1
Ene

Tardes de sombra y té

Mi abuela consideraba que era necesario tomarse un descanso justo a la mitad de la tarde.
Todas las tardes, al salir de la escuela, me escapaba de casa y corría por la calle de arriba hasta su casa. El adoquinado camino se abría paso entre las sombras de las casonas fuertemente custodiadas por sus escudos de armas, único testigo de un pasado cerril que ya no decía nada.
A esa hora ella sacaba lo mejor que tenía dentro.
Años más tarde, antes de que el tiempo me la arrebatara, le pregunté por qué desconcertaba a la gente con su comportamiento, y me dijo agarrando mi mejilla con dulzura, “Hija mía, en esta vida hay que estar preparados para hacer lo que se debe. Por eso no dejes nunca de reservar para ti un momento exclusivo para desarrollar lo que realmente quieres.”
Era como si se transformara. Del alba al ocaso, se había fraguado un carácter duro con el que logró sacar adelante a toda su familia. Viuda desde muy joven y con cinco hijos que domar, luchó para sobrevivir. Detallista y sincera, de esas personas que como se dice no tienen pelos en la lengua, acaparó la atención de todo el mundo, y consiguió a la par tantos amigos, como alevosos malintencionados no la aguantaban. Nadie la conoció bien. Madrugaba para hornear unas pastas con las que acompañar las “tardes de sombra y té”, como ella las llamaba. Aquellos deliciosos rollos bañados con azúcar glaseado, estaban aromatizados con agua de azahar. Lamentablemente murió con la receta. Nunca le dijo a nadie que era ella la que los cocinaba.
“Algún día te la daré.” Esas fueron sus palabras el día en el que la descubrí. Una mañana, quise agasajarla con el desayuno en la cama, y me la encontré sacando aquellas deliciosas pastas del horno.

A las tardes de sombra y té, acudían sus amistades deseosas de conversación y juego. No había día en el que no se celebrara una animada partida al parchís o al cinquillo; que no se contaran historias; o que no se viera pasar la tarde tomando un genuino té de Ceylan, mientras el sonido de las cucharas removiendo los azucarillos, nos transportaran con su música a las lejanas tierras de las que procedía.
Los años han pasado y yo he dejado de ser el torbellino que lo revolucionaba todo. He rescatado el recuerdo de aquellas hermosas tardes de sombra y té, y ahora yo misma soy la que las organiza.

CRSignes 060106

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31
Dic

Ramas y hojas

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30
Dic

Lluvias

Podían pasar horas antes de que Sebastián volviera a reaccionar. Nos amábamos con locura; pero eso no era suficiente motivo como para que él me confiara qué pensamientos lo abstraían. Nuestra vida en común, los años más felices de mi vida, se había movido sin dificultades; la empatía entre ambos era completa; sólo aquellas pequeñas ausencias, envolvían de misterio los días, pero de tanto esperar la respuesta, pese a mi perseverancia, había acabado por ignorar aquel peculiar ensimismamiento.

Te quiero, te quiero, te quiero,... —le escuché y salí corriendo para ver que le pasaba.
Y yo Sebastián —Le dije.
¿Decías algo?
Esa si que está buena. Te has pasado cinco minutos repitiendo “te quiero”. Te contesto, y resulta que no te has enterado. ¿Para quien era ese lascivo pensamiento?
Titubeó antes de afirmar que para mí.
Te crees que me chupo el dedo. No, si tarde o temprano tenía que salir. ¿Cuánto hace que la conoces? No quiero ser el hazmerreír de nadie. —Le di la espalda.

Era fácil seguir el camino que franqueaban las gotas de lluvia sobre el cristal de la ventana abierta. No podía llorar. Le presentí y me quise apartar, pero algo sucedió que no lo logré. Justo al notar cómo rozaban sus manos mi cara intentando enjugar aquellas inexistentes lágrimas, caí presa de un hondo pesar, y me derrumbé. Tuve la extraordinaria sensación de haber vivido ya todo aquello. Las gotas de lluvia, vinieron a dibujar en mi rostro la húmeda tristeza que le faltaba. Sebastián me besó mientras se deshacía pidiéndome perdón. Eso vino a reforzar la impresión y la evocación de algo, que estaba convencida que nunca fue.

Vida mía —dijo — ¿Crees en las vidas pasadas?
¿Por qué me preguntas eso? —me desconcertó su consulta. Dudé unos instantes antes de afirmarle que no.

Se alejó dejando el silencio como réplica. Aspiré profundamente la fresca intromisión de la calle, y como por arte de magia me vislumbré compartiendo un espacio desconocido; frente a mi, una anciana mujer agarraba mis manos con fuerza intentando secar las lágrimas que, de su cara, yo había recogido, apenas un segundo para retornar en mi y ver que Sebastián estaba llorando.

La lluvia nos trae aromas y recuerdos que teníamos olvidados, como pequeños dejà-vú de vidas pasadas. Siempre te he amado y siempre te amaré, algún día espero que puedas verlo.
Lo sé Sebastián, ahora ya lo sé.

CRSignes 280407

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29
Dic

Cielo y tierra

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26
Dic

The Karel Čapek Trouppe: el espectáculo más grande del mundo

Los crearon para los trabajos más ingratos, pero aquello hundió en una crisis mayor a la población humana. Por ello fueron relegados al mundo del entretenimiento.
Dudo que venga alguien. Los animales se incomodan con las permanencias cortas.
¿Y ahora los animales? ¿Por qué tanto jaleo?
La lluvia había convertido la calle en un barrizal.
RaK-EE guardó silencio. Un individuo, que se identificó como sheriff, se acercó.
¿Los permisos? Está prohibida la mendicidad, la vagancia y los espectáculos públicos. Si no se marchan esta noche emplearemos la fuerza.
Lo que más le molesto a Fra-Z-N fue que se cuestionara su trabajo. Demasiados años recorriendo mundos, ganándose hasta el último centavo con sacrificio.
¿Con quién debo hablar para ofrecer nuestro espectáculo? —Fra-Z-N había aprendido humildad.
No me han entendido, monstruos. ¡Qué se larguen!
Un mal presagio fue ver cómo los pocos carteles que habían colgado de las paredes se desprendieron por la fuerza del agua. Las fotos de la grotesca trouppe del circo de androides acabaron en el fango.
La noticia cayó como un jarro de agua fría. La lluvia retrasó la labor de los subalternos. El trabajo se complicó. El plazo no iban a poder cumplirlo.
¿En qué piensas, RaK-EE?
¿Cuántos años llevamos juntos?
No sé. ¿Muchos?
Hablo en serio.
Si no me equivoco 235 en agosto.
¿De veras no lo recuerdas?
¿A qué te refieres? Mis circuitos están repletos de datos, más bien de coordenadas, de rutas. Fui reprogramado para organizar espectáculos de animación; quizás necesite algún ajuste de memoria. No me pareció ésta una de esas colonias humana que nos rechaza. Cuéntame, ginoide mía.
Y no lo era. Durante la reconversión millones… de… de los…. los nuestros fueron des… desmantelados.
¿Qué sucede?
Con esta… es… ta… medida, los huma… humanos ahorraron millon… nes en reestructuración. ¿No te extrañó encontrarte con tan po… cos…como tú? Tuve mie… miedo y hu… í.
Pero el tiempo ha pasado.
Lo sien… to Fra-Z-N. Todo fue aut…o… mático. Por emisión de mic…croon… das, alteraron nues…tros nuestros circuítos, purgando nuestros compo… nentes, para su… su autodestrucción. Cre… o que es ta… tar…tarde para to… todos. Las radiaciones siguen encen… didas.
RaK-E-E se apagó definitivamente y Fra-Z-N apenas si logró asomarse a la ventana para ver cómo los equipos de limpieza barrían los cuerpos sin vida de sus compañeros, desperdigados por el suelo.

CRSignes 150408

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23
Dic

Estrenamos invierno

Esta mañana ha sido la más gélida desde que llegó el frío. No sé si el recién estrenado invierno nos volverá a dejar estampas tan heladas y hermosas como las que hemos vivido esta mañana aquí en San Juan de Moró, pero estaré pendiente de ello, pues imágenes como éstas vale la pena inmortalizarlas.

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22
Dic

Continuación de un juego

No me canso de comentaros que la separación, que ahora ya sentimos bien lejana e irreal -el tiempo cierto es que borra la angustia, reflotando las cosas buenas de los malos tiempos-, favoreció el intercambio creativo; era una forma de sustituir los roces físicos tan necesarios en la pareja. Cerrar los ojos y dejarse llevar por la imaginación, era como si, al hacerlo, la otra persona estuviera enfrente vaciando todo lo bueno que lleva dentro para compartirlo contigo. Quizás os suene extraño, tal vez haya que vivirlo para saber de lo que os estoy hablando, aunque haceros un favor, y si podéis evitar este mal trago, no os apartéis nunca del ser amado; y si no tenéis más remedio, que este tiempo sea lo más corto posible.

Cuando Ricardo y yo escribimos ésto (el enviaba su texto y yo contestaba enseguida intentando mantener el hilo de sus versos), aún estábamos a un año de nuestro reencuentro (realmente desconocíamos cuánto más se iba a prolongar esta tortura), encima acabábamos de separanos, después del viaje de una semana, única escapatoria que nos quedaba para estar juntos (los viajes a Cuba no son precisamente baratos), y la angustia de la cercanía rota de nuevo, hacía fluir estos versos.

DEL OTRO EXTREMO DE LA MESA DEL MUNDO, VIDA, CAMA, PÁGINA,…

Estás tú
imperceptible en el tiempo
de risa y furia... fácil
rodeada de esa magia
que ya no se encuentra
ni entre los papiros u otrora poderosos talismanes
como principio y fin de todo.
En un diván (no trono)... estás tú
dispuesta siempre a la fantasía (sexual)
a cumplimentar mis palabras
a ser mi brazo derecho (cuando mi espada descansa)
a rescatar mis pergaminos del fuego
a ser yo... si fuera necesario.

Ricardo Acevedo La Habana 10/08/05

Porque la fantasía contigo no es posible:
¡Eres real!
Me dejo arrastrar por esos sueños que nos unen.

Porque desde mi asiento:
trono, diván, tierra o nube
la tranquilidad desea ser rota por tu presencia.
Es algo que ya hiciste.
¡Repítelo pues, una y otra vez!

Porque una vez despertaste la ira de mis sentimientos,
alimentaste mi alma, conseguiste abrir en mi el camino del amor,
atrapaste el deseo y dominaste mi entrega,
¡Te amo incondicionalmente!

Los gigantes que nos oprimen
no podrán separarnos, ni acallarnos, ni demolernos,
son insignificantes comparados con el tamaño de nuestra pasión.
Dices que soy el pergamino, el amuleto...
¡Tú el único que puedes hacerlo funcionar!
¡Eres el mago que mueve los hilos!
¿Seré como los elementos y tú tendrás la magia?

CRSignes 240805

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21
Dic

Hasta aquí pudimos llegar

Hasta ahí pudimos llegar, no nos dejaron avanzar más. Eso impidió que disfrutáramos de uno de los lugares más emblemáticos y hermosos de L'Illa Grossa en las Columbretes. Estaban en obras y para evitar riesgos nos tuvimos que contentar con esta vista tan parcial y lejana de la edificación. Una pena.

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19
Dic

¡Diablo de crío!

El detenido ingresó en prisión, pasadas las cuatro de la madrugada. Realizó una confesión completa en presencia de su abogado. Durante su declaración (llena de incongruencias, afectado, sin duda, por algún tipo de shock), no cesó de jurar, que había quemado no sé qué manuscrito, legajo que según él, sobrevivía a todos los intentos de destrucción y que había encontrado en el callejón de acceso a su casa.
Venga García, el tiempo es oro. Déme un culpable. Demuestre que no es tan lerdo como dicen.

El prestigio del teniente García estaba en juego, presentaba su caso ante el imponente comisario Gómez, un tipo de trato difícil. Estaba nervioso.

La autoría de los crímenes, la muerte de los cinco inquilinos del número 9 de la calle Perales, a excepción de su hijo que no sufrió ni una magulladura, cometidos la madrugada del pasado martes 3 de junio, la corroboró al indicarnos la localización exacta del arma homicida, un cuchillo de cocina de veinticinco centímetros de hoja, que ya obra en poder de la policía científica. En su narración que, si me lo permite, calificaría de irracional e incoherente, parecía que desvivía lo vivido. Paso a leerle, textualmente, un fragmento de la misma: —el teniente tragó saliva antes de de continuar — “…Un poder irracional se apoderó de mí al recoger el manuscrito. Recuerdo haberlo quemado, ser testigo de cómo las llamas verde-azules de su alquimia maldita lo consumían. Pero al instante, encontré a mi hijo jugando con él, gesticulando de una forma demoníaca. Reconocí el rictus de su mirada, pues lo había visto en mí al recoger aquel manuscrito. Se lo arrebaté de las manos y lloró como si le hubiese robado la vida. Recuerdo haber hecho el amor con mi esposa… ¿dónde está? Y al despertar allí estaban ustedes, apuntándome con un arma. Sé que he hecho algo terrible, pero por el amor de Dios quítenle ese maldito papel a mi hijo.” Una cosa más señor. El acusado intentó convencerme de que su hijo, acabaría haciendo lo mismo que él. ¿Se lo imagina? ¡Un bebé de tres años!
Gracias García. Vaya a hacer compañía a ese niño, no tardarán en llegar los servicios sociales. Por cierto, no intente quitarle el rollito de papel que lleva en la mano, llora mucho. ¡Diablo de crío!

CRSignes 310708

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17
Dic

Y el hielo se vuelve agua

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16
Dic

El diario

Mi vida está unida al mar. A última hora de la tarde salí a pasear hasta la playa, aunque una helada brisa obligaba al retiro. Sentía un inmenso pesar; mi árida existencia, creía, había llegado a su último capítulo. Al sentarme sobre las rocas, observé en la orilla un libro apunto de ser arrastrado por las olas. Lo recogí antes de que se perdiera entre la arena y el agua. El líquido parecía haber empapado nada más que la gruesa cubierta; pero al abrirlo comprobé que la humedad dañaba también sus hojas. Decidí regresar a la fonda en dónde trabajaba; el calor del hogar podía salvarlo. Hasta aquella playa, llegaban los objetos perdidos de los barcos que se hundían. Quise descubrir su origen, parecía un diario, pero el cansancio propio del día que terminaba me obligó a retirarme, dejando el libro entreabierto apoyado frente al fuego.
Al día siguiente, emprendí las obligaciones que el trabajo me exigía, y fue casi a media mañana que recordé mi hallazgo; un brillo extraño parecía envolverlo, por un momento pensé que alguna brasa había tocado sus páginas ya secas y próximo estaba a sucumbir entre las llamas. Al girarlo, me sorprendió contemplar cómo sus letras desaparecían al tiempo que la humedad se elevaba en forma de vapor. Por una extraña cualidad, aquella tinta etérea se volatilizaba como las ganas de vivir se diluían en mi mente. La tristeza dejó paso a la angustia; un extraño fuego quemaba mis entrañas acelerando la desaparición del texto, y sólo el azar, fue responsable de que me diera cuenta de todo. Mi vida pasada, los acontecimientos recientes, incluso el paseo y el encuentro fortuito del día anterior, se hallaban allí escritos. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Debía decidir si dejar que se extinguiese el texto junto con mi vida, o devolverlo al mar confiando en que éste volviera a engullirlo, para soltarlo únicamente cuando mi tiempo llegue a su verdadero fin. Ya en la playa lancé el diario bien lejos. Nada más podía hacer.
A la mañana siguiente, el trabajo se amontonaba en la fonda, como los mendrugos de pan sobre la mesa, y yo tenía que seguir viviendo. Ahora sabía que si el mar devolvía nuevamente aquel diario, mi vida estaría próxima a terminar. Solo esperaba estar conforme con ello si volvía a ser testigo del mismo hecho.

CRSignes 281207

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15
Dic

En este frío otoño

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14
Dic

LLUVIAS de Ricardo Acevedo

Llueve sobre las estrellas

formándose charcos en espiral

hilos-vida infinita

que nos conducen siempre

a través del Tiempo

madurando mangos

limpiando calles

inundado mundos habitables

porque sus gotas son eternas

©Ricardo Acevedo E.

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14
Dic

Flor de hielo

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11
Dic

Azrael

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