5
Ago

Poema para ser leído en voz alta De Javier Muñoz Livio

Por amor a ti, puedo esperar toda una vida y vivir otra a tu lado sin lamentar la mezquina tortura de un pasado tan doliente. Siempre estarías en un pedestal, a la altura exacta de tu sexo en mi boca.

JML

Versos encontrados en alguna esquina de mi cama

y desperté
ante la oscuridad
(restos de un amor
se disponen a sobrevivir)
ya no queda nada en el firmamento
sólo algunos besos temblorosos
en lo alto de tus pechos.

Ahí he subido cuando tú con certeza
me enseñaste la palabra jamás escrita
el dardo encantado
que a su intensa luz cultivó
mis pétalos de carne.

Nosotros los poetas tenemos
un bosque invisible
una vieja lágrima desgarrada del corazón
un sueño reluciente
(esplendor y lucidez en un bellísimo deseo)
pero este orgasmo llevándonos a un manantial
es fruto de una terrible dulzura
un alocado atardecer sobre piedras preciosas.

Pura poesía es tu cuerpo desnudo
como una dalia mordida en su frescura
he aquí el bosque de mis labios
mi lengua prosigue, penetra y deshoja tu clítoris
como una llovizna que adquiere la humedad
viscosa de un turbulento final.

Besos resbalándose por tus muslos
y de pronto
un hermoso amor regresa al punto de partida:
desnudos otra vez
sujetas mi vida sin la herida
y sorprendes al dolor
en su desesperada huida.


Epilogo:

El hombre no es un bien a disposición del dolor y eso lo quiero cambiar. No se trata ya de algún remordimiento varado perfectamente en la turbiedad del pasado. Es escribir y escribir es meditar la conciencia de la poesía, es el arte del alma y sus flores en la hierba, es el pensamiento como un sendero libre en un tiempo enloquecido de verdad.

©Javier Muñoz Livio
http://angelusaldesnudo.blogspot.com/

free b2evolution skin
4
Ago

Paseando por La Habana 7

free b2evolution skin
4
Ago

¿Quién soy? Presentación.

Mi nombre es Carmen Rosa Signes, muchos me conocen por Monelle que es mi nick en Internet, desde que entré allí el primer día. Nací en agosto de 1963 y llevo muchos años dedicada a la escritura, la cerámica y la fotografía.
Me casé en diciembre de 2003, en La Habana, con Ricardo Acevedo al que conoceréis por los escritos que iré subiendo de él. Es uno de mis autores admirados.
Nuestras vidas transcurren en la tranquilidad de un pequeño pueblo, San Juan de Moró, en donde lo compartimos todo.
Tengo mucho que mostraros y espero que os guste. Ilustrando los diferentes post, salvo excepciones, podréis encontrar mis obras fotográficas. Soy una apasionada del macro, pero no desdeño ninguna técnica.

Comprobaréis que no soy poeta, he hecho mis pinitos, no lo puedo negar ni me avergüenza, pero no busquéis en mis versos ni normas ni medidas. Me muevo mejor en la prosa; adoro escribir historias, de lo que sea, sobre todo dentro del terreno fantástico, la ciencia ficción y el terror.
El Libro de Monelle nace por dos cuestiones importantes para mi, la primera tiene que ver con mi amor hacia la literatura que me empuja, desde hace ya algunos años (muchos), comencé a escribir como una de las formas de extraer las inquietudes que siempre han rondado en mi mente; la segunda está relacionada con el nombre que le he puesto a este sitio y hace referencia a mi admiración por las obras y los autores que me han influido a la hora de escribir y sentir la vida. “El Libro de Monelle” de Marcel Schowb o el “Spleen de París” de Charles Baudelaire, son claros ejemplos de ello.
Os invito a que descubráis pequeños pedazos de mi, muestras de aquellas cosas que me gustan y emocionan.

Espero que disfrutéis paseando por este lugar.
Si os perdéis por este blog os agradeceré que dejéis vuestra opinión.

CRSignes 040808

free b2evolution skin
3
Ago

Rocío en la mañana

free b2evolution skin
3
Ago

En algunas cartas del comienzo...

Hoy dediqué mi tiempo en releer las primeras correspondencias que nos enviamos, esas que comenzaron con formalismos y que, poco a poco, se convirtieron en una necesidad, como constatan fragmentos como éstos, que se proyectaba más allá de las cartas en sí:

Ricardo:
“... sabes que soñé con usted... OJO NADA DE SUEÑOS TURBIOS NI ORGIASTICOS... simplemente caminábamos por algún lugar y por supuesto tu llevabas la voz cantante y me recriminabas por la brevedad de mis carta... eso es lo que recuerdo. Realmente se ha convertido n un vicio esperar una carta tuya, disculpa si de alguna manera me estoy propasando. …” 6/08/2002

Carmen:
“…Yo también añoro tus cartas, pero me hago cargo de que te encuentras ocupado. Pero no estaría más, que hicieras un esfuerzo, así yo podría enviarte más cartas y de esa forma igual te cansabas pronto de mí, pues soy muy pesada te lo aseguro.
Así que ¿un sueño? ¿Estás seguro que lo era?... ¿Quién sabe? Si yo te contara, pensarías que una está un poco ida, pero eso es otra historia y me la reservo para cuando por fin podamos conocernos en persona, pues no lo descarto. …”
6/08/2002

Mi primer envío hacia Cuba, para él, llevaba encerradas algunas cosas que sabía que surtirían un efecto que resultó del todo imprevisible, aunque no muy alejado de mis deseos.

Ricardo:
“…Esta bien podría ser mi carta-infinita que se proyecte mas allá de nuestro entendimiento y nos coloque a ambos a un nivel superior de comunicación.... ¿Cursi? ¡¡¡Verdad!!! Lo que te quiero decir es que el día 11 de septiembre aproximadamente a
las 6:00 p.m. (hora de Cuba) recibí tu paquete…”
15/09/2002

Carmen:
“…En cuanto al principio de tu carta, si ha ti te a parecido cursi, a mi no.
Me ha gustado mucho, ojala pudiésemos llegar a ese tipo de conocimiento y
comprensión, ¿no crees? …”
16/09/2002

Encerrado en su interior, alguna cinta de casete que portaban las grabaciones de mis lecturas de cuentos y poemas, en un programa de radio que realizaba por aquel entonces, y que ocupaba gran parte de mi tiempo. Tengo pleno conocimiento de mi potencial, y en el fondo sabía el efecto que causaría mi voz en todo esto…

Ricardo:
“…regrese hoy loco por escribirte. Tus programas de radio o más bien tu voz o ambos al mismo tiempo (creo que me estoy poniendo nervioso, las manos me sudan) me encanto... y eso que no he tenido tiempo de escucharlos todos (voy para el segundo casete)… Sobres a parte es muy importante para mi recibir noticias tuyas, conocerte y ahora escucharte son dos cosas muy estimulantes para mi (ojo no hay nada pervertido en esto)… Hay tanto que decir y yo, ¡pobre poeta! no se como hacerlo.
Besos (demasiados)”
16/09/2002

Durante ese tiempo la necesidad creciente de conocer, de saber, de compartir, dio pie a malentendidos lingüísticos de fácil solución…

Carmen:
“…Como siempre tus cartas me saben a poco. Si nos conocemos en persona, que
espero que pueda ser posible, aunque aún tengo dudas y contratiempos que enmendar, espero no te suceda lo mismo hablando. Escribe pronto…”
15/09/2002

Ricardo:
“…Disculpa que mis cartas no te sepan nada (eso dolió) pero soy un buen conversador.
Besos
Quedan tantas cosas por decir y hacer...”
16/09/2002

Carmen:
“…Estimado Ricardo.
En primer lugar aclararte para que no te enfades conmigo que en ningún momento dije que no significaran nada tus cartas, si no que con la frase de ¡que saben a poco! hago referencia a que son demasiado cortas para mi, siempre me dejas con ganas de leer más cosas de ti, eres muy malo. Así que no te duela lo que te dije, y escribe un poquito más, lo necesito. … Voy a despedirme y ya añoro tu contestación, que sea pronta aunque breve, lo comprenderé y al final creo que me acostumbraré...”
16/09/2002

Ricardo:
“…por supuesto que fue un mal entendido, sólo tome demasiado literario el
sentido de la frase, disculpa mi malcriadeces. …”
17/09/2002

Ese ir y venir de frases de deseo, de anhelo, era la mejor de las bazas. Algo por lo que sentir la necesidad diaria de abrir el correo y encontrar algo…

Carmen:
“…Realmente me quejo por vicio, pues no me molesta que no escribas tanto, pues
se que en el fondo, aunque sea un poquito, todos los días te acuerdas de mi…”
17/09/2002

Ricardo:
“… ¿Creo que me estoy excediendo con esta carta? debe ser ese espíritu juguetón... y malcriado que revolotea sobre mi hombro Besos (muchos y dos más) …” 18/09/2002

Carmen:
“…Te dejo ya querido amigo. Si el tiempo lo permite y si no pasa nada,
escribe cuando puedas. Tengo miedo de cansarte y que dejes de contestarme por agotamiento. Ese espíritu que revolotea por encima de tus hombros, debe descansar, no sea que se agote de tanto volar, y acabe bajo la paleta de matar moscas cuando te canses de él, y se encuentre exhausto por no haber descansado. No deseo convertirme en una carga o una obligación para ti….”
18/09/2002

Ricardo:
“…Nunca permitiré que nuestra comunicación sea un monologo (seria el fin, la hecatombe) es cierto que soy de escribir poco (creo que digo lo necesario sin caer el floreos)de ahí la brevedad de mis textos. …” 18/09/2002

Carmen:
“…PD: Yo también estoy enganchada a tus cartas, y me duele cuando abro el
correo y no hay carta tuya y tardas en contestar. Por suerte, para mi, hay
quien contesta con más asiduidad. Aunque no sea lo mismo. …”
25/09/2002

Ricardo:
“… ¿Como que forzado? Hoy mimo escape del trabajo para ve si había algo tuyo y para suerte tuya los había.... ¿Como es eso de escribirme menos? Atrévete y veras lo que sucede... Y no te preocupes que no me presionas al contrario me encanta escribirte, sólo que no puede ser con la frecuencia deseada (solo alquilo en el ciber-café dos veces por semana las otras horas son pirateadas)…” 27/09/2002

Carmen
“… ¿Así que para suerte mía, has encontrado mensaje? ¿Tendrás valor? Sabes que por mi escribiría todos los días, aunque tan solo sea, para decir tonterías, por que ya debes estar acostumbrado a ellas. Pero claro, ya te dije que no me gustan mucho los monólogos, prefiero escribir menos y así tú me puedes contestar. Pero tranquilo lo del remedio de escribir menos era broma, aunque como me protege un océano, y no creo que puedas hacer nada en mi contra, si sigues amenazando.... ya veremos ja, ja.
Oye, ¿cómo se piratean horas de Internet? O es que el hecho de ser de una isla caribeña, lleva implícita la vocación de pirata. ¿También te lanzas como hacían ellos al grito de "al abordaje"? O es más sencillo. Ya explicarás, tengo curiosidad… “
27/09/2002

Ambos nos sentíamos igual, aunque aún tardáramos en reconocer el porqué de tanta ansia.

CRSignes 030808

free b2evolution skin
1
Ago

Adelfa

free b2evolution skin
1
Ago

Paolo Uccello, pintor de Marcel Schwob

Su verdadero nombre era Paolo di Dono; pero los florentinos lo llamaron Uccelli, es decir, Pablo Pájaros, debido a la gran cantidad de figuras de pájaros y animales pintados que llenaban su casa; porque era muy pobre para alimentar animales o para conseguir aquellos que no conocía.

Hasta se dice que en Padua pintó un fresco de los cuatro elementos en el cual dio como atributo del aire, la imagen del camaleón.
Pero no había visto nunca ninguno, de modo que representó un camello panzón que tiene la trompa muy abierta. (Ahora bien; el camaleón, explica Vasari, es parecido a un pequeño lagarto seco, y el camello, en cambio, es un gran animal descoyuntado). Claro, a Uccello no le importaba nada la realidad de las cosas, sino su multiplicidad y lo infinito de las líneas; de modo que pintó campos azules y ciudades rojas y caballeros vestidos con armaduras negras en caballos de ébano que tienen llamas en la boca y lanzas dirigidas como rayos de luz hacia todos los puntos del cielo. Y acostumbraba dibujar mazocchi, que son círculos de madera cubiertos por un paño que se colocan en la cabeza, de manera que los pliegues de la tela que cuelga enmarquen todo el rostro. Uccello los pintó puntiagudos, otros cuadrados, otros con facetas con forma de pirámides y de conos, según todas las apariencias de la perspectiva, y tanto más cuanto que encontraba un mundo de combinaciones en los repliegues del mazocchio. Y el escultor Donatello le decía:
-¡Ah, Paolo, desdeñas la sustancia por la sombra!

Pero el Pájaro continuaba su obra paciente y agrupaba los círculos y dividía los ángulos, y examinaba a todas las criaturas bajo todos sus aspectos, e iba a pedir la interpretación de los problemas de Euclides a su amigo el matemático Giovanni Manetti; luego se encerraba y cubría sus pergaminos y sus tablas con puntos y curvas. Se consagró perpetuamente al estudio de la arquitectura, en lo cual se hizo ayudar por Filippo Brunelleschi; pero no lo hacía con la intención de construir. Se limitaba a observar la dirección de las líneas, desde los cimientos hasta las cornisas, y la convergencia de las rectas en sus intersecciones, y cómo las bóvedas cerraban en sus claves, y la reducción en abanico de las vigas de techo que parecía unirse en la extremidad de las largas salas. Representaba también todos los animales y sus movimientos y los gestos de los hombres con el propósito de reducirlos a líneas simples.
Después, a semejanza del alquimista que se inclinaba sobre las mezclas de metales y órganos y que escudriñaba su fusión en el hornillo en busca de oro, Uccello volcaba todas las formas en el crisol de las formas. Las reunía, las combinaba y las fundía, con el propósito de obtener su transmutación en la forma simple de la cual dependen todas las otras. Fue por esto que Paolo Uccello vivió como un alquimista en el fondo de su pequeña casa. Creyó que podría convertir todas las líneas en un solo aspecto ideal. Quiso concebir el universo creado tal como se reflejaba en el ojo de Dios, que ve surgir todas las figuras de un centro complejo. Alrededor de él vivían Ghiberti, della Robbia, Brunelleschi, Donatello, cada uno de ellos orgulloso y dueño de su arte, burlándose del pobre Uccello y de su locura por la perspectiva, apiadándose de su casa llena de arañas, vacía de provisiones. Pero Uccello estaba más orgulloso todavía. Con cada nueva combinación de líneas esperaba haber descubierto el modo de crear. La imitación no era la finalidad que se había fijado, sino el poder de desarrollar soberanamente todas las cosas, y la extraña serie de capuchas con pliegues le parecía más reveladora que las magníficas figuras de mármol del gran Donatello.

Así vivía el Pájaro y su cabeza pensativa estaba envuelta en su capa; y no se fijaba en lo que comía ni en lo que bebía y se parecía por entero a un ermitaño. Y sucedió que en un prado, junto a un círculo de viejas piedras hundidas entre la hierba, vio un día a una muchacha que reía, con la cabeza ceñida por una guirnalda. Llevaba un largo vestido delicado, sostenido en la cintura por una cinta descolorida, y sus movimientos eran elásticos como los tallos que doblaba. Su nombre era Selvaggia y le sonrió a Uccello. Él notó la inflexión de su sonrisa. Y cuando ella lo miró, vio todas las pequeñas líneas de sus pestañas y los círculos de sus pupilas y la curva de sus párpados y los entrelazamientos sutiles de sus cabellos y en su mente hizo adoptar a la guirnalda que ceñía su frente una multitud de posiciones. Pero Selvaggia no supo nada de eso, porque tenía solamente trece años. Ella tomó a Uccello de la mano y lo amó. Era la hija de un tintorero de Florencia y su madre había muerto. Otra mujer había ido a la casa y había pegado a Selvaggia. Uccello la llevó a la suya.
Selvaggia permanecía en cuclillas todo el día frente a la muralla en la cual Uccello trazaba las formas universales. Jamás comprendió por qué prefería contemplar líneas derechas y líneas arqueadas a mirar la tierna figura que se tendía hacia él. A la noche, cuando Brunelleschi o Manetti iban a estudiar con Uccello, ella se dormía, después de medianoche, al pie de las rectas entrecruzadas, en el círculo de sombra que se extendía bajo la lámpara. A la mañana, se despertaba antes que Uccello y se alegraba porque estaba rodeada por pájaros pintados y animales de color. Uccello dibujó sus labios y sus ojos y sus cabellos y sus manos y fijó todas las actitudes de su cuerpo; pero no hizo su retrato, como hacían los otros pintores que amaban a una mujer. Porque el Pájaro no conocía la alegría de limitarse a un individuo; no permanecía nunca en un mismo lugar; quería planear, en su vuelo, por encima de todos los lugares. Y las formas de las actitudes de Selvaggia fueron arrojadas al crisol de las formas, con todos los movimientos de los animales y las líneas de las plantas y de las piedras y los rayos de la luz y las ondulaciones de los vapores terrestres y de las olas del mar. Y sin acordarse de Selvaggia, Uccello parecía permanecer eternamente inclinado sobre el crisol de las formas.
A todo esto no había nada que comer en la casa de Uccello. Selvaggia no se atrevía a decírselo a Donatello ni a los otros. Calló y murió.

Uccello representó la rigidez de su cuerpo y la unión de sus pequeñas manos flacas y la línea de sus pobres ojos cerrados. No supo que estaba muerta, así como no había sabido si estaba viva. Pero arrojó sus nuevas formas entre todas aquellas que había reunido.
El Pájaro se hizo viejo y nadie comprendía más sus cuadros. No se veía en ellos sino una confusión de curvas. Ya no se reconocía ni la tierra, ni las plantas, ni los animales, ni los hombres. Hacía largos años que trabajaba en su obra suprema, que ocultaba a todos los OJOS. Debía abarcar todas sus búsquedas y ser, en su concepción, la imagen de ellas. Era Santo Tomás incrédulo, palpando la llaga de Cristo. Uccello terminó su cuadro a los ochenta años. Llamó a Donatello y lo descubrió piadosamente ante él. Y Donatello exclamó:
-¡Oh, Paolo, cubre tu cuadro!
El Pájaro interrogó al gran escultor, pero éste no quiso decir nada más. De modo que Uccello supo que había consumado el milagro. Pero Donatello no había visto sino una madeja de líneas.
Y algunos años más tarde se encontró a Paolo Uccello muerto de agotamiento en su camastro. Su rostro estaba radiante de arrugas. Sus ojos estaban fijos en el misterio revelado. Tenía en su mano, estrictamente cerrada, un pequeño redondel de pergamino lleno de entrelazamientos que iban del centro a la circunferencia y que volvían de la circunferencia al centro.

Marcel Schwob del libro Vidas imaginarias

free b2evolution skin
31
Jul

En la playa

free b2evolution skin
31
Jul

La custodia. (Belfegor demonio de la pereza)

— ¿Te estoy pidiendo que reacciones?
— ¡Lo estoy haciendo!

Llevaba cuatro semanas litigando por conseguir la custodia de sus hijos. Pero en esta lucha parecía que hubiera perdido el interés.

—Si no te conociera pensaría que no te importa. Soy tu abogado, pero antes que nada Fernando soy tu amigo. No comprendo esa dejadez.

Fernando le miró con indiferencia.

—Permíteme que te diga, con la confianza de todos estos años, que cuando tengas ganas me llames. No creo en mártires, y hoy por hoy, no me apetece estrujarme con tu autodestrucción. Espero que tu reacción no sea tardía.

Salió tropezando con el secretario de su amigo.

—Si se les paga, no comprendo para qué tanto cuento. Le recuerdo que estudie leyes y estoy colegiado. —Le dijo Andrés, sutilmente mientras le entregaba unos papeles importantes, a pesar de que él no los había pedido.

— ¡Eh! ¡Ah sí! Andrés, pero ¿qué hace trabajando por debajo de sus posibilidades?
— ¿Qué tiene de simple este empleo?
Fernando miró asombrado los documentos.

— He de reconocer que vales para esto. Con qué intuición actúas. ¿Crees que podría representarme ante mi esposa?
—Déjelo en mis manos.

Dos días después la oficina era un cúmulo de trabajo pendiente. Andrés, sonriente, observaba a su jefe que, tumbado en el sofá, tenía un aspecto deplorable.

—Le traigo un café, quizás convendría que se aseara un poco y saliera a la calle. En un par de horas debemos personarnos en el juzgado.

Pero Fernando no reaccionaba. No tenía ánimos de moverse, de abrir los ojos, ni de hablar. En ese momento entró su amigo y abogado.

—Pero desgraciado ¿qué le estás haciendo? ¡Por Dios Fernando arriba! — Le dijo mientras abría los ventanales. —Esto parece un nido de serpientes.

Andrés salió disparado, proyectando su sombra extrañas formas en el pasillo, que asustaron a Fernando que abría en ese momento los ojos.

—Dile que vuelva Carlos. Lo necesito. —Era incapaz de levantarse. Lo sentó tomándolo por las axilas. —Tenemos que ir al juzgado. —Fernando parecía despertar de una pesadilla.

Pero Andrés había desaparecido dejando un rastro humeante de aroma azufrado. Aunque lo más llamativo y sorprendente, fue ver convertidas en cenizas todas sus cosas. Tan sólo hallaron intacto, un post-it que decía:

CUANDO LA PEREZA VENGA A BUSCARTE, POR FAVOR, ENCIÉRRATE, NO CONTESTES AL TELÉFONO Y DESHAZTE DE LOS AMIGOS. SIEMPRE ACABAN ESTROPEÁNDOLO TODO.
SALUDOS.
ANDRÉS BELPHEGOR

CRSignes 100708

free b2evolution skin
29
Jul

Sagunto

free b2evolution skin
29
Jul

Fiebre del sábado noche. (Asmodeo demonio de la lujuria)

La cabeza le daba vueltas, tenía un aspecto horrible. Así no podía salir. Su amiga la esperaba en el portal.

—Lely no tiene paciencia. —Dijo Tamy
— ¡Que espere! ¿No puedo salir así? Y ¿ese olor?
—Yo no huelo nada. Te presto mi maquillaje… y mi perfume. Mientras te pintas, voy a hablar con Lely, buscar afinidades. Podría ir con vosotras.
—Como quieras hermanita, dudo que te guste, eres una mosquita muerta. No veas cómo liga. En la “disco” a la que iremos, anuncia para hoy un maratón de “Fiebre del sábado noche”.

Con su recién estrenado pantalón de campana, Tamy bajó con Lely. Mientras tanto, Sandra intentaba disimular las ojeras, había quedado de nuevo con Raúl, un atractivo chico del que Lely le dijo: “No pierdas el tiempo Sandra. Le va mucho eso… ya me entiendes. No le van los juegos y mira qué bien baila. Si te encantas un poco, te lo quitarán. ¿Pero tú has visto ese culo?”.

Ya en la calle, las tres se encaminaron hacia la disco. Tamy estaba emocionada, Lely no tuvo que ser muy tenaz para convencerla de que las acompañara.

—Ánimo que esta noche el local estará lleno de chicos dispuestos a todo.
—Mira que eres… Los chicos siempre están dispuestos a todo —Comentó Tami. — ¿Se puede saber dónde vamos?
—Te va a encantar, han abierto una nueva “disco”.
—Está un poco alejada del centro ¿no? —Dijo Tamy con inquietud.
—Bueno sí, pero no te preocupes, conozco al propietario. Además todos los que van están muy bien.

El letrero era visible desde un par de manzanas del local. No había casi nadie por las calles, y aunque era temprano, apenas las siete y media de la tarde, la noche había hecho acto de presencia.

— ¡Asmodeo Disco bar! ¡Qué nombre tan raro! ¿Seguro que no es otra cosa?
— ¿Cómo puedes pensar eso? Mira bien… ¿Qué ves?
—Chicas y chicos de nuestra edad.
—Pues eso. Venga alma de cántaro, que ya la música ha comenzado. ¿Me encantan los Bee Gees? ¿Y a ti Sandra?

—¡Adelante! Las chicas guapas no pagan. —dijo el portero.

Lely demoró un momento su entrada. Cuando lo hizo, las arrastró hasta el baño, esgrimiendo unos cuantos vales.

—Chicas, ¡tenemos consumiciones gratis!
—Oye mira, no contéis conmigo para beber, yo…
—Venga hermanita, verás cómo te gusta. —Dijo Sandra.

Salieron de los aseos y de inmediato fueron rodeadas por un grupo de chicos que las llevó hasta la pista.
Una hora más tarde, Sandra se daba el lote con el tal Raúl, que no tenía ningún reparo en meterle mano. Lely, estaba desaparecida, aunque su presencia se hacía notar o eso creía Tamy, que constantemente le parecía oírla. Acompañada de un par de chicos, se dejó hacer. Estaba como ida. El hipnótico efecto de la esfera de espejo del centro de la pista, acentuó su estado. No le gustaban esas cosas, pero estaba motivada por su voz interior. La llevaron hasta un sofá. Una vez allí, y con los sentidos distorsionados, se entregó en una orgía de besos y caricias. Al rato se sintió indispuesta, tuvo que levantarse para ir al baño.
Fue entonces que encontró a su hermana.

— ¿Te has visto? —Le dijo Sandra. —Deberías tener un poco de cuidado. ¡Abróchate la blusa!

No era consciente de lo que le decía, sólo le apremiaba llegar al aseo y vomitar.

— ¿Te puedes creer que ayer estaba yo así? Mejor dicho, ha sido entrar aquí y ha desaparecido el malestar. Me alegro de que no seas una mojigata.
— ¡Estabais aquí! —Lely apareció. —No perdáis el tiempo. El amo está impaciente. Tomad esto —les ofreció unas pastillas. —Mañana… —como endemoniada no podía parar de reír. —…no recordaréis nada salvo un lujurioso deseo que os incite a pecar todos los días.

El domingo, amanecieron medio desnudas en el portal de casa. Las despertó una vecina.

— ¡Esta juventud! Entrad en casa para dormir la mona.

………………………….

—Que sencillo hubiera sido haber dicho que no. —Comentó Tamy —Quedarse en casa, no dejarse tentar. Quizás ahora no estaríamos en las Ramblas.
—Así es hermanita, así es… ¿Qué habrá sido de Lely?
—Fue todo tan extraño… Aquella disco… ya nunca la encontramos. Aunque aún me parece oír su voz retumbando en mi mente siempre que se me acerca un hombre. Es como si ella me alentara para que fuera con él. Mientras algo en mi interior me quema y no me deja respirar.

CRSignes 270708

free b2evolution skin
28
Jul

Tres poemas para Carmen

Durante nuestra separación, tuvimos tiempo para todo: desde poemas surgidos del interior de nuestro desespero ante la separación; cuentos eróticos, con los que aliviar nuestras ansias y reírnos un rato; juegos literarios, poemas o pequeños textos en prosa; micro cuentos; relatos; y centenares de dedicatorias; a destacar también el envío de textos que para uno de los dos representaban algo especial y que deseábamos compartir. De ahí surgen estos poemas que me envía Ricardo en una de sus cartas, para mi goce. Un intercambio que también ayudaba, en cada entrega, a conocernos un poco más.

La Habana 27 de diciembre de 2002

Prologo Privado:
Poemas de amor, copiar poemas de amor... algo que no hice en mi adolescencia. ¿Estaré retrocediendo (o es todo esto parte de mi eterna inmadurez)? De todas maneras cuando estés aquí no podrás escapar a la poesía (o a mis poemas) Baudelaire, Martí y Nogueras son algunos de mis favoritos. Espero que el lunes habrá el ciber-café y así poder enviártelos.
Te amo gatita
27/12/02 10:25 a.m. (3:25 p.m. en España)

COMO UNA GATA BOCA ARRIBA

Te quiero como gata boca arriba,
Panza arriba te quiero,
Maullando a través de tu mirada,
De este amor-jaula
Violento,
Lleno de zarpazos
Como una noche de luna
Y dos gatos enamorados
Discutiendo su amor en los tejados,
Amándose a gritos y llantos,
A maldiciones, lagrimas y sonrisas
(de esas que hacen temblar el cuerpo de alegría.

Te quiero como gata panza arriba
Y me defiendo de huir,
De dejar esta pelea
De callejones y noches sin hablarnos,
Este amor que me marea,
Que me llena de polen,
De fertilidad
Y me anda en el día por la espalda
Haciéndome cosquillas.

No me voy, no quiero irme, dejarte,
Te busco agazapada
Ronroneando,
Te busco saliendo detrás del sofá,
Brincando sobre tu cama,
Pasándote la cola por los ojos,
Te busco desperezándome en la alfombra,
Poniéndome los anteojos para leer
Libros de educación del hogar
Y no andar chiflada y saber manejar la casa,
Poner la comida,
Asear los cuartos,
Amarte sin polvo y sin desorden,
Amarte organizadamente,
Poniéndole orden a este alboroto
De revolución y trabajo y amor
A tiempo y destiempo,
De noche, de madrugada
En el baño,
Riéndonos como gatos mansos,
Lamiéndonos la cara como gatos viejos y cansados
A los pies del sofá de leer el periódico.

Te quiero como gata agradecida,
Gorda de estar mimada,
Te quiero como gata flaca
Perseguida y llorona,
Te quiero como gata, mi amor,
Como gata, gioconda,
Como mujer
TE QUIERO.

Gioconda Belli (Nicaragua, 1948)

AMOROSA ANTICIPACIÓN

Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
Ni la privanza de tu cuerpo, aun misterioso y tácito y de niña,
Ni la sucesión de tu vida situándose en palabras o acallamiento
Serán favor tan misterioso
Como mirar tu sueño implicado
En la vigilia de mis brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria
del sueño,
quieta y resplandeciente como una dicha en la selección
del recuerdo,
me darás esa orilla de tu vida que tu misma no tienes.
Arrojando a quietud,
Divisaré esa playa ultima de tu ser
Y te veré por primera vez, quizá,
Como Dios ha de verte,
Desbaratada la ficción del Tiempo,
Sin en amor, sin mí.
Jorge Luis Borges (Argetina, 1899-1986)

MUJERES

La mujer imposible
La mujer de dos metros de estatura,
la Señora de mármol de Carrara
que no fuma ni bebe,
La mujer que no quiere desnudarse
Por temor a quedar embarazada,
la vestal intocable
que no quiere ser madre de familia
la mujer que respira por la boca
la mujer que camina
virgen hacia la cámara nupcial
pero que reacciona como hombre,
la que se desnudó por simpatía
(que le encanta la música clásica)
La pelirroja que se fue de buceo,
la que solo se entrega por amor,
la doncella que mira con un ojo
la que solo se deja poseer
en el diván al borde del avión,
la que odia los órganos sexuales
la que se une solo con su pero
la mujer que se hace la dormida
(el marido la alumbra con un fósforo)
la mujer que se entrega por que si
por que la soledad, por que el olvido...
la que llegó doncella a la vejez,
la profesora miope
la secretaria de gafas oscuras,
la señorita pálida de lentes
(Ella no quiere nada con el falo)
todas estas Valquirias
todas estas matronas respetables
por sus labios mayores y menores
terminarán sacándome de quicio.

Nicanor Parra (Chile, 1914)

free b2evolution skin
27
Jul

El toro

free b2evolution skin
27
Jul

El toro de Fálaris

Desde Atenas, había recorrido el mundo llevado por su arte. Reyes y conquistadores se lo disputaban. Aquellos bronces poseían tal perfección que parecían reales. El reencuentro con su obra, en el preciso instante de la entrega, era la mejor recompensa.
Perilio, traspasó el palacio hasta encontrarse cara a cara con Fálaris, rey de Agrigento.
-Sólo pido una cosa: la perfección. Si me la entregas te daré lo que quieras. Odio los defectos. No me decepciones.

El rugido se extendió nítido sorprendiendo a los presentes que, ante la maravilla, reclamaron más. Aquel ingenio tenía poco de la magia que querían darle, y mucho del horror para el que fue creado.
Años de gobierno prospero, bajo el yugo implacable de Fálaris, llevaron a la ciudad de Agrigento a las más altas cotas de popularidad y riqueza. Nada escapaba a los ojos de un tirano que había llegado donde estaba por sus grandes dosis de crueldad. Podía presumir de no tener enemigos vivos ni opositores, encargándose el mismo de que así fuera. Alardeaba de lo maligno de sus métodos de tortura, regodeándose al tiempo de su maestría. Un desprecio suyo, era una sentencia de muerte. Disfrutaba viendo el dolor ajeno. Decía, “Es la forma más limpia para conseguir lo que necesito.” Le hacía sentirse infalible, poderoso como un Dios. Sus contrarios, laxos ante él, le entregaban todo cuanto quería.

Se veía imponente aquel toro que mostraba su bravura preparando el envite, dispuesto a empitonar.
-No puedo darte nada si no lo pruebo. Quiero ver en qué consiste. Cómo funciona. – Aseveró Fálaris.
Con el convencimiento del trabajo cumplido, Perilio, se introdujo en el animal de bronce que ocupada el centro del patio. A un gesto del rey, poco tardaron sus esbirros en bloquear la portezuela y prender fuego a unas calderas que, al alcanzar el calor insoportable que encendió en rojo el metal del que estaba hecho, provocó la muerte del artista, no sin que antes éste soltara ayes y gritos que, propagados desde las fosas nasales de la bestia metálica, semejaban bramidos de un animal enfurecido.
Decenas de personas aclamaban al autor del portento. Fálaris, se alzó orgulloso.
-¡Perilio! –repitió tres veces. –Que nadie olvide este nombre, pues acompaña ya a los dioses.
De esta forma inhibió la maestría del artista. Años después Fálaris confesaría los celos que le provocaron el invento y su creador. Algo tan perfecto sólo podía haber sido suyo.

CRSignes 120308

free b2evolution skin
25
Jul

El caracol

free b2evolution skin