23
Jun

Set the control for de heart of the sun

Over the mountain watching the watcher.
Breaking the darkness, waking the grapevine.
One inch of love is one inch of shadow
Love is the shadow that ripens the wine.
Set the controls for the heart of the sun.
The heart of the sun, the heart of the sun.
Set the control for de heart of the sun (Pink Floid)

El reloj de cuco marcó las diez, quizás ese hecho no significara nada para él, un conteo sonoro inútil para la marcación natural del universo, pero antaño sugirió toda suerte de sucesos, pautó ritmos y costumbres hoy olvidados.
Los frágiles tallos que apuntan hacia el singular cielo, buscan la luz y el calor −ahora inducido− del corazón del sol en el espacio suspendido. Se enredan en las formas metalizadas de la nave que gira al ritmo olvidado del planeta madre, para proporcionar la falsa sensación de normalidad, que reproduce las condiciones de la Borgoña francesa con la que conseguir el caldo dulce y oloroso del mejor vino de la Francia y que descansará en las bodegas de la Base Internacional NUMBER-WINE.
Se acerca la época de la cosecha
Convertido en el consuelo que proporcionaba la mejor recolección, la única con la que satisfacer a los paladares más exigentes, si bien para ello dejara resignado su vida en manos de la estrella que día a día inunda de radiaciones aquel cuerpo, que no reprochaba su destino y que pronto acabara con él.
Se cierran las puertas. La forma de loto impide que la luz traspase. Por doce horas la oscuridad que abriga los racimos, enmudece el entorno. Lejos queda el mundo básico y decadente que a punto estuvo de perder su legado: la cultura vinícola. Ahora, él brinda con su copa alzada hacia la rendija aún abierta que le muestra el astro que se aproxima.
El reloj deja escapar su pájaro delator del tiempo por once veces, mientras proyecta el color granate del caldo reposado en barricas centenarias. Siempre se preguntó cómo lograron subirlas a la nave sin alterar sus propiedades y cómo consiguieron que en su interior el buen borgoña envejeciera manteniendo las excelencias. El fuerte rojo proyectado en la pared dibuja la sombra del perfil de su rostro. La garganta le arde, el vino joven anima su espíritu, hace que su pecho se infle con el aire viciado. Su pulso se acelera.
El latido del sol deja escapar las corrientes que en ocasiones zarandean la nave, desplazándola de un rumbo prontamente corregido que evita el desastre. El corazón viviente del astro marca los tiempos infinitos que él no podrá contemplar. De nuevo y por doce veces, escucha el rítmico cuco que se aventura eterno, parece no acabar nunca. Debe recostarse y descansar.
“El amor es la sombra que madura el vino”, le dice a la sombra en la pared que él mismo proyecta y fantasea con aquel amigo que le contempla a su vez. Le invita a una copa. La locura del tiempo encontrado. “¿Por qué no?”, se pregunta a sí mismo. Cuando accedió a partir sabía de los conflictos que la soledad implica.
Su amigo desaparece, el control automático es el culpable y él decide seguir adelante.
Mirando nuevamente a la estrella que tiene enfrente, se lanza en su búsqueda, ajusta los controles hacia el corazón del sol.

CRSignes 24/07/2011

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