis”, llega la hora de correr.
Suprunaman 14/03/06
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