12
Feb

Junto a las sombras

Si no fuera por ella, no serías nada. Has pasado tanto tiempo observando a través de su mirada, que ese frío ojo, te ha contagiado la insensibilidad.

¿Qué podía saber aquella puta? La conocía desde hacía años, pero la intimidad compartida concluía una vez me alejaba del lecho. Tal vez aquellos golpes, que de vez en cuando le dejaba caer sobre ella, habían forzado el resquemor, y esa era su venganza.

Nunca vuelvas a cruzarte en mi camino. —Grité hacia el ventanuco desde dónde la muchacha me observaba con indiferencia. Había prescindió de sus servicios posiblemente a causa de su comentario sincero.

Solté lo que llevaba entre las manos con rabia, como quién se desprende de algo maligno, vociferando insultos hacia el objeto que desparramaba trozos sobre la acera, dejando al descubierto sus entrañas, amasijo de celuloide y metal, ahora al descubierto.
Observé mis manos desnudas. Sintiendo un vacío inexplicable. Con esa acción, ¿estaría menospreciando mi pasado? ¿Qué sería ahora del futuro? Aquella cámara había cubierto todas mis necesidades.
Aún no satisfecho pateé los restos, y a punto estuvo de perder un equilibrio ya de por sí dañado por la ingesta de alcohol y otras sustancias. Me alejé.

¿Dónde está tu alma?
¿Quién ha dicho eso?

Aquella voz, no parecía salir de ningún sitio. Era una mezcla sonora de diferentes tesituras, como si decenas de individuos me recriminaran. Miré hacia atrás refugiándome incluso de mi propia sombra.
La paranoia, parecía querer tomar posesión del cuerpo, una vez infestada mi mente inquieta y esquiva. Me estremecí. ¿Y si tenía razón?
La escasa luz se colaba por entre los restos de la cámara, velando el rollo de película que una ligera brisa agitaba, proyectando sombras alargadas y difusas sobre el pavimento y las paredes del fondo del callejón, que conformaba decenas de formas casi humanas.

Dónde has dejado tu alma.
¿Qué insinuáis? —Grité
No puedes dejarla desparramada por el suelo. Recógela.

Regresé intentando recoger los restos de mi fiel compañera. Pero a cada paso otra pieza más se desprendía, desmenuzándome. Quizás ella tenía más razón de la que pensaba, y podría haberme ayudado.

Vengo en busca de mi alma. —le hubiera dicho. — ¿Puedes ayudarme?

Pero apenas si pude alcanzar la entrada de aquel burdel.

CRSignes 071108

free b2evolution skin