El cazador de ratas
Los roedores intentaron huir de la absorción que los elevaba en un remolino ascendente, mientras eran aspirados por la cámara de vacío. No sobrevivió ninguno.
Tenía poco tiempo y escasos recursos, necesitaba conseguir sustitutos, por lo que decidí regresar al mismo lugar.
Aquellos hombres que tan amablemente me habían recibido por la mañana, cuando me ofrecí para librarles de las ratas, parecían incómodos ante mi retorno, incluso hicieron lo posible por deshacerse de mí. Poco menos que me trataron como un adversario, un maleante No es que me importara demasiado, más bien poco, ningún vínculo tenía con aquella gente, pero no comprendía el porqué del cambio.
Fue sencillo capturar a mis presas, aunque me sorprendió que especies distintas, pudieran ser atraídas de igual modo. Mi abuela siempre decía que con la música se puede conseguir cualquier cosa. Por tercera vez en un mismo día, recorrí el camino de regreso. La niebla espesa que difuminaba el paisaje nos ocultó. Todo hubiera sido más rápido de no quedar el cortejo casi bloqueado en aquel embudo que comunicaba con la nave. Al paso de la comitiva se cerraría la compuerta. Aún no había terminado de desfilar el último de ellos, cuando desde el fondo del pasillo, escuché los gritos, casi ahogados por la distancia, de uno de ellos que había quedado rezagado.
— ¡Qué os zurzan! —Creí entender.
No me importó que no llegara, estaba tullido.
Apreté el botón que accionaba el dispositivo de absorción, y a los pocos minutos las jaulas estaban repletas.
El desacoplamiento se haría efectivo en 55 segundos, después me aguardaría un largo viaje de regreso al hogar, con tiempo suficiente para la investigación, y ¿quién sabe? Puede que incluso consiga algún premio si alguno de ellos llega vivo: son tan jóvenes.
CRSignes 110909
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