Me porté como quien soy, un gitano legítimo
Dedicado a Manel, Fran y Andrés por permitirme formar parte de este precioso juego
¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!
(Federico García Lorca, Son de negros 1930)
Aunque quisiera hacerse el duro, no lo era. Llevaba demasiado tiempo fuera de su Andalucía querida, y aquel viaje fue como un soplo de vida. Arropado por los suyos, admirado por todos a cuántos conocía, había desembarcado sin saber que lo que encontraría le iba a impactar tanto. En La Habana todo era sensualidad y belleza, todo era conocido. Aquellas calles, incluso sus gentes le hacían sentir como en casa. Los horizontes se agrandan para un Federico pletórico, que disfruta del aire dulce y cálido de Cuba, con aroma a palmera, café, brisa marina, y a hembra. Comenzó a sentir nostalgia de aquella tierra mucho antes de conocerla, y mucho más de abandonarla.
Lydia tenía motivos para sentirse feliz a su lado.
— Tienes que elegirlo —le dijo.
Con sensuales movimientos, la cubana se pasea frente a él. No evita el contacto, lo busca. Ha crecido una fuerte unión entre el grupo de escritores y poetas que le aguardaban, y se han estrechado los vínculos en un juego de admiración mutua, y fascinación.
— Sigue leyendo —le ruega ella.
—…En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos…
— No me conformo sólo con eso, continúa. Termínalo, te escucho. —Lydia no puede ocultar su excitación.
—…Sucia de besos y arena (Lydia le besa)
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios…
La musical esencia del poema, devuelve un rubor, años a desaparecido, a la cubana. Aquel cuerpo, abundante y altruista, toma con pasional admiración, las manos del poeta que concluye su texto.
—…Me porté como quién soy.
Como un gitano legítimo…
El ritmo de semillas secas que llega desde la calle, pone música a los últimos versos.
—...y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.
—Eres un descarado, Federico, pero te amo.
“La casada infiel”, fue uno de los poemas que marcaron la estancia de Federico en Cuba. Un poema sensual como la hermosa mujer y la tierra que se lo inspiró, y que jamás logró olvidar.
CRSignes 22/11/09
Como mis amigos Manel Aljama, Fran Rueda y Andrés Hernández (Anhermart) este texto forma parte de un homenaje que hemos querido ofrecer a la figura de Federico García Lorca, con todos nuestra admiración y respeto.
En mi particular homenaje he tomado prestado el poema La casada infiel, que pertenece al Romancero gitano, aunque realmente, por lo que he podido documentarme, es un poema anterior a su visita a Cuba, puesto que precisamente a Lydia Cabrera, a la que se lo dedica, la conoció en Madrid en uno de los viajes de la escritora cubana a España. Pero eso no le resta importancia, por el interés que le nace antes de conocer aquella tierra sus costumbres y sus gentes.
En estos enlaces encontraréis los textos que forman parte de este improvisado juego:
Manel Aljama en su blog El viajero de las letras nos ofrece el cuento Dale café, mucho café.
http://manelaljama.blogspot.com/2009/11/dale-cafe-mucho-cafe.html
Fran Rueda desde su blog ...y miro al mundo como rueda, nos obsequia con el cuento ¡Calla que vienen!
http://entrellat.blogspot.com/2009/11/foto-campo-de-olivos.html
Andrés Hernández (Amhenart)en su blog Andrés el Barbero, nos regala
Esa perturbadora ambigüedad
http://andreselbarbero.blogspot.com/2009/06/esa-perturbadora-ambiguedad.html
Disfrutadlos, merece la pena. Gracias amigos.
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