Chassé
“El verdadero bailarín dibuja en el aire con sus movimientos la música Debe ser versátil de intenciones, preciso en sus pasos y rápido de reflejos”.
Se había deslizado hasta cortar su trayectoria. Tropezando con él, cayó al suelo.
—Dame las manos.
— Disculpe, pero no le vi. —El crepúsculo había oscurecido los contornos. Como el galán de la historia le tendió las manos, pero su figura era más bien sombría.
— ¡Levántate! He venido a buscarte ¿Te ocurre algo? —Ella lloraba. — Dime lo que sientes, no temas.
— No deseo levantarme. He comprendido que estas zapatillas no están hechas para mí.
— No estoy de acuerdo contigo. Luces hermosa de todas formas.
—He cambiado, no deseo ni notoriedad ni fama, este pensamiento es ahora el más ínfimo de mis sueños, y me avergüenzo de ello.
Llevaba sin descansar demasiado tiempo, fue consciente de su castigo, sentía aún más el agotamiento, y el suelo parecía no aliviar su cansancio. Deseo arrancarse aquellas zapatillas malditas ¡ellas tenían la culpa! Tiró con fuerza de las cintas escarlata que ceñían sus pantorrillas también enrojecidas de tanto baile.
— ¿No te he comentado que estoy aquí para ayudarte? Deja que yo te las quite.
Sintió un fuerte rechazo hacia aquel ser que había aparecido de la nada deteniendo su marcha. Y mientras zarandeaba la seda encarnada infructuosamente, para quitarse el calzado, se dio cuenta de que si lo hacía el fin se precipitaba, había nacido para el baile, y bailando deseaba morir.
Apoyó las manos y las puntas de sus zapatillas sobre el piso para tomar impulso.
Con la rapidez de sus movimientos dibujó a ras de suelo una línea roja perfecta, que se fundió con el horizonte encendido del anochecer.
Por primera vez, pinceló la dirección de su trayectoria, creando la mágica impronta de su baile enloquecido, incontrolado, perpetuo.
CRSignes 070509
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